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General: ¿QUÉ PUEDO HACER?...SOY GAY Y VIVO EN MARRUECOS
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: cubanet201  (Mensaje original) Enviado: 27/08/2015 14:00
"¿Qué puedo hacer? Soy gay"
 
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             Cadena SER
La condena de la homosexualidad atenta contra la libertad individual y es otra de las preocupaciones de ciudadanos y activistas de derechos humanos en Marruecos.
Hamza y Layla son dos jóvenes marroquíes que ocultan su homosexualidad no solo a la sociedad, que les discrimina, sino también a sus propias familias porque tienen miedo de sus reacciones.
  
"¿Qué puedo hacer? Soy gay. No puedo decirle a mi padre soy gay, tampoco se lo puedo decir a mi madre. Me pegarían, mi hermano, mi hermana y mi padre, porque mi padre es islamista un poco radical", explica Hamza un joven de Rabat que descubrió su homosexualidad bien temprano en un hamam (baño turco).
  
Layla es una mujer que siente atracción por las personas de su mismo sexo, es lesbiana, y vive en Tetuán, una ciudad tradicional del norte de Marruecos. "Mi familia no sabe realmente nada de mi caso porque no iban a entender qué significa ser gay. En general las familias, que no tienen miedo de la homosexualidad, llevan a sus hijos al psiquiatra porque creen que tienen algo que arreglar, que pegar".
  
En Marruecos hay ciudadanos en las cárceles por ser gays o lesbianas. Se castiga la homosexualidad con penas entre 6 meses y tres años por "delito contra natura" atendiendo al artículo 489 del Código Penal. Además el borrador del proyecto del nuevo texto mantiene las penas y endurece las multas, que llegan a los 2.000 euros, el doble que ahora.
 
Salah Abdellaoui, director de Amnistía Internacional en Marruecos, al igual que otra organizaciones internacionales como Human Rights Watch, considera que "la homosexualidad es un problema tabú y el artículo 489 que penaliza las relaciones homosexuales atenta contra la libertad de la persona".
 
En junio una campaña de liberación de dos homosexuales arrestados por besarse delante de la Torre de Hassan reunió 50.000 firmas y este verano se celebraron manifestaciones en las diferentes ciudades del país para defender las libertades individuales tras el linchamiento a un travesti en Fez. Sin embargo, para Marc Serena, investigador y autor de '¡Esto no es africano!', "Marruecos es uno de los países con una red de activismo más débil, espontánea, sumergida y desestructurada". Podríamos añadir incluso prohibida, como ha ocurrido este año con la asociación Aswat (Voces), que tuvo problemas para llevar a cabo un acto de defensa de los homosexuales el día de la Homofobia, que se celebra 17 de mayo.
 
"Por una acción que exprese amor, por ejemplo un beso o algo así, puedes ser insultada, agredida, discriminada por la gente, y entonces te denuncian y vas a la cárcel", detalla Layla. El último arresto, hace menos de un mes, fue en Tánger. Un imán marroquí fue condenado a tres meses de prisión por mantener una relación homosexual con un joven. Les juzgaron por "perversión sexual" y "mantener una relación homosexual en un lugar de culto musulmán". Además tendrán que pagar una multa de 45 euros.
 
Más repercusión tuvo el ataque de homofobia contra un travesti en la ciudad de Fez el 30 de junio. Una muchedumbre rodeó y zarandeó un taxi donde viajaba un hombre vestido de mujer. Según recogen los medios marroquíes, fue golpeado y tuvo que refugiarse en un centro comercial, donde la policía le protegió.
 
Los dos jóvenes que intentaron linchar a este travesti pasarán solo 4 meses entre rejas por "violencia y daño intencionado". Esta pena inferior a la de los actos homosexuales ha enfadado a las organizaciones de derechos humanos que la consideran "injusta". Mientras el ministro de Justicia, Mustada Ramid, pidió a los homosexuales, a través de la radio, que "dejen de provocar a la sociedad" y les animó a que "se cambien de sexo". Y el jefe del Gobierno, Abdelillah Benkirane, también del partido islamista, declaró en el mismo medio que "los ciudadanos que sufren esta tara deben de ocultarse. La homosexualidad, además de ser pecado y estar en el Corán, no puede aceptarse en los espacios públicos".
 
La religión es otra traba para la libertad de los homosexuales. La semana pasada, un Imán de una mezquita de Casablanca utilizó el día de rezo para atacar a los partidos políticos socialistas y progresistas, a un mes de las elecciones locales y regionales, porque "las personas que los representan defienden a los homosexuales, trabajan para pervertir los valores de la sociedad marroquí".
 
"Nuestra sociedad no es buena. Yo tengo problemas en todos los sitios, en los mercados, en la universidad, en la ciudad, en la mezquita, todo el tiempo", se queja Hamza. Por eso los homosexuales se organizan entre ellos con códigos secretos. Hamza desvela que "si por ejemplo decimos 'Bogo' significa que estamos interesados en un chico porque no podemos decirle directamente 'me gustas'". También tienen sus espacios para encontrarse, normalmente carreteras y bosques alejados de los centros de la ciudad.
 
A Hamza, que cuando habló con la Cadena SER tenía un novio español, le han llegado a herir con un cuchillo por su orientación sexual; sin embargo él sigue soñando "con poder ir con mi novio por la calle, besarle y ser cariñoso con él".
 
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Hamza tiene 22 años. Tenía 14 la primera vez que besó a un chico, en un hammam de Casablanca y cada vez que se acuerda, evoca el momento con una sonrisa: "Nos quedamos solos, desnudos. Él me acarició la espalda y la caricia terminó en un beso". Después vinieron los golpes. A sólo 14 kilómetros de un país como España, donde los homosexuales pueden casarse y tener hijos, ser homosexual en Marruecos significa enfrentarse a la cárcel, a la exclusión social y familiar y a la violencia. Mucha violencia.
 
