Tenía que ser un día de fiesta, de celebración de la libertad y la igualdad, pero se ha convertido en una apesadumbrada marcha en la que las cifras de muertos en un club gay de Orlando iban creciendo hasta convertirse en la peor matanza a tiros en la historia de EE UU.
Una drag queen camina con paso firme pese a sus zapatos de plataforma de más de 25 centímetros de altura. El sonido de sus tacones resonaba en el silencio de Broad Street, la principal avenida de Filadelfia, en una mañana calurosa y soleada de domingo. En condiciones normales, hubiera sido un día de alboroto y fiesta. Ahora, ella mira al frente, apenas sin pestañear, con el edificio del City Hall en su horizonte.
Con gesto consternado, se detiene en el cruce con la calle Locus. No hay vítores, carteles ni globos, sino cinco furgones de policía, un despliegue especial de seguridad en el punto previsto para que en un momento comience el desfile del orgullo gay, apenas unas horas después de la matanza de Orlando.
"Este es el orgullo más triste que podemos celebrar, el más triste que se celebra", dice, antes de ponerse a llorar. Junio es el mes del Orgullo en EE UU, con desfiles, celebraciones y fiestas en las principales ciudades del país.
Una pareja de chicas cruza la calle cogidas de la mano. Una de ellas lleva la bandera arcoiris anudada al cuello. Ambas sonríen. “No vamos a permitir que nada ni nadie arruine nuestro día. Hoy es un día para celebrar el amor”, comenta una de ellas, aunque al mismo tiempo aseguran que los muertos en el club Pulse la pasada noche van a estar presentes en sus mentes y corazones durante toda la jornada.
Un matrimonio interracial de dos hombres que lucen camisetas contra las leyes discriminatorias para el colectivo LGTB de algunos Estados, confirma que el de hoy no va a ser un orgullo más. “Deseamos que venga más gente que nunca, pero lo más probable es que sean muchos menos, es normal, hay miedo”.
Varios grupos organizadores ultiman los detalles en las carrozas, pero el silencio indica que este año el orgullo es menos festivo que nunca en esta ciudad.
“El día de hoy va a ser un homenaje a los muertos en Orlando y una reivindicación total de que queda mucho por hacer, y de que la lucha por la igualdad y contra el odio desgraciadamente es aún muy necesaria”, añade Andrew, uno de los organizadores de la marcha, ante una multitud mucho menos nutrida que en años anteriores.
Es cierto que llegan familias, muchas con niños, pero el evento sigue distando de ser multitudinario y el silencio tenso se impone en un desfile que arranca sin música, con la solemnidad de un funeral, en lugar de la fiesta que ha sido en años pasados.
En una esquina cinco voluntarios informan a los asistentes de cómo deben registrarse para votar en las próximas elecciones. Su objetivo es que el colectivo LGTB vote masivamente para impedir la llegada a la Casa Blanca de un candidato republicano que quiera levantar restricciones a la tenencia de armas.
“Hay que impedir un giro conservador en América y que se produzca un retroceso en todo lo que hemos conquistado estos años”, dice uno de ellos. Según ellos, la matanza de Orlando y la política no son del todo conceptos ajenos el uno al otro.
Agentes de policía en el desfile del orgullo gay de Los Ángeles.