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General: Ser Muxes o transgénero es un privilegio en Tehuantepec, México
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: BuscandoLibertad  (Mensaje original) Enviado: 04/07/2016 18:01
¿Muxes o transgénero?
 El uso de los baños genera un debate en México

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¿TERCER SEXO?
             Por Victoria Burnett — México — The New York Times
Para la gente de este pueblo en el estado sureño de Oaxaca, la existencia de un tercer género es parte normal de la vida, al igual que la antigua lengua zapoteca que hablan y las enormes iguanas que holgazanean en los árboles.
 
Aquí, los muxes —personas que nacieron con cuerpo de hombre pero no se identifican como hombre ni como mujer— son parte de la estructura social, admirados por sus bordados, peinados, manualidades y cocina. Incluso tienen un gran festival cada otoño, y el alcalde corona a su reina.
 
Pero ahora, este pueblo de pescadores, campesinos y fiestas extravagantes a unos 48 kilómetros del Océano Pacífico, enfrenta un reto a su noción amplia de género: la comunidad transgénero y el derecho a utilizar los baños de su preferencia.
 
Hace poco, durante una sofocante noche, tres muxes [múshes] vestidos con vistosos bordados esperaban afuera de un baño portátil para mujeres en una de las fiestas anuales al aire libre de Juchitán. Los hombres les silbaban y señalaban la esquina oscura que les servía de baño a ellos.
 
Los muxes tuvieron una actitud firme y, cuando la puerta del baño se abrió, una entró.
 
“Soy mujer las 24 horas del día”, dijo Naomy Méndez Romero, cuyas trenzas estaban coronadas con un listón color fucsia. “¿Qué yo utilice el baño de hombres?”, dijo Méndez, de 24 años, quien nació siendo hombre pero ha vivido como mujer durante seis años. “No”.
 
El asunto está probando los límites de la tolerancia y ha provocado que algunos reexaminen la compleja taxonomía de género de los zapotecas.
 
“Estamos en un proceso de redefinición”, dijo Gubidxa Guerrero, antropólogo y presidente de Comité Melendre, un grupo local sin fines de lucro que promueve la participación cívica.
 
Una forma de vida de género mixto se aceptó en varias comunidades precolombinas en todo México, según antropólogos y recuentos coloniales. No está claro cuándo se originó la tradición muxe en Juchitán ni cómo perduró.
 
Los muxes a menudo viven con sus padres y se dedican a los quehaceres del hogar. Tienen relaciones con hombres, pero eso no es lo que los define, dicen expertos y muxes.
 
La cuestión del baño se hace más evidente durante las fiestas de primavera, o velas, en mayo, cuando miles de personas se reúnen para bailar y beber.

Pedro Enrique Godínez, estilista y director de políticas de diversidad de género del gobierno municipal, dijo que a lo largo de los últimos 10 años ha habido una “revolución transgénero” en Juchitán. Siempre ha habido muxes que usan ropa de mujer, dijo. Pero no se identifican como mujeres ni consideran transformar su cuerpo.
 
A veces la tolerancia tiene sus límites. Hace unos meses, a Méndez le pidieron que dejara de utilizar el baño de mujeres en el Instituto Tecnológico del Istmo, donde estudia ingeniería industrial. “Ahora no lo utilizo tampoco”, dijo, mientras cosía un huipil, una blusa tradicional, en la entrada de la pequeña casa que comparte con sus padres y su hermana. “Me aguanto”.
 
José Antonio López Ríos, el presidente del comité estudiantil del instituto, dijo que se había dictaminado que los muxes no utilizaran los baños de mujeres porque había habido “muchas quejas” de los estudiantes.
 
El comité ha ofrecido a cualquier estudiante muxe que no desee utilizar el baño de hombres acceso al baño de su oficina, dijo. Javier Echeverría, vocero del instituto, dijo que tenían poca experiencia con los estudiantes transgénero y estaban diseñando políticas “en el camino”.
 
Las disputas en torno al acceso a los baños en México han sido mucho más silenciosas que en Estados Unidos; sin embargo, los derechos para personas homosexuales y transgénero se han ampliado en años recientes.
 
La Corte Suprema mexicana dictaminó el año pasado que era ilegal prohibir los matrimonios entre personas del mismo sexo, y el presidente Enrique Peña Nieto dijo en mayo que presentará al Congreso una propuesta para convertir ese dictamen en ley federal. La propuesta también haría más fácil que las personas transgénero cambiaran su identidad de género en documentos oficiales.
 
Aun así, los mexicanos gay y transgénero enfrentan acoso y violencia. El año pasado se otorgó asilo en Estados Unidos a una mexicana transgénero que estaba en riesgo de tortura por parte de la policía.
 
