Letrero de un baño para personas de cualquier género en la Santee High School en Los Ángeles
Los derechos transgénero dominan el debate social en Estados Unidos
Por Albinson Linares -
En este 2016, año electoral en Estados Unidos, parte de la controversia política se ha centrado en la comunidad transgénero después de que los legisladores de Carolina del Norte aprobaran en marzo pasado una ley que prohíbe que esas personas usen, en los edificios públicos, baños distintos a los del género que aparece registrado en sus certificados de nacimiento. El documento también prohíbe las demandas por discriminación en los tribunales estatales. El presidente Barack Obama emitió recientemente una recomendación que su gobierno le hizo a las escuelas públicas de permitir que los estudiantes transgénero usen el baño que corresponde con su identidad de género y aseveró que la sociedad debe proteger la dignidad y seguridad de los niños vulnerables.
Las recomendaciones para las escuelas, publicadas por el Departamento de Justicia y el Departamento de Educación, establecen que los estudiantes deben estar autorizados para utilizar las instalaciones que coinciden con el género con el que se identifican, incluso si no corresponde con su sexo anatómico. Los distritos que se nieguen a cumplir con esta directiva deben lidiar con potenciales acciones legales o la retención de los fondos federales.
“Las personas transgénero se identifican con el sexo contrario al que nacieron y buscan vivir esa expresión”, explica Lawrence La Fountain-Stokes, profesor universitario de la Universidad de Michigan y autor de diversos ensayos sobre sexualidad como Queer Ricans: Cultures and Sexualities in the Diaspora.
“La comunidad ya tiene el apoyo de la ciencia médica, la psicología y la psiquiatría, por lo que usar los sanitarios del sexo con que se identifican es un reclamo legítimo. Sin embargo, en Estados Unidos hay muchas personas que todavía no están abiertas a entender la profunda transformación social que vivimos”, comenta La Fountain-Stokes.
En abril, semanas después de la aprobación de esa ley tan controversial, la Corte de Apelación de Estados Unidos para el Circuito Cuarto en Richmond, Virginia, falló a favor de Gavin Grimm, un estudiante transgénero que nació como mujer pero deseaba utilizar el baño para varones en su preparatoria.
Los defensores de los derechos de la comunidad lesbiana, gay, bisexual y transgénero (LGBT) destacaron que esa decisión también aplica para Carolina del Norte. Sin embargo, el gobernador del estado, Pat McCrory (un político republicano que busca la reelección este año), firmó la ley y, hasta ahora, no ha sido revocada.
Lo paradójico para muchos analistas es que esa ley fue aprobada pese a que en febrero de 2015 la ciudad de Charlotte, la urbe más grande de Carolina del Norte, decretó una ordenanza en contra la discriminación.
American Airlines, empresa que emplea a 14.000 personas en Charlotte, donde tiene uno de sus mayores centros de operaciones, emitió un comunicado en el que critica la ley. Otras empresas como Apple, Dow Chemical, PayPal, Red Hat y Biogen también se unieron a los reclamos.
“Nuestro futuro como estadounidenses debe centrarse en la inclusión y la prosperidad, y no en la discriminación y la división”, dijo Apple en un comunicado. “Ver al gobernador McCrory firmar esa legislación nos decepcionó”.
Durante décadas, el movimiento transgénero ha apoyado las luchas por la igualdad de derechos de las minorías sexuales, pero mientras la comunidad gay ha logrado grandes victorias legales y políticas, como el matrimonio igualitario, las personas transgénero (que pueden ser homosexuales o no) siguen conformando uno de los sectores más marginados de la sociedad.
“Alrededor del 90 por ciento de las personas transgénero han sufrido alguna forma de hostigamiento en el trabajo”, afirma Victoria Rodríguez-Roldán, abogada e integrante de The National LGBTQ Task Force en Washington. “Un 41 por ciento de los miembros de la comunidad han tratado de suicidarse; de hecho, esa es la tasa más alta de Estados Unidos en cualquier demografía. Además tenemos cuatro veces más probabilidades de vivir en la pobreza”, afirmó la experta legal, que también es transgénero.
Abundan los ejemplos sobre el daño que causa la discriminación. En mayo de 2015, Kyler Prescott se mató en San Diego; solo tenía 14 años. En diciembre del año pasado, la joven Leelah Alcorn, de 17 años, se lanzó delante de un tractor en movimiento en Ohio. En los primeros meses de 2015, siete mujeres transgénero, casi todas afroamericanas, fueron asesinadas.
Los que están en contra del uso de los baños
En la zona rural de Florida, un veterinario y ganadero retirado llamado Harrell Phillips se preocupó una noche de marzo cuando su hijo, de 17 años, le informó durante la cena que se había encontrado con un chico transexual en el baño de la escuela secundaria.
“Yo mismo me dirigí al director de la escuela”, dijo Phillips, que considera que “se nace con el sexo que Dios escogió que seas”.
Las autoridades de la escuela se asesoraron con abogados y le dijeron que no había nada que pudieran hacer. Así que Phillips recurrió a su mejor amigo, un abogado de Jacksonville, quien le presentó a Roger Gannam, miembro de Liberty Counsel, una organización cristiana con sede en Orlando.
