Cubanos en Ecuador, una vez más El libre pensar y la liberalidad de los cubanos parece molestar a muchos ecuatorianos
(Foto tomada de internet)
Alberto Roteta Dorado | Quito, Ecuador |Cubanet Se estima que entre 2009 y 2013 más de 120 000 cubanos llegaron a Ecuador. Otras fuentes refieren que en cinco años 106 371 cubanos llegaron a dicho país, y de ellos 97 923 salieron legalmente hacia otros países o regresaron a Cuba. Sin embargo, otros permanecieron transitoriamente para salir rumbo a los Estados Unidos. Hoy se conoce con exactitud que en el 2007 ingresaron 4 713 ciudadanos cubanos, mientras que en el 2008 lo hicieron 10 948. Según datos de Migración, desde el 2007 hasta febrero de 2012, 8 484 cubanos no registraron su salida legal de Ecuador. Según cifras oficiales, unos 37 000 cubanos había ingresado a Ecuador a mediados del 2010, lo que se ha incrementado en los últimos años.
Pocos de los cubanos que están en Ecuador pensaron en esta tierra como su destino final. La mayoría ha aspirado, al menos con el pensamiento, a ampliar sus horizontes, subsistir en lo económico o salir de las garras del comunismo, pero en otros países como los Estados Unidos, el gran sueño de todos, España, por nuestros lazos de antaño y las posibilidades de apertura, y en menor medida, otros países de América como México, Chile, Argentina o Uruguay, tal vez por la idea de los lazos de identidad en el contexto latinoamericano, por las cuestiones del idioma, entre otros aspectos inherentes a la idiosincrasia nuestra y la de aquellos.
¿Por qué están entonces acá, donde ya existe toda una comunidad cubana? Todos sabéis que no quedó otra opción, que los tratados establecidos entre ambos países posibilitan a los cubanos viajar “libremente” desde el 2008, y luego de pasar por ciertos trámites de legalización –siempre que sean universitarios o estén amparados por vínculos familiares– se pueden quedar e intentar rehacer su vida acá, dentro de los cánones de la sociedad ecuatoriana, pero con cierta libertad de la que jamás gozaron en Cuba; independientemente de los matices, que en el orden político ya resultan patentes desde la instauración de un gobierno de izquierda, que promueve el llamado socialismo del siglo XXI.
La mayoría de los cubanos que llega al país, solo permanece transitoriamente, preparando ciertas condiciones mínimas para emprender su travesía por gran parte de América hasta llegar a los Estados Unidos, pero algunos han determinado quedarse por más tiempo, esperando tal vez el desenlace final de la isla caribeña, que la llevará al restablecimiento de su democracia a partir de la eliminación del régimen comunista.
Para esta minoría resulta tan difícil su estancia acá, como la aventura de seguir viaje rumbo al norte. El desprecio y la discriminación por parte de “nuestros hermanos” latinoamericanos es un fenómeno social que con el tiempo se fortalece.
Los ecuatorianos son racistas consigo mismo, pues en su mayoría desprecian a los indígenas, cuando son un pueblo mestizo y deberían estar orgullosos de serlo, pero al propio tiempo están tan subculturizados, que en ellos no cabe la posibilidad de pensar en cuestiones de identidad, razas, etnias y tradiciones ancestrales, que los sensibilice con estos temas.
De más está detenernos a analizar el desprecio que experimentan hacia sus hermanos negros, marginados en comunidades de la provincia de Esmeralda, quienes son considerados seres inferiores hechos para los trabajos forzados, para ser serviles y unos pocos escogidos para el deporte, como se pensaba en el siglo diecinueve.
Aquí también se compran los títulos universitarios y no son necesariamente los cubanos los que lo hacen. Hay licenciados en filosofía y letras que no saben quién fue Descartes o Aristóteles. Te puede dirigir alguien que no sepa expresarse, que incumpla con los más elementales principios éticos, que no sepa redactar una carta de oficio y que se haga pasar por determinada profesión en comunidades distantes de la capital. Luego ruegan a Dios, a quien llaman “papito lindo”, para su progreso y derraman bendiciones para sus prójimos, a los que han explotado minutos antes.
El libre pensar y la liberalidad de los cubanos parece molestar a muchos ecuatorianos. Gran parte de ellos son machistas, homofóbicos, tradicionalistas, convencionalistas, prejuiciados, incultos, iletrados, prepotentes, descorteses, poco solidarios, y hasta descuidados de su aspecto e higiene, lo que contrasta con las características de los cubanos, diametralmente opuestas, por cuanto dejamos atrás desde hace algún tiempo ciertas características para abrirnos paso hacia la modernidad de estos tiempos. Toda regla tiene su excepción: a veces encontramos aisladamente a algunos con quienes se puede establecer una conversación con lógica y coherente fluidez y están dispuestos a ayudar al prójimo, aunque este sea extranjero.
La mayoría de los cubanos establecidos en la barriada de la Florida y la Prensa, en la capital del país, tiene sus características. Recordemos que han arribado cubanos procedentes de todos los estratos sociales, desde máster en ciencias hasta adictos y traficantes, como los hay en todos los países. Aquellos que han decidido seguir siendo lo que eran en Cuba y “vivir de la nada”, los podéis encontrar a cualquier hora por la avenida de la Prensa, cerca del antiguo aeropuerto, tomando cervezas y fumando desde la mañana hasta altas horas de la noche, han seguido con su vestuario sui géneris a pesar del clima de Quito, con su deambular característico y sus malos modales.
Pero por la existencia de estos grupos, no hemos de juzgar a todos los cubanos establecidos en Ecuador. También los hay que muy temprano, casi de madrugada, salen de sus hogares, expuestos a los asaltos o los robos –porque hay mucha delincuencia acá, y no es precisamente debido a los cubanos– rumbo a sus trabajos, tratando de salir adelante con la aspiración de poder traer a su familia o poder ayudarles desde acá.
Otros se han establecido en provincias tanto del oriente como de la costa, y hasta en el convulso Guayaquil están los cubanos que determinaron salir de su amada patria para sobrevivir en lo económico, para reunir y seguir rumbo a los Estados Unidos, o sencillamente para no volver a estar jamás en territorios comunistas; pero con calificación, preparación científica, cultura y educación, lo que nos hace más despreciables e incrementa el rechazo de nuestros hermanos latinos, que nos ven como rivales en la dura competencia de la subsistencia.
|