Montaner opina que en el restablecimiento de las relaciones, "La Habana ha derrotado totalmente a Washington" y que Obama "lo ha entregado todo sin pedir nada a cambio".
Yo admiro bastante al escritor cubano Carlos Alberto Montaner, casí siempre estoy de acuerdo con sus escritos, pero con el presente no estoy de acuerdo, noto mucho odío e intolerancia en su forma de analizar la nueva politica de EEUU con Cuba..En fín vivimos en democracia y libertad y todos tenemos el derecho de criticar, hablar y opinar de todas las formas, cosa que no pueden hacer nuestros compatriotas en Cuba. Jorge el Cubanet.
Por Carlos Alberto Montaner
Este 26 de julio es diferente. La dictadura de Raúl Castro estrena una nueva relación con Estados Unidos. La Habana ha derrotado totalmente a Washington. Obama ha levantado los brazos y lo ha entregado todo sin pedir nada a cambio.
Como repiten los personeros del castrismo, una y otra vez, el pequeño David ha liquidado, finalmente, al gigante Goliat, sin hacer una sola concesión.
Las cárceles siguen llenas de disidentes, continúan aporreando a las Damas de Blanco, no hay el menor espacio para expresarse públicamente contra ese estado de cosas, y mucho menos para formar partidos diferentes al comunista. Lo dijo Fidel y lo cumplió: "Primero la Isla se hundirá en el mar antes que abandonar el marxismo-leninismo".
No obstante, ¿ha cambiado algo? Por supuesto. Raúl y toda la dirigencia comunista, incluso Fidel, que es el más terco de todos, saben que el sistema no funciona en el terreno de la creación de riquezas. Es totalmente improductivo.
Con los años, han comprendido que los incentivos materiales son indispensables, y que la propiedad privada es clave para lograr el desarrollo, pero no se atreven a sustituir ese desastre por una economía abierta regida por el mercado, porque temen perder el poder.
No obstante, Raúl se ha sacado de la manga una variante del comunismo para intentar producir más y, simultáneamente, conservar la autoridad. Ni siquiera se trata de la modalidad china o vietnamita. Es el Capitalismo Militar de Estado. Un invento cubano que tiene tres componentes principales profundamente obscenos.
Con los años, han comprendido que los incentivos materiales son indispensables, y que la propiedad privada es clave para lograr el desarrollo, pero no se atreven a sustituir ese desastre por una economía abierta regida por el mercado, porque temen perder el poder Primero, el gobierno se reserva las aproximadamente 2.500 empresas medianas y grandes –incluidas las instalaciones turísticas–, potencialmente capaces de producir beneficios, manejadas por los militares, a veces en contubernio con algunos desaprensivos empresarios extranjeros, y les deja a los "cuentapropistas" –teóricamente un tercio de la fuerza laboral– las actividades pequeñas y despreciables, casi todas de servicios, para que se busquen la vida y, de paso, paguen altos impuestos.
Segundo, el "estado proxeneta" continúa alquilando a sus esclavos de bata blanca –médicos, dentistas, técnicos de salud–, cobrando por ellos miles de millones de dólares, mientras les paga una minucia simbólica a estos sufridos profesionales. Brasil, además, compra, literalmente, sangre cubana por valor de cien millones de dólares anuales y, probablemente, órganos para transplantes, aunque no se especifica en los convenios, tal vez por pudor.
Tercero: las remesas de los exiliados y emigrantes. Unos cinco mil millones de dólares en moneda y bienes. Por eso al gobierno cubano le conviene que emigre la población. Cada persona que trabaja en el extranjero es una fuente de divisas para la Isla. Mientras más reciente sea la salida del país, más lazos tiene el emigrante con su patria de origen y más dinero les manda a sus familiares.
Mientras tanto, el orden público totalitario es eficientemente conservado por las fuerzas de la contrainteligencia adscritas al Ministerio del Interior: 60.000 oficiales de carrera dedicados a controlar la sociedad a palos y tente tieso.
Es el 0.5% de la población. Exactamente lo que receta el manual de procedimiento de la Stasi. Curiosamente, la relación fue aprendida del control de los rebaños. Bastaba un perro feroz para mantener a raya a 200 aterrorizadas ovejas.
En Cuba se emplea el mismo ratio de lo que fue Alemania Oriental: una de cada 200 personas se dedica profesionalmente a organizar la bovina obediencia de los demás. A ese contingente de militares adiestrados, magníficos operadores políticos carentes de escrúpulos, se agregan cientos de miles de colaboradores espontáneos y redactores de informes.
