En los Andes ecuatorianos surge una Pequeña Habana
Calle Ocho de Quito, Ecuador es el núcleo de la reciente inmigración cubana
en Ecuador,unas 120,000 personasque han arribado al país desde la isla en los últimos cinco años.
JIM WYSS | QUITO | ECUADOR
En “Calle Ocho”, en el barrio La Florida, un par de docenas de cubanos pasan el rato bebiendo cortaditos fuertes como el chapapote y explicando a los vecinos curiosos cómo se cocina la malanga.
Pero el volcán cubierto de nieve que asoma entre las nubes elimina cualquier idea de que la escena tenga lugar en el sur de la Florida o en el Caribe.
Cuando Cuba empezó a aflojar las restricciones a los viajes como parte de reformas económicas a mayor escala, encontró una sorpresiva asociada en esta pequeña nación andina. Ecuador es el único país en América Central y del Sur que no exige a los cubanos una visa o un permiso especial para venir de visita. Eso lo ha convertido en una atracción para aquellos que buscan un modo de salir de la isla.
Del 2009 al 2013, casi 120,000 cubanos llegaron a Ecuador, de acuerdo con las estadísticas públicas más recientes disponibles. Y se esperaba que este año llegaran casi 20,000.
Para muchos, esta nación andina es un trampolín a Estados Unidos. Para otros, es un medio de llevar dólares estadounidenses –la moneda nacional de Ecuador– de regreso a la isla. Y para algunos, este país en la zona noroeste de Sudamérica se ha convertido en su hogar.
En una pastelería cubana en el barrio de La Florida, en el área norte de Quito, un hombre que se identificó como Juan Pérez dijo que esta era la segunda vez que viajaba a Ecuador este año para trabajar en una discoteca y en la construcción. En un mes bueno, él puede ganarse entre $500 y $700.
Su meta, dijo, era ganar tanto dinero como le fuera posible durante su permiso de turista de 90 días y regresar a Cuba.
“Este es el único país al que podemos viajar libremente ahora”, dijo, señalando que incluso vociferantes aliados de Cuba tales como Venezuela y Nicaragua exigen visas. “Ecuador es una válvula de escape para nosotros”.
Existen otras opciones. Haití, Granada y St. Vincent, por ejemplo, también dan permisos de turista a los cubanos, pero no ofrecen las oportunidades laborales que da Ecuador ni el mismo acceso al resto del continente.
Presión demográfica
Richard Feinberg, profesor de economía política internacional de la Universidad de California, San Diego, y directivo de la Institución Brookings, dijo que las reformas cubanas, que fueron negociadas hace casi cinco años, son impulsadas en parte por la juventud de la isla en busca de opciones.
“Los jóvenes quieren una economía más dinámica y más oportunidades de realización personal en el siglo XXI”, dijo. “Creo que uno de los mayores impulsos detrás de las reformas económicas es precisamente eso: la frustración de los jóvenes, incluyendo los hijos y nietos de la élite política. Los líderes saben que sus descendientes están abandonando la isla, y eso es una causa de preocupación”.
La “invasión” cubana empezó en grande en el 2008, cuando el presidente socialista de Ecuador Rafael Correa reformó la Constitución. Entre los cambios, el documento promueve el “principio de ciudadanía universal” y el “libre desplazamiento de todos los habitantes del planeta”.
Lo que eso significó en la práctica es que Ecuador eliminó los requisitos de visa para todas las nacionalidades, provocando un aluvión de inmigrantes de Asia, Africa y el Caribe que vieron a Ecuador como un trampolín para el resto del continente. (El país restituyó luego las visas a 10 nacionalidades).
En el 2008, antes del cambio constitucional, los cubanos no estaban entre las 15 nacionalidades principales que viajaban al país, de modo que no eran incluidos en las cifras nacionales. El año después del cambio, sin embargo, los cubanos subieron al sexto lugar, detrás sólo de Estados Unidos, Colombia, Perú, España y Venezuela. Sólo ese año, alrededor de 27,065 cubanos entraron a Ecuador.
Ellos no siempre han sido recibidos con las puertas abiertas. En enero del 2013, al mismo tiempo que Cuba aflojaba sus regulaciones para viajar al extranjero, Ecuador empezó a exigir a los visitantes de la isla cartas de invitación.
Según muchos, esas cartas se convirtieron en una mercancía codiciada, y la gente pagaba miles de dólares por ellas. En abril, quizá en respuesta a la floreciente industria clandestina, el requisito fue eliminado.
