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General: El Tiranosaurio junior y su viaje a París
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Respuesta  Mensaje 1 de 3 en el tema 
De: cubanet201  (Mensaje original) Enviado: 04/02/2016 16:51
Tiranosaurio Jr. en París
La estancia de Castro en la capital de las ilusiones termina hoy
 
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Raúl Castro llega con su nieto y guardaespaldas a su llegada al Palacio del Elíseo (AP)
            Por Fernando Núñez |  Paris, Francia  | Cubanet
Tiranosaurio junior acaba de hacer una visita a Francia que se termina hoy. Se trata del primer viaje de un jefe de Estado cubano, desde que Fidel Castro fuese invitado hace 21 años por una de sus pretendidas amantes, Danielle Miterrand.
 
Aquella visita generó un singular malestar público, y avergonzó hasta el propio Partido Comunista. El único que lo recibió fue otro François de siniestra memoria, ya con un pie en el hoyo, o sea, más allá del bien y del mal. Fuera del Eliseo, ningún otro palacio republicano le fue abierto al fundador del mayorazgo cubano.
 
Por supuesto, si exceptuamos la comunidad cubana en París, (todavía en aquella época llena de esperanzas, vanidades y algo de empuje), la estancia de Castro en la capital de las ilusiones (hoy por culpa de las políticas buenistas de gobiernos incapaces, al borde de la guerra civil), no causó mucha impresión.
 
El único que no pudo disfrutarla, fue el inefable y olvidado exiliado Leonardo García Monterrey, al que la policía guardó en el trullo, pues se había señalado semanas antes, robándose con nocturnidad y alevosía la bandera cubana del mástil de la embajada, además de otros incidentes desagradables entre los que destacaba, el de tirarle huevos al embajador.
 
El paso de Raúl Castro por la capital de la Galias no estuvo exento de ridículos, como el de las reiteradas violaciones al protocolo republicano de su escolta y nieto Raúl Guillermo Rodríguez Castro; comenzadas en el Arco de Triunfo, y que tuvieron su colofón en el parterre del Eliseo, cuando Hollande en persona tuvo que indicarle su posición subordinada con un gesto perentorio de la mano. De no haberlo hecho, “el Cangrejo” habría salido en la foto presidencial, como era sin dudas su deseo.
 
La prensa hispana no ha escatimado adjetivos rimbombantes, calificando la estancia del cañengo mandatario, de “histórica”. Por su parte, España que no ceja en su empeño secular de autoflagelación, no ha dudado de calificar de “inepta” su propia diplomacia, considerando -con razón- que Francia se está adjudicando un protagonismo que por ley de vida le corresponde a la Península.
 
No es para menos, el hecho de que los dos mandatarios hayan acordado “un primer fondo franco-cubano de 200 millones de euros para impulsar la inversión” los ha dejado bastante sonados. Es verdad que los 40 millones de euros, anunciados con bombo y platillo en forma de créditos para las futuras inversiones de las empresas españolas hace algunos meses, parecen una limosna al lado del agresivo voluntarismo galo.
 
Sin embargo, la gran verdad es que el administrador de Cuba, no ha sido recibido con todos los honores como se ha dicho. Al contrario, ha sido ninguneado de una manera que se ha visto poco por estas tierras, acostumbradas a dar un mejor trato a otros dictadores más de su agrado. Sin remontar mucho en el tiempo recordemos, que la augusta República sí que recibió al difunto Gadafi con todos los honores, incluyendo el derecho de plantar una tienda de campaña, aparejada por sus 40 meretrices en los jardines del Elíseo.
 
Para comprenderlo tenemos que repasar el tipo y categoría de esas magnas exhibiciones. Como nos lo recuerda el portal del Ministerio de Relaciones Exteriores, el protocolo distingue 4 tipos de visitas: las oficiales, las de trabajo, las privadas y la más importante de todas, la de Estado. De esta clasificación dependen los honores que recibirá el visitante. Entre tres y cinco visitas son organizadas cada año, precisa Le Figaro, así en 2015, Hollande recibió, al presidente de Túnez, al mandatario mexicano, al de Mali y a Felipe VI.
 
