Por qué la gente va a la Plaza?
Primero de Mayo, La Habana.
"La gente sí va al Primero de Mayo", dice un trabajador del Polo Científico que prefirió no dar más datos, "lo que no por lo que cuentan en la televisión".
Y agrega: "A mí no me interesa el viaje a México de la semana que viene, pero si Maritza dice que no quiere ir al desfile, ¿qué tú crees que le puede pasar? Deja de ser confiable y no viaja".
Como tiene experiencia en otros centros de investigación cuenta: "¿Tú crees que los del Polo Científico que ganan 2.000 pesos se van a marcar? Claro que ellos van y no importan que el sindicato no les funcione o que ese debiera ser un día para festejar".
En el Banco Metropolitano de Galiano dice una de sus trabajadoras: "Normalmente, si faltamos una sola vez al trabajo nos quitan la estimulación en divisa y el Primero de Mayo es un día laborable. Así que no hay pretexto".
"En el ICRT todo es más sencillo", dice una asesora de dramatizado. "Aquí los únicos que están obligados a ir son los directivos porque pertenecen o responden al Comité Central. El resto de los trabajadores pueden escurrir el bulto."
En Educación la coacción tiene un matiz más ideológico. Sus guaguas salen del Municipio de Educación o de puntos muy específicos. Se llevan listados de los asistentes y se pasa lista a la hora de subir a la guagua.
"Si faltamos, depende de lo que el director de la escuela a la que uno pertenezca quiera reportar. Si te toca uno cuadrao, aguántate", asegura una maestra a la vuelta del desfile.
Algo parecido sucede con los estudiantes de Medicina de la Facultad del Calixto García, que han asumido la tarea como si la Plaza de la Revolución les hiciera camino para la playa.
"Como el escalafón es por integralidad, no ir al Primero de Mayo nos influye en el escalafón. Y por supuesto, al final, nos influye en la ubicación laboral", afirma uno de ellos.
Los trabajadores de CIMEX que trabajan en el centro comercial de Carlos III deben reincorporarse a su trabajo después de haber desfilado. "Pero si no me da la gana de querer ir al desfile, me quitan la divisa del día, el menudo que te dan de almuerzo, como si no hubiera venido a trabajar", comenta una tendera del departamento de perfumería.
"Si tú no quieres ir, vas y le dices al jefe. Mira fulano, yo no quiero ni 'esto' ni lo 'otro' y ya, no vienes al desfile", dice un hombre identificado con un pulóver de la cadena hotelera Iberostar a modo de chanza.
"Esto" y lo "otro" son la estimulación de fin de mes y la divisa del almuerzo.
A lo que le respondió otro con un pulover similar: "No es para tanto, pero tú sabes que yo llevo dos meses nada más aquí y si no vengo, me marco".
El día 30 de abril, los bares, so pena de multa, debieron cerrar sus puertas en horario nocturno. "La ciudad parecía en toque de queda. Si todos vamos a la Plaza, ¿cómo es eso de que algunos querramos festejar el día antes?", pregunta el dueño de un bar que ironiza, pero teme dar su nombre "para no marcarse demasiado"
Y analiza: "Yo veo como algunos cuentapropistas van al desfile. Y los entiendo, mucha de esa gente viene de trabajar para el Estado y están un poco adoctrinados, entonces, con cualquier cuento que les metan, ceden. Pero si a mí nadie me da nada para levantar mi negocio, ¿cómo, con qué, y quién me va a decir que vaya al desfile?"