Cómo el nazismo intentó “curar” a los homosexuales
Por: Raúl Arcomano / De Aquí al Pans
El triángulo rosa es uno de los símbolos más conocidos por la comunidad LGTB. El triángulo surgió en la Alemania nazi, y recuerda el exterminio de homosexuales durante el nazismo.
La suerte de los homosexuales en los campos de concentración nazis constituye un polémico capítulo de la historia, reivindicado por unos, pero minimizado por otros. La persecución de los homosexuales por el régimen hitleriano ha sido ignorada en gran medida porque aun tras la derrota militar de los nazis, la homosexualidad continuó siendo un crimen.
Rojo para los políticos, verde para los prisioneros comunes, violeta para los testigos de Jehová, marrón para los gitanos, estrella amarilla para los judíos. El triángulo rosa estaba reservado para clasificar a los homosexuales en los campos de concentración que el nazismo creó para darle forma a “el gran agujero negro de la modernidad”: la Shoá, el Holocausto judío. El documental argentino El triángulo rosa y la cura nazi para la homosexualidad indaga en ese lado poco conocido del régimen. Está enfocado en la vida de Carl Vaernet, un médico danés, mayor de las SS, que experimentó con hombres gays en Buchenwald.
Su plan estaba hecho a la medida del propósito nazi: lograr “curarlos”, “transformarlos” en heterosexuales para que pudieran tener los hijos que necesitaba Hitler para llevar adelante la guerra. Los métodos que usó fueron aberrantes: ultrasonidos, implantes de glándulas artificiales e incluso castraciones.
Quien primero develó la persecución nazi a los homosexuales fue el investigador estadounidense Richard Plant, que en 1986 escribió “El triángulo rosa”. Es que fue una historia invisibilizada por Alemania por muchas décadas. El documental muestra cómo Vaernet pasó de ser un danés rico y famoso, a un médico que formó parte de las filas del nacionalsocialismo. Su propio nieto, Jan Vaernet, entrevistado para la película, dice a cámara: “De repente se volvió nazi”. También hay entrevistas que se hicieron en Dinamarca, Alemania, Londres y Argentina. Como muchos otros nazis, Vaernet logró escapar y camuflarse en otro país. En su caso, vino a la Argentina en 1947, usó el nombre “Carlos Pedro Vaernet” y llegó a estar contratado por el Ministerio de Salud.
Infojus Noticias entrevistó a los autores, Ignacio Steinberg y Esteban Jasper. Cuentan que cien mil homosexuales fueron perseguidos entre 1933 y 1945. “Casi la mitad fueron sentenciados a cumplir penas, algunos en prisiones. Otros fueron llevados a los campos de concentración. Y se cree que entre cinco mil y quince mil murieron en los campos de concentración”, relatan. “Es una historia reveladora, desconocida, oculta y que seguramente no trascendió porque gran parte del mundo compartió hasta hace muy poco la idea de que la homosexualidad era una enfermedad”, dice Steinberg.
-¿Cómo llegaron a la historia de Vaernet?
Ignacio Steinberg: -No siempre las historias se buscan, muchas veces se encuentran. No por casualidad sino porque uno está dispuesto a encontrar. En este caso, la temática de la Segunda Guerra siempre me interesó. Soy hijo de la posguerra, pero no me importó nunca saber con qué cañones contaba Alemania o el tipo de bomba nuclear que desarrollaron los norteamericanos. Nunca pude entender o tal vez aceptar semejante desastre, tanta imbecilidad humana puesta al servicio de las armas, la conquista y la locura hegemónica.
No acepté jamás la fantasía de la supremacía racial imperialista alemana. Me dolieron los muertos, el genocidio, el sinsentido. Después de tratar el tema del Holocausto en una obra teatral que dirigí, un historiador amigo conmovido por la pieza me sugirió escribir una obra acerca de un médico dinamarqués que se ocultó en Argentina en 1947 y que le propuso a Himmler la cura nazi para la homosexualidad. Historia reveladora, desconocida, oculta y que seguramente no trascendió porque gran parte del mundo compartió hasta hace muy poco la idea de que la homosexualidad es una enfermedad.
-¿Qué es lo que más les llamó la atención de su historia y de sus experimentos?
IS: -Es imposible sorprenderse con el nazismo, con su teoría racial, con su demencia de dominación y exclusividad. Pero esta historia me indujo a investigar, a saber un poco más y a difundir esta absurda postura genocida frente a la diversidad sexual como purificación de la “raza germana”.
