La primera dama de Estados Unidos, Michelle Obama, logró emocionar al público con un electrizante discurso en la Convención Demócrata que empezó en la noche del lunes.
La de ayer era una noche para recomponer la unidad del partido demócrata, fracturado por la revuelta ‘anti Clinton’ de parte de las bases lideradas por Bernie Sanders. Era el arranque de la convención en Filadelfia, y se confiaba en que los discursos de pesos pesados del ala más progresista del partido, como Elizabeth Warren y el propio Sanders, lograran reconducir a los rebeldes hacia el apoyo a Hillary Clinton.
No fue así. La única intervención que de verdad galvanizó los graderíos del Wells Fargo Center fue la de Michelle Obama. La Primera Dama pasó al ataque, sin miramientos o concesiones a la campaña de Sanders. Sin ambages, Obama glosó la figura de Clinton con un convencimiento y una pasión que no se encontró en la maratón de ponentes que pasaron por el estrado. «Este noviembre, cuando vayamos a las urnas, no vamos a votar a un candidato republicano o demócrata; no vamos a votar a la derecha o a la izquierda; vamos a votar a la persona que determinará la vida de nuestros hijos y de las próximas generaciones», explicó nada más comenzar su discurso. «Y a la única persona que se le puede confiar esa responsabilidad es nuestra amiga Hillary Clinton».
Sanders debió tragar sapos al escuchar que él no era tan apto para gestionar el futuro de los niños estadounidenses como su rival en las primarias. Pero, además, Obama tenía un recado para él y para sus seguidores: «Hace ocho años, cuando Hillary perdió [contra su marido, Barack Obama], no se cabreó ni se desilusionó. Como una persona verdaderamente dedicada al servicio público, entendió que lo que estaba en juego era mucho más importante que sus deseos personales».
Fueron apenas diez minutos de un discurso electrizante y atiborrado de elogios hacia Clinton: «Lo que más admiro de ella es que nunca se rinde ante la presión, nunca ha abandonado».
Frente a otros discursos de la noche, centrados en explicar hasta la saciedad lo nocivo que sería Trump, como si ese fuera el principal capital político de Clinton, Michelle Obama hizo hincapié en su valía e integró a la candidata dentro de los avances democráticos que han forjado a la sociedad estadounidense. Para la Primera Dama, Clinton es una de esas líderes «con el coraje y la gracia de volver una y otra vez a quebrar los techos más altos y más duros hasta atravesarlos, elevándonos a todos con ella». Dijo que la historia de Clinton es la historia de EE.UU., para relacionarla con la histórica presidencia de su marido: «Es la historia de la gente que sufrieron las cadenas, la vergüenza de la servidumbre, el dolor de la segregación pero que siguieron peleando, y confiando y haciendo lo que había que hacer, para que hoy me despierte cada mañana en una casa que fue construida por esclavos», proclamó ante una ovación cerrada.
«Por culpa de Hillary Clinton, mis hijas y todas nuestras hijas e hijos ahora dan por hecho que una mujer pueda ser presidenta de EE.UU.», dijo emocionada, al borde de las lágrimas y con el público entregado.
«Este noviembre, cuando vayamos a las urnas, no vamos a votar a un candidato republicano o demócrata; no vamos a votar a la derecha o a la izquierda; vamos a votar a la persona que determinará la vida de nuestros hijos y de las próximas generaciones»
Obama remató el discurso llamando a remangarse la camisa para las elecciones. «Desde ahora hasta noviembre tenemos que repetir lo que hicimos hace ocho y hace cuatro años. Tenemos que salir a la calle, tocar en cada puerta y poner toda la energía para que Hillary Clinton sea presidenta de EE.UU. ¡A trabajar!», remató.
Estas son algunas de las mejores frases del discurso de Michelle Obama:
1. Una casa hecha por esclavos "Hoy, me levanto cada mañana en una casa que fue construida por esclavos, y veo a mis hijas, dos mujeres negras, jóvenes e inteligentes, jugando con sus perros en el césped de la Casa Blanca".
2. Un país grandioso
En una referencia clara a Donald Trump (cuyo slogan es "Hacer Estados Unidos grandioso de nuevo"), la primera dama criticó a aquellos que creen que Estados Unidos ha dejado de ser un país grande.
3. Una persona firme "Cuando tienes los códigos nucleares al alcance de tu mano y el ejército bajo tus órdenes, no puedes tomar decisiones basadas en un impulso. No puedes tener la piel fina, o la tendencia a responder golpeando. Necesitas ser una persona firme, mesurada y bien informada".
4. Hillary nunca se rinde "Lo que admiro más de Hillary es que nunca se rinde a la presión, nunca opta por la salida fácil. Hillary Clinton nunca ha renunciado nada en su vida".
5. Más de 140 caracteres "Quiero a alguien (en la presidencia) con la fuerza demostrada de laperseverancia, alguien que conoce este puesto y se lo toma en serio, alguien que entiende que los asuntos a los que se enfrenta un presidente no son blanco o negro, y no pueden reducirse a 140 caracteres".
"No dejes que nadie te diga que este país no es grandioso, que de alguna manera hay que volver a hacerlo grandioso. Porque este, ahora, es el país más grandioso del mundo". 6. Verdadera servidora pública "Cuando ella (Hillary Clinton) no ganó la nominación hace ocho años, no se enfadó ni se desilusionó. Hillary no hizo las maletas y volvió a casa, porque como una verdadera servidora pública, Hillary sabe que esto es mucho mayor que sus propios deseos y decepciones".
