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General: La figura sombría del cardenal Rivera, en la visita del Papa a Mexico
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: cubanet201  (Mensaje original) Enviado: 14/02/2016 20:16
La curia que no huele a oveja
  
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La figura sombría del cardenal Rivera  en el asiento trasero del papamóvil
retrata la incómoda relación entre Francisco y la inmovilista jerarquía católica mexicana
           Por Pablo De Llano -  El País
El pasado sábado, la figura sombría del Arzobispo Primado de México Norberto Rivera en el asiento de atrás del papamóvil era el retrato en movimiento de la incómoda relación entre Francisco y la conservadora jerarquía mexicana; y muy especialmente con el ala de Rivera, que en tiempos de Juan Pablo II fue poderosísimo pero en los últimos diez años ha ido menguando, sobre todo por una razón ominosa: la manera en que defendió, a capa y espada, al mexicano y fundador de la multimillonaria congregación de los Legionarios de Cristo Marcial Maciel Degollado, icono de la pederastia eclesial.

“Norberto fue un cachorro de Maciel. Cuando fue ungido cardenal hizo su fiesta en la casa de la Legión de Cristo en Roma. Y aunque sigue manejando la arquidiócesis más grande del mundo, ahora todos saben que es un mariscal de la derrota”, afirma el antropólogo experto en religión Elio Masferrer.

Sobre el cardenal Rivera pende la sospecha de haber encubierto a lóbregos curas como Carlos López Valdés y Nicolás Aguilar, acusado de actos como convencer a un niño de que si no le hacía sexo oral su madre podría morirse o violar a otro en la rectoría mientras se escuchaba oficiar misa en el templo. Otros casos –estos ajenos a la incumbencia de Rivera– son los del sacerdote Eduardo Córdova, que se calcula que abusó al menos de 20 menores y está prófugo, y el de Gerardo Silvestre, supuesto violador de niños indígenas. “México tiene a los pederastas más crueles de la Iglesia”, ha dicho Alberto Athié, un exsacerdote de la propia Arquidiócesis de México convertido en valeroso catalizador de denuncias de víctimas, y que exige que el Vaticano entregue a los violadores a la justicia civil.

El encubrimiento de abusos a menores es el punto más negro en el debe de la jerarquía mexicana, pero su crédito también se ha minado por su falta de compromiso ante la violencia y la corrupción. Se espera que los discursos de Francisco a lo largo de sus seis jornadas en México sean un martilleo constante contra la corrupción como sistema de poder, lo que toca tanto a la Iglesia como al Gobierno. Pero las admoniciones directas a la curia se habrán ventilado esta mañana en la reunión a puerta cerrada que ha mantenido con los obispos en la Catedral Metropolitana.

México tiene a los pederastas más crueles de la Iglesia
El catolicismo en México ha bajado del 95% de la población hace tres décadas al actual 83%, cifra que un estudio de la Universidad de Georgetown baja hasta un 69% en medio del auge del evangelismo, que en un Estado como Chiapas ya aglutina casi tantos fieles como el catolicismo. México sigue siendo un bastión para el Vaticano, pero le urge cambiar de política "si no quiere irse a pique", dice Masferrer. Francisco le pedirá a sus obispos que dejen atrás su mohosa actitud institucionalista y cerrada y busquen a la gente corriente. "Si es consencuente con su discurso les pedirá que ya no huelan tanto a gobernandores y a empresarios y que sean pastores", opina el periodista Emiliano Ruiz Parra,autor de Ovejas negras (Océano, 2012), un libro sobre los rebeldes de la iglesia mexicana del siglo XXI.

La Iglesia mexicana y el poder
El crédito de la curia mexicana también se ha minado por su falta de compromiso ante la violencia y la corrupción.

