EN PAZ DESCANSEN
Nancy Reagan y Cuba
Se ha ido con 94 años. Fue actriz de Hollywood donde conoció al que luego fue su marido y presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, a quien cuidó en la casa familiar con mimo y esmero pese a que él no se enteraba por el Alzheimer que padecía.
La presidencia de su marido coincidió con la etapa de cobardía soviética, en la que el PCUS le dijo a Fidel y Raúl Castro que si Cuba tenía un problema con los norteamericanos, los soviéticos no iban a mover un dedo.
La entonces Dirección General de Inteligencia (DGI) llevaba años acumulando datos sobre personas violentas de cualquier credo político, radicadas en Estados Unidos. Así llegó el dato de que un grupo de extremistas de Carolina del Norte planificaba un atentado contra Reagan, en el verano de 1984.
Una fuente segura
El informe llegó por una “fuente segura” a manos de un agente cubano que se ocupaba de la seguridad de la Misión de Cuba ante Naciones Unidas, en Nueva York, según relató el propio Castro años después.
Fidel Castro jugó con su habitual habilidad en el tablero geopolítico y entregó los datos al entonces jefe de seguridad de la delegación estadounidense ante Naciones Unidas, Robert C. Muller, y más tarde a dos agentes del Servicio Secreto. El FBI procesó la información que Cuba había acopiado y a los pocos días detuvo a los conspiradores en una casa llena de armas. Los datos de Cuba eran fiables.
Nancy nunca olvidó aquel gesto y siempre influyó -hasta donde pudo- para que no se emprendieran acciones armadas contra Cuba y se opuso a que finalizara un discreto programa de colaboración médica bilateral que Jimmy Carter acordó con La Habana para que se atendiera en instituciones de Estados Unidos a pacientes cubanos de todas las edades en áreas como cirugía cardíaca, cirugía de pulmones, oftalmología, etcétera.
Este programa posibilitó que Celia Sánchez se operara en Boston; no hubo preguntas, no hubo curiosos, nadie lloró. Pero también conocí decenas de casos, niños fundamentalmente e hijos de familias trabajadoras que pudieron salvar sus vidas gracias a los médicos y los cuidados norteamericanos.
Mensaje oficialista
Fidel Castro difundió también la transcripción de una entrevista entre el entonces canciller Isidoro Malmierca y el jefe de la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana, Wayne Smith, el 30 de marzo de 1981, cuando Reagan sufrió un atentado en Washington.
Malmierca transmitió a Smith un mensaje oficial lamentando el intento de magnicidio y con el deseo de una pronta recuperación del presidente estadounidense. En un artículo del 2007, ya fuera del poder, Fidel Castro comentó que tal vez Reagan experimentó algún agradecimiento por las deferencias cubanas tanto en el momento del atentado como por el aviso que le salvó la vida ante un peligro inminente, y luego lo dejó saber a través de Robert C. Muller.
Es curioso que fue durante la presidencia de Reagan, cuando Estados Unidos y Cuba sostuvieran la reunión de más alto nivel desde su ruptura de relaciones, en 1961, hasta los acontecimiento desencadenados por el cambio de política de la Casa Blanca el 17 de diciembre de 2014. El encuentro fue en 1981 entre el secretario de Estado, Alexander Haig, y el vicepresidente cubano Carlos Rafael Rodríguez, en la Ciudad de México, promovido por el presidente José López Portillo.
Agradezco a Nancy Reagan su influencia contra la idea de invasión a Cuba y su firmeza ante los que querían anular el programa de colaboración médica.