Por Iván García | La Habana, Cuba | Especial para Diario Las Américas
En una prisión de máxima seguridad en Texas, a 1.500 kilómetros de Cuba, Ana Belén Montes, exanalista de inteligencia militar del Pentágono, lleva doce años encerrada con algunas de las mujeres más peligrosas de Estados Unidos.
Ha compartido celda con una perturbada ama de casa que estranguló a una mujer embarazada para quedarse con el bebé, una enfermera que mató a cuatro pacientes y una seguidora de Charles Manson que intentó asesinar al presidente Gerald Ford.
La antigua niña prodigio del Departamento de Defensa
Según un reportaje escrito en 2013 por Jim Popkin, la vida en una dura cárcel de Texas no ha ablandado a la antigua niña prodigio del Departamento de Defensa. Años después de que la atraparan espiando para Cuba, Montes mantiene su actitud desafiante. “No me gusta nada estar en prisión, pero hay ciertas cosas en la vida por las que merece la pena ir a la cárcel”, escribe Montes en una carta de 14 páginas a un familiar. “O por las que merece la pena suicidarse después de hacerlas, para no tener que pasar todo ese tiempo en la cárcel”.
Audaces actos de traición
Ana Belén, como en otro tiempo Aldrich Ames y Robert Hansen, sorprendió a los servicios de inteligencia con sus audaces actos de traición. De día, era una atildada funcionaria GS-14 en un cubículo del organismo de inteligencia de la Defensa. De noche, trabajaba para Fidel Castro, conectada a la radio por onda corta para recibir mensajes cifrados que luego transmitía a sus contactos en restaurantes abarrotados y haciendo viajes secretos a Cuba en los que lograba salir de Estados Unidos con una peluca y un pasaporte falso, contaba Popkin en su historia.
Montes espió para la Isla durante 17 años. Pasó tantos secretos sobre sus colegas, estrategias de defensa y plataformas avanzadas de escucha que los servicios especiales estadounidenses habían instalado en Cuba, que expertos del sector la consideran una de las espías más dañinas de épocas recientes.
Para la KGB en Moscú los espías son héroes
Se supone que una espía de tamaña envergadura fuese heroína nacional en Cuba. Cuando el refinado doble agente británico Kim Philby desertó a la antigua URSS, la KGB lo atendió a cuerpo de rey por sus valiosos servicios prestados.
Hasta su muerte en Moscú, Philby vistió ropa de etiqueta y bebió su whisky de malta predilecto. Richard Sorge, el agente soviético que desde Tokío le sopló a Stalin la fecha y hora del ataque nazi a la URSS, post mortem sigue recibiendo honores de héroe y ceremonias con alfombra roja en Rusia.
Pero la inteligencia de Castro ha dejado tirada a su espía élite. Muy cerca de la ruidosa y atestada calle Obispo, una arteria comercial en el distrito antiguo de La Habana, reside un hombre que durante 25 años trabajó para la contrainteligencia cubana.
La deserción de Aspillaga
A raíz de la deserción a Estados Unidos del oficial de inteligencia Florentino Aspillaga, el 6 de junio de 1987, por efecto dominó muchos agentes del entorno de Aspillaga fueron jubilados.
El hombre que vive en las inmediaciones de la calle Obispo fue uno de ellos. DIARIO LAS AMÉRICAS tenía interés en saber por qué el caso de Ana Montes se maneja con absoluta discreción y escasa repercusión mediática en Cuba.
“Decía el estratega militar chino Sun Tzu en su famoso libro El arte de la guerra, que una red de espías cuenta con cinco niveles. Están los espías provocadores, los desechables, otros que hacen trabajo sucio, los propagandísticos y el as de ases son aquéllos que están plantados en el corazón del enemigo. Ésos, como Ana Belén Montes, son de máxima prioridad. Por el eco mediático de la prensa, dirigida por el partido comunista, se pudiera pensar que la labor de los cinco agentes de la Red Avispa fue importante para la inteligencia cubana y Montes era una espía descartable. Nada más lejos de la verdad".
