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General: Jorge Ramos: Cuba libre de mentirita ...
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: cubanet201  (Mensaje original) Enviado: 14/03/2016 16:19
Jorge Ramos:
“¿Cómo no voy a querer que Raúl y Fidel se pudran en una cárcel?”
 
obama_cuba.jpg (300×231)
Obama en Cuba
Los mejores amigos de la dictadura cubana son, en este
momento, El Papa Francisco y el presidente de Estados Unidos, Barack Obama.
Por Jorge Ramos Ávalos
¿Cómo no voy a querer que haya democracia en Cuba, que los cubanos no sean reprimidos ni censurados, y que los dictadores Raúl y Fidel se pudran en una cárcel? La gran ilusión es que la reciente apertura de Estados Unidos hacia Cuba y el próximo viaje del presidente Barack Obama a La Habana logren un cambio en la isla. Pero, la verdad, es que la isla sigue siendo una brutal dictadura y no ha hecho ni un solo cambio significativo desde que reabrió su embajada en Washington.

No hay visitas milagrosas. Muchos creyeron, equivocadamente, que la visita del Papa Juan Pablo II en 1998 promovería un cambio democrático. "Que Cuba se abra al mundo y el mundo se abra a Cuba", pidió el Papa. Pero Cuba no se abrió a nada. Tampoco lo hizo con la visita el año pasado del Papa Francisco. El pontífice argentino se comportó con un incomprensible servilismo, no se quiso reunir con disidentes y hasta llamó Presidente al dictador Raúl Castro.

Algo tiene Cuba que le hace morderse la lengua a muchos. El escritor colombiano Gabriel García Márquez defendió hasta su muerte a Fidel, un tirano que bien pudo haber sido el protagonista de su novela El otoño del patriarca. Si dos Papas y un Premio Nobel no movieron ni un poquito al régimen cubano, mis esperanzas de que lo haga un presidente estadounidense que ya va de salida son muy pocas.

Ojalá me equivoque. De verdad. Pero miles de cubanoamericanos también tienen sus dudas. El 40 por ciento de los cubanos que vive en Estados Unidos rechaza la nueva política de la Casa Blanca hacia Cuba, según una encuesta nacional de Bendixen y Amandi. ¿Por qué? Primero, nunca fueron consultados y no creen en los poderes mágicos de Obama. Además, alguna vez vivieron dentro del monstruo.

No son cuentos. "El régimen cubano continúa reprimiendo a individuos y a grupos que critican al gobierno y que promueven los derechos humanos", concluyó un reporte de Human Rights Watch del 2014 y todo sigue exactamente igual. (Aquí está el reporte: http://bit.ly/1fjiOWl).

Por muchos años se repitió la falacia de que no habría castrismo sin Fidel Castro (igual que se dijo que no habría chavismo sin Hugo Chávez). Pero Fidel, enfermo, traspasó su poder a Raúl de dedazo y ahora tenemos a un nuevo dictador que dice que se retirará en el 2018.

Pero entendamos algo de una vez y por todas. Las dictaduras nunca terminan por la generosidad de sus tiranos. A las dictaduras hay que tumbarlas.

La teoría de Barack Obama es que el soft power de Estados Unidos -con más contactos, más diplomacia, más visas, más inversiones y más comunicaciones- debería acabar poco a poquito con la dictadura marxista. Por eso la insistencia de terminar con el embargo norteamericano a la isla; es algo que quieren los Castro y es también una parte fundamental de la nueva estrategia de Obama.

Alguna vez le pregunté a un alto funcionario de Estados Unidos por qué no le llamaban "dictador" a Fidel y a Raúl Castro. Su respuesta fue un poema: porque el título oficial que les asigna el gobierno cubano es otro. Así que, cuando Obama aterrice en La Habana el 21 de marzo, que nadie se sorprenda de las sonrisas y de los discursos en que se referirá como Presidente al dictador en turno.

A mí hace 18 años que me niegan la visa de periodista para entrar a Cuba. No les gustó que en 1998 reportara en la isla sobre disidentes y periodistas independientes. Y han cumplido su promesa de dejarme fuera. No hay nada nuevo en que una dictadura actúe como una dictadura.

Pero espero, algún día, regresar con mis dos hijos. Paola y Nicolás nacieron en Miami, llevan sangre cubana y quisiera acompañarlos a los lugares donde crecieron sus abuelos. Me imagino que sería una visita parecida a la que hice a Chile tras la salida de Augusto Pinochet o a Sudáfrica luego del fin del apartheid. Los fines de las dictaduras siempre son de fiesta.