Como se sabe, la quinta columna llegó el pasado domingo. Aterrizó una mañana un poco lluviosa pero por suerte bastante templada para sus viejo huesos. La primera curiosidad fue que (aparte del embajador cubano) allí no hizo acto de presencia nadie importante, ni siquiera el Perfecto de la policía. Sólo algunos soldados de la Guardia republicana, lo esperaban transidos bajo la llovizna. Tratándose de una visita de Estado, tal y como lo establece el protocolo, un ministro tendría que haberse desplazado, sin embargo, nadie se tomó la molestia. Gadafi, por ejemplo, fue recibido por la entonces Ministra del Interior Michèlle Alliot Marie, Rohani, el presidente de Irán una semana antes por Laurent Fabius, Ministro de Exteriores…
 
La próxima etapa es la “Ceremonia de recibimiento”. De marcado carácter militar, dos lugares están previstos para ella, el Arco de Triunfo y el antiguo hospital de los Inválidos. El presidente y su invitado pasan revista a la tropa formada. Hollande no se dignó a pasar por allí, en su lugar mandó a su mal afamada Ministra de la Ecología, Segolène Royal. Una señora a la que por diferentes razones que no vienen al caso, nadie soporta ver ni en pintura. Basta ver la cara de Castro en el video que circula para darse cuenta de su incomodidad manifiesta.
 
Luego le siguen las llamadas “Citas ineludibles”, como del Eliseo, de la que ya hablamos al principio de este texto, con el primer Ministro y con el Alcalde de Paris. Por último, se le ofrece una “Cena de gala” donde se invitan a 200 personalidades de la sociedad civil destacadas escogidas por los mandatarios. Pues bien, aunque Castro fue recibido oficialmente por Manuel Valls y Annie Hidalgo, las cadenas de información continua apenas lo cubrieron, más preocupadas por la huelga de los agricultores y de los taxis que por la presencia del poco carismático dictador.
 
Pero lo peor fue la cena de gala, porque la gente decente, (sí que queda mucha todavía en este país, y eso tal vez salve a Francia del caos que se le viene encima), no aceptó la invitación. Así es que el Jefe de protocolo de Palacio tuvo que contentarse con invitar a los enemigos jurados de Hollande; los ñangaras de toda la vida, locos por salir en la foto y por pegarle la gorra a la República, como Jean-Luc Melenchon, un trasnochado neocomunista sin prestigio, cuyo deporte favorito es poner a parir al presidente cada vez que se le pone una cámara delante. Y es que a estas alturas ya no se sabe cuál de los dos izquierdosos arrepentidos es el más sinvergüenza. En la cena también estuvo, además de la fauna socialista de la “izquierda caviar”, la ya desconocida Nathalie Cardone, que se hizo famosa cantándole al asesino Guevara el siglo pasado y Costa Gavras, un viejo amigo de la Revolución castrista.
         Fernando Núñez -     Cubanet


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Respuesta  Mensaje 2 de 3 en el tema 
De: cubanet201 Enviado: 04/02/2016 16:54
Televisión francesa se burla del nieto de Raúl Castro y de prensa oficialista en París
 
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 Lo que el presidente de Francia le hizo al nieto de Raúl Castro en París (foto Yusnaby)
                    Por Ivette Leyva Martínez
Las torpezas del nieto y jefe de escolta de Raúl Castro durante su reciente visita oficial a Francia no pasaron inadvertidas para la prensa francesa.
 
Yann Barthes, presentador desde 2004 del programa Le Petit Journal de Canal +, dedicó un amplio espacio en su emisión de este miércoles a la visita de Castro, de 84 años, a quien calificó de “nuestro dictador favorito”. El gobernante cubano regresó en la tarde de este miércoles a La Habana.
 
Barthes y su equipo tomaron nota del desempeño de Raúl Guillermo Rodríguez Castro, alias “El Cangrejo”. En el programa crítico y humorístico, Barthes se refirió irónicamente al escolta como “Raulito” y lo calificó de “elemento perturbador”, al tiempo que le aconsejó aprender “los buenos modales y el protocolo”, por separado o ambos a la vez.
 
Raúl Guillermo Rodríguez Castro es hijo de de Deborah Castro Espín y del general de Brigada Luis Alberto Rodríguez López -Callejas, quien durante décadas estuvo a cargo de empresas militares.
 
