"POTAJERAS" EN CUBA GOZANDO LA PAPELETA
Los sitios de cruising (relaciones homosexuales en espacios públicos) no son nada nuevo. Son, por el contrario, algo tan viejo como el sexo mismo. En La Habana, se conocen popularmente como las "potajeras".
No voy a hablar de sexo porque todo el mundo habla de sexo. No es el morbo que pueda provocar el sexo entre hombres lo que lleva a uno a contar estas historias y estos lugares. Contaré lo que contaré porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído. Porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído. Porque no podemos dejar de decir...
El sexo, algo tan universal y simple, se complica cuando se hace fuera de cuatro paredes. Un sitio de cruising (un lugar público frecuentado por hombres que buscan sexo gay) es, por eso, un lugar de reyerta.
Mientras unos dicen que está bien que todos disfruten su sexualidad como quieran, otros hablan de lo público y de lo moral. Y aquí todo se enreda. ¿Qué es exhibirse impúdicamente? ¿Cuándo un lugar es público? ¿Está bien el cruising, o es una aberración?
La Playa del Chivo es uno de los lugares de sexo gay más antiguos y frecuentados de La Habana. Por eso fui a la costa a saber cómo funciona este sitio de cruising, un espacio al que no solo van hombres homosexuales, sino también hombres casados que prefieren el anonimato, bugarrones, y gente que busca relaciones homosexuales sin tener que decirle a nadie su nombre ni su dirección.
La Playa del Chivo queda entre la salida del Túnel de La Habana y el reparto Camilo Cienfuegos, uno de los ocho consejos populares del municipio Habana del Este. Se llama así porque tradicionalmente se ha criado chivos y ovejas en la costa. Es natural pensar que, si alguien sabe lo que ocurre aquí, es Víctor Blanco, un pastor que vigila su rebaño desde la piedra donde está sentado. Víctor va todos los días a la Playa con sus animales, desde por la tarde, hasta que cae la noche.
«Ya a esto no se le dice la Playa del Chivo», dice el pastor. « ¿Tú sabes cómo se le dice?: La "Patera". Fíjate que hay un grupo de gente en el reparto, amistades mías, que me "dan cuero" y me dicen: Oye, te veo bajando mucho para allá. Tú tienes tu "patico" por allá». Yo les digo: «No coman mierda, que a mí todo el mundo me conoce y sabe que he tenido una pila de mujeres.
«Ellos empezaron a meterse por donde está la parada de la 400, a la entrada del reparto. También muchos tipos descarados les enseñaban el miembro a las mujeres. Los vecinos se quejaban y entonces comenzaron a desplazarse para acá...Tienen esta zona como si fuera un territorio libre para ellos. Pero a veces la Policía viene y les da jaque. A veces los deja y así, por temporada.
Antier yo andaba con los animales por aquí y venía un carro patrullero por el camino. Cogieron a unos cuantos. La Policía los paró y les pidió el carnet. Pero después los dejó irse».
Dicen que han matado gente aquí...
Ha habido sus "muertecitos", sí. Hace como siete meses encontraron a un hombre muerto por la parada de la 400, que llevaba como un mes y pico ahí, podrido. A los poquitos días de eso, a otro le dieron una puñalada.
¿A usted qué le parece lo que hacen los hombres aquí?
Eso es una falta de respeto. No deben admitirlo. Yo he visto parejas por aquí que han venido hasta con niños, normal, natural, y se han topado con el fenómeno.
Esa gente anda en hilo dental como si fueran mujeres. Tú los ves paseándose por ahí como para que tú los vaciles. Por eso yo no hablo con ninguno. Ellos por allá y yo por acá.
Para eso hay lugares, donde nadie tiene que verte. Yo tengo nietos a los que no puedo decirles: «Vamos allá atrás con los chivos». He traído a uno de ellos pocas veces, pero ya está grandecito y fuerte, y yo hablo con él y le explico por lo claro. Aquí mismo donde estoy es un nido de ellos. Mira los preservativos.
