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General: La Decadencia intelectual y moral de Fidel Castro
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: cubanet20  (Mensaje original) Enviado: 09/07/2015 15:20
 Decadencia intelectual y moral de Fidel Castro
Industria Alimenticia, Grecia, estulticia y falsedades
93.jpg (560×373)
Fidel Castro durante su reunión con los maestros queseros cubanos.
           Por Eugenio Yáñez  |  Cuba Encuentro
Gif de CubaFidel Castro, que evidentemente no tiene nada que hacer, y sin preocuparse para nada por las inmoralidades de su hijo “Tony” en Grecia y Turquía, decidió el pasado 3 de julio irse a pasear y hablar incoherencias al Instituto de Investigaciones de la Industria Alimenticia, en El Guatao, lugar donde una fiesta indeterminada terminó aparentemente en tragedia, o al menos en serios problemas, aunque el imaginario popular no detalla cómo ni por qué.

Y lo más “brillante” que se le ocurrió decir en sus disquisiciones durante cuatro horas en esa institución fue que “los problemas que afectan los niveles de alimentación de la población” pueden resumirse, fundamentalmente, “en el cambio climático y las frecuentes guerras”.

Resulta reconfortante y tranquilizador conocer que la falta de calabaza, boniato, malanga, yuca, carne de puerco, frijoles, arroz, harina, pollos, huevos o ajonjolí en Cuba, no se debe a la ineficiencia congénita de las empresas estatales socialistas y del “socialismo real” en general, ni a las barbaridades que él mismo implantó que acabaron con la fértil agricultura cubana y destruyeron sus bases productivas, ni al “criminal bloqueo imperialista”, sino al cambio climático, tal vez en territorios tales como Remates de Guane, Guaracabuya o La Loma de La Farola, y a devastadoras conflagraciones planetarias como La Guerra de Los Mundos, la Guerra de las Galaxias o la Guerra de Pan Duro. Porque, después de 1959, con excepción de las menos de 72 horas de combates cuando la invasión de abril de 1961, y la lucha guerrillera de los alzados anticastristas en los primeros años de la década de los sesenta del siglo pasado, que en general no afectó la producción agropecuaria, Cuba no ha sido escenario de combates en su territorio desde 1898, hace ya 117 años.

Quienes llevan en su alma La Bayamesa castrista saltarán condenando al capitalismo salvaje y los potajes de lentejas, destacarán los coeficientes de cualquier cosa, dirán que el tema es intrascendente y que es preferible hablar de la inmortalidad del cangrejo, o que las “frecuentes guerras” son financiadas por enemigos de “Tony” Castro que envidian sus exploraciones en yates de cincuenta metros por mares griegos y turcos pagados por millonarios interesados en la fauna coralina mediterránea, la posibilidad de vida en exoplanetas localizados en galaxias relativamente cercanas, y la ortopedia socialista aplicada a peloteros que regresan a Cuba después de viajar a Estados Unidos.

Los que no hacemos coro a la propaganda castrista ni nos embelesamos con veleidades del decrépito, nos reiremos sabiendo que el “invencible” Comandante departió durante más de cuatro horas con “19 maestros queseros que cursan un ciclo de preparación” en esa institución y que, sin dudas, después de las orientadoras y esclarecedoras palabras del “compañero Fidel”, habrán aprendido no solamente a fabricar quesos de elevada calidad para turistas y extranjeros, nunca para cubanos de a pie, y, gracias alComandante y su sabiduría, a multiplicar panes y peces, y producir quesos de calidad mundial a partir de productos lácteos elaborados por murciélagos, manatíes o jutías congas, porque la producción de carne y leche cubana fue condenada a la ruina y el fracaso desde la fatídica ley de reforma agraria en mayo 1959, fracaso multiplicado posteriormente con la lamentable segunda ley de reforma agraria en octubre 1963, tiro de gracia a la producción agropecuaria y el emprendimiento privado en la agricultura cubana durante los últimos más de cincuenta años. Por si no bastara, el desastre fue reforzado con “genialidades” de Planes Especiales, Cordón de La Habana, café Caturra, cortinas rompevientos, proyectos hidráulicos, e inseminación artificial, entre otros prodigios del ahora quesero en jefe.

Si todo lo anterior no fuera suficientemente escandaloso y desvergonzado, tres días después —despreciando todos los niveles de protocolo y apropiándose atribuciones que no le corresponden— escribió una carta al irresponsable primer ministro griego, felicitándole por la victoria en un plebiscito en que, simplemente, decidieron no pagar sus deudas y, además, solicitar más créditos.

La inmoralidad alcanza el tope cuando Castro escribe al gobernante griego: “Grecia es muy familiar entre los cubanos. Ella nos enseñó Filosofía, Arte y Ciencias de la antigüedad cuando estudiábamos en la escuela y, con ellas, la más compleja de todas las actividades humanas: el arte y la ciencia de la política”.

Sin embargo, esconde que, cuando él se adueñó del poder, olvidó todo lo que Grecia aportó a la humanidad en filosofía, arte y ciencias, para imponer el marxismo-leninismo como filosofía; el realismo socialista y el “dentro de la revolución todo, fuera de la revolución, ningún derecho” en el arte; y la tecnología soviética como ciencia, a la que añadió sus propias “genialidades”, como las vacas enanas o las microbrigadas, con lo que en Cuba se perdió todo el aporte de la cultura griega a la humanidad. Y mucho menos menciona que “la más compleja de todas las actividades humanas, el arte y la ciencia de la política” la desnaturalizó en Cuba, la convirtió en posesión exclusiva de su persona y sus jenízaros, y puso a todo un pueblo a obedecer fantasías y majaderías, considerando enemigo a castigar a quien no estuviera dispuesto a seguirle incondicionalmente y sin chistar, práctica que continúa su hermano menor hasta nuestros días.

Así que, con los quesos “orientados” por el Comandante, más moringa, se resolverían los problemas de alimentación de la población mundial, que interesan al decadente líder, porque la agricultura y la industria alimentaria cubanas ya hace mucho tiempo no le interesan, después de haberlas destruido.

Y con relación a Grecia no dice todo: solo lo que le conviene, para parecer culto, y es lo que hace al referirse a la nación que en la antigüedad aportó filosofía, arte, ciencia, e inventó la democracia, que no tiene nada que ver con lo que ha sido y es el castrismo.

Cercano a ochenta y nueve años, edad que debería utilizar para mirar todo lo que ha hecho en la vida y lo que ha logrado, Fidel Castro, lejos de meditar con humildad sobre su propia obra, es más cínico y desfachatado que nunca, y asusta con guerras termonucleares inminentes o el fin de los humanos, para que esos sustos pronosticados y nunca materializados diluyan sus responsabilidades por el daño hecho a Cuba durante su funesta tiranía.

Sería absurdo pensar que fuera capaz de disculparse ante los cubanos por los errores que cometió, el daño que ha hecho y sigue haciendo, o las mentiras y promesas incumplidas: para eso hacen falta niveles de dignidad y honestidad que nunca tuvo.

Sin embargo, lo menos que podría hacer es quedarse callado y no hablar disparates.
                      Eugenio Yáñez  
 
http://www.gabitogrupos.com/Cuba_Eterna/


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