Esteban Jasper: -Todo lo que rodea a esta historia es aberrante. Pero lo más doloroso fue que hayan experimentado con personas en los campos de concentración. Eso es imperdonable.
-¿Cómo fueron los experimentos?
IS: -Vaernet comenzó a sacar conclusiones a partir de investigaciones con gallos y gallinas que había empezado un genetista llamado Knud Sand. Según el trabajo de Sand, al aplicarle testosterona a las gallinas les crecía la cresta y comenzaban a aparecer caracteres secundarios masculinos, por lo cual infirió que a los homosexuales les faltaba hormona masculina. Creó entonces una glándula artificial con la que inyectaba testosterona en el cuerpo de los pacientes, con el objeto de variar su orientación sexual. Vaernet fue mucho más allá. Eso es parte de lo que revela el documental.
¿Cuál era la argumentación nazi para perseguir a los homosexuales?
EJ: -Nuestra investigación nos planteó dos hipótesis principales. Por un lado, erradicar la homosexualidad de la sociedad alemana. La homosexualidad atentaba contra la imagen de masculinidad y femineidad en esta nueva estructura social. En particular la homosexualidad masculina pasiva, que ponía en cuestionamiento la figura del hombre dominante. Y por otro lado, la natalidad. Alemania necesitaba más población, por lo cual era necesario convertir a los homosexuales en heterosexuales para que hubiera más procreación.
IS: -El nazismo tenía claros los objetivos: purificar a la raza germana para la dominación mundial. Creían que una ‘raza superior’ necesitaba de un espacio vital, necesario para conquistar y exterminar los pueblos “impuros” y las “degeneraciones” de la raza humana.
-¿Cuántos homosexuales fueron exterminados por el régimen nazi?
EJ: -Cien mil fueron perseguidos por ser homosexuales entre 1933 y 1945. Casi la mitad fueron sentenciados a cumplir penas, algunos en prisiones. Otros fueron llevados a los campos de concentración.
IS: -Se estima que entre cinco mil y quince mil homosexuales murieron en los campos de concentración.
-¿Hasta qué nivel de la estructura de poder nazi llegó el plan de exterminio de los homosexuales? Es decir: ¿lo sabía Hitler, lo apoyaba?
IS: -La política respecto de las minorías era conocida y aceptada por Hitler. De hecho Himmler en un famoso discurso, mostraba aterrorizado que en Alemania un 7 por ciento de la población masculina en edad de procrear era homosexual y que de continuar esa permisibilidad la raza germana desaparecería. Ese fue el argumento pseudocientífico desarrollado por la más alta cúpula del régimen. Decían: “Perdimos dos millones de hombres en la Primera Guerra, ¿qué será de nuestro pueblo si no nacen hombres nuevos?”. Y los homosexuales no iban a darles esos hombres nuevos porque no iban a procrear.
Si de Argentina y el nazismo hablamos, que fue el encargado de desarrollar la política de la raza y reasentamiento, que luego sería exterminio, fue el ministro argentino de Hitler, Walther Darré, que había nacido en Belgrano. Bajo el cargo de ministro de Agricultura dirigía la oficina que se ocupó del prólogo de los campos de concentración, que luego organizara metódicamente Adolf Eichmann. Darré era experto en razas de caballos, sabía de pureza racial, de caballos de tiro y de caballos de polo. Fácil es entender quiénes serían los caballos de “tiro” que poblarían los campos.
La conclusión es simple: Hitler sabía y apoyaba esta política. Es más, muchos historiadores discuten acerca del sentido de la famosa operación colibrí o “la noche de los cuchillos largos” en la que se asesinan a un centenar de jerarcas y oficiales de las SA, cuyos tres jefes eran homosexuales: el principal, Ernest Rhöm, un íntimo amigo y guardaespaldas de Hitler. Si bien esta fue una operación política, fue también una señal para las SS, advirtiendo acerca de la sexualidad manifiesta.
-¿Cómo fue la estadía de Vaernet en la Argentina?
IS: -Llegó a la Argentina en 1947 como “Carlos Pedro Vaernet”. Fue contratado por el Ministerio de Salud. Se sabe que trabajó en el sector de Higiene Pública. Luego abrió una clínica privada en el barrio de Palermo. Hasta donde sabemos, no se tiene registro alguno de lo que hizo. Según lo que recabamos, mantuvo un bajo perfil desde ese entonces. En 1965 murió cuando estaba a punto de volver a su país, Dinamarca. Sin castigo.