En Cuba se emplea el mismo ratio de lo que fue Alemania Oriental: una de cada 200 personas se dedica profesionalmente a organizar la bovina obediencia de los demás ¿Y ahora qué hará la oposición? El primer gran evento post-deshielo lo llevarán a cabo los demócratas en San Juan a mediados de agosto. Lo convoca una muy seria organización llamada "Cubanos Unidos de Puerto Rico", y lo coordina el licenciado Guillermo Toledo.
En esa Isla, tan parecida y tan diferente a Cuba, hay una extensa comunidad exiliada que ha vivido con el corazón y la memoria instalados en la patria de la que se fueron, pero a la que no abandonaron nunca.
Se esperan varias decenas de personas al "Encuentro Nacional Cubano". Acudirán gentes muy notables del "insilio" –dentro de Cuba–, del propio Puerto Rico, y de otros rincones del exilio. Algunos, incluso, se sienten entusiasmados con las medidas de Obama porque piensan que pueden acelerar el proceso de democratización, mientras otros están muy preocupados porque opinan lo contrario.
El momento es muy dramático y los asistentes deberán hilar muy fino. Los demócratas cubanos ya contaban con la indiferencia de sus "hermanos" latinoamericanos, a la que ahora suman una actitud similar por parte de Estados Unidos.
Los cubanos están solos. Deberán, pues, diseñar alguna forma sensata y pacífica de tratar de recobrar la libertad frente a una dictadura empeñada en negarles la sal y el agua. Lo que seguramente no harán es cruzarse de brazos. No lo han hecho nunca. La lucha sigue 56 años más tarde. Eso tiene mérito.
Celebra 26 de julio en la madrugada, por miedo al calor
La cúpula castrista y cientos de invitados participaron en el acto antes de que amaneciera para evitar supuestamente el sofocante calor del verano boreal cubano.
Y dónde dejo la pamela del año pasado, tan bonita que le quedaba, parecia toda una dama adinerada..Reclamamos y exigimos que la vuelva a usar... jajaja..
El general Raúl Castro encabeza el acto este 26 Julio
2015 en Santiago de Cuba en las sombras de la madrugada.
El general cubano Raúl Castro encabezó este domingo antes del alba un acto político por el 62º aniversario del asalto al Cuartel Moncada en Santiago de Cuba.
La cúpula castrista y cientos de invitados participaron en este acto, el primero tras el restablecimiento de lazos diplomáticos con Estados Unidos, efectuado en el viejo cuartel antes de que amaneciera para evitar supuestamente el sofocante calor del verano boreal.
"Me voy (a La Habana) con la fiel esperanza de que Santiago siempre siga siendo Santiago", dijo escuetamente Raúl, de 84 años y vestido con su uniforme de general, tras el discurso central a cargo del número dos del Partido Comunista (único), José Ramón Machado Ventura.
"El pasado 20 de julio, con el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos culminó la primera fase del proceso iniciado el 17 de diciembre del pasado año", dijo Machado Ventura en un breve discurso.
"Comienza ahora un largo y complejo camino hacia la normalización de las relaciones bilaterales que incluye, entre otros aspectos, el cese del bloqueo y la devolución de la base naval de Guantánamo", añadió Machado Ventura, también de 84 años.
Santiago de Cuba, la segunda ciudad de la isla y cuna del castrismo, conmemoró con carnavales el sábado el 500 aniversario de su fundación, una de las primeras durante la colonia en América.
El asalto al Cuartel Moncada, segunda fortaleza militar de Cuba, el 26 de julio de 1953 acabó en fracaso y el centenar de seguidores de Fidel Castro terminó muerto o en prisión, durante el Gobienro de Fulgencio Batista, quien abandonó el país el 1 de enero de 1959 por falta de apoyo estadounidense.
Una pandemia de libertad inunda nuestros sentidos.
Restituyan la soberanía al pueblo si quieren evitar otra revolución
Cuartel Moncada, de cuyo asalto se cumplen 62 años este 26 de julio.
Por Juan Carlos Cremata * 14yMedio Sesenta y dos años desde que un grupo de jóvenes encabezados por Fidel Castro asaltara el Cuartel Moncada, en Santiago de Cuba, hecho que catapultó a esa figura a los primeros planos de la política nacional y que enterró definitivamente la posibilidad de una salida política y pacífica a la situación creada por el golpe de Estado de Fulgencio Batista un año antes.
La lucha armada se impuso y logró la salida del tirano de turno. Pero la forma violenta en la que fue alcanzada marcó hasta hoy los destinos políticos de Cuba. El Campamento volvía a triunfar sobre la República.
