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Homófobo, tránsfobo y cobarde:
Francisco recibe a la funcionaria encarcelada por obstaculizar bodas del mismo sexo… en secreto
Encuentro secreto, entre dos fanaticos religiosos...
La noticia ha causado gran conmoción en el colectivo LGTB y en el sector más liberal de la sociedad estadounidense. El papa Francisco, en un ejercicio de homofobia que hace bueno a Joseph Ratzinger, recibió en privado a Kim Davis, la funcionaria evangélica de Kentucky que fue encarcelada durante unos pocos días al desobedecer la orden judicial que la instaba a desbloquear la concesión de licencias de matrimonio a las parejas del mismo sexo en su condado. Francisco, que rogó a Davis que se mantuviera fuerte, se ha revelado eso sí como un cobarde redomado: el Vaticano negoció para que la noticia no se hiciera pública hasta su regreso a Roma, impidiendo así que la expectación que sin duda hubiera creado echara por tierra la imagen “progresista” que se ha labrado en este viaje.
Ya con el papa en Roma, la noticia era hecha pública por Mathew Staver, el abogado de Kim Davis, que confirmaba que el encuentro tuvo lugar en la Nunciatura Apostólica de la Santa Sede en Washington D.C. (la embajada vaticana). Francisco recibió a Kim Davis y su marido durante algo menos de 15 minutos. El abogado de Davis no ha querido dar detalles sobre cómo se gesto el encuentro, ni de quién partió la idea, aunque todo apunta a que fue el propio Vaticano el que quiso tener ese “detalle” con la funcionaria rebelde (que por cierto ni siquiera es católica). Lo hizo, al parecer, con el compromiso de que nada se supiera sobre el encuentro hasta que el papa hubiese regresado a Roma, para no eclipsar el resto de su viaje. Una cobardía, dicho sea de paso, que el Vaticano mantiene incluso cuando la noticia ya se ha difundido. “La Santa Sede es consciente de las informaciones sobre el encuentro de Kim Davis con el Santo Padre. El Vaticano ni confirma el encuentro ni lo desmiente, y no habrá más información sobre el tema”, reza de hecho el comunicado hecho público por la oficina de prensa del Vaticano…
Quien sí ha hecho declaraciones es la propia Kim Davis, que ha manifestado que el papa Francisco le transmitió su solidaridad, le dio las gracias por su valor y le dijo que se mantuviera “fuerte”. “Yo estaba llorando. Las lágrimas salían de mis ojos. Yo no soy nadie”, ha declarado una “humilde” (según sus propias palabras) Kim Davis en una entrevista televisiva.
Davis, recordamos, es la funcionaria encargada de emitir las licencias de matrimonio en el condado de Rowan (en el estado de Kentucky), que no solose negó a hacerlo a parejas del mismo sexo sino que además no permitía que sus subordinados lo hicieran. “Emitir una licencia matrimonial que entra en conflicto con la definición divina de matrimonio, con mi nombre en ella, viola mi conciencia. No es un tema inocuo para mí. Se trata del cielo o del infierno”, justificó. Al ser preguntada directamente por una pareja del mismo sexo sobre bajo qué autoridad les negaba su solicitud, respondió que “bajo la autoridad de Dios”. El juez federal David Bunning, que llegó a ofrecer a Davis la posibilidad de evitar la cárcel si accedía a que sus subordinados emitiesen las licencias de matrimonio (a lo que se negó) decretó finalmente su ingreso en prisión por un delito de desacato.