En Juchitán, las nociones de la cultura transgénero y los derechos han crecido conforme las redes sociales y los viajes conectan a las personas a un mundo más extenso, dijo Víctor Cata, lingüista y escritor local.
 
Eso ha hecho que surjan preguntas acerca de si alguien puede ser muxe y transgénero. Cata cree que la respuesta es sí. “Es un concepto muy amplio”, dijo. “Los límites no son fijos”.
 
Sin embargo, algunos antiguos residentes, incluyendo los muxes, consideran que ser transgénero es un concepto que se ha importado de otra cultura o incluso que es una moda pasajera.
 
“El muxe nacen con un don”, dijo Armando Cano, de 72 años, quien vende dulces tradicionales en el mercado y dijo que había heredado sus genes muxes de su tío. Sin embargo ahora, dijo, “no hay respeto”. “Están jugando”, agregó en referencia a los muxes que se identifican como mujeres.
 
Umberto Santiago, quien estaba entre el grupo de hombres que trataban de ahuyentar a Méndez y a otros muxes de los baños portátiles para mujeres en la vela el mes pasado, dijo que era una cuestión de higiene.
 
En algunos casos, los organizadores de la vela colocan baños portátiles para muxes; en otros, prohíben que los muxes vestidas de mujer entren.
 
“¿Por qué no nos dejan ser parte de ellas?”, preguntó Yoceline Vásquez, de 29 años, quien se identifica como mujer y toma hormonas femeninas. “Somos las que hacemos sus vestidos”, dijo. “Somos las que los bordan. Somos quienes las peinan”.
 
La información acerca de la población muxe es escasa. Un estudio académico de un pueblo zapoteca en los setenta estimó que el 6 por ciento de los hombres eran muxes. Godínez, el funcionario municipal, dijo que su equipo había intentado recolectar información el año pasado, pero que en muchos hogares se habían negado a participar.
 
En entrevistas, los muxes parecieron estar divididos acerca de si un tercer baño era la solución. Algunos dijeron que eliminaría las tensiones; otros, que reforzaría las divisiones.
 
Varios muxes dijeron que sentían más prejuicio. Muchos son apreciados por sus familias porque no es probable que se casen y se vayan, mientras que algunos son profesionistas. Quienes se visten o se identifican como mujeres, sin embargo, pueden enfrentar rechazo y no los toman en serio, dijeron.
 
Pili Valvidieso Morales, de 24 años, dijo que a su abuelo no le gustaba verla vestida de mujer y que el sacerdote en el pueblo vecino de Santa Rosa de Lima, donde vive, no daba misa en honor de su cumpleaños a menos de que usara ropa de hombre.
 
“Te aceptan hasta cierto punto”, dijo Méndez, mostrando las uñas rojas y largas que su padre le había pintado. Aun así, agregó: “¿Cuántos trans terminan la universidad?”
 
Para Méndez, que quiere trabajar en la industria petrolera o en las granjas eólicas que están cerca de Juchitán, lidiar con la cuestión del baño en la escuela es parte de ganar aceptación.
 
“Como muxes-trans podemos hacer más que coser y bordar”, dijo. “Solo queremos formar parte de la comunidad”.
 
 
 
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Fuente  The New York Times
    


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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: BuscandoLibertad Enviado: 04/07/2016 18:04
¿Quiénes son los muxes?
Ser muxe un privilegio zapoteco en el Istmo de Tehuantepec
 
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En la población zapoteca del istmo de Tehuantepec, Juchitán, Oaxaca, México, se les llama muxes ('mushes') a las personas nacidas con sexo masculino que asumen roles femeninos en cualquiera de los ámbitos social, sexual y/o personal.
 
Las personas muxe corresponden a parte del espectro de la diversidad sexual y de género de la cultura occidental. Encontrando sus equivalentes en términos como: travestis, mujeres transgénero y mujeres transexuales.
 
Los zapotecas ocupaban un puesto especial en Mesoamérica como una de las civilizaciones más antiguas y avanzadas. Algunos de los primeros ejemplos de gran arquitectura en este continente fueron diseñados y erguidos por ellos.
 
Origen
Se cree que el término muxe viene de la palabra española mujer, una derivación fonética que los zapotecas empezaron a usar en el siglo XVI.
 
Desde la época precolombina, los zapotecas consideraban a los muxes parte de un tercer sexo, no mejor o peor que los hombres y mujeres, simplemente diferentes. Algunos muxes formaban parejas monógamas con hombres y se casaban, otros vivían en grupos y otros se casaban con mujeres y tenían hijos.
 
