De Panamá a Panamá: la historia de 3 encuentros de Cuba y EEUU
Por Esther Mucientes -
La VII Cumbre de las Américas dejó este sábado una imagen para la Historia: el apretón de manos casi 60 años después entre un presidente estadounidense y su homólogo cubano. Barack Obama yRaúl Castro sellaban así el comienzo de una vida de desencuentros, críticas, ataques y daños que parecían irreparables hace tan sólo unas horas.
En palabras del propio Obama tras su encuentro con Castro, Cuba "ya no es una amenaza para EEUU. La Guerra Fría ha terminado". Un acercamiento y unas palabras que no se veían ni se escuchaban desde julio de 1956 cuando se produjo el primer apretón de manos entre los mandatarios de los dos países.
1956: Batista y Eisenhower
En aquel entonces la foto la protagonizaron Fulgencio Batista(presidente cubano hasta su derrocamiento en 1959) y el presidente estadounidense Dwight S. Eisenhower. El lugar elegido el mismo que eligieron este sábado Obama y Castro: la Cumbre de las Américas.
El dictador Batista y Eisenhower
Aquel primer encuentro panameño entre una veintena de presidentes del continente fue definido como "la madre de las Cumbres de las Américas".
Batista llegaba respaldado por las urnas. Tras su golpe de Estado en 1952, Batista convocaría elecciones en 1954 logrando una amplía victoria tras la retirada de la oposición. De cara a EEUU, el presidente cubano ya no era un dictador si no un mandatario respaldado por el voto del pueblo cubano.
De hecho, el Gobierno de Batista se ganó a pulso el respeto de EEUU, sobre todo, al mantener los derechos de la industria estadounidense y el comercio cubano. Como declararía años después el embajador de EEUU en Cuba en aquellos años, Arthur Gardner,: "Batista se había inclinado siempre hacia Estados Unidos. No creo que hayamos tenido un mejor amigo". Así, con esta premisa, no era de extrañar que Eisenhower tendiera la mano a Cuba y a su presidente.
Aquella primera Cumbre de las Américas (20-22 de julio de 1956) dejó una declaración de intenciones que hoy, después de lo que ha traído consigo la Historia de los dos países parece sorprendente. La Declaración de Panamá contempló cinco puntos, y de alguna manera se hizo eco de los problemas mundiales. El primero decía así: "El destino de América es desarrollar una civilización que haga reales y efectivos el concepto de la libertad humana, el principio de que el Estado existe para servir y no para dominar al hombre, el anhelo de que la humanidad alcance niveles superiores en su evolución espiritual y material, y el postulado de que todas las naciones pueden vivir en paz".
Otro de sus puntos se refirió a la cooperación entre naciones soberanas y a la paz entre los Estados: "El éxito de la Organización de los Estados Americanos, garantía de paz entre los Estados Miembros y de seguridad para el continente, demuestra también lo que puede obtener, en los distintos aspectos de la vida internacional,una leal cooperación entre naciones soberanas, y nos inspira la decisión de robustecer los organismos interamericanos y sus actividades".
Y por último el anhelo de una "América unida, fuerte y generosa no solo ha de promover el bienestar del continente sino que habrá de contribuir a lograr para el mundo los beneficios de una pazfundada en la justicia y en la libertad, que permita a todos los pueblos, sin distinción de raza o credo, trabajar con honor y fe en el porvenir".
Palabras que se llevó el viento. La corrupción del Gobierno de Batista, junto con el repliegue a los deseos de EEUU provocaron que Batista fuera derrocado tres años después por una Revolución liderada por Fidel Castro que tuvo entre sus primeras medidas la promulgación de una reforma agraria, que provocaría meses después la rotura de las relaciones diplomáticas con EEUU. Dicha ley produjo contragolpes desde la Casa Blanca como la suspensión de la cuota azucarera cubana en el mercado preferencial estadounidense, considerada la primera acción importante en la guerra económica contra la isla.
1959: Castro y Nixon
Sin embargo, antes de que el castillo de naipes creado por Batista y Eisenhower se derrumbara, el líder de la Revolución, Fidel Castro, y el vicepresidente y más tarde presidente de los EEUU, Richard Nixon, también protagonizaron el segundo encuentro de los dos países.
El dictador Castro y Nixon
Un encuentro que, aunque también tuvo su apretón de manos,escondía otras intenciones. La reunión se produjo en Washington.EEUU quería conocer de primera mano las intenciones de una Revolución que amenazaba muy directamente los intereses estadounidense. Al igual que el anterior encuentro hubo también la foto de la cordialidad con un Fidel vestido con su uniforme verde de soldado, pero ya no iba a ver buenos deseos. Ese apretón de manos dio el pistoletazo de salida para congelar las relaciones cubano-estadounidenses.
Tras conversar con Fidel Castro durante la visita de este a Estados Unidos en 1959, Nixon recomendó inmediatamente que el líder cubano fuera derrocado por cualquier medio. Y es que la reforma de la Ley Agraria, en primer lugar, el carácter socialista de la Revolución y los ataques verbales a EEUU, sembraron la semilla de la desconfianza y el odio.