Pocos días después, Davis fue liberada, pero Bunning le impuso la obligación de no impedir que sus subordinados emitiesen las licencias de matrimonio. El culebrón, sin embargo no ha terminado todavía. Cómo termine finalmente será un buen termómetro de hasta qué punto el estado de derecho aguanta en Estados Unidos el embate del fundamentalismo cristiano. Ni Davis es la única funcionaria que opone resistencia al matrimonio igualitario ni el condado de Rowan es el único que ha obstaculizado la emisión de licencias de matrimonio a parejas del mismo sexo. Hay otros varios, no solo en Kentucky, también en Alabama o en Texas, y diversos recursos judiciales están en curso pendientes de resolución definitiva. Lo que nadie esperaba, desde luego, es que el papa Francisco hiciera su aparición para apoyar tan abiertamente a Davis, erigida en mártir de una derecha religiosa fundamentalista de base evangélica con la que tradicionalmente la Iglesia católica estadounidense había procurado mantener distancias.
La cobardía de Francisco
Ya en entradas anteriores hemos venido advirtiendo de la homofobia y transfobia de Francisco, que también en suelo estadounidense aprovechópara, durante su discurso ante la Asamblea General de Naciones Unidas, insistir en “la distinción natural entre hombre y mujer” y referirse al reconocimiento de las relaciones entre personas del mismo sexo como “imposición de modelos y estilos de vida anómalos”. Exactamente el mismo argumento que muchos líderes de países africanos, asiáticos e incluso del este de Europa utilizan para justificar la aprobación de infames legislaciones homófobas. El presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, lo utilizaba pocos días después ante el mismo foro.
Y que Francisco, al que cuando fue elegido papa dosmanzanas calificó como “virulento homófobo” a la luz de su anterior trayectoria como arzobispo de Buenos Aires, no duda en alternar gestos aperturistas (el ya famoso “¿quién soy yo para juzgar?” o la recepción a un católico transexual español, por mencionar dos de los más señalados) con declaraciones abiertamente homófobas (como sus criticas a las leyes de matrimonio igualitario, que según él suponen una “amenaza a la familia”, o sus alabanzas al papel de la Iglesia católica de Eslovaquia en el referéndum homófobo celebrado en febrero en ese país) o tránsfobas (“Pensemos en las armas nucleares, en su capacidad de aniquilar en unos pocos instantes un alto número de vidas humanas. Pensemos en la manipulación genética, en la manipulación de la vida, o en la teoría de género, que no reconocen el orden de la creación. Con esta actitud, el hombre comete un nuevo pecado contra Dios el Creador”, expresaba en una entrevista).
Llamativas son también las referencias contenidas en la encíclica Laudato si’ (“Alabado seas”) sobre el medio ambiente, donde el papa aprovechó para considerar que el respeto a la ecología incluye “la aceptación del propio cuerpo como don de Dios” y su “valoración en su femineidad o masculinidad”para “reconocerse a sí mismo en el encuentro con el diferente”. Según el argentino, ”cancelar la diferencia sexual” no es una actitud sana. Transfobia pura y dura disfrazada de ecología.
En definitiva, ya sabíamos que Francisco es homófobo y tránsfobo, pese a sus gestos aperturistas (amplificados en numerosas ocasiones por unos medios de comunicación que insisten en presentar al argentino como el gran reformador de la Iglesia, algo que a día de hoy está muy lejos de ser cierto). Lo que no sabíamos es que además era un cobarde incapaz de mostrar abiertamente su LGTBfobia. ¿Por qué no permitió que su encuentro con Davis se conociese? ¿Por qué al ser preguntado por su opinión acerca del caso Davis en su vuelo de vuelta se limitó a hacer una defensa genérica de la “objeción de conciencia”, asegurando incluso que él “no podía tener en la cabeza” todos los posibles casos, sin mencionar que él mismo acababa de encontrarse con la persona sobre la que se le preguntaba expresamente?
En este sentido, estamos de acuerdo con el columnista Michelangelo Signorile, que en la edición estadounidense de The Huffington Post señala que el papa“demuestra ser contrario a mucho de lo que enseña y predica. Habla sobre diálogo y sobre tener el valor de defender las propias convicciones. Pero escondió su reunión con Davis debajo de la alfombra, como si estuviera avergonzado, y con toda certeza no queriendo abordar frontalmente el tema. Hasta los que apoyan a Davis deberían encontrarlo insultante”.