Cabe notar que el núcleo de la cultura zapoteca era la unidad familiar organizada en un sistema similar al matriarcado. Los hombres se hacían cargo de cazar, cultivar la tierra y tomar decisiones políticas mientras que las mujeres controlaban el comercio y las decisiones económicas. Un muxe podía participar en decisiones que por lo general se reservaban para las mujeres de la familia.
 
Tradicionalmente algunos muxes también tenían el rol de iniciar sexualmente a los muchachos adolescentes, ya que no era socialmente aceptado que las jovencitas perdieran la virginidad antes del matrimonio.
 
En otras culturas de esta región han existido grupos que cumplen funciones similares de tercer sexo, como en el caso de los biza’ah de Teotitlán y las Hijras en India.
 
Un estudio antropológico durante la primera mitad de la década de los setenta encontró que aproximadamente 6 por ciento de la población masculina del Istmo de Tehuantepec estaba compuesta por muxes.
 
Mentras ser homosexual y transgenero se paga en ocasiones con burlas, acoso, agresión y hasta la muerte en Estados Unidos y el mundo entero, la comunidad oaxaqueña en México enaltece a este sector con la celebración zapoteca de la Vela Muxe.
 
“Las Velas son fiestas nocturnas que se realizan en la región del Istmo de Tehuantepec, en el estado de Oaxaca”.
La fiesta de origen prehispánico promueve la inserción de la diversidad sexual al aceptar al muxe con un tercer genero y al mismo tiempo celebra la cultura.
 
En esta celebración, que se lleva a cabo desde hace unos 48 años en México, hay baile, música, comida, adoración a los santos de diferentes regiones de Oaxaca y el reconocimiento al muxe como parte de la sociedad. Y en los Ángeles, la tradición no se queda atrás, ya que el evento toma lugar este domingo 22 de noviembre por tercer año consecutivo.
 
¿Quiénes son los muxes?
Los muxes son las personas que nacieron varones, pero asumen el rol de una mujer porque esa es su orientación. Así que no se les considera mujeres sino un tercer genero.
 
No obstante, el nacer muxe para muchas familias es señal de bendición, ya que estas personas son las que se responsabilizan de cuidar a sus padres y trabajan para contribuir a la economía de la región.
 
“Si una familia ve que tiene un muxe en el hogar, a este se le empieza desde pequeño a dar un rol más femenino, se le viste con el huipil, el traje regional de la mujer indígena y se les enseñan labores propias como la cocina, el diseño, la confección, la peluquería y artes similares”.
 
Hoy en día los muxes suelen formar parejas temporales con otros hombres, las relaciones estables a largo plazo no son muy comunes, y es extremadamente raro que formen parejas con mujeres.
 
En una familia tradicional, el muxe todavía suele ser considerado por su madre como "el mejor de sus hijos" ya que el hijo muxe nunca abandona a los padres en los momentos difíciles de la vida: la vejez y las enfermedades. A diferencia de los hijos heterosexuales que se casan y van a formar otro núcleo familiar que necesita cuidados, el hijo muxe se queda en casa o regresa cuando es necesitado. Por esto, los muxes representan para sus madres tanto una seguridad económica como un apoyo moral, sobre todo cuando en edad madura se quedan solas, ya sea por quedarse viudas, porque el hombre se va con otra mujer más joven o porque ellas mismas deciden separarse.
 
En algunos casos, cuando hacen faltas hijas y un hijo varón no expresa la "natural" agresividad de los varones, la misma madre cría al niño favoreciendo una serie de comportamientos atribuidos socialmente a las niñas. Por esto, no es raro ver a niños muxe menores de 10 años, acompañando a la mamá a vender en el mercado o aprendiendo de ella a bordar.
 
Los muxes desempeñan funciones socialmente reconocidas y prestigiadas tanto dentro de la familia como en la comunidad como cuidar de los niños, ancianos,limpiar, cocinar y generalmente se quedan en ella donde cuidan a sus padres en la vejez por lo cual son considerados como dadores de atención en muchos de los casos al morir la abuela o la madre heredan su autoridad moral volviéndose el elemento unificador de la familia.
 
Sin embargo, ser muxe en Oaxaca o en Los Ángeles, “no significa que vives en el paraíso. A este sector aún cuando ha existido por siglos, se le discrimina por mucha gente, pero quienes le rodean son más tolerantes porque saben que son parte de la sociedad”.
 