¿Alguna vez ellos han hablado con usted?
Sí, como no. Y me han pedido candela. Yo les digo que no fumo. El reloj lo uso dentro del bolsillo para que no me pregunten ni la hora. Porque ellos vienen a sacar confianza, a ver cómo se acercan.
¿Y qué es lo que ve más: jóvenes o viejos?
Hay de todo, jóvenes y viejos, pero más jóvenes que viejos. Y de todos los colores.
Ahora voy para allá a ver si puedo conversar con alguno de ellos... ¿cree que estos vayan para allá?
Sí, ellos sí.
¿Y cómo usted los reconoce?
Porque a aquel lo veo siempre (señalando a uno de dos hombres que acababan de pasar).
Pero parece extranjero...
Sí, hasta los extranjeros vienen a «gozar la papeleta».
El que señala es porque el camino sabe
Dejé al pastor y me fui a la orilla del mar, llena de esas rocas que se llaman dienteperros, y que forman en algunas partes de la costa una especie de pocetas naturales de agua acumulada. Allí se bañaban tres hombres desnudos, pero cuando intenté acercarme para conversar con ellos, comenzaron a vestirse. No lo intenté una segunda vez.
Regresé y vi, sentado sobre una piedra bajo el sol, a un muchacho semi travestido. Tenía unos jeans ajustados y una camiseta roja de mujer, de esas que dicen "Bebe" en piedrecitas brillantes.
Me acerqué al muchacho, que rozaba los 19 años. Me dijo, un poco cohibido, que no estaba allí para hacer «nada». Que solo esperaba a su novio. Mientras hablaba con él, un hombre negro en bañador se sobaba el miembro debajo de las uvas caletas más cercanas, mirándonos conversar.
Comencé por preguntarle dónde vivía. Pensé que es interesante saber qué cantidad de kilómetros sería capaz de desplazarse un hombre para tener sexo con otro. Vivía en Guanabo, lo cual podía significar que había viajado alrededor de veinticinco kilómetros hasta la Playa.
«Mis amiguitos me han hablado de otros sitios para tener sexo, pero no he ido a más ninguno. He oído de la rotonda de Cojímar, en la primera parada del P8, antes de Alamar».
¿Y este sitio específicamente qué te parece?
Fatal. Me han dicho que han encontrado personas muertas, y también se dice que viene la gente "bajitucha". Había oído muchísimo de este lugar, pero no sabía cómo llegar aquí. Mi novio me propuso venir porque yo no puedo ir a su casa, y él no puede ir a la mía.
¿Tu novio ha venido antes?
«Pienso que sí. El que señala es porque el camino sabe».
Nos reímos. Uno tiene que andar siempre riéndose en estos lugares. Reír inspira confianza aquí. Les hace pensar a los otros que no los increpas. Yo en realidad no increpo a nadie, pero ellos no tienen por qué saberlo.
Cada cual va a donde le gusta
Encima de una columna de concreto echada sobre la arena, un hombre flaco leía. «Ya a mis cincuenta y tres años ¿qué me falta por ver? Yo tengo una hija de quince, y si el día de mañana le da por estar con una mujer no la voy a tirar del edificio para abajo. Además, estamos el siglo XXI. Las "cosas" hay que hacerlas más discretas, pero yo creo que quienes vienen no tienen ni donde "hacerlo"».
¿Es frecuente que la gente venga a leer aquí?
Mucho. Y a hacer brujería también. Pero más en el verano. ¿Tú quieres coger esto bien lleno desde por la mañana?: en junio, julio. Yo veo lo que pasa aquí muy normal. Cada cual que elija su vida, su propia idiosincrasia. Creo que si ellos tuvieran un lugar no vendrían aquí. En todos los países hay lugares adonde ir. El que tenga lugar y venga aquí es ya porque le gusta. Porque yo te voy a decir una cosa: aquí cada cual va a donde le gusta y a donde le conviene.