*Tenga en cuenta ... La información que usted encuentre en Cuba Eterna puede, o no, estar en desacuerdo con su visión personal o religiosa de la realidad. Si usted encuentra que su visión de la realidad está siendo contradicha, desacreditada o atacada en cualquier forma posible, recuerde siempre que todo eso está en su cabeza y como tal, no es responsabilidad de nadie más. Después de todo, no escogímos su visión alternativa de la realidad, usted fue quien lo hizo.
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El Vaticano, sacudido por las críticas, desmiente a
Kim Davis y contraataca desvelando el encuentro del papa con una pareja gay
Encuentro del papa con una pareja gay
Los abogados de Kim Davis: el Vaticano miente
La conmoción desatada por la noticia del encuentro del papa Francisco con Kim Davis ha sido tan grande, y el deterioro de la imagen papal tal acentuada –especialmente en los Estados Unidos– que el Vaticano ha hecho algo muy poco habitual: desmentiroficialmente la versión de Davis y sus abogados sobre las circunstancias en las que se produjo el encuentro y señalar que este, en cualquier caso, no suponía un apoyo oficial a sus posiciones. Es más, poco después del desmentido se ha conocido que Francisco recibió a una pareja del mismo sexo argentina, uno de cuyos miembros mantiene un viejo vínculo personal con el papa. El giro de los acontecimientos abre numerosos interrogantes y quizá tenga efectos que a día de hoy son impredecibles. Redacción
Según el comunicado que el Vaticano ha hecho público, su encuentro con Kim Davis (la funcionaria homófoba de Kentucky que llegó a ser encarcelada durante unos días por desobedecer una orden judicial y bloquear la emisión de licencias de matrimonio a parejas del mismo sexo en su condado) no significaba que el papa aprobara sin más sus posiciones. “El papa no entró en los detalles de la situación de la señora Davis y su encuentro no debería ser considerado una forma de apoyar su posición en la totalidad de sus complejos y particulares aspectos”, reza el texto que firma Federico Lombardi, director de la oficina de prensa de la Santa Sede. Pero quizá lo más significativo del comunicado son las aclaraciones que hace a las circunstancias del encuentro, al asegurar que “el papa Francisco se reunió con varias docenas de personas que habían sido invitadas por la Nunciatura para saludarle mientras se preparaba para dejar Washington y viajar a Nueva York. Estos encuentros breves tienen lugar en todas las visitas papales y se deben a la amabilidad y disponibilidad características del papa. La única audiencia real que el Papa otorgó en la Nunciatura fue con uno de sus antiguos estudiantes y su familia”.
El comunicado vaticano, breve en su extensión, tiene sin embargo una gran carga de profundidad. En primer lugar, es absolutamente inusual que la Santa Sede emita este tipo de desmentidos. La propia oficina de prensa vaticana, de hecho, había indicado (así lo recogíamos en nuestra anterior entrada) que no habría manifestaciones al respecto. En segundo lugar, sorprende el detalle con el que el comunicado rebaja el nivel del encuentro y lo sitúa, prácticamente, como un simple saludo en el contexto de una recepción a un grupo numeroso de personas, y además no invitadas directamente por el papa, sino por la Nunciatura (la Embajada vaticana).
Pero lo más sorprendente es la frase que hemos destacado en negrita, que especifica que la única “audiencia real” que el papa concedió (un día antes de su encuentro con Davis) fue en realidad a uno de sus antiguos estudiantes y su familia. No es una información inocente, precisamente: poco después de conocerse el comunicado se hacía público que dicho antiguo estudiante no fue otro que Yayo Grassi, de 67 años, a quien Jorge Bergoglio enseñó literatura y psicología en los años sesenta en el Colegio de la Inmaculada Concepción, un instituto jesuita de Santa Fe, en Argentina. Grassi, residente ahora en los Estados Unidos, acudió a la recepción papal acompañado del que es su pareja desde hace 19 años, Iwan Bagus, si bien es cierto que iban con ellos otras tres amigas.
