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General: Un 25 de agosto de 1984 muere el genial escritor gay Truman Capote
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: Emilio Ferrer  (Mensaje original) Enviado: 25/08/2015 22:00
flag21.gif (22499 bytes)Truman Capote: un alcohólico, drogradicto, gay y genio
Su verdadero nombre era Truman Streckus Persons, pero adoptó el apellido de su padrastro cubano Joe Capote
  
trumay.jpg (800×800)
Adoptó el apellido de su padrastro cubano Joe Capote
 
                 Por Jorge Martillo Monserrate
Gif de estados unidos“Soy alcohólico. Soy drogadicto. Soy gay. Soy un genio”, decía la faja que como una serie de puñetazos cubría la portada de Música para camaleones, de Truman Capote que con cinismo sonreía en la foto de contraportada. Recuerdo que emocionado abandoné la librería y en el primer bar que se me cruzó lo empecé a leer, como había hecho con el resto de sus libros. Eso ocurrió a inicios de los ochenta. Creo que las cervezas eran más mágicas que las de ahora.
 
Su verdadero nombre era Truman Streckus Persons, pero adoptó el apellido de su padrastro cubano Joe Capote. Nació en Nueva Orleans, el 30 de septiembre de 1924. Pero su madre lo dejó al cuidado de sus abuelos y después con unos primos en Alabama. A los 8 años, Capote empezó a escribir, “…a los diecisiete años era un escritor consumado”, él cuenta en el excelente texto del prefacio de Música para camaleones. De joven trabajó y escribió en revistas. Sus primeros libros Otras voces, otros ámbitos, 1948 y Desayuno en Tiffanys, 1958, resultaron exitosos. Pero él era insaciable y buscaba formas innovadoras. “Yo quería escribir una novela periodística, algo en mayor escala, que tuviera la verosimilitud de los hechos reales, la cualidad de inmediato de una película cinematográfica, la profundidad y libertad de la prosa y la precisión de la poesía”, cuenta el señalado prefacio.
 
Entre 1959 y 1966, Capote se dedicó por entero a la investigación de un múltiple homicidio en Holcomb, pueblo de Kansas. Durante esos años, Capote entrevistó e hizo amistad con los asesinos: Dick Hickock y Perry Smith. Según Gerald Clarke, autor de Truman Capote. La biografía, Capote se enamoró de uno de los asesinos. Pero como en una tragedia griega, necesitaba que fueran ejecutados para por fin terminar su novela. El día que los asesinos fueron ahorcados, Capote fue invitado y presenció la ejecución de su amado.
 
A sangre fría, su novela sin ficción, fue un éxito literario y económico. En Estados Unidos vendió 5 millones de ejemplares y fue traducida a 24 idiomas. Se convirtió en una celebridad, rodeado por ricos y famosos. Sin embargo, Capote sabía que estaba herido de muerte y con licor y drogas intentó curar esa herida.
 
Su editor Joseph M. Fox en el prólogo de Plegarias atendidas cuenta que Capote en 1966, cuando estaba trepado en la cima del éxito, firmó con su editorial un jugoso contrato para escribir un nuevo libro que según él sería el equivalente contemporáneo del clásico En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust.
 
Pero Plegarias atendidas, el libro más esperado de la literatura norteamericana, sería publicado recién en 1987, 21 años después, y tres, luego de la muerte de su polémico autor. Aunque Capote antes, en 1976, publicó cuatro venenosos capítulos en la revista Esquire. Fue cuando sus amigos de la alta sociedad se reconocieron en esas narraciones y lo expulsaron de su círculo exclusivo.
 
Después de ser arrojado de ese paraíso de ricos y famosos, conocido como jet set, Capote los recriminó públicamente: “¿Qué esperaban? Soy un escritor y lo uso todo. ¿Acaso esa gente pensaba que yo solo servía para divertirlos?”.
 
En Plegarias atendidas, el narrador personaje es P. B. Jones, un bisexual que se gana la vida entre alcobas mientras intenta escribir un libro de cuentos: Plegarias atendidas.
 
En esas Plegarias Capote también escupe su veneno sobre algunos escritores y su obra. Expresa de Virginia Wolf: “No puedo pensar en un solo libro de ella que me guste, excepto su crítica”. De Hemingway: “Detesto El viejo y el mar”. Sobre Borges: “Es un buen escritor, pero demasiado menor”. En cuanto al Premio Nobel de literatura: “Un jurado que se lo dio a Pearl S. Buck debe ser objeto de análisis en una clínica siquiátrica”. Acerca de Saul Bellow: “Es una nada. No existe”. De Joyce Carol Oates: “Es un monstruo ridículo que debe ser decapitado en un auditorio público… la criatura más abominable de este país”. Sobre Jacqueline Susann: “Causé su muerte. Agonizaba de cáncer cuando dije en televisión: ‘Parece chofer de tráiler’. Cayó de la cama (risas). Su marido la levantó. Vomitó sangre y ya no se recuperó. Me demandaron por un millón de dólares (risas)”.
 
