DANIEL F. CALDERÍN Después de la Guerra de Independencia contra el coloniaje español, que la dejó totalmente destruida y en la más absoluta miseria, Cuba se levantó como un ave fénix para llegar a ser la nación más próspera, culta y socialmente avanzada de habla hispana en el continente americano. Pero en el año 1959 se hundió en el abismo del comunismo bolchevique, una ideología desprestigiada que llevó a la miseria y a la destrucción nacional a la antes poderosa Unión Soviética y a los países satélites de la Europa del Este. Hoy Cuba se encuentra oprimida, en la más abyecta esclavitud política y social.
De la antigua república cubana podemos proclamar sus glorias y sus triunfos, pero para ser honestos con nosotros mismos, debemos también mencionar sus vicios y defectos: dos dictaduras, una que surgida de unas elecciones democráticas en 1924, degeneró más tarde en una sangrienta dictadura cuando el presidente Gerardo Machado, un general prestigioso de nuestra guerra de independencia, no supo reaccionar a la repulsa de la juventud estudiantil universitaria enardecida por una crisis económica de carácter universal y por los métodos autoritarios de su gobierno y cubrió de la sangre de jóvenes rebeldes el suelo de la patria. Al comienzo de su gobierno, el general Machado asumió el poder con un apoyo entusiasta del pueblo en medio de una gran bonanza económica que le permitió implementar un programa de obras públicas que incluyó la construcción de la Carretera Central a lo largo de la isla, de San Antonio a Maisí, y del fastuoso palacio del Capitolio Nacional. Pero en 1930, una crisis económica de proporciones mayores hundió a los países de Occidente en una horrible depresión que se extendió por Europa y Estados Unidos. Cuba también se hundió en esa crisis.
La otra dictadura comenzó cuando el 10 de marzo de 1952 el general Fulgencio Batista interrumpió con un golpe de estado militar injustificado el ritmo constitucional que había llevado a Cuba a su etapa más próspera y feliz durante los doce años que siguieron a la implantación de la Constitución de 1940. Durante ese período, Cuba había avanzado año tras año a los niveles más altos de respeto a los Derechos Humanos, con una libertad absoluta a la libre expresión del pensamiento. Durante los gobiernos de ese período, la prensa cubana, una de las más desarrolladas y libres del Continente, expresaba abiertamente su opinión adversa o favorable a los gobiernos sin que nadie coartara su libertad, elevadas a un nivel solamente comparable con la libertad de prensa en Estados Unidos.
Esta dictadura absurda y sin justificación fue la causa de la rebelión del pueblo cubano que luchó para quitársela de encima y nos trajo un mal peor, cuando el 1 de enero de 1959 los barbudos bajaron de la Sierra Maestra como falsos libertadores para implementar una tiranía mil veces peor que la dictadura que derrocaron. Torrentes de sangre fueron derramados en horrendos fusilamientos extrajudiciales, en los cuales los inocentes caían a lado de los presuntos culpables. Raúl Castro hizo abrir una larga zanja al sur de Santiago de Cuba y allí ejecutó sin juicio previo a más de 70 soldados y partidarios del antiguo régimen. A esta sangrienta orgía hay que agregar lo que vino después, decenas de miles de fusilamientos, cientos de miles de prisioneros políticos y el exilio de la tercera parte de la población de la Isla. Al principio de su mandato en 1959, Fidel Castro vino a Estados Unidos con la intención de vender su falsa revolución al gobierno de Eisenhower, y el presidente norteamericano no lo recibió. Con su enorme ego herido, Fidel se fue rumiando su derrota y decidió entregar Cuba a la Unión Soviética, El resto es historia.
Fidel Castro, que pasó los dos primeros años de su mandato jurando que no era comunista, que su revolución “no era roja, sino verde como las palmas”, empezó entonces a perjurar de nuevo, afirmando que “siempre había sido comunista”.
DANIEL F. CALDERÍN
Miembro del Colegio de Periodistas de Cuba en el Exilio y de la Unión de Colaboradores de Prensa. Acreditado como miembro de la Prensa Internacional en la VII Cumbre de la Américas en Panamá.