México es un país laico en el que Dios no es el poder pero el poder es un Dios. Por eso la jerarquía católica mexicana, aún habiéndole sido negada por el Estado su personalidad jurídica hasta 1992, siempre se ha sabido acomodar a las cúpulas de la política y el dinero. Y la mayoría del episcopado sigue encajada en ese cómodo esquema, lo que saca chispas al rozar con la idea del papado actual de acercar la Iglesia a la calle y a los debates de su tiempo. Así, la corte que hace años abrazó el modelo regresivo del polaco Karol Wojtyla recibe con inquietud al jesuita argentino Jorge Mario Bergoglio.

“Lo que está sobre la mesa es el proyecto pastoral de Bergoglio, que es totalmente distinto del de una Iglesia mexicana que vive aún en el Concilio de Trento y no deja crecer a los curas sensatos”, dice Masferrer. “No ha habido ningún signo de apoyo público de la jerarquía mexicana a Francisco. Pareciera que es el líder de otra Iglesia y no su superior”, señala Ruiz Parra, que subraya el significado simbólico-político de la visita que hará el lunes el Papa en San Cristóbal de las Casas (Chiapas) a la tumba de Samuel Ruiz, el obispo indigenista al que la jerarquía consideró un demonio guerrillero. Bien aconsejado por los jesuitas mexicanos, y con el excelente conocimiento de México de su mano derecha y secretario de Estado vaticano Pietro Parolin, que trabajó en la nunciatura en este país, Francisco ha diseñado con precisión un viaje de hitos que toca las heridas sangrantes de México: Ecatepec (o la marginación de los suburbios de aluvión), Chiapas (el olvido indígena), Michoacán (la ley de la selva del narco) y Ciudad Juárez (símbolo feminicida de una nación que ama a una Virgen). A lo largo de la visita lo acompañará Raúl Vera, el austero y alegre obispo que enarbola la bandera de los excluidos.

La jerarquía católica mexicana siempre se ha sabido acomodar a las cúpulas de la política y el dinero.
Muy explícitamente, el Papa ha marcado cuál es su Iglesia. Qué Iglesia quiere en México y cuáles deben ser sus prioridades. Pero como buen jesuita, “hombre de gobierno y equilibrios”, define Ruiz Parra, no ha descuidado hacer guiños también a la parte más conservadora. Desde la canonización de un niño católicoasesinado por los revolucionarios en la Guerra Cristera (1926-1929) hasta el hecho de que la coordinación de la visita esté a cargo del vocero del Episcopado, Eugenio Lira. Y tal vez la figura que sintetiza su mesurado equilibrio sea el arzobispo de Morelia (Michoacán) Alberto Suárez Inda, al que el propio Francisco nombró cardenal hace un año y que es de credenciales más bien conservadoras.

"Yo creo que no se debe plantear esto como una lucha entre progresista y conservadores, sino entre sectores honestos y sectores encubridores de pederastas", juzga Masferrer. Ruiz Parra añade otro matiz: "No pienso que Francisco sea tanto un progresista como un hombre que restituye equilibrios. No viene a golpear a los conservadores. Más bien, su mensaje sería el de "aquí cabemos todos". Una muestra de que Francisco no quiere cismas sino cierta confluencia es que en 2015 le otorgó la indulgencia plenaria a los Legionarios de Cristo por su 75 aniversario. "Es un borrón y cuenta nueva por los pecados que se confesaron", dijo un portavoz de la congregación edificada por Maciel. También se podría interpretar como un detalle pacificador el hecho de que el Vaticano haya eludido incluir en su agenda encuentros particulares con grupos de víctimas de curas violadores. "El Papa es muy hábil con las palabras y los gestos, pero los cambios de fondo no llegan", ha dicho Athié al diario Reporte Índigo.

“No ha habido ningún signo de apoyo público de la jerarquía mexicana a Francisco. Pareciera que es el líder de otra Iglesia y no su superior”

El Papa tendrá que hacer esgrima fina para poner en su sitio a la jerarquía católica mexicana sin soliviantarla y encauzarla hacia una conducción de la Iglesia menos opulenta y más efectiva y funcional. Por lo de pronto, se sabe que se volverá a Roma con un valioso regalo del cardenal Norberto Rivera, pues este lo ha avanzado en público con satisfacción: Francisco, el Pontífice que clama por los desposeidos, el que se contenta en la mesa con un trozo de pollo con arroz, recibirá por parte del Arzobispo Primado una medalla conmemorativa de plata [metida dentro de un estuche de plata].
 
