Los cubanos comienzan a perder el miedo Opositores en Santiago de Cuba organizan una
inédita actividad infantil con la asistencia de cientos de personas
Nora Gámez Torres - El Nuevo HeraldLe llaman “el Valle de la Prehistoria”, una extraña exhibición de animales de piedra en el apartado Parque Nacional de Baconao, en las afueras de Santiago de Cuba. Hasta allí llegaron centenares de activistas, sus vecinos y simpatizantes de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU) en una excursión diseñada para los niños pero también para mostrar el creciente apoyo que va ganando la mayor organización opositora en la isla.
Un video entregado por la UNPACU a el Nuevo Herald muestra imágenes impensables hace solo unos años en Cuba, donde el gobierno sistemáticamente acusa a los opositores de ser “mercenarios” pagados por Estados Unidos. Aparentemente haciendo caso omiso de la propaganda oficial, centenares de personas se agrupan en el parque para escuchar al líder de la UNPACU, José Daniel Ferrer, quien explica los detalles de la actividad dedicada a los niños.
La UNPACU, explica Ferrer quiso hacer llegar un “mensaje simbólico” el mismo fin de semana en que comenzó en La Habana el VII Congreso del Partido Comunista y demostrar lo que la mayoría de los cubanos haría si tuviera la oportunidad: irse de paseo. El dirigente opositor estaba convencido de que las discusiones en el congreso no tratarían temas de “importancia” o relacionados con “el bienestar de la población”.
Ferrer asegura que en la actividad participaron alrededor de mil personas pues la organización alquiló 13 camiones privados—típico medio de transporte en el Oriente del país—con capacidad para transportar hasta casi 70 personas. Estas cifras no pudieron ser comprobadas de manera independiente por el Nuevo Herald. La UNPACU también pagó meriendas para los niños y la excursión incluyó una parada en una playa de la localidad así como una visita a un acuario.
Asimismo, añade que la excursión fue organizada durante varios días con “la mayor discreción”, para evitar que las autoridades intimidaran a los dueños de los vehículos. “De todas maneras, se enteraron y seis de los 15 camiones que habíamos contratado nos retiraron el servicio a última hora. Nos quitaron seis pero buscamos cinco más”, cuenta.
PERDER EL MIEDO Las imágenes del improvisado mitin al arribar al árido parque no muestran a todos los asistentes, explica Ferrer, pues la policía intentó evitar que los camiones viajaran en caravana, de modo que el grupo no pudiera reunirse en su totalidad. Pero sí muestran a un grupo inusualmente numeroso, en el que no todos son opositores. Eso, es quizá, lo más significativo. Los cubanos parecen estar perdiendo el miedo.
No ha sido un cambio repentino pero en los últimos meses y gracias a la irrupción de celulares y puntos de conexión wifi en el país, han circulado por las redes sociales varios videos que ilustran cómo los cubanos comienzan a compartir y expresar un sentido de injusticia ante la acción arbitraria de la policía contra disidentes y cuentapropistas.
La circulación de estas imágenes es precisamente lo que podría estar en la mente de aquellos funcionarios y medios de prensa estatales que insisten en advertir sobre los “peligros” de la internet y la necesidad de prepararse para la “ciberguerra”.
La UNPACU, que tiene una presencia muy activa en la internet, ha publicado varios videos de este tipo de manifestaciones, muchas espontáneas, a diferencia de las que regularmente protagonizan las mujeres del Movimiento Damas de Blanco junto a otros activistas para llamar la atención sobre la falta de libertades civiles y políticas en la isla.
La campaña #Todos Marchamos, que agrupa a varias organizaciones opositoras que demandan el cese de la represión y la liberación de los presos políticos, publicó en su canal de YouTube a principios de marzo imágenes de una protesta silente de un hombre al que le habían confiscado su bicitaxi. Cuando dos agentes de la policía intentan arrestarlo, de la muchedumbre que los rodea se escuchan gritos de “abusador”, “batistiano” y “abajo la dictadura”.
Otro video publicado también en marzo por el periodista Mario Vallejo de Univisión 23, muestra cómo una multitud protesta ante la policía por el arresto de una mujer en el barrio capitalino de El Cerro. En un momento, miembros del grupo que rodeó a la patrulla policial logran arrancar a la mujer de las manos de tres agentes, dos de ellos mujeres, que miran incrédulos a su alrededor, sin saber muy bien cómo reaccionar.
