A pocos metros de la frontera con Nicaragua, los costarricense reiteran su solidaridad con los cubanos (Foto 14ymedio/Reinaldo Escobar)
Un policía uniformado resguarda la entrada del albergue en la iglesia de Nazaret, en la región costarricense de Liberia. Está allí para proteger a 70 cubanos que esperan que las autoridades de Nicaragua les permitan seguir la ruta a Estados Unidos. No está permitido el acceso a periodistas, entre otras razones porque la mayoría de los migrantes prefiere no dar entrevistas.
No obstante, el acento cubano abre todas las puertas. Una vez dentro, un joven pinareño explica que su familia no sabe que él está en esa situación y no quiere preocupar a su mamá. "Ella me cree paseando por las tiendas de Quito para comprar ropa y venderla luego allá en San Juan y Martínez". Algo similar le ocurre a María, camagüeyana entusiasta y carismática, quien espoleada por las urgencias se ha convertido en la voz del grupo.
El albergue recuerda las escuelas al campo por los que pasó la generación de María y del joven pinareño. La diferencia es que aquí no están obligados a trabajar en la agricultura ni a escuchar la cansina propaganda ideológica en el matutino. Son libres, pero tienen una obsesión: seguir el camino hacia “tierra de libertad”, aseguran.
Sioveris Carpio salió el 3 de septiembre hacia Ecuador. Nunca imaginó que su ruta se fuera a complicar de esa forma. Llegó a tierra tica el 12 de noviembre cuando ya la frontera estaba cerrada. Ahora, cuando se le pregunta si no tuvo la tentación de dar marcha atrás, usa una consigna escuchada mil veces al oficialismo cubano: " Pá tras ni para coger impulso. El objetivo mío es llegar", remacha con una sonrisa.
Es músico aficionado, terminó el doce grado y ha trabajado como animador y operador de audio en Trinidad, pero vive en el Condado, un rincón del Escambray donde operaban los alzados en la década del sesenta. "Vivo cerca de donde está el monumento a Manuel Ascunce, el alfabetizador asesinado por los alzados”, cuenta y de inmediato aclara “que yo me vaya para Estados Unidos no quiere decir que yo estoy contra la Revolución”. En la conversación no hay nadie más que este reportero y el aguerrido joven, pero por momentos habla como si mil oídos escucharan.
“Nací y me crié bajo un techo revolucionario, lo que pasa es que ando en busca de una mejora económica”, aclara. Repite la letanía de tantos sobre su decisión, que “no es política”, pero confiesa que ha elegido Estados Unidos “porque es un país donde se puede encontrar una oportunidad para prosperar”.
Si “la cosa se pone mala” y no puede proseguir hasta alcanzar su sueño, Carpio valora quedarse en territorio tico. “Aquí mismo”, señala y refiere que “la gente es buena y tenemos el mismo idioma, aunque la vida es cara y no es fácil encontrar trabajo”.
En Cuba dejó a toda su familia y asegura que sus padres “están sufriendo muchísimo porque saben que estoy aquí”. Su sueño, incluye sin embargo la meta de volver algún día a Cuba. “Ahora no, porque desgraciadamente no hay oportunidades, los salarios son mínimos al extremo de que si te compras un pantalón no puedes comer en el mes".
Carpio es un escéptico de los cambios económicos que se han operado en la Isla en los últimos años. “Los resultados solo se verán a largo plazo. Habría que esperar mucho y casi tengo 40 años”. El reloj de su vida ha marcado una hora crucial y prefiere pasar su atardecer en tierras extranjeras.
Pero Carpio es sólo una parte de este drama. Los pobladores de Nazaret han visto cómo decenas de estos migrantes llegan a su territorio y han salido a ayudarlos. Mauricio Martínez vive, desde que nació, frente a la iglesia Betel en el barrio de Nazaret, aunque no forma parte de la feligresía habitual del templo. Ahora le dedica muchas horas de su tiempo a conversar con los cubanos.
