ENTREVISTA CON EDUARDO DÍAZ FLEITAS
Eduardo Díaz Fleitas en su finca.
“Soy un guajiro entrometido”
Entronque de Herradura es un pueblito en el pinareño municipio de Consolación del Sur. Llego hasta allí en busca de Eduardo Díaz Fleitas, un cubano de verbo rápido, destreza para la décima y una valentía comprobada. Estuvo entre los 75 opositores condenados durante la Primavera Negra de 2003, pero ni siquiera la larga prisión le hizo perder la sonrisa y el ingenio.
Fleitas asegura que "solo [es] un guajiro entrometido". En esta entrevista habla de su vida, de sus inicios en el activismo y de esa otra pasión que es la tierra donde trabaja desde que tiene uso de razón.
Pregunta: En otras entrevistas siempre sale a relucir su labor como opositor, pero me gustaría hablar de su historia personal. ¿Qué hacía antes de ese fatídico marzo de 2003?
Respuesta: Desde niño trabajé en el campo. Tuve que crecer rápido y estudié mecánica automotriz. Después me hice chofer y hasta manejé un ómnibus. En 1989, comencé como taxista y, más tarde, inspector de transporte. Sin embargo, en el año 1993 dejé de trabajar para el Estado al exigir que me pagaran con dólares para poder comprar en las tiendas en divisas, pues la moneda nacional no tenía ningún valor. A partir de ese año y hasta el día de hoy trabajo en la vega con mi padre.
P: ¿De dónde le llegaron los valores éticos y morales que rigen su vida?
R: Mi padre me transmitió respeto, bondad, honestidad, amor por el trabajo, espíritu de servicio y ayuda a los demás. De mi madre, campesina y ama de casa, he aprendido el esfuerzo y la entereza, así como la fidelidad y también el amor, que he visto en ellos mismos, pues están casados desde el año 1950.
P: ¿Cómo fue el proceso que le llevó a decepcionarse de un proceso político y social que desde sus inicios dijo defender al campesinado?
R: Al triunfo de la revolución pensamos, como muchos, que era algo bueno. Pero a los tres o cuatro meses empezaron a pintar mal las cosas; los fusilamientos, la tierra ya no era nuestra. El discurso andaba por un lado y la realidad por otro. Todo eso me fue despertando.
P: Pero de la inconformidad al activismo hay un largo trecho. ¿Cuándo empezó a ser públicamente un disidente?
R: En el año 1988. Desde entonces y hasta la fecha he militado en varias organizaciones opositoras y ocupado diferentes responsabilidades.
P: Durante la Primavera Negra de 2003 fue detenido junto a otros disidentes, periodistas, bibliotecarios y sindicalistas independientes. Le condenaron a 21 años de privación de libertad y estuvo casi nueve años tras las rejas. ¿Cuán dura fue la cárcel?
R: Lo que más me impactó del sistema penitenciario cubano es la inmensa crueldad con la que se trata al reo, sea este político o no. Allí eres una no persona, estás a merced de tus carceleros. Vi presos sumamente enfermos pedir atención médica y los custodios se reían en sus caras. ¡Hay que humanizar las prisiones cubanas!
También tengo que decir que la prisión me brindó la posibilidad de ver, para mi asombro, cuánta gente apoya de una manera u otra al movimiento opositor pacífico en Cuba. Nunca me sentí solo ahí adentro. El presidio me dio, además, la oportunidad de no albergar ni una gota de odio en contra de mis victimarios. En mi corazón no existe el odio ni el rencor hacia ellos.
P: Ha participado en varias iniciativas de unidad entre las fuerzas opositoras, la última de ellas el Espacio Abierto de la Sociedad Civil Cubana. ¿Cree que se pueda lograr el consenso a pesar de las diferencias?
R: Toda propuesta de ese tipo es algo excelente. Lo que sí considero fuera de cualquier justificación es la descalificación y el ataque personal entre nosotros mismos. Ese es el método que utiliza el Gobierno cubano en contra nuestra, es antidemocrático y para nada ético. Ningún activista debería caer en algo así. Debemos tener consenso en puntos mínimos y eso es lo que ha logrado Espacio Abierto y lo que hemos buscado durante años. Estoy contento de poder participar en esa iniciativa.
P: ¿Qué opina de la intención de los Gobiernos de Cuba y Estados Unidos de restablecer relaciones diplomáticas después de más de medio siglo de confrontación?
R: A partir del 17 de diciembre pasado comenzó una nueva era para Cuba. El Gobierno de Estados Unidos se ha dado cuenta de que la anterior política era un callejón sin salida y ahora se abre un sinfín de oportunidades para nuestro pueblo.
He preguntado a la gente sobre las medidas anunciadas por el Gobierno norteamericano y las ven con buenos ojos, porque significan prosperidad para el pueblo. Pero cuando les he preguntado sobre lo que piensan del Gobierno cubano ante este reto, me responden que no confían en él. Sin embargo, soy optimista. Tenemos que luchar pacíficamente por que este momento no se aborte. Hay que crear conciencia de que el diálogo es lo mejor. Creo que Estados Unidos está comprometido con nosotros y ha enfrentado inteligentemente al régimen.
Tenemos que tener valor nosotros para reclamar la democracia y que se respeten nuestros derechos. La era de cambios puede estar llegando para todos los cubanos y corresponde a todos hacerlo en armonía. Cuba tiene que volver a florecer ¡con todos y para el bien de todos!
La unanimidad no es buena. Debemos vivir en la diversidad. Pero es bueno que todos seamos unánimes cuando de ser diferentes se trate. Vaya... que mejor lo digo en verso:
Cubano,
¿por qué es que te da lo mismo
estropear tu dignidad?
Pues tanta calamidad
jamás te dará heroísmo.
Entierra ese pesimismo
que diariamente te agrede.
Levanta la voz, tú puedes
ser ejemplo de titán.
Despierta de los que están
presos en sus propias redes.