“Ya no son sólo los disidentes políticos los que protestan y presionan contra la represión policial, ahora son las personas que viven junto a ellos”, destaca el sociólogo Ted Henken, profesor de Baruch College. Hasta ahora, comenta, el gobierno había tenido éxito en aislar a los disidentes de las preocupaciones de la población en general, lo que podría estar cambiando ahora.
PROCESO DE DESCOMPOSICIÓN ¿Puede hablarse entonces de aumento del descontento, de pérdida de miedo, o de ambas cosas? ¿Quizá solo se están viendo más imágenes de este tipo porque es más fácil grabarlas y enviarlas al exterior?
“Es muy difícil saber si hay más protestas y frustración o simplemente estamos viendo más debido a las tecnologías”, responde Henken. “Lo importante es que las tecnologías de bajo costo y su ubicuidad permiten que activistas o simples testigos puedan grabar y publicar actos de represión con una facilidad e inmediatez que nunca habíamos visto antes”.
Sebastián Arcos, subdirector del Instituto de Estudios Cubanos de la Universidad Internacional de la Florida, señala que estos actos son el resultado de una “descomposición ideológica y económica del régimen cubano” que viene sucediendo desde el fin de la antigua Unión Soviética y el comienzo del Periodo Especial. Arcos es el.
“Si el régimen no puede distribuir privilegios económicos como hacía antes y no tiene una justificación ideológica para su permanencia, empieza a perder gente. La gente se siente frustrada y comienza a hacer gestos espontáneos de rechazo al régimen”, explica y cita otros eventos espontáneos de este tipo, como las protestas de 1994 en la capital, conocidas como el Maleconazo. “Es parte natural de la descomposición de un régimen totalitario o autoritario”, con antecedentes en los acontecimientos que dieron lugar a la caída del campo socialista.
El experto insiste en que no puede relacionarse exclusivamente este repunte en las protestas contra el gobierno con la nueva política de Obama. Pero Henken cree que “la ofensiva encantadora de Obama, magistralmente empleada durante su visita a la isla” puede haber tenido algún rol. Junto al cambio de política de Estados Unidos hacia Cuba así como la propia reforma emprendida por Raúl Castro, podría haber contribuido a generar expectativas entre los cubanos acerca de una mejoría económica y política.
Apunta, sin embargo, que “las reformas internas no han ido a la par del aumento de las expectativas entre las personas, lo que genera más frustración y protestas públicas, una manifestación simultánea de la pérdida del miedo a la represión o al castigo, y del aumento del descontento y la frustración”.
El sociólogo rescata el concepto de “privación relativa” para interpretar estas manifestaciones. “La gente no protesta cuando las cosas están mal, sino cuando perciben que su situación ha empeorado con respecto a sus expectativas o a la situación de otros grupos” sociales.
Y el recién concluido Congreso, que mantuvo al frente del Partido Comunista a Castro y no propuso grandes reformas económicas, “debe haber decepcionado a algunas personas que tenían alguna esperanza de mejoría”, concluye Arcos.
NUEVO TONO DE BLOGUEROS Y PERIODISTAS También se percibe un tono de más valor entre blogueros, activistas y periodistas dentro de la isla, sobre todo de aquellos que escriben para publicaciones independientes.
El biólogo y activista por los derechos de la comunidad LGBT en la isla, Isbel Díaz Torres, escribió en Havanatimes,que el discurso pronunciado por Raúl Castro durante la apertura al Congreso le provocó “verguenza ajena”.
“Ciertamente, cualquier sentimiento que me provoque ese dirigente me será siempre ‘ajeno’ en el sentido de que yo no voté por su gobierno”, escribió Díaz, quien fustigó a Castro por demostrar “tan graves lagunas de conocimiento y tan pocas habilidades diplomáticas” al tratar el tema de los derechos humanos en su intervención.
Pero nadie quiere pecar de excesivo optimismo. Aunque la crisis económica podría estar impactando también al Ministerio del Interior y otras fuerzas del orden en la isla, “el gobierno aún mantiene el control de la situación interna”, opina Arcos. Henken recuerda que el gobierno también tiene acceso a las nuevas tecnologías y las puede utilizar para controlar y reprimir a la población de manera más eficaz.
Ferrer, por su parte, cree que la UNPACU podría haber movilizado a miles de santiagueros en su excursión pero admite que la oposición tiene “recursos limitados” y que “la represión logra aún asustar a mucha gente. Nuestra misión es ir quitando miedo y la misión del régimen es mantener el terror sobre el corazón de los cubanos”.
“Es un proceso lento y largo”, concede Arcos, pero inexorable. “Se podría adoptar también para describirlo el dicho de Raúl: sin prisa pero sin pausa”.
Nora Gámez Torres
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