OLGA GUILLOT, OLGA DE CUBA
Por qué los discos de vinilo y otras tecnologías se niegan a desaparecer
Por NICK BILTON
Para saber en qué andan los adolescentes ahorita, solo tienes que echar un vistazo a Aboot Kinney Boulevard en el barrio Venice de Los Ángeles. En las noches los fines de semana, la avenida de un kilómetro de tiendas se llena de jóvenes preocupados por la moda, que se pasean por heladerías y boutiques, casi siempre mientras se toman selfies.
Uno de los destinos más populares es un edificio blanco de un piso, con grandes letras rosadas sobre el techo que forman la palabra “Vnyl”. La tienda vende discos de vinilo, y los muchachos que se juntan aquí con frecuencia parecen asombrados.
“Diría que la mitad de los chicos que vienen a mi tienda nunca han visto una reproductor de discos”, comentó Nick Alt, fundador de Vnyl. “Es posible que caminen hasta el tocadiscos y no tengan idea de dónde poner la aguja”. Pero una vez que averiguan que la aguja va en la ranura exterior, esos adolescentes con teléfonos inteligentes se quedan enganchados.
Cuando una nueva tecnología surge, solemos creer que la vieja tecnología quedará obsoleta. Yo mismo he dicho, por ejemplo, que el iPad suplantaría al Kindle (después me di cuenta de mi error y ahora tengo los dos), que los libros electrónicos provocarían la extinción de la imprenta (tuve que cambiar de opinión, muchas veces) y que los autos autónomos harían que conducir pasara de moda y nos permitirían echarnos una siesta en el asiento de enfrente (esto todavía no ha sido refutado).
Pero me he dado cuenta de que, aunque lo nuevo emociona a la gente, lo viejo no siempre desaparece. Y si lo hace, toma mucho tiempo.
Basta con ver las cámaras que usan rollo: uno pensaría que han desaparecido de la faz de la Tierra, pero millones de personas siguen usándolas. En 2012, se vendieron más de 35 millones de rollos para cámara, en contraste con los 20 millones del año anterior.
Y a pesar de que Polaroid se ha declarado en bancarrota (dos veces) en la era de las cámaras digitales, la compañía está resurgiendo (de nuevo).
También se vendieron más de 571 millones de libros impresos en Estados Unidos en 2014. Cerca de 55 millones de periódicos siguen llegando a las casas cada mañana. En cuanto a los discos de vinilo, se vendieron 13 millones de LP en 2014, el mayor número en 25 años, de acuerdo con la Asociación de la Industria Discográfica de Estados Unidos. (Los discos también representan una de las pocas áreas de crecimiento para esta industria en apuros).
Entonces, ¿qué hace que la tecnología anticuada sobreviva y que cobre nueva fuerza en algunos casos? Para algunos consumidores, es cuestión de familiaridad (como en el caso de los periódicos y los libros impresos), mientras que para otros es un asunto de nostalgia (como los reproductores y las cámaras de rollo).
Por ejemplo, yo llevo más de 25 años tomando fotos y lo que hace que me enamore de una fotografía es el polvo, lo sombrío de la película (solía fotografiar con una Tri-X 3200, para los nerds de rollos que anden por allí). Y aunque me encantan mis cámaras digitales, he estado volviendo a tomar fotografías con rollo para capturar un poco de calidad visceral y no lidiar más con píxeles.
La resurrección de la tecnología antigua no se limita a los medios físicos.
Decenas de millones de estadounidenses aún tienen teléfono fijo; millones de unidades de memoria portátil USB siguen usándose, aun cuando puedes almacenar todo gratis en la nube.
Probablemente has escuchado el dicho de que en cuanto sacas el automóvil de la concesionaria este pierde su valor. Bueno, esto no aplica a los autos antiguos. Algunos clásicos han aumentado su valor 500 por ciento. (Una razón para esto es que los dueños más jóvenes quieren poder reparar y restaurar sus carros. Intenta hacer eso con un Tesla y perderás la garantía).
Por supuesto, hay algunas tecnologías que han caducado, que mueren y nunca vuelven. No conozco a muchas personas con un teléfono para automóvil, por ejemplo.
La verdad es que hemos estado prediciendo de manera equivocada la desaparición de viejas tecnologías desde hace algún tiempo. En 1876, por ejemplo, cuando The New York Times publicó por primera vez un artículo acerca del teléfono y después del fonógrafo, los escritores de aquellos días aseguraron que estos aparatos vaciarían las salas de conciertos y las iglesias, pues ya nadie querría nunca salir de su casa.
Sin embargo, apenas este mes, Diplo ofreció un concierto con un estimado de medio millón de asistentes en Cuba. Algo me dice que algunas de estas personas también comprarán el álbum del intérprete en vinilo.
Rosita Fornés, La Más Grande de Cuba