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Dios los cria y el Diablo se encarga de juntarlos
 


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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: cubanet201 Enviado: 14/02/2016 20:23
Los mil años que nos faltan
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El papa Francisco y el patriarca Kiril durante su encuentro en La Habana. (EFE)
              Por Yoani Sánchez  |  14yMedio
Un papa católico y un patriarca de la Iglesia ortodoxa acaban de abrazarse en Cuba. Mil años de enemistad han concluido con tres besos en el aeropuerto de La Habana y la firma de un acuerdo para proteger el rebaño cristiano. El escenario para tan histórica cita no podía ser más contradictorio: un país donde el Gobierno se niega a reconocer a sus críticos y ha dinamitado todos los puentes para un diálogo con la oposición.

Desde una escenografía hábilmente publicitada, Raúl Castro se ha dado a la tarea de mostrar a la Isla como un terreno neutral para el diálogo. Sin embargo, para hacer uso de esa zona de conciliación, el General exige cumplir con dos severos requisitos. Los participantes en la negociación solo pueden ser extranjeros y no deben expresar el mínimo cuestionamiento hacia los anfitriones.

Bajo esas condiciones se han desarrollado los Diálogos de Paz que por más de tres años han sostenido el Gobierno de Colombia y la guerrilla de las FARC. Un conflicto en el que la pérdida de miles de vidas humanas, los desplazados y los continuos enfrentamientos militares entre ambos bandos dificultan el proceso de entendimiento y hacían impensable cualquier tipo de pacto.

A las jerarquías católica y ortodoxa les ha ocurrido otro tanto. El abrazo de Francisco y Kiril cierra una etapa que comenzó cuando en el año 1054 el papa de Roma y el patriarca de Constantinopla se excomulgaron uno al otro. Un cisma que modeló parte del mundo que hoy conocemos y que separó desde los ritos hasta las cuestiones teológicas o doctrinarias. Un abismo que parecía insalvable hasta este viernes.

Tanto en el caso de las negociaciones de paz colombianas como en el encuentro de ambos líderes religiosos, la gravedad de la confrontación ha exigido una buena dosis de sensatez para llevar a cabo cualquier diálogo. Alrededor de la mesa de conversaciones y en la improvisada sala de reuniones de un aeropuerto, los implicados estuvieron conscientes de que en ninguna mediación se puede salir indemne, sin ceder ni un ápice.

Los dialogantes se han mostrado dispuestos al acuerdo, en parte a causa del agotamiento que produce toda confrontación. Pero especialmente porque comprendieron que el daño de su disputa iba sobre la gente común, malograba la existencia de la población y de la feligresía. El papa y el patriarca se han estrechado las manos porque saben que en todos estos siglos de negarse el uno al otro, la víctima principal de su enemistad ha sido la grey cristiana.

En varias de las fotos del histórico encuentro de este 12 de febrero se veía también al general-presidente de Cuba. El hombre que durante ocho años de mandato no ha mostrado la grandeza de acortar la distancia que lo separa de sus contrincantes políticos, quienes no tienen sangre en las manos ni armas guardadas bajo la cama, sino ideas diferentes a las del Partido Comunista y una sincera preocupación por su país, acompañada del imperativo de promover un cambio pacífico.

Cuando se niega a conversar mientras presta el suelo patrio para que otros pacten, Raúl Castro confirma su poca estatura como estadista y revela el miedo que le produce otorgarle legitimidad a su oposición. No obstante sus reticencias, los cubanos terminaremos entendiéndonos y para llegar a ese momento no hará falta esperar mil años ni darnos tres sonoros besos en la mejilla.
           Yoani Sánchez               
                          Fuente 14yMedio
 
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Dios los cria y el Diablo se encarga de juntarlos 


 
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