"Nunca antes había pasado nada parecido a lo que ocurre hoy aquí. Al principio teníamos cierta inquietud, pero se trata de gente muy tranquila y muy bien educada. Son muy respetuosos”, confirma.
La ayuda que la comunidad ha brindado a los migrantes ha sido espontánea. La gente trae ropa o comida, “según lo que cada cual pueda porque somos personas humildes”, aclara Martínez. “Pero nos hemos dado cuenta de lo que están pasando ellos y por eso colaboramos”, reflexiona.
La llegada de los cubanos también está dejando una honda impresión en la manera que muchos ticos ven el mundo. “Conocerlos nos ha permitido enterarnos de una realidad muy diferente a la nuestra y distinta también de lo que podíamos imaginar”, asegura el solícito vecino. “Aquí en el techo de mi casa tengo una antena para la televisión y ellos me cuentan que en su país están prohibidas las parabólicas, entonces es que me doy cuenta de que lo que están buscando en la libertad", sentencia.
Un vehículo de la firma Movistar está parqueado frente al albergue. El señor Benavides, agente de ventas se siente satisfecho del éxito que ha tenido vendiendo teléfonos, tarjetas SIM y recargas a los cubanos. "Desde que supimos que los albergues se habían llenado de estos migrantes supusimos que seguramente querían comunicarse con su familia”.
El empleado aclara que “hay un interés comercial, pero lo primero que nos trajo hasta aquí fue el deseo de ayudar”. “Es sorprendente cómo conocen las marcas modelos, se ve que son personas modernas y que tienen muchas ganas de prosperar", apunta.
No es fácil ganarse la confianza de quienes han tenido que pasar clandestinamente varias fronteras y temen que les quiten el poco dinero que les queda o los engañen los traficantes, pero algunos hablan para este diario como la familiaridad de viejos amigos.
Julio César Vega Ramírez de San José de las Lajas, no le tiene miedo a nada. Salió de Ecuador hacia Colombia sin conocer el camino, luego a Panamá en lancha y de ahí a Costa Rica, donde le dieron un salvoconducto por siete días que le han prorrogado por quince más. "Con esa visa podemos movernos por todo el país con entera libertad”, asegura.
El hombre cuenta que “aquí todo el mundo nos ha ayudado, la iglesia los vecinos, las organizaciones. Nos traen sacos de naranja de yuca o plátano sin cobrarnos un centavo. También cubanos que vive en San José han traído donaciones”. Aunque también ha tenido el apoyo de su familia de Miami. “Me han mandado el dinero poco a poco porque no es recomendable andar con mucho dinero encima", explica.
Julio César era operario en una recapadora de neumáticos. “Aquí vine con mi esposa, pero allá dejé a mis cuatro hijos, dos nietos y mi madre”. Cuenta que su familia estaba al tanto de lo que iba a hacer. “Aunque no les dije nada a los del trabajo por temor a que alguien me fuera a echar pa'lante y se me echara a perder el plan".
Su esposa, Maritza Guerra, es licenciada en enfermería y tiene un máster en atención integral al niño. Durante años ha sido enfermera en la sala de pediatría del hospital Leopoldito Martínez en San José de las Lajas. Es también intensivista pediátrica. "Aquí nos comunicamos con nuestras familias y amistades gracias a que nos pusieron inmediatamente una zona wifi a nuestro servicio completamente gratis. Yo quisiera pedirle a los cubanos del exilio y a los de la Isla que nos ayuden, que por favor, hagan algo por nosotros", clama con insistencia.
En la tarde, cuando cae el sol, los árboles se llenan de pájaros. El ruido que hacen es muy diferente al de los gorriones en los parques de Cuba, porque aquí hay mucha variedad y todos cantan diferente. Pájaros que conviven los unos con los otros y vuelan libremente de una a otra frontera.