A Hamza le insultan por la calle: "Me llaman zamal (marica) y hasta me han atacado con un cuchillo. Mira, aquí", cuenta en conversación con Vice News, señalando una pequeña cicatriz en el brazo. Su vida, entre besos prohibidos y golpes marcados, le ha convertido en activista. Su testimonio, siempre a cara cubierta, le ha convertido en el protagonista del primer capítulo de la webserie que está publicando en youtube el activista LGTB Marwan Bensaïd, titulada "Kaynin", que en dariya -el dialecto árabe que se habla en Marruecos- significa "Existimos". Ya tiene casi 300.000 visitas.
 
Con un montaje muy sencillo y dos localizaciones, en la medina de Rabat y en el interior de un apartamento de la capital, Hamza va construyendo el relato a lo largo de casi siete minutos: cuenta que en la escuela los profesores le avergonzaban y los compañeros le acosaban, que tuvo que cambiar itinerarios para volver a casa porque le tiraban piedras, que buscó amigos en otros barrios. Pero lo que más le duele es la reacción de su familia.
 
Su hermano le pisó la cabeza y le partió dos dientes antes de decidir que no podía vivir más en su casa y que tenía que marcharse. Hace unos meses volvió y su padre y su hermano le esperaban armados con palos. "Eres una desgracia para la familia", le dijeron.
 
"No puedo ir a la policía, porque ante la ley, el criminal soy yo", cuenta en el vídeo, silbando las eses como consecuencia de aquel golpe en los dientes.
 
En Marruecos, el código penal castiga la homosexualidad con penas de seis meses a tres años de cárcel.
"Es la primera vez que una acción LGTB en Marruecos hace tanto ruido", explica satisfecho Bensaïd, estudiante de 23 años y fundador de una revista online de contenido LGTB, "Aswat". Se lanzó con la webserie porque "sabíamos que una serie documental iba a ser mucho más impactante. Queremos visibilizar la homofobia en la sociedad marroquí".
 
Según un sondeo del pasado noviembre de TNS para el semanario Tel Quel, el 83% de los marroquíes no son nada tolerantes con la homosexualidad, como prueban algunos de los comentarios de la gente que ha visto el vídeo en youtube: "Estáis enfermos", "Es haram" (pecado) o "Que lo hagan, pero en su casa" son los más habituales.
 
Bensaïd se los toma bastante bien. Al menos, la gente habla: "Salvo excepciones, los medios de comunicación marroquíes tratan el tema desde el morbo y el escándalo. Estamos seguros de que ahora, cuando han publicado algo sobre Kaynin, lo han hecho para obtener más clicks. Con la serie colgada en youtube se ha creado un poco de debate social". El director lo dice porque también le han llegado comentarios alentadores, como "No estoy de acuerdo con vosotros, pero estoy en contra de la violencia contra vosotros", e incluso cartas de padres de hijos gays dándole las gracias por normalizar una tendencia sexual distinta de la hetero.
 
Después de los dos primeros capítulos, el primero protagonizado por Hamza y el segundo por Houssem, un joven de Fez que estuvo en prisión, Bensaïd quiere a una chica para el tercero: "Habíamos hablado con ella, pero al final le ha dado miedo. También conocemos a algunos transexuales, pero eso está aún más estigmatizado. Están muy escondidos. Los únicas personas visibles están fuera de Marruecos".
 
Una de las primeras asociaciones marroquíes de lucha por los derechos de gays, lesbianas, transexuales y bisexuales tuvo que irse a la orilla de enfrente, a España, para ser legalmente una asociación. Se llaman "Kif Kif" (Iguales) y su portavoz, Samir Bargachi, ha decidido darse un respiro en los medios de comunicación porque sigue recibiendo amenazas. Hamza y Marwan dicen que no le temen a un posible arresto en Marruecos: "Ya de entrada nada de lo que hacemos es legal. Yo soy un activista, es lo que hago", cuenta Marwan. "Siempre hay amenazas", continúa Hamza. "Pero necesitamos sentirnos orgullosos de lo que somos".
 
Hamza tuvo un novio marroquí que le decía que estaban enfermos; no aceptaba su opción sexual, una actitud muy frecuente entre los homosexuales marroquíes. Muchas veces acuden en busca de ayuda psicológica porque creen que lo que les pasa es una enfermedad. Y, además, está la religión. En el Corán, dos suras condenan de manera explícita al pueblo de Lot, los sodomitas, pero investigadores como Abdennur Prado interpretan que no se trata de una condena a la homosexualidad sino a las "perversiones sexuales" de todo tipo y violaciones que se practicaban en Sodoma.
 
También esta extendida la idea de que al homosexual activo no se le considera homosexual: un hombre sólo es gay si es afeminado o pasivo. Es parte de la proverbial esquizofrenia de Marruecos, un país que las guías turísticas describen, para los extranjeros, como "gay friendly" siempre que sean discretos.
Para los marroquíes no es una cuestión de discreción. Viven aquí pero, de momento tienen que vivir escondidos. Las nuevas tecnologías, las aplicaciones para móviles y el bluetooth, con los que se liga hasta en los trenes, han facilitado mucho las cosas, pero para el cara a cara siguen encontrándose en parques y carreteras alejadas de las ciudades. Preguntamos a Marwan cuál es su experiencia personal, cómo es para él ser gay en Marruecos: "No te lo puedo contar. Es por mi seguridad".
 
 

 
Subtitulos en español, tienes que adtivarlos ok.



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