A cien años de la muerte de un sabio cubano
Finlay cuenta como el cubano que más veces ha sido nominado al Premio Nobel (en siete ocasiones)
Por Roberto Jesús Quiñones Haces | Cuba | Cubanet
Este 20 de agosto se cumplió cien años de la muerte del gran sabio cubano Carlos J. Finlay, cuyas investigaciones permitieron identificar a la hembra del mosquito Aedes aegypti como el agente transmisor de la fiebre amarilla.
Nacido en Camagüey el 3 de diciembre de 1833 realizó allí sus primeros estudios y luego continuó su formación en Francia, Gran Bretaña y los Estados Unidos , donde se graduó como médico en 1855, título que revalidó en la Universidad de La Habana.
Hombre de gran cultura, aficionado al deporte, especialmente al ajedrez, del que se afirma llegó a ser un jugador extraordinario, Finlay fue también un cristiano católico practicante. En una oportunidad reconoció que la idea que le sirvió de apoyo para su descubrimiento la tuvo mientras rezaba el rosario, algo que nunca mencionan los medios oficialistas del partido único.
Su obra
A Finlay se le conoce generalmente como el descubridor del agente transmisor de la fiebre amarilla pero su nombre está estrechamente vinculado a los progresos obtenidos por la ciencia en contra de la malaria, el cólera, el dengue y la fiebre del Nilo.
Partiendo de los estudios realizados por varios médicos cubanos con relación a la fiebre amarilla, también conocida como vómito negro, Finlay realizó un paciente estudio hasta que en 1881 presentó ante la Real Academia habanera su trabajo “El mosquito hipotéticamente considerado como agente de transmisión de la fiebre amarilla”. Su investigación provocó polémicas y burlas y el científico tuvo que dedicar veinte años de su vida para probar sus ideas.
La genialidad del descubrimiento del cubano estriba en que era la primera vez que se mostraba la posibilidad de que las enfermedades fueran transmitidas por un agente hasta entonces no convencional, pues la medicina de la época estimaba que las enfermedades sólo podían transmitirse por contacto directo o debido al medio ambiente.
Finlay también descubrió que la principal causa de propagación del cólera en La Habana se debía a la mala calidad de las aguas que consumían sus habitantes, algo que las autoridades españolas censuraron.
Cuando se estableció la república fue designado Jefe Superior de Sanidad por el presidente Tomás Estrada Palma y al frente de esa tarea acometió múltiples proyectos de gran repercusión pública como la vacunación obligatoria contra la viruela, el saneamiento sistemático y la prohibición de tomar baños de mar en zonas contaminadas de la bahía habanera entre algunas medidas.
Se le considera un precursor de la epidemiología moderna porque puso en práctica varias medidas para controlar la fiebre amarilla. Entre ellas se cuentan el aislamiento de los enfermos y la destrucción de las larvas del mosquito en sus propios criaderos, las cuales demostraron rápidamente su efectividad en la campaña de salud realizada en Cuba en 1901 y en las obras de construcción del canal de Panamá donde existe una placa que perpetúa su memoria.
Siete veces nominado al Premio Nobel
Finlay cuenta como el cubano que más veces ha sido nominado al Premio Nobel (en siete ocasiones). Gran injusticia de la Academia Sueca no habérselo concedido pues a su muerte estaba considerado un microbiólogo de extraordinarios méritos científicos. En 1907 recibió la Medalla Mary Kingsley, otorgada por el Instituto de Medicina Tropical de Liverpool y un año más tarde la Legión de Honor, concedida por el gobierno francés.
Después de su muerte su prestigio y reconocimiento internacional no han hecho más que crecer. En 1975 la UNESCO lo incluyó entre los microbiólogos más destacados de toda la historia junto al holandés Anton Van Leeuwenhoek (fabricante de microscopios), el francés Louis Pasteur (autor de la técnica conocida como pasteurización), el alemán Heinrich Hermann Robert Koch (descubridor del bacilo de la tuberculosis), el ucraniano Ilya Ilich Mechnikov (formuló la teoría sobre la fuerza del cuerpo humano para resistir las enfermedades infecciosas e hizo estudios sobre la sífilis) y el escocés Alexander Fleming (descubridor de los efectos antibióticos de la penicilina).
Desde el 25 de mayo de 1981 la UNESCO adjudica el Premio Internacional Carlos J. Finlay a científicos destacados en el campo de la microbiología.