Publicado en 14yMedio
Cubanos con billete de avión antes de 26 noviembre recibirán visado a Ecuador
Los ciudadanos cubanos que hayan comprado sus billetes de avión con destino a Ecuador antes del 26 de noviembre recibirán el visado establecido por el Gobierno del país andino como requisito desde el 1 de diciembre, aseguró este sábado el canciller Ricardo Patiño.
"Establecimos visa para ciudadanos cubanos ante movilización desordenada y peligrosa que vulnera sus derechos humanos", escribió Patiño en su cuenta de Twitter al recordar que el pasado jueves la Cancillería ecuatoriana anunció que solicitará ese requisito, en atención a la crisis de migración en Centroamérica.
La "Cancillería anunciará que ciudadanos cubanos que hubieren comprado boletos aéreos antes del 26 nov. 2015 recibirán visa para Ecuador", añadió Patiño en su cuenta de la red social.
El pasado jueves, el vicecanciller ecuatoriano, Xavier Lasso, anunció en una rueda de prensa que los cubanos que quieran ingresar al país andino como turistas, por un máximo de 90 días, deberán solicitar el visado.
Esa decisión es producto de la reunión del Sistema de Integración de Centroamérica (SICA), que tuvo lugar el pasado martes en San Salvador, en la que también participaron Cuba, Ecuador, México y Colombia.
La medida, dijo Lasso, obedece a la crisis de derechos humanos generada por el flujo de emigrantes en Centroamérica, pues se estima que más de 3.000 cubanos se encuentran en la frontera entre Nicaragua y Costa Rica, lo que ha generado un conflicto entre esos países y preocupación por las condiciones de vida de los migrantes.
"El compromiso que hicimos en San Salvador es que a partir del 1 de diciembre Ecuador pedirá visa a los ciudadanos cubanos, no porque tenemos algo en contra de Cuba, lo hacemos para detener violaciones a los derechos humanos y hasta la pérdida de vidas", expresó Lasso.
También solicitó al Gobierno de Estados Unidos revisar la política que otorga la ciudadanía a los cubanos, apenas llegan a ese país.
"Eso estimula el flujo, además las cantidades han aumentado a partir de la tendencia a la normalización de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos", apuntó Lasso.
Recalcó que Ecuador no renuncia al principio de "ciudadanía universal" y por lo tanto los cubanos que quieran llegar al país "serán bienvenidos", aunque insistió en que el requisito de visado tiene su base en la situación que acontece actualmente en Centroamérica.
Se presume que los cubanos salieron vía aérea desde la isla caribeña hacia Ecuador y se movieron "irregularmente" hasta Costa Rica, donde recibieron una visa temporal para cruzar el país y llegar a Nicaragua con dirección a EEUU.
El pasado viernes, unos 300 cubanos se congregaron ante la embajada de Ecuador en La Habana para expresar su descontento y quejas por la decisión del país andino de solicitar visado a partir del 1 de diciembre.
La principal inquietud de los cubanos que acudieron a la embajada era saber si la solicitud de visado se aplicará también a quienes han comprado sus pasajes antes de conocerse la nueva medida.
Hasta ahora, los cubanos estaban exentos de visado para viajar a Ecuador.
"Sabemos que la mayoría de los que están en Costa Rica salieron de Ecuador, porque es la vía más fácil, no exigían visas, pero no todos queremos llegar a EEUU, y por esta medida voy a perder mi pasaje", dijo a Efe Graciela, una habanera con billete de avión a Ecuador para el 1 de diciembre y que también dijo temer que se esfumen los ahorros "de años" que ha invertido en comprar ese boleto.
Ante la multitud que se congregó en la embajada, la cónsul ecuatoriana en Cuba, Soraya Encalada, salió a la calle junto a otros diplomáticos para explicar que la posición de su Gobierno no es "obstruir" los viajes, sino "prevenir el tráfico de personas".
"Tenemos un compromiso humano y es el de impedir el tráfico de personas. Ustedes son muy importantes para nosotros", insistió Encalada.
Cubanos en Costa Rica, a la espera de poder salir hacia EEUU.
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