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Miedo y Esperanza:
La visita de Barack Obama a Cuba, dialogo e implicancias
Por Mario Jose Delgado Gonzalez - La Habana, Cuba - El presidente estadounidense Barack Obama esta proximo venir a Cuba y me asombra que las personas en las calles ni siquiera hablen acerca de esto. ¿Qué esta pasando? Lo que percibo simplemente es que la gente tiene miedo de emitir cualquier tipo de opinion que pieda compreterles. Entre esta gente esta la comunidad homosexualquien prefiere mantenerse callada para evitar cualquier malinterpretacion de sus palabras que se pueda originar siendo asi la negativa de no emitir ningun criterio.
Malinterpretacion digo, porque son la misma gente de nuestro alrededor, nuestros amigos, vecinos y porque no tambien extraños de quienes debemos tener cuidado, porque estos son los que no vacilan en mandarnos a matar todo por causa de arrojarse puntos a su favor.
Esta visita que ocurrira en marzo; en mi opinion decidira el destino de Cuba en proximo a favor o en contra, siendo la misma si todo sale bien, la que abrira las puertas a las oportunidades que nuestro gobierno y lideres y tambien pueblo espera a fin de que ocurra la considerable mejoria ansiada. ¿Cuáles son estas oportunidades? Simplemente el goza del desahogo economico. Una apertura mas positiva al uso de la internet y las nuevas tecnologias. Un incremento del turismo y del capital socio-economico entre un infinidades de etceteras que ni siquiera tu y yo imaginamos a fin de que la estabilidad politica-economica y social se vea reflejada interna y externamente.
¿Qué creo yo acerca de esto? Que hace rato debia de haber pasado. Pero, cuando pienso mejor acerca de todo esto, me asaltan las mismas preguntas que a lo mejor a ti te pueden dejar inquieto a causa de que en realidad no sabes a ciencia cierta el futuro que devendra a Cuba sobre todo esto. Estas preguntas nacen de la necesidad de conocer las respuestas que se avecinan si todo sera para favor nuestro o para nuestra contra. Solo espero que todo salga bien tanto para Estados Unidos como para Cuba a fin de que pueda acabar el conflicto que llevan desde hace mas de medio siglo y que por mayoria internacional en opinion necesita acabarse.
Entre estas preguntas que me asaltan y que imagino a ti tambien estan: ¿Se beneficiara el pueblo cubano en su totalidad de las reformas y aperturas que ocurriran a raiz de la reconciliciacion plena, dialogo y vista del presidente norteamericano a la isla de Cuba, siendo la posibilidad de que todos estos beneficios y reformas sean accequibles a cualquiera de las partes junto a sus sociedades a fin de acabar con el estado humillante que nos ha caracterizado como nacion porque ambos paises y gobiernos durante mas de medio siglo persistieron en su obstinada posicion de enemistarse? ¿Esta pensado toda esta posibilidad de dialogo, convenio, apertura, intercambio USA-Cuba, con el fin de que los sectores mas vulnerables de nuestra nacion salgan ganando como las personas LGBTIQ, las de raza negra y las mujeres quienes resultado de una politica implementada de ambos lados han sufrido mas de medio siglo?
Solo espero que si. Si, porque hoy la sociedad cubana en general, aunque tiene miedo de expresar su opinion sobre lo que representa la visita de Obama a Cuba, la misma se mantiene a la expectativa confiando y con experanza aunque lo oculte, esperando en que los muros que antes naciones por decision propia habian levantado se demantelen y caigan a fin de que comience una nueva historia.
Solo cabe a toda esta reflexion y escrito una pregunta vital. ¿Implicara para Cuba y Estados Unidos la satisfaccion de las demandas para que todo esto pueda concluir con plena normalidad? ¿Se tendra en cuenta en todo esto al pueblo cubano y la necesidad que tiene, mas que de generar ganancias en el orden socio-economico e industrial y entre ambas partes , la posibilidad de que el ejercicio de los Derechos Humanos se convierta en algo tan natural como el aire que respiramos, o solo sera esto la oportunidad de ambas naciones en establecer vinclulos para que se satisfagan sus propios deseos egoistas?
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Advertencia para el cubano, no se hagan ilusiones
de cambios, seguimos con el discurso de los años 60, 70, 80, 90, 2000.
