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General: Cubanos en Costa Rica, tendrán su primera Navidad con libertad y tristezas
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De: cubanet201  (Mensaje original) Enviado: 24/12/2015 17:06
Cubanos en Costa Rica: Navidad en zozobra pero con libertad
Unos 6,000 refugiados esperan poder llegar a la frontera con Estados Unidos

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Decenas de cubanos hacen cola para recibir una ración de comida
en el albergue de Paso Canoas, Costa Rica, el martes 22 de diciembre.
Cuando el cubano Fernando Pacheco Piñeiro y su familia se reunían en su casa en la ciudad de Ciego de Ávila, en el región central de Cuba, a conmemorar la Nochebuena y la Navidad, siempre abundaba un profundo sentido cristiano, en humildad y con la sencillez del calor entre padres, hijos y otros parientes. La costumbre imperaba en el hogar de Pacheco más allá de prohibiciones, vigilancias y otras tácticas impuestas por el régimen comunista del país para impedir, sancionar o mirar con recelo a las personas que, de una u otra manera, expresaran sus creencias cristianas.

“Pero ahora en Costa Rica tendré mi primera Navidad en libertad”, dice Pacheco, de 34 años, casado, con tres hijos, cirujano ortopédico y uno de los aproximadamente seis mil cubanos que permanecen varados en el norte de Costa Rica por las restricciones migratorias impuestas primero por Nicaragua, en noviembre anterior, y luego por Guatemala y Belice, en diciembre.

“Podré celebrar el nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo por primera vez en libertad. En Cuba uno vive preso todo el tiempo. Uno solo ha conocido la libertad cuando pisa tierra extranjera”, añade este médico en una entrevista con el Nuevo Herald.

Pacheco jamás olvida su Navidad en el 2014 en Cuba. Y explica que aunque en diciembre de 1997, por primera vez tras varias décadas y a solicitud del entonces papa Juan Pablo II, en vísperas de su visita a la isla en enero de 1998, el gobierno de Cuba aceptó conceder feriado en Navidad, la hostilidad oficialista nunca cesó pese a la gestión papal.

“Aunque el Papa haya pedido celebrar la Navidad no existen las vacaciones de Navidad ni nos dan permiso para celebrar esas festividades. Mi familia es cristiana y siempre la ha celebrado por el significado que es el nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo. Acá en Costa Rica, pese a que voy a estar extrañando mucho a mi familia porque siempre hemos sido muy unidos, no pienso pasarla mal”, cuenta.

Los costarricenses, agrega, son “un pueblo cristiano, creyente en Dios y compartimos los mismos pensamientos y las mismas ideas y hay familias maravillosas con las cuales podré pasar la Navidad”. Reacio a dar detalles de sus parientes en la isla, Pacheco sabe que Marcial, su tío paterno, le espera en Miami.

“Soy creyente en Dios y creo que lo que le sucede a sus hijos les sucede para bien. Solamente Dios conoce nuestro destino, hasta donde será. Hay que esperar la voluntad de Dios”, aclara.

Médico migrante
Recluido ahora en un albergue en el poblado de La Cruz, limítrofe con Nicaragua, Pacheco aprovechó un portillo legal para salir de Cuba pese a que es médico. Su travesía empezó el primero de noviembre del 2015, cuando viajó en avión de Cuba a Ecuador y, tras emprender un largo recorrido terrestre y marítimo por Colombia y Panamá, llegó el 9 de noviembre al sector costarricense de Paso Canoas, principal punto limítrofe del sur de Costa Rica y fronterizo con suelo panameño.

Por esos mismos días estalló lo que es la más grave crisis de migrantes irregulares de Cuba que se registra en un país de América Latina desde el triunfo de la revolución cubana en 1959. Las crisis anteriores —Camarioca en 1965, Mariel en 1980 y los balseros del 1994— fueron directamente entre Cuba y Estados Unidos, aunque en esos conflictos hubo casos que salieron en avión hacia algún país latinoamericano.