Es más, el vídeo de esta recepción -que sí fue individualizada- es ya público. Merece la pena verlo con detalle… En él se observa como la relación de pareja de Grassi y Bagus aparece diluida, aunque no se nos escapa como Bergoglio asegura recordar a Bagus de al menos un encuentro anterior:
Los abogados de Kim Davis: el Vaticano miente
El entorno de Kim Davis, sin embargo, niega las afirmaciones contenidas en el comunicado vaticano, y asegura que sí hubo un encuentro privado en el que el papa expresó a la funcionaria y a su actual marido su apoyo “al derecho universal a la objeción de conciencia, incluyo para los funcionarios del gobierno”. Así reza el comunicado de Liberty Counsel, la firma de abogados evangélica especializada en litigios de carácter religioso fundada por Mathew Staver, abogado principal de Kim Davis. “El encuentro con Kim Davis ocurrió a iniciativa del Vaticano, y el encuentro privado tuvo lugar en la Embajada vaticana en Washington D.C. el jueves 24 de septiembre. Se trató de un encuentro privado sin ninguna otra persona del público presente”, añade el comunicado.
Es más, en su perfil de Twitter, Liberty Counsel ha hecho incluso pública la foto del vehículo de seguridad que el Vaticano habría enviado para recoger a la pareja, la foto de los dos rosarios con el sello papal que Francisco habría regalado al matrimonio y dos fotografías de Davis y su marido sentadosesperando el encuentro con el papa. Dos fotografías que en las que por cierto reconocemos exactamente la misma salita en la que Bergoglio recibió a su antiguo alumno y su pareja:
Un desmentido que plantea muchas preguntas
Hay mucho que habría que aclarar en todo lo que ha sucedido. Asumiendo incluso que el Vaticano diga la verdad, ¿quién es de todas formas el responsable de que Davis fuera invitada a la Nunciatura? Si fue la propia Nunciatura, ¿por qué lo hizo? ¿Acaso no sabían que acabaría trascendiendo? ¿No pensaron que Kim Davis y quienes la jalean aprovecharían el encuentro en su beneficio? Preguntas que siguen siendo igual de válidas si el papa (o su entorno de confianza más directo) era conocedor de la invitación y la aprobó en un acto de equidistante hipocresía.
Sigamos poniéndonos en la hipótesis más favorable al papa… ¿Puede haberse tratado de una escaramuza más de los sectores más conservadores de la Iglesia para reforzar su posición ante cambios que, reales o imaginados, creen percibir? ¿Puede haberse tratado de una maniobra de los sectores más reaccionarios de la sociedad estadounidense, católicos o no, que buscaban un signo notorio de que el papa les apoyaba en su guerra cultural y su LGTBfobia? ¿O hay que dejarse de hipótesis conspirativas y lo que simplemente ocurre es que al papa se le ha escapado de las manos su cuidada equidistancia entre gestos amables y posiciones inmovilistas?
Un comunicado, en cualquier caso, de calado
En cualquier el comunicado vaticano no solo desmiente la versión que Davis y su abogado han aireado a los cuatro abiertos (posiblemente ahora eso es lo menos importante) sino que desvela la recepción a una pareja gay a la que denomina “familia”. Un detalle que seguro no pasará desapercibido a los vaticanistas, y que adivinamos traerá consecuencias… Un desmentido que adquiere así un calado que desde dosmanzanas, donde nos hemos posicionado de forma muy crítica hacia Jorge Bergoglio, sería injusto no reconocer, y que desvela algo que hasta hace pocos años parecía imposible prever: la cada vez mayor vulnerabilidad de las posiciones contrarias a la igualdad LGTB en el seno de la Iglesia católica.
