“The Imitation Game”(Descifrando Enigma), la película inspirada en el científico Alan Turing tuvo realmente poca suerte en el Oscar, pero fue protagonista de uno de los momentos más emotivos gracias a su guionista Graham Moore, quien tras recibir la estatuilla por Guión Mejor Adaptado ofreció un hermoso discurso a favor de la diversidad sexual, a favor de la libertad, a favor del ser como uno quiere ser al margen del mundo y de las críticas.
Posteriormente, Moore –que no es gay, para los que se apuraron en decir que era homosexual como Turing–ha sido celebrado (vaya, ironía) por contar al mundo que a los 16 años quiso matarse, pero resistió, un mensaje poco habitual entre las luces de la Academia.
En un mundo donde se celebra a los suicidas frustrados o a los que sobrevivieron para contarlo, realmente sí es una suerte que Moore esté con nosotros porque su guión –con errores para muchos– ha permitido conocer la historia de un científico que muchos tenían olvidada, encarpetada o simplemente no conocían. El valor de Moore está en sus sentimientos como escritor, en su valor ante la gran audiencia que se congregó el domingo, y en hacer un Turing cercano a las mayorías. Y Moore es un tipo de carne y hueso, algo que a veces desconocemos de los guionistas. En diálogo con BuzzFeed, Moore (1981) dijo que no era gay, pero había conocido la depresión, había tocado fondo y que al igual que Turing se sintió bicho raro, lo cual lo atrajo tanto de Turing.
“Alan Turing nunca pudo pararse frente a un público. Cuando yo tenía 16 años traté de suicidarme porque me sentía raro y diferente y que no pertenecía. Y ahora estoy aquí. Quisiera tomar este momento para decirle a este niño que se siente raro y diferente que se mantenga raro y diferente”.
Este discurso ha motivado que los defensores de la causa gay impulsen una petición para que el gobierno perdone a otros 49 mil hombres condenados en virtud de las leyes contra la sodomía de Gran Bretaña, como informa The Washington Post.
La petición, que encontramos en Change,org. recuerda que si bien Turing fue indultado en 2013, otros hombres continuaron ‘marcados’ por ser gays. La familia de Turing se ha sumado a la campaña.
Nevil Hunt, sobrino nieto de Turing, y Rachel Barnes, sobrina nieta, así como su hijo Thomas, opinaron que es justo y equitativo que todos los que fueron condenado en virtud de la ley de indecencia grave reciban perdón “Es ilógico que mi tío abuelo haya sido el único en ser indultado cuando tantos fueron condenados por el mismo delito Estoy seguro de que Alan Turing también habría querido la justicia para todos”, dijo uno de los familiares, citado por The Independent.
LA FALTA DE TEMÁTICA GAY
Morten Tyldum, director de The Imitation Game ha defendido la falta de una historia gay en la película biográfica de Alan Turing. En su opinión, no habría enriquecido la película. Este tema ha generado cierta polémica. Para algunos críticos, el filme se detiene demasiado en el romance entre el científico y Joan Clarke, quien existió y estuvo prometida con Turing, pero siempre supo que su “novio” era gay. Turing no se preocupó de ocultarlo. “Hicimos varias cosas juntos, fuimos al cine y tal –contó en una entrevista para un documental de la BBC en 1992– pero ciertamente fue una sorpresa cuando me dijo: ‘¿Podrías considerar el casarte conmigo?'”.
La película sobre el famoso criptógrafo británico, que descifró el código Enigma y ayudó a poner fin a la Segunda Guerra Mundial, toca brevemente a la homosexualidad de Turing y los flashbacks de un flechazo sobre un compañero de escuela.
El director descartó que se haya eliminado el tema gay para no ofender a la familia o a alguien en especial. Simplemente no encontraron personajes que reforzaran la historia.
Uno de los momentos más duros de la película es ver al genio abatido por el tratamiento por hormonas, deprimido y sin fuerzas. En el libro “Contra el rebaño digital, un manifiesto” del experto en informática Jaron Lanier, él lo describe mejor que en la película:
“El suicidio de Turing es un tema delicado en los círculos informáticos. Hay una cierta aversión de hablar del tema porque no queremos que nuestro padre fundador parezca una celebrity mediática y su recuerdo se vea trivializado por los aspectos sensacionalistas de su muerte”
“Las autoridades británicas, creyendo que actuaban de la forma más compasiva, lo obligaron a someterse a un dudoso tratamiento médico que se suponía debía corregir su homosexualidad. El tratamiento, por extraño que parezca, consistía en inyectarle enormes dosis de hormonas de mujer”.
Lanier cuenta que cuando a Turing le crecieron los pechos y desarrolló otras características femeninas, cayó en una profunda depresión. “Se suicidó en su laboratorio comiéndose una manzana que él mismo roció con cianuro. Poco antes de su muerte, presentó al mundo una idea espiritual que debe ser valorada al margen de sus logros técnicos. Se trata del famoso test de Turing. La aparición de una idea espiritual verdaderamente nueva es algo muy poco común, y el hecho de que Turing diera con una es otro ejemplo de su genio”.
“Turing dio a conocer su nueva propuesta bajo la forma de su experimento mental, basado en un popular juego de salón victoriano. Un hombre y una mujer se esconden, y un juez debe determinar quién es quién basándose únicamente en los textos de las notas que se pasan de uno a otro. Turing sustituyó a la mujer por un ordenador. ¿Puede el juez saber quién es el hombre? En caso de que no, ¿es el ordenador consciente? ¿Inteligente acaso? ¿Merece igualdad de derecho?”.
A los 41 años, el 7 de junio de 1954, Alan Turing le puso fin a sus sufrimientos. Se mató.
Y ahora todos hablan de él. El próximo año, no sabemos. Esperemos que esta película –que sus más fieles admiradores critican por no hacerle justicia–sirva para que el mundo conozca la injusticia que sufrió este genio. Y hay que seguir hablando de Turing. Hay que seguir explorando su vida, hay que seguir conociéndolo. Su vida y su obra no son capítulos cerrados. No deberían.
Sí, Turing era un chico diferente. Como trató de describirlo Moore. Por esos chicos diferentes, por esos Turing, por esos Moore, hay que seguir escribiendo de ellos.