La Red Avispa
El exoficial sigue explicando. "Los servicios de espionaje son un juego de espejos. La realidad es que la Red Avispa fue una auténtica chapuza en materia de inteligencia. Su misión era penetrar grupos anticastristas de Miami. Eso solo tiene valor propagandístico. Cualquiera en la Florida puede enrolarse en uno de esos grupos. Por lo general son abiertos y afiliarse es muy simple. La Red también tenía entre sus objetivos trabajar en bases militares de la Florida para enviar información del movimiento militar y aéreo de la zona. Esas pesquisas eran de poca relevancia. Con los estimados de inteligencia que se obtenían a través de la base rusa de espionaje electrónico en La Habana, Fidel Castro y la contrainteligencia militar conocían esa información”. Y agrega:
“El mayor mérito de los cinco espías es que no traicionaron. La Red Avispa era de doce o trece. Todos hicieron tratos con el FBI. Excepto ellos. Ése es su valor. Lo otro es una cortina de humo. Los espías importantes son los de la estirpe de Ana Belén Montes. Pero cuando se les atrapa, los servicios de inteligencia a los cuales transferían información, nunca lo van a reconocer”.
El deshielo con Estados Unidos
Le pregunto cómo la nueva situación podría influir en el mundo del espionaje. "Pienso que a pesar del deshielo con Estados Unidos, la inteligencia cubana seguirá teniendo un elevado número de agentes activos en aquella nación. Los intereses se han desplazado. Sigue siendo importante la comunidad cubana en la Florida. Pero más relevante son los agentes de influencia en la comunidad académica, empresarial y en el lobby político. Ellos son los que trazan y pueden cambiar estrategias políticas. No anda desacertado Héctor Pesquera, exoficial del FBI en la Florida, cuando calculaba en 3.000 los agentes castristas diseminados por Estados Unidos. Yo apuesto que son más”.
Altos funcionarios del Gobierno de Barack Obama han revelado que durante los más de 18 meses de negociaciones secretas para intercambiar prisioneros, ni una sola vez los cubanos solicitaron la liberación de Ana Belén Montes. Simplemente la han dejado abandonada.
Mientras en la prensa nacional, los titulares y las crónicas son para antiguos agentes de una incompetente red de espionaje, en una penitenciaría de máxima seguridad en Texas duerme rodeada de criminales Ana Belén Montes, la otrora ‘Reina de Cuba’. Una perfecta desconocida en la Isla. Son los gajes del oficio.
Nace una espía: así reclutó Cuba a Ana Belén Montes
Por Rolando Cartaya
El mayor éxito de la agente castrista "Bárbara" fue reclutar a Montes e infiltrarla en la Agencia de Inteligencia del Pentágono. La acusación recién publicada contra Marta Rita Velázquez ilustra cómo se captan espías castristas en círculos académicos de EE.UU,
El reclutamiento de la espía convicta de la inteligencia castrista Ana Belén Montes, es el plato fuerte de una acusación de conspirar para cometer espionaje a las órdenes de los servicios de inteligencia de Cuba.
Los cargos fueron formulados en 2004 por un jurado investigador de EE.UU. contra la ex empleada federal Marta Rita Velázquez, de origen puertorriqueño.
La acusación, sellada por la corte durante 9 años,y publicada el jueves en el sitio web del Departamento de Justicia, es prolija en detalles acerca del reclutamiento de Montes y los métodos de la Dirección de Inteligencia castrista.
Describe cómo alrededor de septiembre de 1983 Velázquez viajó clandestinamente a México para reunirse con oficiales de Inteligencia de Cuba. Sin embargo, nadie fue a su encuentro. La acusación apunta que la prensa mexicana reportó entonces que las autoridades de ese país habían arrestado, interrogado y luego expulsado a dos oficiales de inteligencia cubanos que habían intentado reunirse allí con ciertos exiliados cubanos de Miami.