No cabe duda de que las críticas sí han hecho mella en esta ocasión en el Vaticano. Críticas que, por otra parte, no han sido solo externas: incluso desde entornos católicos se había señalado la necesidad de salir cuanto antes al paso para contrarrestar el daño. Destaca por ejemplo la posición defendida por el National Catholic Reporter, un medio que por muy aperturista que se pueda considerar no deja de ser católico y adherido a la institución. Las palabras de este medio eran rotundas: “¿Por qué mantener el encuentro en secreto, dando una señal que algunos están tomando como un deseo ambivalente del papa de decir una cosa y hacer otra? Parte del problema con esta historia ahora mismo es que nadie asociado al papa está dando explicaciones. Las únicas personas que han concedido entrevistas hasta ahora son Davis y su abogado, Mat Staver”.
En definitiva, con independencia de cómo se gestase, todo apunta a que el encuentro papal con la funcionaria homófoba más famosa del planeta se ha vuelto como un auténtico búmeran contra quienes lo diseñaron. Y nos demuestra, una vez más, la fuerza que por méritos propios ha alcanzado el activismo LGTB en Estados Unidos.
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La verdad que mientras más se de los políticos y de religiosos, más quiero a mí Dios que vive en mí y en todos nosotros, el es infinito, y no se le encuentra en las iglesias, sino en nuestros corazones, solo hay que tener fé y llamarlo.
Politicos y fanáticos religiosos a travez de la historia, han mentido y matado a millones de humanos, aveces en nombre de Dios y otras en nombre de sus ideales politicos y de sus lideres... Joder con todos ellos... JORGE...
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En 1961 el Gobierno de Castro
Expulsó de la isla a más de 3.000 sacerdotes y monjas
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La saga de los dos Papas
¿Fueron dos Papas
“diferentes” los que viajaron a Cuba y Estados Unidos?
Las últimas noticias nos dejan perplejos, el Papa que fue a Cuba no fue el mismo que vino a EEUU, fueron dos diferentes aunque en apariencias fue el mismo. Resulta que el Papa que fue a Cuba no dejó ninguna frase trascendente e inspiradora como aquella de Juan Pablo II, ahora proclamado santo, de que Cuba se abra al mundo y el mundo se abra a Cuba. Aunque ese pensamiento resultó ineficaz, por lo menos aún resuena en las mentes de todos.
Ambos Papas, el de allá y el de acá, resultaron poseer esa infalibilidad propia de la condición papal, no se equivocaron en nada; el de allá no levantó olas en el sereno mar de una arcaica dictadura, se ajustó a los términos de un país subyugado, aplastado, silenciado y hambreado, no ofendió a los vetustos tiranuelos e incluso saludo con evidente agrado al tirano mayor, y en su propia reducto, lleno hasta el tope de los trofeos acumulados en su odiosa trayectoria tiránica.
El de acá se comportó acuerdo a las tradiciones democráticas de este país, dijo lo que le dio la gana, cuando le dio la gana y como le dio la gana, habló de los inmigrantes y abogó, con toda razón, por ellos; abordó el espinoso tema del calentamiento global, a pesar de que sabe del rechazo que ese tema tiene en un Congreso de mayoría republicana que considera que todo es una gran patraña de los egghead liberales, o criptosocialistas. En resumen se ajustó con infinito placer y sibilinas acciones a la “Primera Enmienda de la Constitución” americana.
Aquí se reunió con presos en la cárcel correccional de Filadelfia con sus aires acondicionados, bibliotecas, televisores, y comidas balanceadas; allá ignoró que “El Sexto” está en la ergástula de Valle Grande ejecutando una protesta por medio de una huelga de hambre.
Pero donde le puso la “tapa al pomo” fue cuando se reunió con la única disidente que encontró a mano, la inefable Kim Davis, la funcionaria estadounidense (county clerk) que violando su juramento de cumplir con las ordenanzas gubernamentales, se ha comprometido en una lucha ideológica en contra de las decisiones de la Corte Suprema de este país. El Papa de aquí la felicito por su coraje y la instruyó a que se mantuviese firme.