Aquella misma figura que organizó y dirigió aquel asalto y que luego encabezó un movimiento militar de alzados en la Sierra Maestra capitalizó el triunfo popular de la Revolución de 1959, hecha y apoyada por la gran mayoría del pueblo cubano para restaurar el sistema democrático. Hoy, ya anciana, de alguna manera aquella figura sigue imponiendo su sello sobre los destinos de Cuba en la persona de su hermano.
El pequeño grupo cercano a Fidel y a Raúl Castro encabeza, ya por más de medio siglo, un Gobierno autoritario que nunca restableció la institucionalidad democrática, estructurado sobre las bases de la "dictadura del proletariado", según los principios del estalinismo, que no tiene nada que ver con Marx ni con los fundadores del socialismo.
Todo muy bien hecho para mantener el poder del grupito. Todo muy mal hecho en función de los intereses del pueblo y los trabajadores.
El entuerto hoy todavía reprime abierta y violentamente al pensamiento diferente, impide a unas pocas mujeres desfilar con flores por una avenida pidiendo libertad para los presos políticos, impone a su propio Partido Comunista y a la nación la política económica que ellos deciden y negocia con el Gobierno de EE UU, a espaldas del pueblo cubano, un intento de salvar su capitalismo monopolista de Estado con una alianza con el capital extranjero que podría conducir a la anexión virtual económica y geopolítica al vecino del norte.
El fracaso del capitalismo monopolista de Estado impuesto en Cuba en nombre del socialismo, la Revolución y la clase obrera, es más que evidente en muchos de sus principales resultados:
1-Destruir la economía del país, 2- empobrecer a los trabajadores y a los cubanos en general, 3- enterrar en el lodo el vocablo socialismo, 4- dividir y dispersar la familia cubana, 5- desestimular el trabajo en el pueblo cubano, 6- tergiversar la historia de la nación y desnacionalizar la nacionalidad cubana y 7- retardar por casi medio siglo el progreso revolucionario en América Latina con su estímulo a la violencia.
La constante violación de los derechos civiles y políticos del pueblo cubano se constata hoy en los más recientes ataques absurdos del sistema burocrático a artistas de gran prestigio nacional e internacional como Tania Bruguera y Juan Carlos Cremata Otro logro reconocido es la solidaridad internacional, que ha sido obra del pueblo cubano, pero una parte habría que celebrarla, otra discutirla y mucho que reevaluarla por contraproducente y hasta censurable. La educación y la salud al alcance de todos, con todas sus deficiencias y limitaciones, son lo mejorcito que se ha alcanzado, pero ambas fueron concebidas para la explotación calificada y continua del estatalismo asalariado.
Eso es lo concreto que tenemos hoy. Lo que pasó antes de 1959 es historia antigua para las nuevas generaciones, a las que se educa en la incondicionalidad hacia el poder establecido y reconocido en una Constitución obsoleta, copiada de la antigua URSS y que el mismo Gobierno viola todos los días.
La constante violación de los derechos civiles y políticos del pueblo cubano se constata hoy en los más recientes ataques absurdos del sistema burocrático a artistas de gran prestigio nacional e internacional como Tania Bruguera y Juan Carlos Cremata, los cuales constituyen ofensas a toda la cultura nacional y evidencian que el Campamento no ceja en su ultraje a la República.
Si las diferentes expresiones del arte y la cultura nacional no pueden manifestarse libremente, si no pueden representar creativamente nuestra realidad contemporánea, entonces la vieja consigna "dentro de la Revolución todo, fuera de la Revolución nada", se ha transformado en: la "Revolución" ya no es el "todo", más bien es "nada".
Una nación es su cultura y, si no es respetada, no es más que un grupo de símbolos sin contenido.
Lo más sagrado que tiene el ser humano, lo que le permite vivir, realizarse y construir una familia, es su trabajo, su capacidad creadora, sus aptitudes manuales e intelectuales, que se traducen materialmente en remuneración por sus esfuerzos y resultados.
El derecho al pago por el trabajo es quizás el derecho más importante, el que permite a su vez la realización de otros derechos.
Si no se respetan la fuerza de trabajo, el arte, ni los derechos civiles y políticos de los ciudadanos, ¿ante qué estropicio estamos? Y ese derecho viene violándolo el Estado dizque socialista desde que se apropió y estatizó todas las fábricas, tierras, empresas grandes, medianas y pequeñas, teatros, cines, parques, playas, centros culturales y sociales, salones de baile, etcétera, y convirtió a todos, hasta los artistas, en empleados asalariados del Estado. Hoy reciben sueldos y pensiones de miseria, iguales a los de hace 50 años pero devaluados 50 veces.
