El Gobierno de Obama afirma que la isla
no cuenta ya con la “excusa” para no efectuar cambios internos
Los secretarios de Estado adjuntos Roberta Jacobson y Tom Malinowski
EE UU dice que América Latina apoya la presión a Cuba
Silvia Ayuso / Washington / EL PAÍSEstados Unidos no se engaña sobre la “naturaleza” del gobierno cubano y su falta de interés en lograr los avances democráticos y de respeto de los derechos humanos que Washington desea ver en la isla. Pero el cambio de política anunciado en diciembre por el presidente Barack Obama le ha quitado a La Habana la “excusa” usada durante medio siglo para no efectuar reformas políticas internas. Y, lo que es más importante para EE UU, está logrando que cada vez más países de la región se comprometan a presionar a la isla por las cuestiones de derechos humanos y libertades fundamentales como quiere Washington, según aseguraron altos responsables del gobierno estadounidense en la primera audiencia pública sobre el cambio de política celebrada en el Congreso.
“Estamos recibiendo señales ya de que nuestra nueva estrategia nos da más capacidad de integrar a otras naciones del hemisferio y en el mundo en la promoción del respeto de las libertades fundamentales en Cuba”, afirmó la secretaria de Estado adjunta para América Latina, Roberta Jacobson, ante el Subcomité para el Hemisferio Occidental del Senado. La alta funcionaria dirigió la primera ronda de negociaciones para normalizar las relaciones, el 21 y 22 de enero en La Habana.
En esas mismas fechas, el secretario de Estado adjunto para Democracia, Derechos Humanos y Trabajo, Tom Malinowski, encabezaba la delegación estadounidense que asistió a la asunción del presidente Evo Morales en Bolivia. Según ha revelado ahora, fue con el “propósito expreso” de aprovechar la presencia de numerosos mandatarios y altos representantes del Hemisferio Occidental para “urgirles para que se unan a nosotros para presionar al gobierno cubano en materia de derechos humanos y democracia”.
Y la respuesta, aseveró, fue “abrumadora”. “Hemos notado que hay una reacción completamente nueva en nuestras interacciones con los líderes hemisféricos cuando les pedimos que nos ayuden con los derechos humanos en Cuba, y pensamos aprovecharlo”, señaló. Algo que, agregó, está poniendo “nervioso” al gobierno de Raúl Castro, “porque ahora la presión está sobre ellos, que era el objetivo de esta estrategia”.
Que ésta tenga éxito es algo que sin embargo ningún alto funcionario del Gobierno de Obama se atreve a prometer aún. Malinowski confirmó este lunes las cifras de la oposición cubana, que calcula que en enero se produjeron más de un centenar de detenciones temporales por motivos políticos, un número más bajo que en los últimos años pero aún significativo. “Esta administración no se hace ilusiones sobre la naturaleza del Gobierno cubano”, acotó Jacobson. Pero negó rotundamente las acusaciones de los senadores críticos con el proceso de diálogo con Cuba -encabezados por el republicano Marco Rubio y el demócrata Bob Menéndez, ambos de origen cubano y con “profundas reservas” ante lo que califican un “mal acuerdo”- de que las conversaciones supongan una mera “concesión” a La Habana.
La nueva política hacia Cuba divide a los congresistas
La audiencia sirvió de hecho para constatar que los cambios de política han creado una división no necesariamente entre partidos, sino entre posiciones más allá de las formaciones políticas. La dura postura del republicano Marco Rubio frente a los cambios de política decididos por el presidente Obama recibió el respaldo explícito no necesariamente de sus colegas de bancada, sino del demócrata Bob Menéndez que, como él, es de origen cubano y un fuerte crítico de cualquier apertura hacia la isla. Por el contrario, el republicano Jeff Flake, sentado en el mismo comité que preside Rubio, se distanció en sus declaraciones de la posición del senador por Florida, como ya lo ha hecho legislativamente.
“No estamos de acuerdo en este tema”, subrayó Flake ante su colega de partido. Flake es el patrocinador de una propuesta de ley bipartidista presentada la semana pasada que pretende levantar todas las restricciones que aún pesan para que los estadounidenses viajen libremente hacia la isla. Además, firmó una carta de apoyo a las medidas de Obama que cuenta con la rúbrica de otros prominentes republicanos como el “presidenciable” Rand Paul.
Jacobson confirmó ante los legisladores que la próxima ronda de negociaciones con Cuba tendrá lugar este mismo mes, probablemente en Washington. No obstante, advirtió de que el proceso de normalización total de las relaciones va a llevar “años” y que el restablecimiento de relaciones diplomáticas no es más que “el primer paso”.
Miriam Leiva: No se debe perder la oportunidad abierta en Cuba
Miriam Leiva es enjuta y a veces titubea a la hora de expresarse en inglés. Pero la voz de una de las disidentes más conocidas de Cuba no tembló cuando este martes afirmó, ante una audiencia del Senado de Estados Unidos, que Washington no puede dejar escapar la oportunidad abierta en la isla con el anuncio de la normalización de relaciones tras 50 años de política de aislamiento.
“Hay ahora una oportunidad única para ayudar al pueblo cubano y no debe desperdiciarse”, instó en su primera alocución en directo ante una comisión del Senado norteamericano.
Antes de su esperada intervención, junto con los también disidentes cubanos Manuel Cuesta Morúa, que apoya su posición favorable al cambio de política decidido por el presidente Obama, y Rosa María Payá y Berta Soler, más escépticas con la nueva estrategia hacia La Habana, Leiva había asegurado que el pueblo cubano está “muy contento y esperanzado” con esta nueva situación que no se debe dejar pasar.
“Estamos en el momento más importante de Cuba, que no podemos perder, en los próximos cuatro años se preparan los cambios y hay una mayor oportunidad de tener una mayor participación de la sociedad civil y el pueblo cubano”, dijo en un encuentro con periodistas previo a la sesión parlamentaria.
“Este es el momento de definición, hay que tener la mente muy abierta, es una época de retos y amenazas, pero también de esperanza y oportunidad”, insistió.
Para Cuesta Morúa, el cambio de política de EE UU no garantiza la llegada de la libertad a la isla. Eso, subrayó, es “cuestión exclusiva de los cubanos”. Dicho lo cual, señaló ante los senadores, “esta nueva política nos brinda mejores opciones para obtenerla por nosotros mismos”.
La hija del fallecido disidente Oswaldo Payá subrayó por su parte la importancia de que en el proceso de apertura tenga un espacio de participación la sociedad cubana, mientras que Soler reiteró la demanda de que Cuba liberte a todos los presos políticos sin excepciones, reconozca a la sociedad civil, elimine la penalización de la libertad de expresión y permita elecciones libres.