El aviador gay Leonard Matlovich es todo un héroe en nuestra historia
Boy4ME - En Estados Unidos enfrentarse cara a cara con el enemigo y asesinarlo puede ser un acto heroico en servicio, y es recompensado con la medalla Estrella de Bronce. Si quedas herido o mueres en combate te darán la medalla Corazón Purpura, una de las más respetadas en el régimen militar. Leonard Matlovich aviador y activista gay, recibió ambos reconocimientos tres vecespor su participación heroica durante la guerra de Vietnam.
Hoy Leonard Matlovich no sólo es un héroe de Vietnam. También es un héroe para la comunidad LGTBIQ. Se convirtió en el primer homosexual en reconocer públicamente su orientación sexual y luchar contra la discriminación dentro de las fuerzas militares, un destape que revolucionó a la sociedad estadounidense en 1975 y creó un fuerte antecedente para las futuras generaciones. La BBC destaca que fue el primer militar que desafió la exclusión de homosexuales del ejército estadounidense.
Confesó su homosexualidad en un programa de televisión y esta rebotó en múltiples medios de comunicación a nivel internacional. Tras esta confesión pública Matlovich fue expulsado del cuerpo militar al que tanto había honrado los 13 años de su carrera, pero también se inició el frente para la lucha por los derechos civiles de los gays.
UNA LARGA BATALLA CONTRA SÍ MISMO
Hijo de un soldado de la fuerza aérea y criado como un ferviente católico, aceptar su homosexualidad no fue sencillo. Durante sus primeros 20 años, Matlovich se consideró a sí mismo como un racista blanco y un patriota de ondear bandera, calificativos que lo llevaron a encabezar una instrucción de relaciones raciales que había impuesto la armada en reacción a la lucha por los derechos de igualdad racial.
Su manera de pensar comenzó a cambiar cuando conoció a soldados negros que lucharon a su lado en la guerra de Vietnam. Así que Leonard comenzó por fin a cuestionar los prejuicios con los que había crecido y formado su carrera.
Más tarde, tras quedar herido de gravedad mientras buscaba minas antipersonales en Da Nag, regresó a Estados Unidos y se estableció en Florida donde empezó a frecuentar bares gay en secreto. En estos lugares conoció modelos positivos que escapaban a los estereotipos de homosexuales a los que se hacía referencia en esos tiempos.
Matlovich conoció personas que contribuían a la sociedad y lo impulsaron a debatir contra sus superiores el respeto y el reconocimiento de igualdad con los homosexuales y las personas de color.
“A Leonard le habían enseñado que Estados Unidos era la tierra de la libertad, y se dio cuenta que, de la misma forma en que nuestro país había estado mal en negar esa libertad a la gente de color, estaba mal negársela a los gays”, dijo Michell Bedwell, compañero de piso y uno de sus grandes amigos.
Bedwell también asegura que Maltovich sabía desde chico que era “diferente” pero que no había logrado aceptarlo debido a los fuertes preceptos religiosos bajo los que había sido criado.
“Leonard incluso admitió que una de las razones que lo habían llevado a presentarse como voluntario para Vietnam era un deseo subconsciente de muerte, de suicidio… Pensamientos de los que se arrepintió mucho después”, afirmó.
En un último intento por “volver a la senda del bien”, Maltovich se convirtió a la religión mormona en la Iglesia de los Últimos Días, de la que fue excomulgado años más tarde por su confesión pública. “Sentía asco de sí mismo fundamentalmente por su educación conservadora y religiosa”, recuerda su amigo.
Habiendo aceptado a la edad de 28 años su homosexualidad con un pequeño grupo de amigos, decidió dar el gran paso un par de años después. A los 30 años hizo frente a sus superiores de la mano del David Addlestone, abogado por la Unión de Libertades Civiles de Estados Unidos y frente a la televisión nacional.
“EL CASO PERFECTO”
Fue la excelente hoja de servicios de Maltovich lo que atrajo la atención de Addlestone y lo que lo motivó a convencer al aviador de presentarse públicamente para hacer frente a la discriminación homosexual que en ese entonces se vivía en el ejército. Addleston esperaba que la armada no echara a Matlovich al tratarse de un soldado tan reconocido y condecorado, sin embargo la expulsión fue inmediata.
“Dijo que ya no podía vivir en una mentira, que lo desgarraba por dentro”, afirma el abogado.
“Mi conciencia no me permite seguir haciéndolo. Debo dar un paso al frente y decir: Estados Unidos, no más” dijo Matlovich al ser suspendido de sus tareas al servicio de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos.
A la par de sus superiores, su madre, familiares, amigos y miles de personas en EE.UU conocieron la orientación sexual de Leonard. Su padre se enteró de la situación de su hijo por la prensa local. Michell Bedwell recuerda la emotiva reacción del padre de su amigo “Se fue a llorar a su habitación. Pero luego salió y dijo: ‘Si él puede soportarlo, yo también'”, dijo.
En 1975, Matlovich fue pasado a retiro sin honores, pero continuó en la batalla. La intención de Addleston era lograr que la armada aceptara la homosexualidad del soldado y lo reincorporara a sus labores, y así fue. Tras cinco largos años de lucha en los tribunales, fue reincorporado y ascendido con una considerable indemnización económica.
Para ese entonces, el aviador ya se había consolidado como un gran activista y héroe para la comunidad LGBTIQ, especialmente para los que se encontraban enlistados en el ejército. Matlovich se convirtió en una celebridad de talla internacional. “Él era patriota, un héroe de guerra conservador y de clase media. Destruyó el mito popular sobre la homosexualidad”, recuerda el abogado.
EL PRECIO DE LA FAMA
Al involucrarse profundamente con varias causas por los derechos gays como la Proposición 6 y la Proposición 64 para poner en cuarentena a los gays que tenían SIDA, Addlestone recuerda que la popularidad de Matlovich creció a tal punto que atrajo a muchos “fans” que “querían salir y tener sexo con él”.
“El único problema que tenía era que se había convertido en una celebridad”, recuerda.
Años más tarde, en 1986, Matlovich reconoció durante una entrevista televisiva haber contraído VIH. Dos años después falleció. Fue enterrado en el Cementerio del Congreso, en Washington, y hoy su tumba se ha convertido en un símbolo de lucha por los derechos homosexuales.
En su epitafio se puede leer: “Cuando estaba en el ejército, me dieron una medalla por matar a dos hombres y me pasaron a retiro por amar a uno”.
Leyendo sobre su vida, en revista Time