Qué significa ser muxe y cuál es su relevancia en la vida sociocultural de Juchitán, en Oaxaca.
 La palabra muxe significa homosexual en zapoteco y ellos son parte de la historia y de la vida cotidiana en Juchitán, Oaxaca. No sólo eso, contribuyen en la parte cultural, tradicional, social y económica de la zona istmeña zapoteca.
 
La identidad del muxe suele desarrollarse en un contexto muy distinto al conocido en otros lugares del país. En Juchitán, Oaxaca, los zapotecos han sabido separarse del modelo patriarcal dominante, específicamente, el modelo mestizo hegemónico; al menos en esencia.
 
En el Istmo de los zapotecos, el poder social lo detentan las mujeres; el área doméstica, el mercado y las fiestas son del dominio femenino; en tanto que la producción, la representación política, lo intelectual y lo artístico, son espacios masculinos.
 
Esto según el trabajo de Marinella Miano Borroso, antropóloga de la Escuela Nacional de Antropología e Historia y quien ha coordinado la línea de Investigación de Estudios Urbanos con un programa sobre movimientos sociales y diversidad sexual, además de especializarse en estudios de Género y Sexualidad en grupos étnicos.
 
En palabras de Miano Borroso:
En la sociedad zapoteca se ha ido desarrollando históricamente una línea bastante definida de división social del trabajo, según la cual a las mujeres está asignada la tarea de la circulación y distribución de los bienes y de las mercancías y de la reproducción de la cultura tradicional, mientras que los hombres se ocupan esencialmente de la producción económica cultural y artística y de la dirección política del grupo”.
Aunado a esto, continúa, no hay estigma ni marginación para todos aquellos declarados o percibidos como homosexuales. Así, el muxe goza de una aceptación que lo incluye fácilmente en distintas funciones reconocidas socialmente y prestigiadas en lo comunitario.
 
El muxe, para una madre, llega a ser considerado como el mejor de los hijos y se convierte en un elemento que toma el rol que le corresponde al de la hija soltera en la sociedad machista convencional, pues mientras la mujer se ocupa de las tareas destinadas para ella en lo comercial, el muxe limpia la casa, limpia el patio, cuida a los niños y a los ancianos, alimenta a los animales o cocina, entre otras cosas.
 
Sin embargo, esta permisividad no es la misma para la mujer homosexual, que al contrario del muxe, se le relega. Es decir, una lesbiana en esta zona es considerada como una persona enferma o ‘desviada’ y nunca podrá alcanzar el prestigio de un muxe. Así, se les llama nguiu, en zapoteco, que podría traducirse como marimacho en español. Se les ve y trata de manera despectiva y el machismo está presente, aunque de menor manera que en las zonas mestizas.
 
Además, el rol de los homosexuales zapotecos es de vital importancia en la constitución de la sexualidad del varón, pues es una tradición que el niño de entre diez o quince años inicie su vida erótica y sexual con el muxe,y a que no tienen acceso a las mujeres, pues de ellas cuidan sus madres igual que de su virginidad que es la “marca” de la mujer que debe ser comprobada en la noche de bodas.
 
A todas luces, las contradicciones en un aparente modelo abierto aparecen. No por ello deleznable; la presencia de este agente o este tercer género en el Istmo oaxaqueño es posible gracias a la actividad cultural, social y hasta económica de las mujeres; vaya, del poder que tienen y de la protección que pueden darles.
 
A su vez los homosexuales dan a los hombres la posibilidad de ejercer una sexualidad sin compromisos sociales, son cuerpos para el placer del otro y para el reforzamiento de la masculinidad continuamente amenazada por mujeres fuertes y tendencialmente dominantes”.
 
Evidentemente el machismo se encuentra inmerso en este aparente lugar sin prejuicios; el desprestigio que se le otorga a la mujer que desea también, igual que el muxe, expresar libremente su sexualidad, es muestra de ello.
 
Sin embargo, esta acción no es del todo deleznable, pero podría ser combatible, ya que son acciones que igualmente responden a un comportamiento que impregna a la sociedad nacional; esto responde a la conveniencia que este tercer género tiene para el desarrollo de la mujer heterosexual, y sobre todo, responde a una apropiación cultural que va más allá de una tradición o de una costumbre; responde a años de reproducción y división social del trabajo. Aunque es un gran avance si tomamos en cuenta los demás casos de homofobia en el país, estos podrían mejorarse. Quien sabe, quizá con el tiempo, las conductas heteronormadas en una pequeña región, con pequeñas permisividades, pueda realmente convertirse en ese paraíso de la diversidad del que muchos hablan o escriben
 
 Debemos educar a la comunidad a la tolerancia y la aceptación”.“Uno nunca sabe cuando pueda tener un hijo muxe.
Fuente Internet
 
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