La compañía recién fundada
por el bailarín buscará mezclar lo clásico y lo contemporáneo
Carlos Acosta y la ‘mafia’ del ballet
Por Alberto Lima | La Habana | Cubanet En días recientes, se publicó en el diario Juventud Rebelde una entrevista con Carlos Acosta, quien tras una brillante carrera nacional e internacional como bailarín ha decidido fundar la compañía Acosta Danza, que el 8 de abril iniciará su primera temporada en el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso.
En la entrevista habló de que el artista, además, sigue con la idea de fundar una escuela de danza internacional, “amparada en ese método de enseñanza nuestro, tan reconocido en todas partes”, para lanzar la carrera de bailarines con escasos recursos económicos. Para Acosta sería “un legado de mi país para el mundo. Lo principal es que de inmediato encontré el apoyo del Ministerio de Cultura, de su ministro Julián González”.
En cuanto a Acosta Danza, el artista la concibe “como un complemento de lo que ya existe en el rico panorama danzario cubano, como otra alternativa, con otro sabor al unir la línea clásica con la contemporánea”, y está seguro de que la convertirá en una compañía de primera línea.
Por supuesto, uno de los principales retos en este trabajo fundacional ha sido escoger a los bailarines, pues lógicamente la mayoría formaba parte ya de algún otro conjunto. Acosta asegura que en este aspecto ha obrado “con mucho respeto y cada paso que he dado ha sido muy meditado”.
Pero advierte que sus bailarines provenientes del clásico no rebasan los 18 ó 20 años y “no son primeros bailarines”, e incluso “están quienes ni siquiera enfrentaron roles de solistas o integraron un cuerpo de baile”. Aunque les reconoce “un potencial enorme”, los diferencia de los de danza contemporánea, quienes “son otra cosa: superbailarines”.
Otros opinan Esto último ha traído cierto disgusto en algunos bailarines clásicos que han entrado en su compañía. Uno de ellos –que pidió el anonimato– declaró a CubaNet que casi todos provienen del Ballet Nacional y a no le parece que no tengan mucha experiencia ni categoría.
“Por ejemplo, Luis Valle es primer solista, y otros son solistas o corifeos. La mayoría posee categoría artística”, argumenta el joven: “El mismo Valle despunta como primer bailarín. En una parte de la reciente gira de España del Ballet Nacional bailó con Viengsay Valdés y, si se hubiera quedado, ahora sería su partner, porque el anterior se fue contratado a Sudáfrica”.
A una bailarina que permanece en el Ballet Nacional –y que también quiere mantener el anonimato– le parece muy exagerado que Acosta haya dicho que las audiciones no tuvieron divulgación: “Eso no es cierto, porque en Radio Reloj y hasta en el noticiero dominical de la televisión se habló de ellas. No es que se haya anunciado por todos los medios, pero tampoco se propagó solo de boca en boca como dice él”.
Pablo, que trabaja desde hace años en el Ballet Nacional, opina que, aunque Acosta haya creído hacerlo todo con el máximo respeto, muy en comunicación con el Ministerio de Cultura, la imagen final quizás no sea esa.
“Por la experiencia que tengo con directores de compañía, entre ellos el lema es ‘marineros somos y en la mar andamos’. O sea: nadie debe quitarle alguien a otro. Y para no perder a un bailarín, si él quiere irse a otro lugar, lo que haces es darle doble vínculo. Lo que pasa es que Acosta, como quien dice, acaba de aterrizar y no entiende bien cómo es la cosa”, explica.
También según Pablo, existe un espacio en el que todos los directores confluyen en algún momento, porque se relacionan y se conocen desde hace años. “Aunque les costó mucho trabajo, se dieron cuenta de que perdían a menos bailarines dejando que tuvieran otros contratos. Si se lo negaban, ellos pedían la baja y luego los directores sufren tratando de conseguir bailarines. Acosta piensa que eso es fácil y que los bailarines salen de dondequiera, pero no es así”.
La Escuela de Danza cada vez tiene peores resultados. El bailarín empieza ganando 250 pesos y con eso no se vive. Entonces necesita viajar, buscar otros contratos. Si los directores les niegan el doble vínculo, entonces piden la baja y se van para una compañía mejor o emigran al primer chance. “La primera que se dio cuenta fue Cristy Domínguez, directora del Ballet de la Televisión”, asegura Pablo.
Santiago Alfonso no lo hace y por eso hay tanto descontento en su compañía. Se le fueron muchos bailarines cuando regresaron de Rusia, una gira espantosa. Ahora se quedó con los bailarines que no tienen otra puerta a donde ir a tocar y no serán aceptados en otra compañía.
En cuanto a lo respetuoso que dice haber sido Acosta, “que le pregunten a Miguel Iglesias, director de Danza Nacional, si le parece que fue así, porque de ahí sí se llevó a varios primeros bailarines, que él mismo llama ‘superbailarines’”.
Le preguntamos sobre el motivo principal de que esos jóvenes prefirieran irse para Acosta Danza y nos respondió que el motivo principal no es solo que paga sobre 50 CUC (unos 1200 pesos), además del salario en pesos cubanos, y de que ganarán por función, como en Danza Nacional. La búsqueda de desarrollo profesional tiene mucho peso también.
Como reconoció en la entrevista, Carlos Acosta tiene muchos patrocinadores y conexiones. Varios coreógrafos de renombre mundial trabajarán para su compañía. Eso significa que habrá muchas giras. Y el Ministerio de Cultura lo apoya porque sabe que ahí correrá abundante dinero.
Ni siquiera Alicia Alonso se opuso a que creara su compañía. Nos cuenta Pablo que, según se dice allí, Acosta, cuando fue a verla para hablarle de su proyecto, le llevó un ramo de flores y se comportó muy gentilmente. “Sea como sea, Carlos Junior –como lo llaman a veces– puede hacer algo grande y todos le deseamos suerte”.
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