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General: La prensa cubana se queja y como contesta todo seguira igual
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: BuscandoLibertad  (Mensaje original) Enviado: 12/06/2015 16:12
¡La prensa cubana se ha quejado!

castro-upce.jpg (552×400)
 
La Unión de Periodistas de Cuba UPEC ha publicado en su sitio web un ensarte
de quejas y demandasque responden, dice, al interés por mejorar la eficiencia de la prensa oficial
Por José Hugo Fernández   | La Habana, Cuba
Si vas a negar con la cabeza, comprueba antes que aún la llevas sobre los hombros. La frase la escribió Truman Capote hace un montón de años, pero viene que ni pintada para extenderle un consejo a los periodistas de la televisión cubana, cuya ¿representación?, la Unión de Periodistas de Cuba UPEC, ha publicado en su sitio web un ensarte de quejas y demandas que responden, dice, al interés por mejorar la eficiencia de la prensa oficial, tan amanuense, la pobre, y tan adocenada.
 
El panfleto en cuestión no requeriría comentarios, en tanto esencialmente no es más que una copia al carbón de tantos otros panfletos publicados a lo largo de tantos años. Pero muestra un sesgo gracioso, dado en el amago por reconocer lo que sabe aquí hasta el gato, o sea que los enfoques de la prensa oficial son todos triunfalistas y manipuladores y mediocres, siempre poniendo el parche de que ello ocurre debido a que los periodistas no están siendo respaldados “por quienes dirigen para evitar que los problemas continúen y no perder credibilidad”.
 
Por supuesto que “quienes dirigen” no son para la UPEC quienes en verdad dirigen, sino los responsables de “las insuficiencias en algunos sectores de la sociedad”.
 
Una linda joya para cualquier antología de la necedad (aunque también del descaro) está contenida en el párrafo donde el panfleto asegura: “En Cuba, tanto los ministerios como la prensa, respondemos a un mismo proyecto revolucionario y tenemos el beneficio de que nuestros organismos no se subordinan a intereses de grandes corporaciones, sino a los del pueblo”. A ver si alguien me encabuya ese trompo: ¿cómo es posible que en un mismo texto usted reconozca sin quedar como un imbécil que no puede informar al pueblo por “la dificultad en el acceso a las fuentes o la censura ejercida en los medios”, no obstante, afirma que las fuentes que deben aportar la información y quienes deben publicarla están ambos subordinados a los intereses del pueblo?
 
La verdad simple y chata ya la conocemos, y es que en Cuba no existen dirigentes autónomos sino un monopolio dictatorial que controla hasta lo que respiran todos, del primero al último (por no hablar de la ciudadanía), así que esas grandes corporaciones que la UPEC finge repeler actúan en buena ley y con un poder absoluto, como sólo pueden tenerlo los generales y el partido comunista.
 
Otra joya, pero ya no ya sólo de la necedad sino también de la vergüenza ajena, discurre en el susodicho panfleto de la UPEC cuando asegura: “Es fundamental que los dirigentes tengan conversaciones con la prensa. Y si no se da una conferencia de prensa, por ejemplo, el periodista tiene que tener la capacidad de llegar a un ministerio, tocar la puerta y publicar cuando un funcionario no quiera conceder entrevistas”. Si alguien necesitaba a estas alturas una prueba de que a la prensa oficial le dictan cada letra de lo que escribe, y que para colmo ya le niegan hasta el dictado, pues aquí está, en blanco y negro.
 
Esta mala maña de pedir permiso hasta para pedir permiso es como una suerte de adicción congénita, un lunar que marca desde el nacimiento a cada escribidor de la prensa oficial. Y mucho me temo que aun cuando llegara aquí la democracia (si es que llega algún día, por más que no la veamos en el horizonte) se sentirán tan extraviados, confundidos y desamparados como aquel Charlot vagabundo y presidiario que no se concebía a sí mismo sino tras las rejas.
 
Y no es que la democracia por sí sola sea una vara mágica para disolver censuras y otras calamidades tan inherentes al oficio periodístico, donde quiera que se ejerza. Es que sin democracia resulta una tontería (o un premeditado fraude) proponerse ser “profundos, esclarecedores y convincentes” a la hora de informar.
 