El documento precisa que una de las funciones de Velázquez en su trabajo para la Dirección de Inteligencia (DI) cubana era ayudar en el reclutamiento y formación de agentes seleccionados entre ciudadanos estadounidenses que ocuparan "posiciones sensibles" o que tuvieran el potencial para ocuparlas en un futuro.
Entre 1982 y 1984 Velazquez coincidió con Montes, también de ascendencia puertorriqueña, en la Escuela de Estudios Internacionales Avanzados (SAIS) de la Universidad Johns Hopkins en Washington D.C.. La acusación señala que como parte de la conspiración ella estableció y fomentó una estrecha amistad con su paisana, con el fin de facilitar su reclutamiento.
TE INVITO A CENAR
En la primavera boreal de 1984, Velázquez invitó a cenar a Montes en Washington. Durante la cena le dijo que ella tenía amigos que podían ayudarle a cumplir sus deseos de “ayudar al pueblo de Nicaragua”.
Walter Kendall Myers, y su esposa Gwendolyne, espías de La Habana. Como Montes y Velázquez, Myers estudió en la Johns Hopkins.Después de terminar sus estudios de postgrado en SAIS, en julio de 1984, Velazquez le escribió a Montes. En su carta, escrita en español, le decía: “Ha sido una gran satisfacción para mí haberte tenido como amiga y compañera durante este tiempo que hemos compartido juntas como estudiantes. Espero que nuestra relación continúe fuera de la esfera académica”.
En el otoño de 1984, mientras Montes trabajaba para el Departamento de Justicia y buscaba empleo en organizaciones internacionales de socorro, Velázquez la invitó a viajar con ella a Nueva York. La acusación consigna que el objetivo ostensible del viaje era presentarle a un amigo que le ofrecería una oportunidad de ayudar al pueblo nicaragüense.
El viaje en tren se concretó alrededor del 16 de diciembre de ese año. En un restaurante de la Gran Manzana, se reunieron con un oficial de la inteligencia cubana identificado en la acusación como “M”. El hombre tenía inmunidad como diplomático de la Misión de Cuba ante Naciones Unidas, uno de los dos principales centros de la inteligencia castrista en EE.UU, junto con la Sección de Inereses en Wasshington.
Tras concluir el “almuerzo de trabajo”, Velázquez participó a su invitada que su interlocutor le había comentado que consideraba a Montes entre sus mejores prospectos.
A principios de 1985 Velázquez le pidió a Montes que preparara una autobiografía, incluyendo su trayectoria en el Departamento de Justicia. Incluso le prestó una máquina de escribir para que la redactara. Una vez listo el curriculum, volvieron a viajar juntas a Nueva York para entrevistarse por segunda vez con “M”.
Posteriormente, Velázquez acordó con sus manejadores cubanos organizar una visita con Montes a Cuba, vía España.
Partieron hacia Madrid el 29 de marzo de 1985, o en fecha aproximada. Una vez en España, se encontraron con un cubano que les proporcionó pasaportes falsos, con los que viajaron, siguiendo instrucciones de La Habana, a Praga, Checoslovaquia.
En esa ciudad centroeuropea les esperaban dos individuos de nacionalidad cubana. Uno de ellos era el oficial de inteligencia identificado en la acusación como “F”. Se trasladaron a un apartamento donde Montes y Velázquez recibieron nuevos pasaportes falsos y ropa para su viaje clandestino a Cuba, en el cual les acompañaría “F”.
Una vez en La Habana, Velázquez supo por otro oficial de la DI, identificado como “A” en el documento del Departamento de Justicia, que la razón de que nadie se encontrara con ella en México en 1983 había sido la expulsión de los dos oficiales de inteligencia.
Durante su estancia en Cuba, en la primera mitad de abril de 1985, Velázquez y Montes recibieron entrenamiento de inteligencia, incluida la codificación y decodificación de mensajes para transmitirlos por radio en altas frecuencias.
