EL ATAQUE DE LAS MARICAS MALAS ...
Una de las mejores cosas que tiene internet es que no se acaba. Siempre que crees saber mucho de algo, seguramente habrá alguien internet que sepa más que tú de eso. Por lo que internet es una fuente inagotable de conocimientos. Pero, a su vez, es una boca del infierno de la que salen trols criticones capaces de no dejar títere con cabeza. Y esto incluye también a las mariquitas malas.
Las maricas malas eran, hasta ahora, una parte de nuestra sociedad en una proporción baja, lo que las hacía razonablemente soportables. En cada pandilla de amigays tenías una mariquita mala y media. Es decir, había una mariquita muy mala que medio envenenaba a otro mariquita del grupo. Así que, bueno, la cosa era llevable. Pero, desde que internet y las redes sociales llegaron a nuestras vidas, la proliferación de mariquitas malas 2.0 ha sido exponencial. Y algo demencial.
El más reciente caso lo ha vivido Steve Grand. El cantante country gay subió a su cuenta de Instagram una foto enseñando cacho. No ha sido la primera, ni la última, espero. Estaba el fornido muchacho en un barco de fiesta, se hizo foto y la compartió. Todo bien hasta que otros homosexuales empezaron a criticarle por llevar un bañador estereotípicamente gay. ¿Aca-perdona? A mi el bañador me parece que le hace un paquetazo tremendo que le realza mucho la mirada, también creo que es feo de cojones (nunca mejor dicho) porque yo no soy, precisamente, defensor de los bañadores turbo. Pero de ahí a decir a tachar de esterotípico un bañador… pues no sabría que decirte.
Cuando se puede se debe enseñar, con ese cuerpo y esa cara si no lo hace sería muy bobo.
Steve Grand ya ha declarado en más de una ocasión que los mayores enemigos y críticos de la comunidad gay somos los propios homosexuales. Y en este caso se demuestra que el mozo tiene razón. Y claro te hace pensar en porque tenemos que usar siempre internet como una herramienta de crítica destructiva hacia otros homosexuales. ¿Acaso somo incapaces de vivir y dejar vivir?
Si sois lectores habituales de este blog y os recreais la vista semanalmente con la sección de chulazos en Instagram de Javi sabréis de lo que hablo. Semana sí, semana también, se encuentran comentarios, con mejor o peor tono, hacia el protagonista del post. Parece como que tener buen cuerpo y lucirlo sin pudor en redes sociales fuese un pecado. O como si alguien te obligase a punta de pistola a ver dichas fotos.
¿Acaso Steve Grand, por ser gay, nos obliga a todos los gais a llevar ese tipo de bañadores? No. Él lo lleva porque le gusta. Quizá sería un buen momento para ir erradicando (e ignorando) a las maricas malas, tal como ya pasó en Secret. Dejemos que cada cual lleve la ropa que quiera, se quite la ropa quiera, que luzca cacho y disfrutemos de las vistas.