Cuba dice que recibirá con respeto a Obama y reitera sus exigencias
Ambos países retomaron en julio de 2015 sus relaciones diplomáticas rotas en 1961. Obama se convertirá con una visita del 20 al 22 de marzo en el segundo presidente de Estados Unidos que visita la isla.
Cuba reiteró este miércoles que recibirá con "hospitalidad" y "respeto" a Barack Obama en la próxima visita del presidente de Estados Unidos a la isla, y recordó al mismo tiempo las disputas pendientes entre ambos países.
"El mandatario estadounidense será bienvenido por el Gobierno de Cuba y su pueblo con la hospitalidad que los distingue y será tratado con toda consideración y respeto, como jefe de Estado", señaló un largo editorial publicado en el diario oficial "Granma".
El texto, que hace un recuento del histórico acercamiento que ambos países iniciaron en diciembre de 2014, enumera asimismo las exigencias aún insatisfechas de la isla socialista tras más de medio siglo de enfrentamiento ideológico con Estados Unidos.
Además de pedir la devolución del territorio de la base naval estadounidense en Guantánamo en el este de Cuba, el Gobierno de La Habana exige entre otras cosas que Washington deje de apoyar a la proscrita disidencia política dentro de la isla.
"Debe abandonarse la pretensión de fabricar una oposición política interna, sufragada con dinero de los contribuyentes estadounidenses", señaló el editorial, que critica también el financiamiento de medios del exilio cubano anticastrista, afincado sobre todo en Florida.
El texto pide además el fin de los programas norteamericanos que dan facilidades migratorias a los cubanos que llegan de forma irregular a Estados Unidos, y menciona los casos de médicos y deportistas de la isla, que desertan a menudo para intentarse labrarse un futuro en el país vecino.
El diario oficial del Partido Comunista de Cuba apuntó asimismo a las diferencias ideológicas aún existentes entre ambos países.
"Las profundas diferencias de concepciones entre Cuba y los Estados Unidos sobre los modelos políticos, la democracia, el ejercicio de los derechos humanos, la justicia social, las relaciones internacionales, la paz y la estabilidad mundial, entre otros, persistirán", señaló "Granma".
Cuba es criticada sobre todo por la falta de libertades individuales en la isla. El Gobierno de Washington ha señalado en varias ocasiones que seguirá abogando por el respeto a los derechos humanos en el vecino país socialista, pese a la nueva política de diálogo con el Gobierno de Raúl Castro.
La Habana, por su parte, vincula los derechos humanos a logros sociales como el acceso general y gratuito a la educación y la salud.
"De lo que se trata en nuestros vínculos con los Estados Unidos es que ambos países respeten sus diferencias y creen una relación basada en el beneficio de ambos pueblos", indicó el editorial de "Granma".
Los Gobiernos de Washington y La Habana iniciaron en diciembre de 2014 un histórico deshielo bilateral tras más de medio siglo de hostilidades ideológicas.
Ambos países retomaron en julio de 2015 sus relaciones diplomáticas rotas en 1961. Obama se convertirá con una visita del 20 al 22 de marzo en el segundo presidente de Estados Unidos que visita la isla. El republicano Calvin Coolidge fue el primer mandatario en viajar a Cuba hace 88 años.
Aquí les dejo el editorial de Granma, que considero es una abvertencia solo para el pueblo cubano, saquen ustedes sus conclusiones. La visita a Cuba del presidente Barack Obama Cuba ratifica su voluntad de avanzar en las relaciones con los Estados Unidos, sobre la base de la observancia de los principios y propósitos de la Carta de las Naciones Unidas y de los principios de la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz
El presidente de los Estados Unidos de América, Barack Obama, realizará una visita oficial a Cuba entre el 20 y el 22 de marzo próximos. Será la segunda ocasión que un mandatario estadounidense llega a nuestro archipiélago. Antes solo lo hizo Calvin Coolidge, quien desembarcó en La Habana en enero de 1928. Arribó a bordo de un buque de guerra para asistir a la VI Conferencia Panamericana, que se efectuaba por aquellos días bajo los auspicios de un personaje local de infausta memoria, Gerardo Machado. Esta será la primera vez que un Presidente de los Estados Unidos viene a una Cuba dueña de su soberanía y con una Revolución en el poder, encabezada por su liderazgo histórico.
