Se cumple un lustro de la desaparición de Olga Guillot, la "reina del bolero", una mujer que dejó una huella imborrable en la música latinoamericana y una causa abierta: "la libertad de la gente bonita" de su país, Cuba.
Olga Guillot murió el 12 de julio de 2010 en el hospital Mount Sinai de Miami Beach, Miami (EE.UU.), a los 87 años, y con el empeño vigente de que su país, Cuba, fuera algún día libre. "Tengo fe en que algún día mi país pueda ser libre y que toda la gente bonita que está allá pueda sentir esa emoción (de libertad) alguna vez.
Yo todos los días hablo con Dios y le pido que me dé un poco más para ver si puedo llegar a ese momento", dijo en febrero de 2009, coincidiendo con su 73 aniversario como artista. Ganadora de 14 discos de oro y 10 de platino, Olga Guillot huyó de Cuba con su hija cuando la niña tenía un año de edad después del triunfo de la revolución cubana.
Hasta su muerte, la cantante cubana siempre mantuvo fe en que podría regresar a la isla caribeña cuando se instaurara un sistema democrático. En 2004, al publicar sus memorias, la cantante confesaba a Efe que "lo cuento todo, amores, fracasos, éxitos y penas. Mi vida no fue siempre un lecho de rosas. También he llorado a solas y, desde 1961, ando por el mundo con una llaga que no cicatriza: ser una exiliada sin retorno".
Intérprete de canciones como "Miénteme", "Tú me acostumbraste" o "La gloria eres tú", que enamoraron a miles de parejas, la reconocida "reina del bolero" nació en Santiago de Cuba el 9 de octubre de 1922 en una familia de artistas, estudió canto en el Conservatorio de La Habana y empezó en la música junto a su hermana Ana Luisa, con la que formó un dúo que, en 1938, obtuvo el premio de un concurso de radio.
En la década de los años 40 entra como segunda voz en el cuarteto vocal Siboney y, en 1945, debuta como solista en el local nocturno "Zombie Club" de La Habana. Su apogeo se produce a la década de los cincuenta cuando es proclamada la Mejor Voz Cancionera de Cuba, en 1954, 1955 y 1956 y, poco después, realiza su primera gira por Europa, cantando en países como España, Italia, Alemania y Francia.
En 1961, Olga Guillot se ve obligada a abandonar Cuba con su hija Olga María, fruto de su relación con el compositor René Tourez, después de que el Gobierno de Fidel Castro le interviniera sus propiedades. Durante seis meses permanece en Caracas a la espera de poder fijar su residencia en Estados Unidos, pero finalmente se establece en México.
Con los años, Guillot vivió a medias entre su casa de la Ciudad de México y su apartamento de Miami Beach, siempre acompañada de su hija Olga María. "ME AMARON Y YO LOS AMÉ". Con cinco matrimonios y varios amores "furtivos", en sus memorias aclaraba respecto al amor: "me fue muy mal. Tuve que dividirme entre los sentimientos y la lucha cotidiana de la vida y, dentro de eso, mi carrera. Me amaron, y yo los amé; desgraciadamente, ellos no pudieron lograr de mí lo mejor, ni yo de ellos".
Olga Guillot también se nutrió del cine, donde participó en 16 películas, entre ellas, "Opio", "No me olvides nunca", "Yambao", "Música de ayer" y "Una estrella y dos estrellados", y también trabajó para el teatro y para televisión.
Otras canciones que aún se escuchan como su legado son "Cuando estoy contigo", "Soy tuya", "No", "La noche de anoche", "Qué sabes tú", "Voy", "La mentira", "La canción de mis canciones", "Palabras calladas", "Lágrimas negras", "Campanitas de cristal", "Contigo en la distancia", "Sabor a mi", "Alma mía", entre otros temas.
"No puedo vivir sin el calor del público, pero también necesito disfrutar de la compañía de mi hija y llevar una vida hogareña, algo que nunca pude hacer porque vivía más tiempo subida en los aviones. No lo lamento, pero la fama tiene un precio y nos pasa la factura", reconocía en 2004. Antes de morir, hizo una petición a su hija de que si fallecía antes que Cuba fuera libre que la enterraran en cualquier lugar, menos en la isla.
Miami se volcó en su despedida y su ataúd, cubierto con la bandera de Cuba, fue llevado por los lugares que la cantante caribeña solía frecuentar en la Calle Ocho de Miami: los famosos restaurantes cubanos Versailles y la Carreta, antes de recibir sepultura en una ceremonia privada. De eso hace ya cinco años, aunque la "reina del bolero" sigue presente entre sus miles de seguidores.