EEUU perpetúa a los Castro'
Andy García, que protagoniza 'Enamorarse', lamenta la "trampa" del 'deshielo' con Cuba
Feliz Fin de Semana para todo@s donde quiera que esten Cuba Eterna
Por Luis Martínez
La noticia detuvo el aliento de medio mundo hace apenas tres meses."Estados Unidos volverá a tener embajada en Cuba", escupían las agencias de medio mundo al ritmo nervioso de los teletipos de antes. Algunos aseguraron escuchar aún el tecleo enfebrecido del télex. No en balde, el texto conservaba el aroma de noticia antigua. La foto se detenía en los rostros felices de Barack Obama y Raúl Castro. Una instantánea para la Historia. Andy García (La Habana, 1956) no se alegró. Ni un poco. Ni siquiera ante la posibilidad cierta de volver a la isla de la que salió con dos años y medio y a la que nunca ha vuelto. "No conviene engañarse", dice al teléfono desde Los Ángeles, toma aire y, casi sin respirar, deja transparente su postura: "En Cuba, el embargo más grande que existe no es el americano, sino el de los derechos humanos. Ahora mismo, con la libertad de viajar y ese amago de apertura económica, cualquier dinero que entra a Cuba le cae en las manos al régimen de Castro. El supuesto deshielo sólo sirve para financiarlo y el papel de Estados Unidos ha sido un error. Mientras más se fortalezca el régimen más represión va a haber. Estados Unidos perpetúa a los Castro".
Originalmente, la conversación tendría que versar de cine. Así lo dicta el hábito. Andy García estrena mañana mismo la comedia romántica 'Enamorarse', dirigida por Adam Rodgers y de la que él es protagonista además de productor, y es lo que toca. Pero no dura mucho. Lo intentamos, eso sí. Cuenta que lo que le llamó la atención del guión la primera vez que cayó en sus manos fue la posibilidad que le daba de alejarse de su propia imagen. "Siempre he sido amante de la comedia. Pero los caminos de un actor son extraños. Al final, la gente te asocia al personaje que ama y es eso lo que te exige. Pero si me preguntas por mis actores preferidos, ahí están Buster Keaton, Jacques Tati, Harold Lloyd y Charles Chaplin. Es más, arranqué en el teatro haciendo comedia. No voy a ser un mafioso toda la vida", dice con gesto ensayado. Añade que la vocación por enfrentarse a sí mismo y a lo que el destino le reserva le viene de lejos. "Soy un actor, no un actor hispano. Odio los apellidos. Y esto ha sido una lucha constante toda mi vida. Nunca se acaba. No quiero que me encarcelen en una esquina. Soy cubano-americano, ésa es mi cultura y nunca la he negado. De ahí viene mi fuerza. Pero yo no estudié para ser sólo cubano, yo estudié a Shakespeare, la comedia francesa... González Iñárritu, por ejemplo, es un gran director. Y además es mexicano, pero él es director", concluye convencido.
-¿Qué significa entonces Cuba para usted?
-Yo vivo con Cuba todos los días. Es mi cultura y sufro día a día lo que pasa allí. Rezo todos los días por la libertad de Cuba. Cuba está muy dentro de mí. Es la esencia de quien yo soy. Mi acento es puramente cubano, no tengo ni rastro de eso que ustedes llaman acento español.
Y llegados a este punto, vuelta a empezar. "Lo que tiene que acabar es el régimen de Castro. Pese a todo lo que está pasando ahora, soy optimista. Poco a poco, se está levantando una sintonía entre los de dentro y los disidentes de fuera. Recientemente he recibido una canción protesta hecha en la isla pidiendo la libertad de un preso político. El coraje del pueblo cubano se muestra cada segundo y tengo claro que un día de estos esta pesadilla se va a acabar. No olvidemos que hablamos de la dictadura que más ha durado en la historia. Parece como si el mundo no recordara que en el manifiesto de la revolución cubana la idea original era establecer una democracia plural. Ha sido un engaño desde el principio y el mundo tiene que reconocerlo". Queda claro.
Cuesta, pero al final, y pese al ruido de la actualidad y los teletipos de antes, hay tiempo para hablar de una carrera que desde que estallara en 1987 gracias al papel de 'Los intocables', de Brian de Palma, ha conocido de todo. Pocos actores ha dado Hollywood tan prolíficos. "Yo nací al cine de la mano de todo lo que ocurrió en los 70. En mi ADN figuran títulos como 'Malas calles' o 'Cowboy de medianoche'. En aquel tiempo, eran los grandes estudios los que se arriesgaban, los que producían arte. Por eso, cuando en 1986 tuve la oportunidad de trabajar con Hal Ashby o unos años después pude participar en la tercera entrega de 'El padrino', me sentí realmente en el centro de todo, me sentí realmente bien. Con esto no quiero decir que Ridley Scott no fuera importante, pero es diferente...».
-¿Cree que Hollywood jamás volverá a esos tiempos?
-Hay mucho talento aún. Pero lo que ha cambiado es que ahora el buen cine lo hacen las productoras independientes, no las grandes. Lo importante es que se haga. Cuando este año vi Whiplash, de repente me di cuenta de que hay esperanza. No todo está perdido.
Para cuando acaba la conversación, García insiste: "Sólo he vuelto una vez a Guantánamo... Tiene que acabarse". Pues eso.