Fidel recordaría así en una de sus 'Reflexiones' su encuentro con Nixon: "En fecha tan temprana como el mes de abril de 1959 (el día 19) (Batista había sido derrocado el 1 de enero) visité Estados Unidos invitado por el Club de Prensa de Washington. Nixon se dignó recibirme en su oficina particular... No era un militante clandestino del Partido Comunista, como Nixon con su mirada pícara y escudriñadora llegó a pensar. Si algo puedo asegurar, y lo descubrí en la Universidad, es que fui primero comunista utópico y después un socialista radical, en virtud de mis propios análisis y estudios, y dispuesto a luchar con estrategia y táctica adecuadas.
"Mi único reparo al hablar con Nixon era la repugnancia a explicar con franqueza mi pensamiento a un vicepresidente y probable futuro Presidente de Estados Unidos, experto en concepciones económicas y métodos imperiales de gobierno en los que hacía rato yo no creía."
Según contó el líder de la Revolución cubana al periódico Granma, en su encuentro con Nixon le habló "con mucha franqueza" de como se veía en Cuba la situación del país y las medidas que pensaba a adoptar. Fidel explicó que el vicepresidente estadounidense se mostró animoso y sin discutir nada escuchó todo lo que Fidel tenía que decirle. Sin embargo, Nixon sacó sus propias conclusiones, y el silencio de aquella reunión se convirtió poco después en un intento por invadir la isla con la operación conocida como 'Playa Girón'.
En un documento desclasificado Nixon se refirió a Fidel como un hombre con unas cualidades indefinibles que "lo hacen ser líder de los hombres". Asimismo, se mostró cauto y desconfiado asegurando que "no debemos considerarlo, ilusioramente, como un rebelde furibundo al estilo de Bolívar por lo cual hay que obrar en consecuencia. Pero como tiene el poder de liderazgo al que me he referido, lo único que pudiéramos hacer es al menos tratar de orientarlo hacia el rumbo correcto", explicó Nixon en su primer libro 'Six Crises'.
Siete meses después de aquel encuentro, las recomendaciones de Nixon llevaron a Eisenhower a tomar la decisión de derrocar a Fidel.Nixon consideraba que Fidel representaba un obstáculo para la política de EEUU y que era necesario apartarle del camino.
La ruptura de relaciones diplomáticas con Cuba, el 3 de enero de 1961, la invasión de 1.500 hombres en abril de ese mismo año por la bahía de Cochinos y más tarde el bloqueo formaron parte de la política de la administración de los presidentes de la época.
2015: Castro-Obama
Hasta el 11 de abril de 2015 en la VII Cumbre de las Américas. Sin Fidel en el escenario político, con Raúl Castro como presidente y con Barack Obama al frente de la Administración estadounidense llegaría por fin la fotografía que más se esperaba desde hace casi seis décadas.
El dictador Castro-Obama
Obama y Castro se estrechaban la mano en un breve encuentrofrente a la atenta y esperanzada mirada del Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, y el canciller cubano, Bruno Rodríguez. Un apretón que daba el pistoletazo de salida para el deshielo de las relaciones entre ambos países y que tendría su culminación un día después con la reunión de más de una hora entre ambos mandatarios.
La Historia volvía a darse la vuelta. Y donde reinó el odio surgía la cordialidad y la autocrítica. Obama, por un lado, daba por terminado el último reducto de la Guerra Fría. "Mi mensaje es: la Guerra Fría ya pasó. Nuestros gobiernos seguirán teniendo diferencias, pero seguiremos trabajando para restablecer las relaciones diplomáticas y abrir las embajadas (en ambas capitales)", dijo Obama en conferencia de prensa en Panamá, después del histórico encuentro.
"Ahora estamos en condiciones de avanzar en el camino hacia el futuro", afirmó Obama, quien ve factible que, con el tiempo, su país y la isla puedan pasar página a su "complicada" historia y "desarrollar una nueva relación". Cuba "no es una amenaza para Estados Unidos", ni el objetivo es un "cambio de régimen", destacó un Obama "cautelosamente optimista" con el progreso de las negociaciones para la normalización bilateral.
Por su parte, Raúl Castro aceptaba el capote tendido por Obama y no dudó en calificar de "honesto" al actual presidente de EEUU y hasta lo eximió de la responsabilidad de la política hacia Cuba desarrollada por los diez gobernantes que han precedido a Obama.
"Nuestro reconocimiento por su valiente decisión de involucrarse en un debate con el Congreso de su país para ponerle fin", señaló el presidente cubano.
Esos elogios no impidieron a Raúl Castro aprovechar su intercambio con Obama para advertirle que es "esencial" que EEUU acabe con el embargo contra Cuba para avanzar en la normalización de relaciones. El fin del embargo que vive la isla sería la culminación de la normalización entre los dos países.