Esa violación del valor del trabajo, principio de base de cualquier economía, ha destruido las fuerzas productivas de la nación, especialmente la más importante, la fuerza humana de trabajo, que ha sido desmoralizada y corrompida por el alto nivel de explotación a la que es sometida con bajísimos salarios. ¿Cómo pedir a la gente así que sea productiva, que cuide los medios de producción y se sienta dueña de ellos?
Si no se respetan la fuerza de trabajo, el arte, ni los derechos civiles y políticos de los ciudadanos, ¿ante qué estropicio estamos?
Ya le dijimos al General que era la hora de cerrar el Campamento y de abrir la República. Pero como todos nuestros mensajes al poder, este tampoco llegó a oídos receptivos. Fue ignorado.
¿Se creen de verdad los actuales regentes que pueden ignorar impunemente los reclamos de otros revolucionarios y de ciudadanos con pensamiento diferente? ¿Se creen aquello de que yo me gané esto a tiros y a tiros hay que quitármelo? ¿Para qué se dispararon aquellos tiros? ¿Para acceder al poder eternamente o para devolver al pueblo la dignidad y la soberanía pisoteadas? ¿Para seguir manteniéndose en el poder por vía de la violencia? ¿Siguen algunos creyendo que es preferible hundir la Isla en el mar a perder su poder y privilegios?
Desde la izquierda democrática lo he advertido muchas veces: si continúan olvidando los contenidos originales que dieron vida a este proceso y violando los derechos de los cubanos, el descontento sin cauces podría desbordarse Tan despacio van que se tornan paralizados. Todo tiene límite. También la paciencia.
Hoy las acciones represivas contra la oposición pacífica no se detienen ni al acercarse la visita del papa. En todo caso, aumentan en cantidad e intensidad en un intento por detener el inevitable proceso de democratización que demanda casi toda la sociedad cubana, de la cual son igualmente parte el que está dentro como fuera de Cuba, el trabajador, el incipiente empresariado privado, el estudiante o el soldado, el comunista, el indiferente o el opositor. Todos somos partes.
Recientemente, demandé que se detuviera la espiral de violencia, responsabilidad del Estado represor. La oposición ya no pone bombas ni hace atentados. Asumió el camino del enfrentamiento pacífico. El mundo de hoy es distinto al de la Guerra Fría. No percatarse de estos cambios y continuar con la violencia no es bueno para nadie.
Como reclaman algunos opositores: júzguese a los actores directos de la represión.
Desde la izquierda democrática lo he advertido muchas veces: si continúan olvidando los contenidos originales que dieron vida a este proceso y violando los derechos de los cubanos, el descontento sin cauces podría desbordarse.
Si no quieren a gente protestando en las calles o donde pueda y como pueda, hagan bien las cosas: detengan la represión, liberen a los presos por razones políticas, permitan la libertad de expresión, asociación, elección y actividades económicas. Inicien un diálogo con todos. Avancen hacia una nueva Constitución democrática, a un Estado de derecho y una nueva ley electoral.
No les exigimos que se rindan ni se entreguen, sino que permitan la democratización de la sociedad cubana Liberen internet a precios módicos. Eliminen las trabas al trabajo por cuenta propia, al cooperativismo y los monopolios estatales de comercio. Entreguen las empresas estatales a la administración colectiva de los trabajadores. Y se liberarán ustedes mismos de tantas culpas.
Sin paz, democracia y libertad, no habrá desarrollo, ni socialismo alguno.
Esta es, una vez más, una solicitud desde fuerzas políticas surgidas del propio proceso revolucionario. Por gente que entregó los mejores años de sus vidas a luchar por el socialismo en que creyeron y hoy ven a sus familias pobres, desgarradas, y sus hijos y nietos arriesgar sus vidas en el mar o en las selvas buscando bienestar. Llevar a la gente a la desesperación es la peor política. Eviten que la violencia crezca y se generalice.
No les exigimos que se rindan ni se entreguen, sino que permitan la democratización de la sociedad cubana o dejen a otros hacer lo que ustedes enunciaron y no fueron capaces: alcanzar la felicidad toda del pueblo cubano íntegro.
Hagan ese último servicio a la Revolución que iniciaron y que hace tiempo debieron poner en manos del pueblo soberano, y después nadie los molestará. En todo caso, pasarían a la historia como los que enderezaron el rumbo extraviado.
Dejen que el pueblo decida, restitúyanle la soberanía. Por eso y para eso apoyaron esa Revolución que ustedes encabezaron hace ya 62 años. No provoquen otra.