Entonces, y solo entonces, sabremos si Obama tenía razón.

¿Cuba libre?
Los mejores amigos de la dictadura cubana son, en este momento, el papa Francisco y el presidente de Estados Unidos, Barack Obama. Ambos líderes han decidido, por distintas razones, cooperar y aliarse con el régimen que por más de medio siglo ha reprimido y censurado a millones de cubanos.

Cuba, que tiene como política de estado la constante violación a los derechos humanos, está del lado equivocado de la historia. Y el Papa y Obama decidieron pararse al lado del dictador Raúl Castro. Quizás Obama y el Papa son mucho más listos que nosotros y lo hacen con el objetivo de democratizar y humanizar la isla a través de más contactos. Pero si ese es el objetivo, se lo tienen muy calladito.

El presidente Obama tiene planeado viajar a Cuba a finales de marzo. Será su momento tipo Nixon. El ex presidente Richard Nixon –con la invaluable ayuda de su ajedrecista planetario Henry Kissinger– viajó a China en 1972 y abrió al gigante asiático al resto del mundo. Con ese gesto Nixon no convirtió a China en una democracia de la misma manera en que el viaje de Obama tampoco impondrá en la isla la libertad de prensa, elecciones multipartidistas y la liberación de los presos políticos. Pero, sin duda, la estrategia a largo plazo tiene que ser mucho más ambiciosa que abrir dos embajadas.

Espero, de verdad, entrevistar a Obama dentro de unos años y que me diga que su plan secreto siempre fue la democratización de Cuba y que, a pesar de las duras críticas del momento, tuvo razón con su política de apertura. No hay nada más triste que ver a un dictador morir en su cama y no en la cárcel (como ocurrió con Augusto Pinochet en Chile y Francisco Franco en España).

En cuanto al Papa Francisco, el pontífice ha sido una verdadera desilusión para los que quieren un cambio en Cuba. Ha ido dos veces a la isla y las dos veces ha tratado a Raúl y a Fidel como si fueran dos legítimos gobernantes (y no los despiadados matones y tiranos que son). Que frustrante es oír que el Papa le llama presidente a un dictador.

Durante su visita el pasado septiembre, fue vergonzoso ver cómo arrestaron frente a sus ojos a un disidente cubano que se quiso acercar y el Papa Francisco no hizo absolutamente nada para protegerlo. El joven terminó en el piso sometido por los segurosos (miembros de la seguridad del Estado vestidos de civil). El Papa en Cuba rehusó reunirse con disidentes –como las Damas de Blanco– y con periodistas independientes –como Yoani Sánchez.

El Papa que tan fuerte habló en Estados Unidos –contra el maltrato a los inmigrantes y los abusos del sistema capitalista– no se atreve a hacer la misma crítica social en América Latina. Me parece incomprensible que en su reciente visita a México el Papa no tuvo tiempo para reunirse con las víctimas de sacerdotes pederastas ni con los familiares de los 43 jóvenes desaparecidos de Ayotzinapa. En cambio, sí se reunió con gobernadores de estados donde matan periodistas –como en Veracruz– y donde se toleran los feminicidios –como en el estado de México.

Jorge Mario Bergoglio conoce perfectamente el drama de los desaparecidos durante la dictadura militar en Argentina. Lo sufrió en carne propia. Entonces, ¿por qué dio todo tipo de excusas para medio explicar que él no haría lo moralmente correcto en México? ¿Y la solidaridad?

Regresando al tema de Cuba, el Papa y el presidente Obama pueden hacer muchísimo para promover una transición democrática en la isla. Pero sus imágenes dándole la mano al dictador de turno son un duro golpe para los que se han pasado la vida luchando para vivir sin miedo.

Me encantaría ir a Cuba durante el próximo viaje de Obama. Pero el gobierno cubano me ha prohibido la entrada desde 1998 cuando fue el Papa Juan Pablo II. No les gustó que en ese entonces entrevistara a disidentes y a periodistas independientes.

Si es cierto que Cuba se está abriendo al mundo, lo primero que podría hacer el régimen cubano es quitar las restricciones a corresponsales extranjeros y no tratar de imponer su agenda en la prensa mundial. Quisiera ver cómo ha cambiado Cuba y si sus autoridades son ahora más tolerantes. Pero me temo que, otra vez, tendré que ver lo que pasa en Cuba por televisión y por la internet.

¿Cuba libre? En cualquier bar del mundo se sabe que eso es una mentirita.
Jorge Ramos Ávalos, periodista y presentador del noticiero Univisión.
                        Fuente El Nuevo Herald


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