LA EXPERIENCIA DE UN
TRABAJADOR SEXUAL CON LA PASTILLA PARA PREVENIR EL VIH
Un dispensador de comprimidos con tapa electrónica controla si se han realizo o no las tomas diarias del medicamento que podría frenar la infección entre la población de riesgo
Brandon Gacheru (nombre ficticio), trabajador sexual en Nairobi (Kenia)
Truvada PrEP, una pastilla para reducir la infección por VIH
Kiundu Waweru (Bhekisisa) I Johanesburgo I El País
Brandon Gacheru (nombre ficticio), tiene 25 años y se gana la vida manteniendo sexo con personas a las que apenas conoce. Está especializado en relaciones con otros hombres. “No siempre puedo usar condón. Y, cuando lo uso, a veces se rompe”, afirma. “Como tengo muchas parejas, sé que corro el riesgo de padecer infecciones de transmisión sexual”.
Gacheru vive en Nairobi, la capital de Kenia. La prostitución es ilegal en su país. Sin embargo, en 2012, en este país de África oriental había 200.000 trabajadores dedicados al comercio sexual, de los que 15.000 eran hombres, según un estudio del Programa Nacional de Control del Sida y las Infecciones de Transmisión Sexual.
Gacheru tiene relaciones orales y anales con sus clientes. Según el marco estratégico de Kenia contra el sida para el periodo de 2014-2015 a 2018-2019, solo unas tres cuartas partes de los hombres afirmaron haber usado un preservativo la última vez que tuvieron sexo anal con otros hombres. El coito anal sin condón hace que los varones que tienen relaciones sexuales con otros sean especialmente vulnerables a la transmisión del VIH: los estudios han puesto de manifiesto que es la clase de relación con más riesgo de contagio. Un estudio publicado en 2015 en la revista International Journal of Epidemiology señala que la probabilidad o el riesgo de infección por VIH en cada coito anal sin protección es unas 18 veces superior a la del coito vaginal sin protección. Ambos miembros de la pareja —el activo y el pasivo— pueden contagiarse del VIH, pero para una persona seronegativa es mucho más peligroso ser el miembro pasivo.
A causa de su trabajo, Gacheru actúa a menudo como miembro pasivo durante el coito anal. “Por desgracia, uno no puede arreglárselas para evitar todos los riesgos”, afirma. “Y, lo que es aún peor, pueden violarle”.
Gacheru, que es seronegativo, forma a compañeros suyos en LVCT Health, una organización no gubernamental que ofrece servicios de salud sexual y lleva a cabo investigaciones sobre la prevención del sida. En ese centro de formación ha descubierto una pastilla llamada Truvada que puede tomar para reducir el riesgo de infección por el VIH.
Truvada contiene dos ingredientes, emtricitabina y tenofovir, que se emplean en los medicamentos antirretrovirales que toman las personas infectadas por el VIH. En distintos estudios se ha comprobado que, cuando una persona seronegativa toma esta pastilla una vez al día, puede reducirse la probabilidad de que se infecte por el virus en más de un 90%.
A finales del año pasado, Kenia se convirtió en el primer país africano, después de Sudáfrica, que aprobó el uso de Truvada como forma de prevención del sida, método conocido como profilaxis previa a la exposición (PPrE).
La PPrE resulta especialmente útil para aquellas personas que corren más riesgo de contagiarse que la población general. La Organización Mundial de la Salud ha identificado a tres de estos grupos: los hombres que tienen relaciones sexuales con otros hombres, las mujeres jóvenes (entre 15 y 24 años) y los trabajadores sexuales.
En Kenia, distintas organizaciones llevan a cabo ensayos para investigar cuál es la mejor forma de administrar el tratamiento de PPrE a quienes lo necesiten. Gacheru participa en uno de esos estudios organizado por LVCT Health. De esta manera, recibe las pastillas de PPrE de forma gratuita. El estudio realiza un seguimiento durante un año de 2.100 usuarios de la PPrE repartidos por tod el país para averiguar, entre otras cosas, si toman las píldoras de forma correcta: todos los días a la misma hora, más o menos. Cuanto menor es la frecuencia con la que un usuario de la PPrE toma Truvada, menor es su eficacia. El medicamento también funciona mejor si se toma a la misma hora todos los días.
Gacheru es uno de los 250 participantes masculinos que tienen relaciones sexuales con hombres en Nairobi. Le resulta difícil seguir las pautas de la medicación correctamente. “La tomo a diario a las 11 de la noche. Pero a veces estoy fuera de marcha a esa hora y no la tengo”, dice. “No suelo llevar encima ninguna pastilla de Truvada por miedo al estigma. La gente no se creería que la tomo para prevenir la infección. Pensarían que soy seropositivo”.