Qué gran cosa si esa palabras se la hubiese dicho, aunque fuese al oído, por lo menos a una de la Damas de Blanco; pero el asunto es que en Cuba él no tenía por que acomodarse a una “primera enmienda” inexistente en una Constitución restrictiva que no deja espacio para la tolerancia de la que tanto habló por estos lares.
Sin lugar a dudas que existen por los menos dos Papás ocultos bajo la mitra pontificia, tal vez sean más chi lo sa.
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Los nuevos monstruos y el papa Francisco
Cristina Fernández, y el Papa Francisco.
¿Por qué el Papa dijo en EEUU lo que calló en Cuba?
Con la vivacidad intelectual y la chispa de ironía que caracterizaba al cine italiano de las primeras décadas de la posguerra, un trío de grandes cineastas (Mario Monicelli, Dino Risi y Ettore Scola) produjeron en 1977 un filme titulado Los nuevos monstruos, que se convirtió en todo un éxito de taquilla. A través de una docena de sketches, el filme ponía al desnudo la hipocresía y la indolencia de la sociedad italiana de ese entonces, en particular de sus intelectuales y de un clero tan influyente como omnipresente.
La carga contra el clero fue quizás la más mordaz. Uno de los sketches describía los tejemanejes de un cura hipócrita que sabía manipular muy bien los sentimientos de sus feligreses. Cuando su prestigio y reputación estaban a punto de desmoronarse, el hábil sacerdote utilizó la misa dominical para pronunciar un sermón conmovedor y organizar una procesión del Santísimo Sacramento, con monaguillos esparciendo incienso, mientras el coro entonaba el Tantum ergo, cautivador canto en latín.
Los feligreses se arrodillaron al paso del Santísimo, haciendo ensimismados el signo de la cruz. Ante tanta belleza, a muchos les brotaban lágrimas de los ojos, ignorando o subestimando de paso las bajezas del prelado. El cura logró de esa manera salirse con las suyas.
A semejanza de la Italia de aquel filme, la América Latina de hoy ha engendrado sus propios nuevos monstruos. Los mismos pululan en el ámbito de la política. Son nuevos, porque ya no se trata de dictadores militares con manos manchadas de sangre, como Trujillo, Somoza o Perón, y luego Videla y Pinochet, ni de prelados católicos que apoyaban a los mismos. Pero no por abstenerse de llegar hasta el asesinato de opositores, los monstruos de hoy dejan de merecer la execración.
Esos siniestros personajes de nuestro tiempo no son otros que los paladines de la izquierda radical latinoamericana, fidelistas de pura cepa: Hugo Chávez Frías, Daniel Ortega, Néstor y Cristina Kirchner, Evo Morales, Rafael Correa, y en su versión cantinflesca, Nicolás Maduro, payaso errático y sin fulgor.
Los mismos no han tenido reparo alguno en deformar, hasta prostituir, principios y valores éticos por los que tantos latinoamericanos se batieron e incluso dieron su vida. Justicia social, soberanía nacional, libertad de expresión y de asociación, son principios que esgrimieron para alcanzar el poder; y una vez logrado su objetivo, hacen añicos de esos valores enraizados en la gesta histórica de nuestros países.
Al igual que para los dictadores militares que la izquierda tanto combatió, el continuismo se ha convertido en el objetivo prioritario y final de los nuevos esperpentos de la política latinoamericana.
Esa cofradía moralmente carcomida tiene un ídolo que venera como un dios. Se llama Fidel Castro, eslabón viviente entre los déspotas de ayer y los gobernantes arbitrarios de hoy.
Invocando el principio de no injerencia en los asuntos internos de un país, los epígonos del castrismo han logrado usurpar la justicia, asediar la prensa, hostigar y encarcelar la oposición, y amañar elecciones, sin que los gobiernos e instituciones regionales se dignen a mover un solo dedo para exigir el respeto del derecho internacional en la materia.