7. El primer día de escuela "Cuando salían para su primer día de escuela, nunca olvidaré esa mañana de invierno cuando vi a nuestras hijas, con solo 7 y 10 años, subirse a esos SUV negros junto con todos esos hombres grandes armados. Vi sus pequeñas caras apoyadas en los cristales y lo único que podía pensar es, ¿qué hemos hecho?".
"Me di cuenta de que nuestro tiempo en la Casa Blanca formaría las bases de las personas en las que ellas se convertirían, y de que cómo manejásemos esa experiencia iba a hacerlas o romperlas como personas".
8. Moldear a nuestros hijos "Cuando vayamos a las urnas en noviembre, esto es lo que vamos a decidir: no entre demócrata o un republicano, no entre izquierda y derecha. En esta elección y en todas, lo que estamos decidiendo es quién tendrá el poder para moldear a nuestros hijos en los próximos cuatro u ocho años de su vida".
9. Una mujer presidenta "Gracias a Hillary Clinton, mi hija y todos los hijos e hijas, hoy dan por hecho queuna mujer puede ser presidenta de Estados Unidos".
No es difícil imaginarse a Hillary Clinton la noche del lunes pasado en el tocador de su mansión en Chappaqua, un suburbio adinerado al Norte de Nueva York, preguntándole al espejo quién será la próxima presidenta de EE.UU. Quizá en el espejo se reflejaba el rostro de Michelle Obama. El cuento político no evita que la melena sobre un lado de la cara, la mandíbula poderosa y la mirada directa de la Primera Dama inundaran esa noche las televisiones y las portadas de los medios de información. Fue la estrella de la velada.
Obama era una de las personalidades que intervenían en el primer día de la convención demócrata en Filadelfia y con su discurso de apoyo a Hillary Clinton se metió en el bolsillo a todo el partido y a medio EE.UU. Fue un discurso impecable, en el que hacía partícipe a Clinton de los valores fundamentales del país e incluía su asalto a la presidencia como el próximo gran episodio del avance democrático de EE.UU.
Al contrario que otros discursos, Obama apenas se refirió a Donald Trump. No necesitó atacar al multimillonario para realzar a Clinton. Alabó su trabajo en favor de los niños y de las mujeres, reconoció su experiencia en el servicio público y elogió al borde de las lágrimas que «gracias a ella, mis hijas y todas nuestras hijos e hijos ahora dan por hecho que una mujer pueda ser presidenta de EE.UU.».
Fue un discurso generoso. Es sabido que entre Hillary Clinton y Obama nunca hubo la mejor sintonía, y que incluso desarrolló una relación más cercana con Laura, la mujer de George W. Bush. También ocurrió en medio de una ola de popularidad para ella, ya que su intervención se produjo pocos días después de su aparición en «Carpool Karaoke», un segmento del programa de televisión del cómico británico James Corden, en el que entrevista y canta canciones con un invitado mientras conducen un coche. El capítulo de Obama, en el que la Primera Dama cantó y bailó temas de Beyoncé y Steve Wonder, entre otros, fue un éxito absoluto en EE.UU.
Clamor popular En su discurso ante la convención, Obama comunicó a la perfección, con confianza, decisión y cercanía. Hubo momentos para la emoción, generó esperanza. Su intervención fue tan buena que significó, al mismo tiempo, un espaldarazo a Clinton y un interrogante sobre su asalto a la Casa Blanca: ¿No sería mejor que se presentara Michelle?
Las redes sociales se llenaron de peticiones de «Michelle for President» y los tertulianos diseminaban si era una opción viable. La hoja de ruta más convincente sitúa su desembarco político en 2020. Para entonces, sus dos hijas habrán salido de casa: Malia estará acabando sus estudios universitarios y Sasha los estará comenzando. Lo más importante: en ese año estará vacante la plaza del senador demócrata Dick Durbin, que representa a Illinois. Ese el estado natal de Obama, donde su marido inició su carrera política y donde no le faltarán apoyos para lanzar una candidatura al Senado. En 2024, tras cuatro años en la cámara alta -como Barack Obama- ya podría plantearse un asalto a la Casa Blanca. En 2028, todavía sería una opción más segura.
Un «no» rotundo Estas cuentas son, también, fábula política. Michelle Obama ha negado con rotunda que se plantee nada parecido. «No me presentaré a la presidencia», dijo el pasado mes de marzo en Austin (Texas). «No, qué va, no lo voy a hacer».
«Michelle Obama es una Primera Dama por obligación», explicó a «Fortune» Kate Andersen Bower, autora del libro «Primeras Damas». Después de ocho años en la Casa Blanca, aseguró, «se siente atrapada» en lo que denomina «una cárcel muy cómoda».
«No le gusta la política en general», añadió. «No le gustan los tejemanejes de Washington».
También lo tiene claro su marido. Hasta seis veces respondió con un «no» Barack Obama cuando le preguntaron en junio si había posibilidades presidenciales para Michelle. «Hay tres cosas seguras en la vida: la muerte, los impuestos y que Michelle no se va a presentar a presidente».
Pero las poltronas están llenas de políticos que dijeron que nunca se presentarían a unas elecciones. En 2012, Hillary Clinton negaba ambiciones presidenciales cada vez que se lo preguntaban. «Ya ya he hecho mi parte», decía después de ocho años como Primera Dama, otros ocho como senadora y cuatro como secretaria de Estado. Ahora viene a por más.