El sistema de control MemsCap
Gacheru recibe el suministro mensual de Truvada en un vial con una tapa electrónica llamada MemsCap. Mems es la sigla en inglés de sistema de control de actos de medicación. La tapa tiene un monitor digital que crea una nota electrónica cada vez que se abre y se saca una pastilla.
El riesgo de infección por VIH en cada coito anal sin protección es unas 18 veces superior a la del vaginal
Una vez al mes, Gacheru tiene que visitar a los investigadores del estudio. Le rellenan el MemsCap y le hacen la prueba del VIH. Pero antes de recibir el suministro de pastillas del mes siguiente, los investigadores descargan la información almacenada en el MemsCap mediante un programa específico. Este analiza la adhesión al tratamiento de Gacheru y genera una gráfica que muestra la fecha y la hora en que se tomó cada pastilla.
El jefe de investigación de LVCT, Jordan Kyongo, dice que en caso de que el paciente abra el vial pero no se tome la pastilla, los médicos pueden hacerle análisis de sangre intermitentes que muestren la cantidad de Truvada que hay en el organismo.
Más de 500.000 pacientes en más de 70 países han usado el sistema MemsCap durante los últimos 20 años, según Bernard Vrijens, que trabaja para Aardex Group, el fabricante de las tapas electrónicas. Afirma que, aparte de Kenia, también Nigeria, Senegal e India, entre otros, utilizan el MemsCap para comprobar el cumplimiento de la PPrE.
Vrijens explica que el sistema MemsCap “ayuda a los profesionales sanitarios a entender el comportamiento de sus pacientes, lo cual es importante a la hora de diseñar las intervenciones”. “El uso del MemsCap varía según se trate de ensayos clínicos o de medir la adhesión al tratamiento con nuevos medicamentos en diversos ámbitos, desde la hipertensión hasta la oncología, pasando por la depresión y el sida. Algunos de los resultados de estos proyectos se han publicado en 700 revistas con revisión científica externa”, señala Vrijens.
Afirma que la PPrE es una “intervención médica que cambia la vida en la batalla contra el VIH”, pero que la “guerra” solo puede ganarse si los pacientes siguen el tratamiento farmacológico prescrito.
El futuro de la PPrE
Los resultados del estudio en el que participa Gacheru se publicarán en abril de 2017. Un informe publicado el pasado abril en la revista de acceso abierto PLOS ONE, en el que se entrevistó a 80 hombres que mantenían relaciones sexuales con otros hombres en Kenia, reveló que el 83% de ellos estaba dispuesto a tomar una pastilla diaria para la PPrE.
El Gobierno de Kenia está redactando unas directrices clínicas para los médicos sobre el uso de la PPrE. Según Helgar Musyoki, directora del plan para poblaciones clave del Programa Nacional de Control del Sida y las Infecciones de Transmisión Sexual, las directrices se publicarán el 14 de julio.
"La pastilla se suministrará [llegado el momento] en centros públicos [a los grupos de alto riesgo], aunque en el borrador de las directrices se propone que también se dispense directamente [en las farmacias]", explica Musyoki. “Pero nadie podrá acceder a Truvada [ni a su equivalente genérico] sin una receta de un profesional sanitario. No se trata de una solución milagrosa y tiene que ir acompañada de otras medidas de prevención".
Ya en su piso de Nairobi, Gacheru se prepara para salir a trabajar por la noche. A causa de la fuerte competencia que hay en la ciudad, usa una aplicación para teléfono móvil, Grindr, que le sirve para examinar el perfil de los posibles clientes. También informa sobre la ubicación de los usuarios en cada momento.
Y, lo más importante, explica Gacheru, es que la bandeja de entrada de la aplicación le permite negociar condiciones como el uso de protección, antes de reunirse con los posibles clientes.
“Pero, sencillamente, no siempre se pueden tener relaciones sexuales seguras. Cuando no puedo usar condón, me siento muy agradecido por tener también acceso a una pastilla que me protege de la infección por VIH. Pero tengo que tomármela a diario, con condón o sin él”.
La pastilla gana adeptos por su utilidad como tratamiento contra el virus y también para su uso antes de prácticas de riesgo
Más de diez años después de ser aceptado como tratamiento para el VIH y pasados ya 30 meses desde que consiguió ser oficialmente considerado como una profilaxis para este mismo virus (PrEP), el fármaco Truvada va ganando popularidad y cobertura así como incidiendo en la vida sexual de Estados Unidos.
Este medicamento del laboratorio Gilead, que tiene su versión genérica del laboratorio indio Cipla, ha pasado por varios estados: tratamiento regular para infectados, píldora "del día antes" o del "día después" de tener relaciones de riesgo y, desde hace ya dos años y medio, tratamiento regular diario para pacientes en riesgo.