Este hecho se inserta en el proceso iniciado el 17 de diciembre de 2014, cuando el presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de Cuba, General de Ejército Raúl Castro Ruz y el presidente Barack Obama, anunciaron simultáneamente la decisión de restablecer las relaciones diplomáticas, rotas por los Estados Unidos casi 54 años antes. Forma parte del complejo proceso hacia la normalización de los vínculos bilaterales, que apenas se inicia y que ha avanzado sobre el único terreno posible y justo: el respeto, la igualdad, la reciprocidad y el reconocimiento de la legitimidad de nuestro gobierno.
Se ha llegado a este momento como resultado de la heroica resistencia del pueblo cubano y su lealtad a los principios, la defensa de la independencia y la soberanía nacionales, en primerísimo lugar. Tales valores, no negociados en más de 50 años, condujeron al actual gobierno de los Estados Unidos a admitir los daños severos que el bloqueo ha causado a nuestra población y al reconocimiento del fracaso de la política de abierta hostilidad hacia la Revolución. Ni la fuerza, ni la coerción económica, ni el aislamiento lograron imponer a Cuba una condición contraria a sus aspiraciones forjadas en casi siglo y medio de heroicas luchas.
El actual proceso con los Estados Unidos ha sido posible también gracias a la inquebrantable solidaridad internacional, en particular, de los gobiernos y pueblos latinoamericanos y caribeños, que colocaron a los Estados Unidos en una situación de aislamiento insostenible. “Como la plata en las raíces de Los Andes” —tal como expresara nuestro Héroe Nacional José Martí en su ensayo “Nuestra América”—, América Latina y el Caribe, fuertemente unidos, reclamaron el cambio de la política hacia Cuba. Esta demanda regional se patentizó de manera inequívoca en las Cumbres de las Américas de Puerto España, Trinidad y Tobago, en 2009, y de Cartagena, Colombia, en 2012, cuando todos los países de la región exigieron unánime y categóricamente el levantamiento del bloqueo y la participación de nuestro país en la VII cita hemisférica de Panamá, en 2015, a la que por primera vez asistió una delegación cubana, encabezada por Raúl.
Desde los anuncios de diciembre de 2014, Cuba y los Estados Unidos han dado pasos hacia la mejoría del contexto bilateral.
El 20 de julio de 2015, quedaron oficialmente restablecidas las relaciones diplomáticas, con el compromiso de desarrollarlas sobre la base del respeto, la cooperación y la observancia de los principios del Derecho Internacional.
Han tenido lugar dos encuentros entre los Presidentes de ambos países, además de intercambios de visitas de ministros y otros contactos de funcionarios de alto nivel. La cooperación en disímiles áreas de beneficio mutuo avanza y se abren espacios de discusión, que permiten un diálogo sobre temas de interés bilateral y multilateral, incluyendo aquellos en los que tenemos diferentes concepciones.
El mandatario estadounidense será bienvenido por el Gobierno de Cuba y su pueblo con la hospitalidad que los distingue y será tratado con toda consideración y respeto, como Jefe de Estado.
Esta será una oportunidad para que el Presidente de los Estados Unidos aprecie directamente una nación enfrascada en su desarrollo económico y social, y en el mejoramiento del bienestar de sus ciudadanos. Este pueblo disfruta derechos y puede exhibir logros que constituyen una quimera para muchos países del mundo, a pesar de las limitaciones que se derivan de su condición de país bloqueado y subdesarrollado, lo cual le ha merecido el reconocimiento y el respeto internacionales.
Personalidades de talla mundial como el Papa Francisco y el Patriarca Kirill describieron a esta isla, en su declaración conjunta emitida en La Habana en febrero, como “un símbolo de esperanza del Nuevo Mundo”. El presidente francés, François Hollande afirmó recientemente que “Cuba es respetada y escuchada en toda América Latina” y elogió su capacidad de resistencia ante las más difíciles pruebas. El líder sudafricano Nelson Mandela tuvo siempre para Cuba palabras de profundo agradecimiento: “Nosotros en África —dijo en Matanzas, el 26 de julio de 1991— estamos acostumbrados a ser víctimas de otros países que quieren desgajar nuestro territorio o subvertir nuestra soberanía. En la historia de África no existe otro caso de un pueblo (como el cubano) que se haya alzado en defensa de uno de nosotros”.
