El debut de Cuba y su nueva era con
EE UU hacen de Panamá una cita histórica
Cuba asistirá por primera vez en Panamá a una Cumbre de las Américas, un "debut" histórico que servirá para certificar la nueva etapa de acercamiento entre la isla y Estados Unidos con la presencia de los presidentes respectivos, Raúl Castro y Barack Obama, en ese foro continental.
La imagen de Obama y Castro juntos es la fotografía más esperada de la VII Cumbre de las Américas los próximos 10 y 11 de abril, a punto de cumplirse cuatro meses del 17D, el día en que la potencia norteamericana y la isla comunista pusieron fin a más de medio siglo de enemistad con el anuncio del restablecimiento de sus relaciones diplomáticas.
Cuba no ha participado nunca en estas cumbres que reúnen desde 1994 a los mandatarios de los países que integran la Organización de Estados Americanos (OEA), organismo que suspendió a la isla de su seno en 1962 y que revocó esa decisión en 2009, si bien el país caribeño no ha solicitado el reingreso.
Precisamente por su ausencia, Cuba ha cobrado un papel protagonista en las últimas ediciones de estos cónclaves, sobre todo en la última, la de Cartagena de Indias (Colombia) de 2012, cuando todos los asistentes, excepto Estados Unidos y Canadá, defendieron que no podía haber otra Cumbre de las Américas sin La Habana.
Así ha sido y Cuba irá en Panamá representada al más alto nivel, en proceso de "reconciliación" con Estados Unidos, y para expresar sus posiciones "con sinceridad y respeto por todos los jefes de estado y de gobierno sin excepción", según dijo Raúl Castro en diciembre cuando anunció su asistencia a la cita.
Su presencia en el foro continental tiene que ver también con la progresiva reinserción regional de Cuba en los últimos años, tal y como recordó el presidente cubano al agradecer el "sólido y unánime" consenso de América Latina y el Caribe en contra de la exclusión de la isla.
Es previsible que la Cumbre de Panamá se convierta en un foro de celebración del acercamiento Cuba-Estados Unidos pero la "foto del deshielo", la de Castro y Obama, corre el riesgo de quedar desenfocada por la escalada de tensión entre Washington y Venezuela, el principal aliado político de la isla.
La crisis suscitada por la decisión de Obama de declarar a Venezuela como una "amenaza" para Estados Unidos enrarece el ambiente de la Cumbre y pone a Cuba en una situación delicada, aunque expertos consultados por Efe creen que el episodio no afecta en lo sustancial el diálogo entre La Habana y Washington.
No faltan quienes opinan que la isla podría incluso contribuir a rebajar la crispación entre Caracas y Washington durante la cita de Panamá.
"Paradójicamente, podría ser que Cuba de alguna manera ejerza una influencia positiva. Cuba no va a ceder en el tema de Venezuela ni va a hacer concesiones, pero sí puede contribuir a que todo se discuta en un plano menos crispado (...) No estaría bien que Cuba vaya a su primera cumbre (de las Américas) y termine mal", opina el analista y exdiplomático cubano Carlos Alzugaray.
Otro experto, el académico cubanoestadounidense Arturo López-Levy, coincide en que Cuba "puede tener una postura de buenos oficios" en la crisis entre Caracas y Washington, aunque en todo caso sería de forma no pública ni explícita.
"El tema venezolano no detiene el proceso (entre Cuba y Estados Unidos) porque hay voluntad de ambas partes de avanzar, pero supone un elemento de distracción que puede aminorar la velocidad o dilatarlo", advierte López-Levy.
Otra de las expectativas que se abren con el estreno de Cuba en la cita de Panamá es si podría ser el paso previo a su reintegración en la OEA, un objetivo expresado por el nuevo secretario general de la organización, Luis Almagro, quien se ha comprometido a impulsar una "nueva agenda de diálogo" con la isla.
En numerosas ocasiones Cuba ha expresado su rechazo a integrarse de nuevo en la OEA y tradicionalmente ha sido muy crítica con la organización, pero se desconoce si su posición ha evolucionado con el nuevo escenario de relaciones con Estados Unidos.
"Un problema que se le plantea a la política exterior cubana es pasar de la denuncia al anuncio. Hoy el sistema interamericano aparece ante Cuba como una oportunidad y como un reto", opina López-Levy.
Una posibilidad, según este experto, es que Cuba se vaya incorporando al sistema interamericano progresivamente y en determinadas áreas como la cooperación antiterrorista o en instancias como los institutos panamericanos de Agricultura o de Geografía e Historia.
"Es muy difícil pensar que Cuba pueda incorporarse de lleno al sistema interamericano en esta Cumbre de las Américas pero puede dar un paso sustantivo en ese sentido. SiCuba ingresa a algunos órganos del sistema interamericano yo no me sorprendería pero si no lo hace tampoco", indicó el académico.
Para Alzugaray, Cuba tiene argumentos a favor y en contra para replantearse su posición respecto a la OEA. "A favor es que es un espacio de negociación donde están Latinoamérica y Estados Unidos y resulta conveniente estar en este área. Pero otro razonamiento es que la OEA es una organización que está en crisis", apuntó.