El programa ilustró con imágenes las numerosas torpezas del escolta.
 
Intromisiones de Raulito
El lunes 1ro de febrero, horas después de tocar suelo francés, cuando Raúl Castro caminaba acompañado del presidente anfitrión François Hollande y Segolene Royal, miembro del Partido Socialista y ministra de Medio Ambiente, “Raulito” se interpuso entre ella y su abuelo, zigzagueando, durante el pase de revista a las tropas.
 
En otra ocasión, en el interior del Palacio del Elíseo, al terminar la conferencia de prensa con el presidente Hollande, “Raulito” no se despegaba del abuelo, incluso cuando este fue a sentarse con Hollande en la cena de estado que se le ofreció.
 
Durante la firma bilateral de contratos, el escolta casi tropieza con el presidente francés.
También con Hollande, antes de una foto oficial y el estrechón de manos, ocurrió lo mismo: “Raulito” se pegó tanto al presidente francés y a su abuelo, que los fotógrafos profesionales, apostados para la foto de la ocasión, le llamaron la atención, pidiéndole que se apartara.
 
En el Palacio de Matignon, durante el recibimiento de Raúl Castro por el primer ministro, Manuel Valls, se repitió la escena en los escalones de la entrada cuando la interferencia del escolta interrumpió por unos segundos la foto oficial.
 
El parón de Hollande
Además, en la sede de la Asamblea Nacional, cuando Castro fue recibido por Claude Bartolone, presidente del órgano legislativo, el nieto escolta volvió a hacer de las suyas, desobedeciendo la orden del guardia republicano que le pidió que se detuviera. “El Cangrejo” le dio entonces la vuelta al guardia por la espalda, aceleró, casi trotando, y subió los escalones junto a su abuelo.
 
Y finalmente, en la escena captada por la agencia Reuters, es notable el momento en que el escolta se acerca casi trotando a Hollande y Castro, y el presidente francés se da media vuelta y con una mano le indica que se detenga. Esa escena fue cortada en las imágenes de la entrada de ambos mandatarios al Palacio del Elíseo que transmitió el Noticiero Nacional de Televisión de la isla.
 
Fue, acaso, la única ocasión en que “El Cangrejo” obedeció, y sin saber muy bien dónde meterse, se colocó a la derecha de la guardia en el Palacio del Elíseo.
 
Según Barthes, el entrometimiento del escolta obligó a Hollande a actuar como si él mismo fuera miembro de los servicios de seguridad.
 
La suma de los incidentes hizo al presentador del Canal + llegar a la misma conclusión que a muchos de nosotros: a Raulito “le importa un bledo” el protocolo francés.
 
Tergiversaciones y trato a la prensa
A los avezados periodistas de Canal + tampoco se les escaparon otros detalles curiosos de la visita de Castro y su comitiva. Por ejemplo, luego que su reportero Hugo Clément le preguntara a Castro, en plena calle y en voz alta, “Señor Castro, ¿cuándo los cubanos podrán votar libremente?”, fue seguido muy de cerca por el aparato de seguridad cubano.
 
El propio periodista grabó al agente de seguridad que a su vez lo filmaba en el interior de la alcaldía de París, y tomó nota de cómo un presunto fotógrafo oficial de Castro era en realidad miembro de su dispositivo de protección. El mismo hombre le impidió a Clément seguir al resto de la prensa durante parte de la visita.
 
Canal + también tomó nota de una burda manipulación de la televisión cubana.
En un reportaje del periodista Boris Fuentes desde París, difundido el 29 de enero por la Televisión Cubana, fueron entrevistadas varias personas en la famosa avenida de los Campos Elíseos, y se incluyó a continuación -como si se tratara del mismo lugar- declaraciones de dos a simpatizantes del régimen castrista, identificados por Canal + como miembros de una asociación de amistad con Cuba.
 
La entrevista con ambos fue filmada en las cercanías de la Embajada cubana y no en los Campos Elíseos, según demostró el reportaje televisivo.
 
Dos de los simpatizantes entrevistados se encontraban en primera fila en los actos oficiales con la delegación cubana en la alcaldía parisina y fueron confrontados por el reportero Clément.
Fuente Diario de Cuba 

Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: cubanet201 Enviado: 07/02/2016 14:07

 
   


 
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