En el libro Conversaciones íntimas con Capote –entrevistas realizadas entre junio de 1982 y agosto de 1984, poco antes de su muerte- el periodista Lawrence Grobel le pregunta en qué le gustaría reencarnar y Capote responde: “En un zopilote. Los zopilotes son libres y simpáticos. Nadie los quiere. A nadie le importa lo que hagan. No tienen que preocuparse por sus amigos, ni por sus enemigos. Están allí, volando, divirtiéndose, buscando algo que comer”.
 
El 25 de agosto de 1984, Capote fue encontrado sin vida en el departamento de su amiga Joanne Carson, donde pasaba unos días e iba a celebrar sus 60 años, que los hubiera cumplido cinco días después, pero se adelantó y falleció por una sobredosis.
 
En el célebre prefacio de Música para camaleones, el último libro que publicó en vida, Capote expresa: “…un día comencé a escribir, sin saber que me había encadenado de por vida a un noble pero implacable amo. Cuando Dios le entrega a uno un don, también le da un látigo; y el látigo es únicamente para autoflagelarse . Entre tanto, aquí estoy en mi oscura demencia, absolutamente solo con mi baraja de naipes y, desde luego, con el látigo que Dios me dio”.
 
Es en esa obra que con sinceridad, cinismo y autosuficiencia expresó: “Soy alcohólico. Soy drogadicto. Soy homosexual. Soy un genio”.
 
Hoy solo espero que las cervezas tengan esa espuma mágica que explota dentro de uno pero no lo mata. Más bien le da vida. Salud.
 
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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: cubanet201 Enviado: 25/08/2015 22:08
Truman Capote, «dandy» o vagabundo
Este fue el artículo publicado en ABC por José María Carrascal el 27 de agosto de 1984, dos días después de la muerte del escritor norteamericano

truman-capote.jpg (1280×853)
Truman Capote fotografiado por Henri Cartier Bresson
           Por José María Carrascal  / Nueva York
Apunto de cumplir los sesenta años, el escritor tenía tras sí una larga historia de alcohol y drogas, que él gustaba mezclar en lo que llamaba «su coctel». Años atrás había sido detenido por conducir embriagado y su salud era todo menos fuerte.

La última vez que le vi en Nueva York, yo camino de mi despacho, él saliendo de su bar habitual en las inmediaciones de la ONU, ofrecía un aspecto lastimoso, con dificultades para andar y las manos temblorosas, en busca de apoyo. Le había visto mal muchas veces, pero nunca tanto.

Truman Capote fue, sin embargo, un hombre dispuesto siempre a hacerse notar donde quiera que estuviese, aunque fuera a gritos. Pese a su estatura insignificante, lo conseguía ya con el vestuario, ya con su excéntrico proceder. No vestía nunca normalmente, sino que unas veces como un «dandy» y otras como un vagabundo. Luego tenía una necesidad casi física de acaparar la conversación, lo que lograba en parte con su voz chillona y en parte con sus comentarios desenfadados, la mayoría críticos a personas ausentes y presentes, lo que le valió estar siempre a mal con unos y otros, sobre todo los colegas literarios.

Daba la impresión de estar siempre representando un papel como si no estuviese satisfecho con el que le había tocado. Esta insatisfacción con sí mismo la confesó en una nota autobiográfica: al parecer había sido un niño guapísimo, y la progresiva conversión en un adulto bien poco atractivo fue para él un motivo constante de frustración. Como escritor podía ser un clásico; como persona, en cambio, tenía una vena amarga e histriónica inconfundible.

Había nacido en Nueva Orleans, pero se crió en Nueva York yConnecticut. Aquí obtuvo, en 1946, su primer premio literario, el O'Henry, para narraciones cortas, que lograría otras dos veces, y aquí centró su vida, pese a poseer casas en Suiza, California y Long Island.En ningún momento desde que se dio a conocer ha dejado de estar en primera línea de la literatura o del chismorreo norteamericano.

Homosexual autoproclamado, no convirtió, sin embargo, la homosexualidad en el eje de su obra, como ha hecho, por ejemplo, Gore Vidal. Truman Capote se limitó más bien a reflejar de modo maestro la vida que corría en su torno. Sus dos novelas más famosas, «Desayuno en Tiffany's» y «A sangre fría» fueron llevadas al cine y él intervino en papeles cómicos en alguna cinta.

Ha muerto como ha vivido: sin saberse exactamente por qué.Pero tras sí deja una obra sólida, en la que destaca tanto el asombroso manejo del lenguaje como el ojo clínico de la sociedad, que nadie sospecharía en el personaje bufonesco que Truman Capote representaba en vida.



 


 
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