Obama se encontrará con un país que contribuye activamente a la paz y la estabilidad regional y mundial, y que comparte con otros pueblos no lo que le sobra, sino los modestos recursos con que cuenta, haciendo de la solidaridad un elemento esencial de su razón de ser y del bienestar de la humanidad, como nos legara Martí, uno de los objetivos fundamentales de su política internacional.
También tendrá la ocasión de conocer a un pueblo noble, amistoso y digno, con un alto sentido del patriotismo y la unidad nacional, que siempre ha luchado por un futuro mejor a pesar de las adversidades que ha tenido que enfrentar. El presidente de los Estados Unidos será recibido por un pueblo revolucionario, con una profunda cultura política, que es resultado de una larga tradición de lucha por su verdadera y definitiva independencia, primero contra el colonialismo español y después contra la dominación imperialista de los Estados Unidos; una lucha en la que sus mejores hijos han derramado su sangre y han asumido todos los riesgos. Un pueblo que nunca claudicará en la defensa de sus principios y de la vasta obra de su Revolución, que sigue sin vacilación el ejemplo de Carlos Manuel de Céspedes, José Martí, Antonio Maceo, Julio Antonio Mella, Rubén Martínez Villena, Antonio Guiteras y Ernesto Che Guevara, entre muchos otros.
Este también es un pueblo al que lo unen lazos históricos, culturales y afectivos con el estadounidense, cuya figura paradigmática, el escritor Ernest Hemingway, recibió el Nobel de Literatura por una novela ambientada en Cuba. Un pueblo que muestra gratitud hacia aquellos hijos de los Estados Unidos que, como Thomas Jordan[1], Henry Reeve, Winchester Osgood[2] y Frederick Funston[3], combatieron junto al Ejército Libertador en nuestras guerras por la independencia de España; y a los que en época más reciente se opusieron a las agresiones contra Cuba, desafiaron el bloqueo, como el Reverendo Lucius Walker, para traer su ayuda solidaria a nuestro pueblo, y apoyaron el regreso a la Patria del niño Elián González y de nuestros Cinco Héroes. De Martí aprendimos a admirar a la patria de Lincoln y a repudiar a Cutting[4].
Vale recordar las palabras del Líder histórico de la Revolución Cubana, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, el 11 de septiembre de 2001, cuando afirmó: “Hoy es un día de tragedia para Estados Unidos. Ustedes saben bien que aquí jamás se ha sembrado odio contra el pueblo norteamericano. Quizás, precisamente por su cultura y por su falta de complejos, al sentirse plenamente libre, con patria y sin amo, Cuba sea el país donde se trate con más respeto a los ciudadanos norteamericanos. Nunca hemos predicado ningún género de odios nacionales, ni cosas parecidas al fanatismo, por eso somos tan fuertes, porque basamos nuestra conducta en principios y en ideas, y tratamos con gran respeto —y ellos se percatan de eso— a cada ciudadano norteamericano que visita a nuestro país”.
Este es el pueblo que recibirá al presidente Barack Obama, orgulloso de su historia, sus raíces, su cultura nacional y confiado en que un futuro mejor es posible. Una nación que asume con serenidad y determinación la etapa actual en las relaciones con los Estados Unidos, que reconoce las oportunidades y también los problemas no resueltos entre ambos países.
La visita del Presidente de los Estados Unidos será un paso importante en el proceso hacia la normalización de las relaciones bilaterales. Hay que recordar que Obama, como lo hizo antes James Carter, se ha propuesto, desde el ejercicio de sus facultades presidenciales, trabajar para normalizar los vínculos con Cuba y, en consecuencia, ha realizado acciones concretas en esta dirección.
Sin embargo, para llegar a la normalización queda un largo y complejo camino por recorrer, que requerirá de la solución de asuntos claves que se han acumulado por más de cinco décadas y que profundizaron el carácter confrontacional de los vínculos entre los dos países. Tales problemas no se resolverán de la noche a la mañana, ni con una visita presidencial.
Para normalizar las relaciones con los Estados Unidos será determinante que se levante el bloqueo económico, comercial y financiero, que provoca privaciones al pueblo cubano y es el principal obstáculo para el desarrollo de la economía de nuestro país.