Entre los cómplices preclaros de esos monstruos con poder, cabe mencionar a José Insulza, ex secretario de la OEA, y Dilma Rousseff, actual presidenta de Brasil. Después de haber sufrido, el primero la persecución, la segunda las torturas, de dictaduras militares que crearon la desolación en sus países respectivos, estos personajes han hecho la vista gorda con el sufrimiento de los prisioneros políticos que hoy yacen en prisiones de Cuba y Venezuela.
Los nuevos monstruos cuentan igualmente en sus filas con altos prelados de la catolicidad. Ayer, miembros del clero apoyaban al franquismo, defendiéndolo y oponiéndolo al liberalismo en nombre de la doctrina social de la iglesia formulada, entre otros textos, en la encíclica Quadragesimo Anno del Papa Pío XI. Hoy es el cardenal Jaime Ortega, quien, por razones que algún día conoceremos, no escatima esfuerzo para callar, ocultar o minimizar los crímenes del castrismo.
Y para que no falte nada en el tétrico espectáculo, el Papa Francisco en persona ha observado un silencio ensordecedor y una condescendencia sorprendente ante un castrismo cuya crueldad no tiene nada que envidiar a la del tristemente famoso Augusto Pinochet.
Después de haber afirmado que ni se enteró de los arrestos y vejámenes cometidos contra disidentes que trataron de acercársele para hablarle de derechos humanos durante su reciente visita a Cuba, ¿con qué cara podría el Papa Francisco criticar a Poncio Pilatos por haberse lavado las manos ante el martirio de Jesús?
¿Por qué el Papa Francisco sí pudo, durante su estadía en Estados Unidos, abogar por la abolición de la pena de muerte, condenar el comercio de armas, criticar las prisiones de aquel país y defender a los indocumentados, pero no dijo esta boca es mía ante las violaciones sistemáticas de los derechos humanos en Cuba, y ni siquiera se dignó a recibir a un solo disidente, o a abogar por la liberación de los presos políticos, durante su placentera estancia en la Isla de los Castro? ¿Cómo explicar ese doble rasero, sin atribuirlo al hecho de que en Estados Unidos formular críticas severas no genera ningún riesgo, mientras que en Cuba cualquier frase controversial puede crear percances inauditos?
Hay que reconocer que en materia de complicidades papales, no hay nada nuevo bajo el sol. ¿Acaso Pío XI —el mismo que promulgó la encíclica Quadragesimo Anno sobre la doctrina social de la Iglesia— no se rebajó a bendecir las tropas de Mussolini que partían a Abisinia (antigua Etiopía) a matar africanos cuyas solas armas eran lanzas y escudos? Hoy, les toca a los disidentes cubanos, cuyas únicas armas son la palabra y el arrojo, soportar indefensos la indiferencia papal.
A pesar de todo, con o sin la ayuda del Papa, el día llegará en que los cubanos logren romper las cadenas que los estrangulan desde hace ya más de medio siglo. Y ese día, téngalo por seguro, amigo lector, el ocupante del trono de San Pedro, en un intento de redimirse y congraciarse con los feligreses de la Isla, expresará, al fin, su adhesión a la causa y las aspiraciones de la disidencia cubana que durante su estancia Francisco menospreció.
En ese momento, la Cuba inmortal, la de José Martí y Antonio Maceo, de Huber Matos, Orlando Zapata y Oswaldo Payá, la de las Damas de Blanco, de los plantados y de los miles de caídos bajo las balas criminales de los Castro y del Che, la Cuba eterna de los vilipendiados "gusanos" y otras víctimas del asesinato de reputaciones perpetrado por la propaganda castrista, esa Cuba de ayer, de hoy y de siempre, podrá enrostrar a las autoridades eclesiásticas de turno: ¿cómo habláis hoy de derechos humanos, cuando durante los largos años en que más lo necesitábamos, no osasteis reclamar desde el púlpito la tan anhelada libertad?
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