De Ámsterdam a La Habana, una novela de herejes
Leonardo Padura Fuentes escritor cubano
En el plano anecdótico, Herejes, la más reciente novela del escritor cubano Leonardo Padura Fuentes, cuenta la historia de una familia judía cubana exiliada en Miami que desea saber cómo una obra de arte asociada con ella ha salido a subasta en Londres sin que sus herederos se enterasen.
Mario Conde, el legendario detective creado por Padura, deberá investigar la procedencia del cuadro en suelo nacional, no sin antes conocer la trayectoria de la pieza hasta la isla como parte de uno de los episodios más vergonzosos de la política local: el rechazo por parte de la autoridades en 1939 al desembarco de 900 judíos procedentes de Alemania en el barco St. Louis, un hecho que prácticamente los condenó al holocausto al tener que regresar a la Europa de la Segunda Guerra Mundial.
La trama se remonta entonces a los años en que los judíos españoles y portugueses (los sefardíes), huyendo de la inquisición, se refugiaron en Ámsterdam, ciudad donde la comunidad hebrea floreció en el siglo XVI. En ese sentido, la segunda parte del libro no tiene precedentes en la literatura cubana.
Para contar los caminos del cuadro de Rembrandt perteneciente a los Kaminsky, Padura entrega una fotografía de la ciudad holandesa en la que el arte, la religión, la filosofía y los gérmenes del capitalismo industrial protagonizan la intensidad de una vida judía -la del pintor Elías Ambrosius Montalbo de Ávila- que llega hasta nuestros días y de la cual podemos aprender acerca de los riesgos, el amor y la belleza de la libertad.
A partir de ese motivo emocional, Herejes también viaja a la Cuba de hoy en la que el autor describe la yuxtaposición de generaciones, la ineficiencia del sistema económico, la frustración de los jóvenes y sobre todo la incapacidad de la sociedad para cambiar el estado de cosas de manera racional. Como el rechazo al barco St Louis con los cientos de judíos abordo, la Cuba de hoy deja a los más frágiles sin esperanzas y sin otra opción que el matadero de la angustia y el dolor. Padura ha logrado sintetizar el aprendizaje histórico de la cultura judía y el nacimiento de la modernidad europea, con la incertidumbre que la Cuba contemporánea engendra en amplios sectores de la población que, carente de libertad, se ve atrapada entre la inercia del sistema socialista y los juegos de poder internacional.
La crítica ha venido considerando Herejes la mejor obra del autor; como no las he leído todas -asignatura pendiente- no podría afirmar o negar tal criterio, pero, sin dudas, esta es una novela sui generis en la tradición de la isla en el sentido de que hace justicia al peso que en poco más de cincuenta años la comunidad judía llegó a alcanzar en todos los órdenes de la vida cubana. Padura ha logrado sacar a la superficie ese pasado imperfecto, entregándonos un fresco de uno de pasajes menos estudiados de la identidad nacional y que, por su importancia, está llamado a desarrollarse sin tapujos en el imaginario de lo cubano.