Después de que Costa Rica desbarató el 10 de noviembre una red de traficantes de cubanos, centenares de personas nacidas en la isla quedaron atrapadas en Paso Canoas y el gobierno costarricense optó por recibirles y darles visa temporal para que siguieran hacia Nicaragua, en la continuación de un flujo procedente de Ecuador que se convirtió en cotidiano y se intensificó este año, pero que comenzó a crecer en 2012.

Pero el 13 de noviembre, Nicaragua les cerró sorpresivamente su frontera al calificarlos de delincuentes y de peligro para su seguridad.

Sin necesidad de visa desde el 2008 para entrar a Ecuador y ante el temor de que Washington derogue la Ley de Ajuste Cubano, de 1966, que concede beneficios migratorios inmediatos a los cubanos al tocar suelo estadounidense, el flujo de cubanos hacia Costa Rica siguió creciendo en los últimos 40 días. Quito cerró puertas al imponerles de nuevo la exigencia de visa a partir del 1 de diciembre y Costa Rica anunció el 18 de este mes que, al llegar al límite de sus capacidades en albergues, dejará de permitir el ingreso de migrantes irregulares cubanos y también blindó su frontera.

Lejos de casa
Los sentimientos de libertad imperan en la muchedumbre de cubanos retenidos, contra su voluntad, en Costa Rica, aunque agradecidos por el trato recibido de los costarricenses y de sus autoridades en comparación con Nicaragua, que el 15 de noviembre les agredió con tropas especiales de su experimentado ejército.

De 19 años, soltera, sin hijos, profesora de fisiculturismo y de Guanabacoa, al este de la ciudad de La Habana, Yaneisy Astorga Dopasos es huérfana de madre y de su padre ignora si está vivo o muerto, porque se lanzó al mar en 1994, con la crisis de los balseros, y desconoce si se ahogó o qué le pasó. Ella salió de la isla hace dos meses y dejó a su abuela y otros parientes a los que, admite, añorará en Nochebuena y Navidad. Ahora está en un albergue en el norte de Costa Rica y su meta es Houston, Texas, donde tiene familia y amistades.

“Me siento genial, fantástico. Mis navidades en Cuba tampoco fueron tristes, nunca la pasé mal. Pero siempre tuve que trabajar bastante para hacerme de mi dinero. Ahora será una Navidad de bastantes esperanzas, de hacer lo que uno quiere y de tantas cosas que uno desea en libertad”, relata, en una conversación con el Nuevo Herald.

“Viviendo en Cuba nunca supe lo que era una Navidad, una cena del 24 de diciembre como se celebra en estos países”, narra, por su parte, Luis Céspedes Martínez, de 32 años, casado, con dos hijos, informático y de Artemisa. Céspedes emigró en abril de este año de Cuba a Ecuador, el 11 de noviembre inició el recorrido por Colombia y Panamá y el 18 llegó a Costa Rica, donde pasará las fiestas de fin de año.

“La situación ahora tampoco es la ideal. Pensaba pasar estos días con mi familia paterna en Miami y voy a tener que pasarlos con muchos cubanos y costarricenses. Y aunque nada es fácil, me siento con esperanza y libertad”, explica.

En otra plática con este diario en uno de los albergues, Aylín Rodríguez-Ojea Hernández, de 23, informática, de El Cerro, en La Habana, y casada con Lázaro Britto Pérez, quien le acompaña en el viaje, asegura estar aferrada a un sueño: llegar a Miami y abrazarse con su familia, sin olvidar a los parientes que dejó en la isla al salir este año.

“Voy a pasar una Navidad muy triste, porque ni voy a estar con mi familia en Cuba ni con la de Miami. No es que nos estén tratando mal en Costa Rica ni que nos sintamos incómodos, pero no la vamos a pasar donde queremos estar”, subraya. “Pero también es real que la voy a pasar en libertad y mucho mejor que en Cuba”, sentencia.

Y desliza un sentimiento común en los miles de cubanos atrapados en Costa Rica: “Tenemos mucha esperanza”.
 
el Nuevo Herald | elnuevoherald.com


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