Cyndy Corcho, de 29 años, vino con la ola inicial de inmigrantes cubanos. Llegó al país hace cuatro años, unos seis meses después que sus padres.,
“Me quedé asombrada de todo lo que tienen aquí”, dijo Corcho, quien era maestra de preescolar en la isla. “Toda esa comida, todas esas frutas, todas esas flores, nosotros no teníamos nada de eso”.
Corcho dijo que ella sabía muy poco sobre el país antes de llegar, excepto de su reputación.
“Esto era un puente”, dijo. “Esta fue nuestra única opción de salir”.
Una vez que los cubanos llegan aquí, sin embargo, encaran una carrera contra el tiempo. Cuando Corcho hizo el viaje, perdió sus derechos de residencia en Cuba –incluyendo la vivienda y la libreta de abastecimientos– después de estar ausente 12 meses. (La Habana duplicó más tarde el tiempo que se permite a los residentes permanecer en el extranjero antes de perder sus derechos).
Aquellos que no puedan conseguir residencia legal en Ecuador durante ese tiempo pueden quedarse al pairo.
“Si pasas ese período y no te has hecho legal, es como si no existieras en ninguna parte, ni aquí ni allá”, dijo Corcho.
Ella tuvo suerte. Encontró un cónyuge ecuatoriano y se hizo ciudadana legal. El matrimonio tiene ahora un restaurante en las afueras de Quito.
Pero muchos no son igualmente afortunados. Los padres de Corcho, por ejemplo, pasaron tres años en Ecuador tratando de hacerse ciudadanos legales, pero finalmente se dieron por vencidos. Acabaron tomando la traicionera ruta por tierra, atravesando como pudieron Colombia y Centroamérica antes de entrar a Estados Unidos. El Departamento de Seguridad Interna reportó que casi 134,000 cubanos habían viajado o pedido asilo a EEUU desde el 2009.
Restricción de asilo
Aun cuando Ecuador ha hecho más fácil a los cubanos venir de visita, está asimismo haciéndoles más difícil la estadía, afirmaron abogados de inmigración. El gobierno ha aumentado el control sobre los matrimonios de conveniencia e hizo más severos los requisitos para el asilo.
Los cubanos están por debajo solamente de los colombianos en pedir asilo en Ecuador. En el 2008, el país concedió estatus de refugiados a 197 cubanos. Por el contrario, en el 2013, aprobó una sola solicitud de asilo contra Cuba.
“Este país está cerrando las vías para los que buscan asilo”, dijo un abogado de derechos humanos que no quiso decir su nombre porque en la actualidad ayuda a clientes cubanos a ganar el estatus de refugiados. “Estamos viendo más de obstáculos”.
El limbo legal en que muchos acaban encontrándose arroja su sombra sobre la comunidad. Incluso en el barrio de La Florida, donde restaurantes, tiendas y peluquerías cubanas alardean con orgullo de su estirpe, muchos se muestran renuentes a hablar.
La llegada de los cubanos ha provocado además cierto rechazo.
Frente a la embajada cubana, vándalos han pintado con espray “Váyanse a su isla” además de otros insultos no aptos para ser impresos, y muchos inmigrantes se quejan de que les niegan empleo y vivienda cuando su acento los delata.
Alexandre Graña, de 42 años, y Luis Lázaro, de 44, llegaron a Ecuador en el 2012. Como pareja homosexual en Cuba, ellos dijeron que la vida se les había hecho insoportable. Contaron que las autoridades los consideraban disidentes por su activismo a favor de los derechos para los gays, y que fueron encarcelados repetidas veces. Dijeron además que recibían constantes amenazas de que se les retirarían sus medicinas para el VIH como castigo.
Aquí, ellos han podido obtener tratamiento y medicinas, y Graña ha encontrado trabajo como peluquero. Pero les han rechazado tres veces su petición de asilo, y viven bajo la amenaza constante de ser deportados a Cuba.
Los hombres están ahora solicitando asilo en Estados Unidos, pero dijeron que se les han agotado las opciones.
Aunque amigos suyos han hecho el viaje atravesando Centroamérica hasta Estados Unidos, ellos dijeron que cuesta alrededor de $9,000 y que es simplemente demasiado peligroso: existe un verdadero peligro de asalto, deportación e incluso muerte en el camino.
Al preguntársele qué harían si EEUU rechaza su petición, Graña dijo que sus opciones eran tétricas.