El Congreso da el primer paso para desmantelar el embargo a Cuba Un grupo bipartidista de senadores presenta un proyecto de ley para poner fin a las restricciones de viajes a la isla.
Los senadores Jeff Flake y Patrick Leahy, partidarios de los viajes a Cuba /
Silvia Ayuso / Washington
La batalla legislativa para acabar con el embargo comercial y económico de más de medio siglo contra Cuba está servida en Washington. Ocho senadores, demócratas y republicanos, dieron el primer paso al presentar este jueves una propuesta de ley para poner fin a todas las restricciones de viajes de estadounidenses hacia la isla. La semana próxima, un congresista republicano y otro demócrata introducirán una iniciativa paralela en la Cámara de Representantes.
“Hay apetito entre los estadounidenses por viajar a Cuba”, afirmó uno de los patrocinadores de la Ley de Libertad para Viajar a Cuba 2015, el demócrata Dick Durbin. “Eliminemos esta restricción a los estadounidenses”, instó.
La propuesta de ley ve la luz cuando se cumple una semana exacta de las primeras negociaciones oficiales bilaterales, el jueves 22 en La Habana, para el restablecimiento de las relaciones diplomáticas anunciada por los presidentes Barack Obama y Raúl Castro el 17 de diciembre.
Pero la normalización de relaciones solo será completa, reconocen tanto Washington como La Habana, cuando el embargo acabe. Y eso es algo -tal como recordó Obama en su discurso sobre el estado de la Unión, pronunciado también la semana pasada- que solo puede hacer el Congreso. Por ejemplo, el presidente demócrata ya ha flexibilizado por orden ejecutiva parte de las restricciones de viajes, pero el turismo como tal a la isla sigue estando formalmente prohibido, algo que busca acabar esta propuesta de ley que ahora inicia un largo camino legislativo.
El senador republicano Jeff Flake, uno de los coautores de la iniciativa, afirmó que con ella comienza también el camino para acabar con unas sanciones que no han funcionado.
El fin del embargo “va a llegar”, aseveró. “Acabar con todo (el embargo) va a llevar más tiempo, pero creo que la prohibición de viajes terminará muy pronto”, confió y sostuvo que el apoyo a este primer paso es “abrumador” entre la población estadounidense. Pero el respaldo a esta posición no se replica necesariamente en el Capitolio.
Cierto es que el miércoles, seis senadores republicanos -entre ellos el “presidenciable” Rand Paul- firmaron junto con Flake una carta enviada a Obama apoyando su cambio de rumbo con Cuba y prometiendo trabajar en el Congreso para “modernizar” la política estadounidense hacia la isla.
Pero un día más tarde, Flake no quiso revelar si la primera propuesta concreta en este sentido, la de eliminar las restricciones de viajes, cuenta siquiera con el apoyo del liderazgo de su partido, que tiene la mayoría en las dos cámaras del Congreso. Colegas republicanos como el senador Marco Rubio o la congresista Ileana Ros-Lehtinen, ambos de origen cubano, han denunciado como “concesión” cualquier paso que se dé hacia la isla, una posición que comparte el senador demócrata Bob Menéndez.
Esto es algo sin embargo que Flake rechazó rotundamente el jueves. “No estamos ofreciendo una concesión, lo que estamos diciendo es que los estadounidenses deberían poder viajar adonde quieran siempre y cuando ello no constituya un problema para la seguridad nacional”, señaló.
Tanto Flake como los otros promotores de la iniciativa -los demócratas Durbin, Patrick Leahy, Tom Udall y Sheldon Whitehouse, así como los republicanos Jerry Moran, John Boozman y Michael Enzi, que también firmaron la carta a Obama- son conscientes de que los cambios en Cuba no se producirán “de la noche a la mañana”.
“No hay garantías de que esto vaya a llevar democracia (a Cuba) este año o el próximo, pero creo que así es mucho más probable que se establezcan las condiciones para que la democracia llegue más rápido”, resumió Flake. “Hemos impedido los viajes y no ha funcionado. Es hora de intentar algo nuevo”.
Sobre todo, apuntó Durbin, porque EE UU está en una posición privilegiada para alentar cambios de calado en la isla. “Están solo a 90 millas de EE UU (140 kilómetros)”, recordó. “Claramente, estamos en mejores condiciones de tener un impacto en el futuro de Cuba que cualquier otra nación”.
“Aunque no suceda de la noche a la mañana, con estos intercambios, abriendo por ejemplo Cuba al mundo con Internet, vamos a ver una aceleración del debate, del intercambio de ideas. Y todas estas cosas van en interés tanto de Cuba como de EE UU”.
Los que se oponen a cualquier cambio en la isla tendrán su espacio para proclamarlo la semana próxima en el Congreso durante dos audiencias temáticas. Marco Rubio se estrena de hecho como presidente del Subcomité para el Hemisferio Occidental del Comité de Relaciones Exteriores del Senado con una audiencia el martes para “examinar los cambios de Obama a la política hacia Cuba y sus implicaciones en los derechos humanos en la isla”. Un día más tarde, el presidente del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara Baja, el también republicano Ed Royce, dedicará también una audiencia al “repentino cambio” de política hacia el “represivo régimen” cubano.