Escuchar a Dios en tu silencio interior y descansar siempre en él:
“El silencio que encuentras en ti mismo cuando entras en ti y descansas en Dios es siempre el mismo y siempre nuevo, aunque sea inmutable. Porque ese silencio es verdadera vida y, aunque tu cuerpo se mueva, tu alma permanece en el mismo sitio, descansando en su vida, que es Dios, ahora, en invierno, igual que hace meses, en verano, sin ninguna aparente diferencia, como si nada hubiera cambiado en absoluto y el paso de las estaciones no hubiera sido más que una ilusión”