Debe reconocerse la posición reiterada del presidente Barack Obama de que el bloqueo tiene que ser eliminado y sus llamados al Congreso para que lo levante. Este es también un reclamo mayoritario y creciente de la opinión pública estadounidense, y casi unánime de la comunidad internacional, que en 24 ocasiones consecutivas ha aprobado en la Asamblea General de las Naciones Unidas la resolución cubana “Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba”.
El mandatario estadounidense ha adoptado medidas para modificar la aplicación de algunos aspectos del bloqueo, que son positivas. Altos funcionarios de su gobierno han dicho que están en estudio otras. Sin embargo, no ha sido posible implementar una buena parte de las medidas, por su alcance limitado, por la persistencia de otras regulaciones y por los efectos intimidatorios del bloqueo en su conjunto, que ha sido aplicado duramente por más de cincuenta años.
Resulta paradójico que, por una parte, el gobierno tome medidas y que, por otra, arrecie las sanciones contra Cuba, que afectan la vida cotidiana de nuestro pueblo.
La realidad sigue mostrando que el bloqueo se mantiene y se aplica con rigor y con un marcado alcance extraterritorial, lo cual tiene efectos disuasivos para las empresas y los bancos de los Estados Unidos y de otros países. Ejemplo de ello son las multas multimillonarias que se continúan imponiendo a compañías y entidades bancarias estadounidenses y de otras nacionalidades por relacionarse con Cuba; la denegación de servicios y el cierre de operaciones financieras de bancos internacionales con nuestro país; y la congelación de transferencias legítimas de fondos hacia y desde Cuba, incluso en monedas distintas al dólar estadounidense.
El pueblo de Cuba espera que la visita del mandatario estadounidense consolide su voluntad de involucrarse activamente en un debate a fondo con el Congreso para el levantamiento del bloqueo y que entretanto, continúe haciendo uso de sus prerrogativas ejecutivas para modificar tanto como sea posible su aplicación, sin necesidad de una acción legislativa.
Otros asuntos que son lesivos a la soberanía cubana también tendrán que ser resueltos para poder alcanzar relaciones normales entre los dos países. El territorio ocupado por la Base Naval de los Estados Unidos en Guantánamo, en contra de la voluntad de nuestro gobierno y pueblo, tiene que ser devuelto a Cuba, cumpliendo el deseo unánime de los cubanos desde hace más de cien años. Deben ser eliminados los programas injerencistas dirigidos a provocar situaciones de desestabilización y cambios en el orden político, económico y social de nuestro país. La política de “cambio de régimen” tiene que ser definitivamente sepultada.
Asimismo, debe abandonarse la pretensión de fabricar una oposición política interna, sufragada con dinero de los contribuyentes estadounidenses. Tendrá que ponérsele término a las agresiones radiales y televisivas contra Cuba en franca violación del Derecho Internacional y al uso ilegítimo de las telecomunicaciones con objetivos políticos, reconociendo que el fin no es ejercer una determinada influencia sobre la sociedad cubana, sino poner las tecnologías en función del desarrollo y el conocimiento.
El trato migratorio preferencial que reciben nuestros ciudadanos, en virtud de la Ley de Ajuste Cubano y de la política de pies secos-pies mojados, causa pérdidas de vidas humanas y alienta la emigración ilegal y el tráfico de personas, además de generar problemas a terceros países. Esta situación debe ser modificada, como habría que cancelar el programa de “parole” para profesionales médicos cubanos, que priva al país de recursos humanos vitales para atender la salud de nuestro pueblo y afecta a los beneficiarios de la cooperación de Cuba con naciones que la necesitan. Asimismo, debe cambiarse la política que pone como condición a los atletas cubanos romper con su país para poder jugar en las Ligas de los Estados Unidos.
Estas políticas del pasado son incongruentes con la nueva etapa que el gobierno de los Estados Unidos ha iniciado con nuestro país. Todas son anteriores al presidente Obama, pero él podría modificar algunas de ellas por decisión ejecutiva y otras eliminarlas totalmente.
Cuba se ha involucrado en la construcción de una nueva relación con los Estados Unidos en pleno ejercicio de su soberanía y comprometida con sus ideales de justicia social y solidaridad. Nadie puede pretender que para ello, tengamos que renunciar a uno solo de sus principios, ceder un ápice en su defensa, ni abandonar lo proclamado en la Constitución: “Las relaciones económicas, diplomáticas con cualquier otro Estado no podrán jamás ser negociadas bajo agresión, amenaza o coerción de una potencia extranjera”.