Cubanet


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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: BuscandoLibertad Enviado: 12/06/2015 16:14
Prensa oficial, ¿se acabaron los paños tibios?
¿Va a permitir la corrupta burocracia mafiosa que impera en la Isla, que queden al descubierto sus turbios manejos?
 
fidel-castro-prensa.jpg (545×400)
 
          Luis Cino Álvarez   | La Habana, Cuba
Han pasado más de dos semanas y todavía no se acaban los comentarios y chismes de pasillo –únicamente en esos lugares, porque oficialmente no se ha dicho nada al respecto- del rifirafe que se produjo el pasado 17 de mayo en la asamblea de balance de la prensa escrita entre Rolando Alfonso Borges, jefe del Departamento Ideológico del Partido Comunista y un grupo de periodistas que se atrevieron a enfrentársele.

El jefe del Departamento Ideológico, que es el gran censor de la prensa oficial, advirtió que no se toleraría más “la postura inconsulta y el desdoblamiento” de algunos periodistas que colaboran con medios de prensa internacionales y sitios web financiados desde el exterior. Pero antes de que pudiera seguir con los regaños, recibió un chaparrón de quejas y críticas de algunos comunicadores que osaron ir un poco más allá de lo que habitualmente se atreven.

Los respondones se quejaron más o menos de lo mismo que se vienen quejando desde que fueron regañados y exhortados a hacer una prensa mejor, más profesional y realista por el general Raúl Castro y el vicepresidente Miguel Díaz Canel: del discurso complaciente y triunfalista, de las dificultades para acceder a los datos, de los funcionarios que obstruyen su trabajo informativo. Solo que esta vez las quejas fueron en un tono más alto.

En definitiva, con tantos serviles, acomodados y domesticados como hay en la Unión de Periodistas de Cuba UPEC, las inconformidades no pasarán del tira y encoge de ahí. No pueden ir más allá porque no se sabe con exactitud cuáles son los límites de lo permitido, de lo que se considera responsable, ni cuál es el momento apropiado para las críticas. Aún más, nadie tiene vocación de kamikaze en los predios de la UPEC.

Esta situación me apena por los periodistas inteligentes, honestos y con vergüenza –los hay en la prensa oficial, los conozco- que se sienten abochornados del papel de burdos propagandistas y voceros que se ven obligados a desempeñar. Pero no pueden luchar todo el tiempo contra imposibles.

¿Va a permitir la corrupta burocracia mafiosa que impera, que queden al descubierto sus turbios manejos? ¿Alguien cree que el Partido Único tiene algún interés en derribar los muros del silencio que protegen a muchos de sus corruptos servidores?

La prensa oficial, al verse atada a la hora de informar, por el silencio que le imponen a los periodistas y el que se autoimponen por miedo o por instinto de conservación, seguirá apañando por carambola las tropelías de los corruptos y sus paniaguados. Si acaso, se podrá hacer alguna que otra crítica –suavecito para que se dé- a directores de empresas de poca monta, a jefecillos municipales y a funcionarios de nivel medio; pero jamás a los ministros, secretarios provinciales del Partido y otros peces gordos.

Podrán referirse a la mala calidad del pan, los baches en las calles, las fosas reventadas, a los salideros, el ruido en los lugares públicos, las indisciplinas sociales y a los altísimos precios en los agromercados. Siempre especificando que es por culpa de los intermediarios, y no de los verdaderos culpables, los burócratas de Acopio y del Ministerio de la Agricultura que crean los problemas para llenarse los bolsillos.

Los periodistas oficialistas seguirán siendo censurados no solo por el Departamento Ideológico del Partido y los jefes de redacción de sus medios, sino también por cualquier funcionario estatal que se crea con potestades para invocar el secreto de estado, negarles una entrevista, colgarles el teléfono o tirarles la puerta en las narices. Hasta los administradores de las Tiendas Recaudadoras ade Divisas TRD, si se les antoja, no responden a sus preguntas y no les permiten tomar fotos dentro de las tiendas. Por si fuese poco, no deben dar lugar a confusiones con los agentes de la PNR, que se ponen muy nerviosos y se les va la mano cuando ven a alguien filmar en la calle lo que no debe.

Pero, al menos en la tormentosa reunión de balance, algunos colegas oficialistas se dieron el gusto de no quedarse callados ante la reprimenda del coronel Alfonso Borges, y defendieron su derecho a hacer un trabajo mejor y más creíble. Algo es algo. Aunque sea solo el derecho al pataleo. Por algo se empieza.
                                                                                     Luis Cino Álvarez  


 
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