La Policía
La Estación de Policía a la que conducen a las personas detenidas en el Chivo está en Cojímar. El capitán Eddy Cala Guilián, quien ha sido por más de cinco años el jefe de la Policía en el reparto Camilo Cienfuegos, dice que tienen un carro patrullero haciendo recorridos en la Playa durante las veinticuatro horas, en cuatro turnos diferentes de trabajo.
«Hemos detenido homosexuales y los hemos trasladado a la estación, pero en esto hemos sido cuidadosos porque muchos de ellos piensan que estamos reprimiendo sus diferencias sexuales, y no es así. Nosotros lo que hacemos es alertarlos de los delincuentes. Ahí se han cometido delitos de robo con violencia».
Eddy Cala dice que no está al tanto de ningún asesinato en la Playa. Sin embargo, en entrevista con Rafael Caldas, especialista del Centro Nacional de Prevención de las ITS y el VIH/sida (CNP), se supo que en diciembre de 2009 un promotor de salud del Centro llamado Yohan Arrebato fue estrangulado en la zona.
El Chivo tiene una larga data de rumores sobre asesinatos y violencia, de manera general. El especialista en Estudios Culturales Avelino V. Couceiro dice en su texto Los pingueros y sus clientes (La Habana, 2006) que «Ya en la tercera década del siglo XX, un escándalo de la violación de un cadete por colegas suyos en la Playa del Chivo fue motivo para una película silente que nunca sobrevivió a la censura».
La mayoría de los oficiales de Policía a los que se les pregunte sobre las detenciones de personas en estos sitios de sexo dirá más o menos lo mismo que el capitán Eddy Cala. Algo más o menos así: «Nuestro trabajo es garantizar la tranquilidad ciudadana», «El móvil de los traslados a la estación es investigar a quien no lleve su identificación, y que las personas justifiquen su presencia en el lugar», «Solo les advertimos que deben cuidarse, como parte de medidas preventivas».
Sería ignorancia desestimar el papel de la Policía en lugares en los que se roba y se mata, pero bajo el tamiz del robo y del asesinato, muchos oficiales de Policía maltratan y multan a personas que no se han exhibido impúdicamente, ni han cometido delitos.
Casi nadie reclama una multa de ese tipo, ni lleva el asunto hasta sus últimas consecuencias, ora porque muchos son hombres casados a los que no conviene ser vistos en un sitio de sexo gay, ora porque la mayoría siente vergüenza de decir que va a estos lugares.
Si ustedes solo previenen (le pregunto al oficial), si ustedes no reprimen la homosexualidad ¿por qué quienes andan con su carnet de identidad y no tienen antecedentes penales les tienen tanto miedo a la Policía, y se echan a correr nada más de ver el carro patrullero?
«Ahora sí me la pusiste en China. No sé», dijo.
Miedo y espanto
Del cruising prácticamente no se ha hablado en Cuba, mientras que en otros países le han sacado hasta películas al tema. Al Pacino protagoniza Cruising, de William Friedkin, en 1980, sobre un asesino en serie que va por varios sitios gringos de sexo matando hombres.
En el momento en que alguien nombre el asunto en Cuba, entonces se va a armar. Habrá miedo y habrá espanto. Probablemente alguien alce la mano y diga que es soez y prosaico y que la gente no está preparada para escuchar sobre esto, ignorando que en última instancia la gente siempre debería estar preparada para escuchar sobre otra gente.
Por desgracia, cada vez que sufrimos una carencia durante un tiempo muy prolongado, no sabemos cómo lidiar con el objeto de esta carencia una vez que aparece. Con la información pasa exactamente así.
El cruising en La Habana es más complejo que un grupo de hombres teniendo sexo en lugares públicos. Cualquiera, no ya estos hombres, se ha revolcado con alguien en la primera oscuridad.
Lo que saca a estas zonas del lugar común es que en ellas puedes encontrar a un abogado como puedes encontrar a un delincuente. Una vez que se ha llegado a un sitio de sexo gay todos los hombres se mezclan y se confunden. Todos los hombres, por más o menos tiempo, se tratan como iguales.