No se puede albergar tampoco la menor duda respecto al apego irrestricto de Cuba a sus ideales revolucionarios y antimperialistas, y a su política exterior comprometida con las causas justas del mundo, la defensa de la autodeterminación de los pueblos y el tradicional apoyo a nuestros países hermanos.
Como expresó la última Declaración del Gobierno Revolucionario, es y será inamovible nuestra solidaridad con la República Bolivariana de Venezuela, el gobierno encabezado por el presidente Nicolás Maduro y el pueblo bolivariano y chavista, que lucha por seguir su propio camino y enfrenta sistemáticos intentos de desestabilización y sanciones unilaterales establecidas por la Orden Ejecutiva infundada e injusta de marzo de 2015 que fue condenada por América Latina y el Caribe. La notificación emitida el pasado 3 de marzo prorrogando la llamada “Emergencia Nacional” y las sanciones, es una intromisión directa e inaceptable en los asuntos internos de Venezuela y en su soberanía. Aquella Orden debe ser abolida y esto será un reclamo permanente y firme de Cuba.
Como señalara el General de Ejército Raúl Castro, “no renunciaremos a nuestros ideales de independencia y justicia social, ni claudicaremos en uno solo de nuestros principios, ni cederemos un milímetro en la defensa de la soberanía nacional. No nos dejaremos presionar en nuestros asuntos internos. Nos hemos ganado este derecho soberano con grandes sacrificios y al precio de los mayores riesgos”.
Llegamos hasta aquí, reiteramos una vez más, por la defensa de nuestras convicciones y porque nos asiste la razón y la justicia.
Cuba ratifica su voluntad de avanzar en las relaciones con los Estados Unidos, sobre la base de la observancia de los principios y propósitos de la Carta de las Naciones Unidas y de los principios de la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, firmada por los Jefes de Estado y Gobierno de la región, que incluyen el respeto absoluto a su independencia y soberanía, el derecho inalienable de todo Estado a elegir el sistema político, económico, social y cultural sin injerencias de ninguna forma; la igualdad y la reciprocidad.
Cuba reitera a su vez, plena disposición a mantener un diálogo respetuoso con el Gobierno de los Estados Unidos y a desarrollar relaciones de convivencia civilizada. Convivir no significa tener que renunciar a las ideas en las cuales creemos y que nos han traído hasta aquí, a nuestro socialismo, a nuestra historia, a nuestra cultura.
Las profundas diferencias de concepciones entre Cuba y los Estados Unidos sobre los modelos políticos, la democracia, el ejercicio de los derechos humanos, la justicia social, las relaciones internacionales, la paz y la estabilidad mundial, entre otros, persistirán.
Cuba defiende la indivisibilidad, interdependencia y universalidad de los derechos humanos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales. Estamos convencidos que es obligación de los gobiernos defender y garantizar el derecho a la salud, la educación, la seguridad social, el salario igual por trabajo igual, el derecho de los niños, así como el derecho a la alimentación y al desarrollo. Rechazamos la manipulación política y el doble rasero sobre los derechos humanos, que deben cesar. Cuba, que se ha adherido a 44 instrumentos internacionales en esta materia, mientras que los Estados Unidos solo han suscrito 18, tiene mucho que opinar, que defender y que mostrar.
De lo que se trata en nuestros vínculos con los Estados Unidos, es que ambos países respeten sus diferencias y creen una relación basada en el beneficio de ambos pueblos.
Independientemente de los avances que se puedan alcanzar en los vínculos con los Estados Unidos, el pueblo cubano seguirá adelante. Con nuestros propios esfuerzos y probada capacidad y creatividad, continuaremos trabajando por el desarrollo del país y el bienestar de los cubanos. No cejaremos en la demanda por el levantamiento del bloqueo que tanto daño nos ha hecho y hace. Persistiremos en llevar adelante el proceso de actualización del modelo económico y social que hemos elegido, y de construcción de un socialismo próspero y sostenible para consolidar los logros de la Revolución.
Un camino soberanamente escogido y que seguramente será ratificado en el VII Congreso del Partido Comunista, con Fidel y Raúl en la victoria.
Esta es la Cuba que dará respetuosa bienvenida al presidente Obama.
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