Gannam ayudó a bloquear una ordenanza contra la discriminación propuesta en Jacksonville con un argumento que los conservadores religiosos han estado utilizando de manera efectiva: se pondría en peligro a las mujeres y niñas al permitir que los hombres —y depredadores sexuales— puedan hacerse pasar como personas transgénero y entrar en los baños de mujeres.
“Eso es un ataque con el fin de crear histeria y miedo acusando a los trans de ser depredadores sexuales”, asevera Rodríguez-Roldán, quien asegura que no se conoce un solo caso de violación donde haya estado involucrada una persona transgénero o alguien que hubiese fingido pertenecer a ese grupo. “Además, un violador no va a ser detenido por una ley que le dice en qué baño debe estar”.
Pese a que Carolina del Norte fue el primer estado en adoptar una ley que prohíbe explícitamente que las personas transgénero utilicen los baños de su elección en las instalaciones públicas, muchos piensan que el debate actual tiene sus raíces en Houston.
En noviembre de 2015, los votantes de esa ciudad derogaron las leyes contra la discriminación después de una intensa campaña de televisión, radio e internet en la que los oponentes posicionaron la consigna: “No Men in Women’s Bathrooms”.
Más de 200 ciudades de los Estados Unidos habían adoptado leyes contra la discriminación cuando Houston votó. Minneapolis, por ejemplo, expandió la protección de los derechos civiles de las personas trans en 1975. Sin embargo, la votación de Houston sucedió menos de cinco meses después de la decisión del Tribunal Supremo que permitió el matrimonio de personas del mismo sexo. Parece responder a una activación de los sectores conservadores.
Muchos conservadores religiosos dicen que las protecciones generales de derechos civiles para las personas trans son innecesarias —porque solucionan un problema que, en su opinión, no existe—. Jeremy Tedesco, el abogado principal de Alliance Defending Freedom, un grupo conservador de Arizona, sostiene que “cuando se trata de vestuarios y baños, separar los sexos es una cuestión de decencia”.
“El derecho federal estadounidense establece que la discriminación por sexo es ilegal”, enfatiza Rodríguez-Roldán. “Se trata de principios vigentes como la Ley de Derechos Civiles de 1964 que prohíbe la discriminación por sexo en el mundo laboral, también lo tenemos en el Título IX que prohíbe eso en el ambiente educativo. La discriminación por identidad de género es discriminación por sexo, eso no lo estamos inventando”.
Para complicar el panorama legal, el jueves 19 de mayo se introdujo un proyecto de ley en Oklahoma que permitiría que los estudiantes soliciten, por motivos religiosos, que sus escuelas públicas prohíban que las personas transgénero usen el baño u otra instalación acorde con el sexo con el que se identifican.
Este proyecto de ley parece ser una de las primeras acciones legislativas, a nivel estatal, para desafiar a las directivas de la Administración Obama.
De ser aprobada esta ley un alumno podría solicitar que su escuela establezca que esas instalaciones solo puedan ser usadas por otros estudiantes que también son de sexo masculino desde que nacieron. El proyecto fue presentado por el senador Brian Bingman y el diputado Jeffrey Hickman, ambos republicanos, quienes dicen que es una respuesta a una “emergencia” y a la necesidad de preservar la “paz pública, la salud y la seguridad”.
Lo que sigue
La comunidad transgénero se enfrenta a desafíos como: el acceso a la atención médica relacionada con su transición, que no siempre han sido parte de luchas más amplias como los derechos de los homosexuales. Los gays y las lesbianas son visibles en casi todos los ámbitos de la vida actual, y muchos son celebridades. En cambio, las personas transexuales fueron invisibles hasta hace muy poco tiempo.
Caitlyn Jenner, que obtuvo medallas en las olimpiadas y es parte del clan Kardashian; Chaz Bono, el hijo de los artistas Sonny y Cher; Chelsea Manning, la exoficial que divulgó secretos del Ejército; Laverne Cox, la estrella de la serie de Netflix “Orange Is the New Black”, son algunos de los hombres y mujeres transgénero que representan públicamente a la comunidad que ha estado en el centro de la discusión nacional estadounidense.
En los últimos días ha tenido una particular resonancia mediática el caso de Rodrigo Heng-Lehtinen, el hijo transgénero de la congresista republicana de Florida, Ileana Ros-Lehtinen. Pese a que esta líder discrepa profundamente con el presidente Obama en muchas de sus decisiones políticas, sobre todo en su acercamiento a Cuba, apoya las recomendaciones del gobierno para que se le permita a los estudiantes utilizar las instalaciones escolares que coinciden con el sexo el que se identifican.
“Esas leyes innecesarias solo logran que los jóvenes trans sientan que no son aceptados, y puede llevarlos a la depresión o, peor aún, al suicidio”, dijo Ros-Lehtinen, de 63 años, quien fue la primera mujer hispana elegida como representante en el congreso estadounidense.
Pese a toda la controversia y la batalla legal que últimamente rodea a esta comunidad, muchos analistas se sienten optimistas. “Tengo grandes esperanzas porque creo que estas transformaciones se van a dar, poco a poco, y es una lucha”, afirma Lawrence La Fountain-Stokes. “Creo que el presidente Obama, el Departamento de Justicia y el de Educación lideran la lucha porque es una discusión difícil, pero fundamental”.