Cuba, o el optimismo
¿No era Cuba un país próspero antes de la revolución y ahora es un basural?
Víctor Manuel Domínguez | Desde La Habana | CubanetAhora que la situación económica es más precaria en el territorio nacional, los salarios todavía no alcanzan para comer y de los norteamericanos ni plim, persiste la desolación en la Zona Especial de Desarrollo del Mariel, es baja la productividad, perpetua la emigración, y será obligatorio estudiar inglés, se bajan con que será construido un socialismo próspero y sostenible en el país.
Pocos lo creen, pero hay que remar. Porque si bien a lo antes expuesto se le suma la corrupción, la falta de recursos financieros, de estabilidad económica y de credibilidad social; el gobierno hace más sofisticado el control y disfraza las prohibiciones de legalidad, lo que obliga a fingir ser tontos para sobrevivir.
Así las cosas, en la nación el pueblo inició el año haciendo planes, cuentas, fintas verbales, pronósticos de viajes, mejoras personales, retrocesos, en un galimatías lexical puesto en práctica en un almendrón, una parada, la sala del hogar, como un ejercicio crítico tan cercano a la burla como a la ira y al temor.
Los hijos de Voltaire en Centro Habana
De acuerdo con un ex profesor de literatura y español que hace cola para cambiar la chequera de la jubilación (cobra alrededor de 300 pesos al mes), el optimismo que muestran las autoridades y muchos cubanos en la televisión para este 2016, es tan ridículo y cínico como el de los personajes de Voltaire.
Según este señor, en la isla se reproducen de forma casi textual las expresiones de la novela “Cándido” o “El optimismo”, de François Marie Arouet, más conocido por Voltaire (París, 1694-1778). Para él, las crisis políticas, los desastres, las vicisitudes y el candor de los personajes, se reflejan en el país.
“Nada se parece más a un vocero del partido comunista cubano que Panglos, cuya máxima ‘no hay causa sin efecto; todo está que no puede ser mejor’ se repite sin fin. En cuanto a Cunegunda, es Cuba, la novia hermosa violada y convertida en un horror; Cándido, por su ingenuidad, el cubano de a pie”, señaló.
Asimismo, y en torno a los años transcurridos hasta el 2015 que culminó, se pregunta: “¿Acaso los voceros del régimen no persisten en que el futuro pertenece por entero al socialismo? ¿No era Cuba un país próspero antes de la revolución y ahora es un basural? ¿El pueblo no aplaude sin apenas chistar?”
Por su parte, un vendedor de agromercado que viene a depositar dinero en el Banco Metropolitano de Zanja y Belascoaín, dijo que la cosa no puede ir peor: “No sé quiénes son esos personajes que dice el señor, pero si hablaban y vivían como nosotros, fueron tremendos hipócritas o comebolas. Esto no da nada bueno. Sólo problemas y ganas de abandonar el país de una bendita vez”.
También una joven que escuchaba en la cola la conversación, apuntó: “Tengo 25 años, y en todo este tiempo las carencias crecen a la par que las promesas de resolver. Dejé los estudios porque no podía con la situación. Pero trabajarle al Estado ¿para qué? Lo hago por cuenta propia y tampoco la cuenta da. El futuro se aleja como el refrán del bodeguero que dice: ‘Hoy no fio; mañana sí’”.
¿Candidez o ingenuidad?
Ninguna de las dos cosas, pienso yo. Sólo táctica y estrategia. Fórmulas para subsistir. Bañarse y guardar la ropa. Maniobrar de manera de no buscarse líos.
Esperar una nueva ocasión. Pero nunca creer en promesas de prosperidad que hace más de medio siglo se derrumban cada día hasta finalizar el año en el país.
Cuando el gobierno anuncia que la economía creció un cuatro por ciento en el año que culminó, el pueblo aguanta la risa y sacude el mantel de la mesa del comedor. Reza porque algo pase y no se cumpla el dos por ciento para este 2016. “Si ahora ‘crecimos’ cuatro y no se ve nada por ningún lugar, dígame si sólo crecemos dos”, se escucha en las calles la voz de la población.
Sin dudas, se vive en un espejismo a nivel nacional. No existe ninguna esperanza de avanzar a menos que haya un cambio verdadero en el país. No importa si de autoridades o en la descentralización de la economía de la nación. Otro año perdido, dicen quienes no hablan en la televisión. Otro que se perderá, auguran para este que apenas comenzó.
Parodiando al Cándido de Voltaire, los cubanos se preguntan 57 años después: ¿Cómo tan hermosa causa –la revolución– ha podido producir en ti –Cuba– tan abominable efecto? Si este es “el mejor de los países”, ¿cómo serán los demás? Al cierre del presente año, de seguro tendrán una respuesta similar.
Fuente Cubanet