Ucrania
Dos chicos gays pasean de la mano en Kiev y son agredidos por un grupo de neonazis
A diferencia de la pareja homosexual que se grabó paseando de la mano en Moscú (Rusia), tras la sentencia del Tribunal Supremo de Estados Unidos (que extendía el matrimonio igualitario a todo el país y reconocía la histórica discriminación de la comunidad LGTB), los jóvenes ucranianos que han llevado a las calles de Kiev su simbólica acción igualitaria no han sido increpados por la gente. Sin embargo, al sentarse juntos (uno apoyado sobre el otro) con un ramo de flores, en una céntrica vía de la capital, reciben las amenazas y los golpes de un grupo de entre 10 y 15 neonazis. “En nuestra sociedad hay unos pocos grupos agresivos y homófobos radicales, preparados para el ataque físico”, concluye uno de los agredidos en el vídeo de Bird in Flight.
La homofobia de estado rusa alienta la impunidad a la hora de discriminar o agredir verbal o físicamente a cualquiera que presente una mínima visibilidad LGTB. En Ucrania, afortunadamente, el proyecto de ley contra la “propaganda homosexual” fue finalmente archivado el pasado mes de enero. No obstante, eso no significa que no exista una profunda homofobia en algunos sectores sociales y políticos ucranianos. Como consecuencia del conflicto entre Ucrania y Rusia, en las zonas ucranianas de influencia rusa se aplican ‘de facto’ las directrices homófobas de Moscú. Pero en el resto del país la situación real de las personas LGTB no es mucho más favorable, aunque se enmascare la hostilidad públicamente con argumentos de bajo calado. La presencia de grupos ultras en Ucrania es notoria y no cuenta con una contundente reacción de las administraciones públicas.
Ciertas diferencias en materia LGTB se ponen de manifiesto comparando los vídeos de la pareja que pasea de la mano por Moscú y la que hace lo propio en Kiev. En Moscú cualquier homófobo o intolerante no se corta a la hora de insultar o recriminar cualquier gesto de visibilidad igualitaria, amparado por la propia legislación nacional. Por el contrario, en Kiev unos miran con sorpresa, otros con curiosidad o con desdén pero no se inmiscuyen ni increpan a la pareja del vídeo. Los encargados de “limpiar” las calles de cualquier muestra de igualdad LGTB son “minorías que tratan de forzar al resto a actuar según sus normas”, según explica uno de los jóvenes que aparece en el vídeo.
Persistente LGTBfobia
Dosmanzanas daba cuenta, el pasado mes de junio, de los ataques durante la marcha del Orgullo LGTB de Kiev, que se saldó con al menos 10 heridos y 25 ultras detenidos. Aún con todo, teniendo en cuenta el clima de crispación y la imperante homofobia social, los organizadores y activistas participantes consideraron que la presencia de unos 300 personas era un éxito, teniendo en cuenta que “todos sabían que era peligroso”.
En julio del año pasado nos hacíamos eco de las imágenes que registran elintento de asalto de un grupo neonazi a un local de ambiente gay en Kiev. Este miserable incidente ocurría pocos días después de que las autoridades de la ciudad prohibieran la celebración de la Marcha del Orgullo, justificando su negativa en supuestos problemas para garantizar la “seguridad”, así como por la situación de guerra en el este del país.
En 2013 fueron los tribunales los que prohiberon la que hubiera sido primera Marcha del Orgullo de la capital ucraniana, a petición de un grupo de parlamentarios, que también esgrimieron como motivo para la prohibición los posibles disturbios entre manifestantes y opositores a los derechos LGTB. Pero a pesar de la orden judicial, una cincuentena de activistas se manifestaba a los pocos días por las calles de Kiev, teniendo que ser protegidos por la policía de la ira de los grupos de extremistas.
De hecho, la presencia de esos mismos grupos obligó a suspender en 2012 todos los actos reivindicativos programados. Las espantosas imágenes del ataque al activista LGTB Svyatoslav Sheremet cuando comunicaba dicha suspensión se convirtieron en la imagen de la persistencia del odio LGTBfóbico instalado en la sociedad ucraniana. Una sociedad que trata de acercarse a Europa sin poner freno a la discriminación a la que aboca a una parte de sus propios ciudadanos.