De las dos visitantes partió la iniciativa de que las sometieran también al polígrafo o detector de mentiras, por si acaso tenían que pasar dicha prueba como parte de sus empleos con el gobierno estadounidense.
De Cuba, Velázquez regresaría con el nombre en clave de “Bárbara”.
El viaje de regreso siguió el itinerario inverso: La Habana-Praga-Madrid-Washington. En la capital española, por sugerencia del centro de La Habana, se tomaron fotos en un bulevar madrileño para justificar unas supuestas vacaciones en España. En sus pasaportes estadounidenses se estampó como fecha de regreso el 13 de abril del 85.
Entre junio y septiembre de ese año Velázquez ayudó a Montes a obtener un empleo en la Agencia de Inteligencia del Departamento de Defensa, DIA. En el cuestionario sobre Seguridad del Personal del Departamento de Defensa Montes la citaba entre sus referencias como una persona que conocía su carácter.
En septiembre del 85 Montes obtuvo la plaza como analista de inteligencia de la DIA, y con ello, el acceso a un tesoro de información clasificada sobre la defensa nacional de Estados Unidos que entregaría puntualmente a lo largo de 16 años al gobierno de Cuba y sus agentes.
A partir de 1992 se especializaría en asuntos cubanos, una posición desde la que se cree influyó en un informe de la entidad que desestimaba a Cuba como amenaza para la seguridad de Estados Unidos.
AHORA, VUELA TÚ SOLITA
Una vez que Montes se consolidó en su puesto, ella y Velázquez rompieron sus relaciones. Sus conocidos sólo habrán visto una discusión acalorada entre amigas íntimas, iniciada por la segunda, alrededor de 1988. La acusación del jurado investigador señala en cambio que a los efectos de su trabajo como espías del gobierno cubano era necesario establecer entre ambas una compartimentación.
Velázquez conseguiría empleo en 1989 con la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, USAID, donde obtuvo un nivel de acceso a la información "top secret", un escalón más que el nivel "secret" que había recibido en el Departamento de Transporte en 1984.
Fue estacionada --¿casualidad?-- en Nicaragua. La acusación consigna que durante su estancia en Managua fue contactada por sus manejadores en abril de 1992, via mensajes codificados, para que viajara a Panamá, donde sostendrían una reunión operativa.
En otro contacto con ellos en junio de 1996, le entregaron nuevos programas de codificación-decodificación para continuar las comunicaciones clandestinas. Un mes más tarde la volvieron a contactar, preocupados por su embarazo.
Ana Belen Montes, según expertos, una de las espías más dañinas para EE.UU.Montes fue arrestada el 20 de septiembre de 2001,nueve días después de los atentados terroristas contra Washington y Nueva York. Si hasta entonces el FBI la había dejado correr, su conocimiento de secretos de la defensa nacional la convirtieron en un grave peligro tras el 9/11.
En 2002, se declaró culpable de los cargos presentados contra ella, por los cuales la podían haber condenado a muerte. Había llegado a un acuerdo con la fiscalía para recibir una condena menor (25 años) a cambio de colaborar.
En junio de ese año Velázquez renunció a su trabajo con la USAID y salió de Estados Unidos hacia Suecia. La cancillería sueca ha confirmadoque está, o estuvo, casada con un funcionario de esa dependencia, el cual –afirman--no sería culpable de ninguna actividad criminal, pese a que toda la labor conspirativa y de espionaje de ella transcurrió mientras estaban casados.
Por el cargo formulado en la acusación del jurado investigador, Marta Rita Velázquez, también conocida como "Bárbara", también conocida como Marta Rita Kviele, podría ser condenada a cadena perpetua. Pero Suecia considera el espionaje un delito político, y no extraditaría a Velázquez a Estados Unidos
No en balde optó temprano por hacerse la sueca.