En este último formato, el PrEP solo funciona de momento en Estados Unidos, Brasil y Sudáfrica, aunque está en proceso para ser aprobado en Francia.
Y mientras los laboratorios, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC en sus siglas en inglés) son claros y lo catalogan como una precaución adicional al uso de otras medidas, especialmente el preservativo, la aplicación práctica no es exactamente así.
Pese a todo, todavía existe entre la población el miedo lógico a una medida sin la fiscalidad del látex y la propia farmacéutica ha decidido no publicitar este uso de Truvada para pacientes que no son VIH positivo.
"La compañía no ha emprendido actividades de promoción de Truvada como tratamiento profiláctico", dicen en información corporativa facilitada, aunque sí han realizado una campaña informativa "sobre el uso apropiado" del fármaco.
También hay voces que apuntan a que el PrEP como alternativa al preservativo podría propulsar el contagio de otras enfermedades como gonorrea o clamídea, aunque su uso también obliga a sus usuarios a realizarse controles trimestrales para comprobar el estado del riñón (el órgano que más sufre con el medicamento) y serología.
Testimonial sobre Truvada
"Yo he elegido no usar condones. Llevo tomando PrEP desde el 19 julio de 2011. El primer año lo combinaba con condones, porque aún era muy nuevo. Mi cabeza no podía sentirse segura sin condón. Pero una vez que mi experiencia ha demostrado que realmente funciona y que la tomo todos los días ya no uso preservativo", dice Damon Jacobs, terapeuta sobre transmisión del VIH y medicado con Truvada.
Jacobs lleva de gira por Estados Unidos una charla que se llama "PrEParándose para el P.L.A.C.E.R." en la que informa de su experiencia con el medicamento, que fue adquirido en farmacias con prescripción médica para uso profiláctico por tres mil 253 personas entre enero de 2012 y marzo de 2014.
Truvada, una combinación de los antirretrovirales tenofovir y emtricitabine, es ya un tratamiento aceptado en modo copago por la gran mayoría de seguros médicos privados, en el Obamacare y para el que la propia farmacéutica ofrece un plan de financiación. Nueva York y Washington son los estados que han liderado este impulso.
Puede afectar al riñón y dar dolores de cabeza y náuseas durante los primeros meses. Pero Jacobs asegura: "Los únicos efectos secundarios que he tenido son paz mental y un sexo increíble, porque sexo sin miedo es algo extraordinario y no he sabido lo que era hasta hace poco".
El terapeuta forma parte de uno de los grupos apuntados por la OMS como de más riesgo: la población homosexual, a la que "recomendó encarecidamente" que adoptara esta medicación como medida para acabar con la epidemia del sida, pues tiene un 99 % de efectividad. Otros grupos de riesgo con heterosexuales con varias parejas sexuales o consumidores de droga a través de jeringuillas.
"En los últimos diez años, la población gay y bisexual de color de entre 13 y 24 años es la que más ha elevado sus índices de VIH", explica Jacobs.
Quizá por eso y porque en el caso de las parejas homosexuales no existe riesgo de concepción, las páginas o aplicaciones de contactos para gays, la palabra PrEP empieza a entrar en la categoría de sexo con o sin preservativo.
La farmacéutica explica que un 40 % de los usuarios de Truvada son mujeres (especialmente del sur de Estados Unidos), aunque mientras el consumo entre homosexuales crece, el de las mujeres decrece.
Por supuesto, su uso no está exento de polémica. Michael Weinstein, el presidente de la Fundación del Cuidado del Sida, es su principal detractor, por considerarlo contraproducente, por el uso irregular que pueda hacerse de la píldora o la posibilidad de que el virus se haga más fuerte y el fármaco no sirva. Lo describe como "un desastre sanitario en proceso".
Jacobs insiste en que es una "capa extra" de protección para quienes no practican sexo seguro. "La gente ha estado teniendo sexo sin preservativo de manera persistente en los últimos años. Por eso hay 50 mil nuevas infecciones al año", le responde Jacobs.
"La parte racional del cerebro se neutraliza cuando estás excitado y ese es el momento en el que tienes que acordarte de que debes usar condón. Es más probable que te tomes una pastilla cada mañana", asevera Jacobs.
"Ya no hay argumentos científicos o económicos para rebatirlo y ya solo queda el argumento de que la gente va a tener más sexo con esta medicación, algo que parece sigue incomodando a ciertos sectores. Lo mismo se utilizó contra la píldora anticonceptiva o cuando salió la cura para la sífilis", concluye Jacobs.
*NOTA:
(Truvada y PrEP, hasta ahora sólo está autorizado en Estados Unidos, Brasil y Sudáfrica
Francia está por aprobar su uso)