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General: ¿Por qué hay obreros de la construcción en Cuba?
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: cubanodelmundo  (Mensaje original) Enviado: 29/07/2016 17:46
OBREROS INDIOS EN CUBA: ¿POR QUÉ?
 
923859.jpg (1024×681)
Galería interior de la Manzana de Gómez antes del comienzo de su transformación en hotel. 
                  Por Roberto Álvarez Quiñones | Diario de Cuba 
El descalabro  marxista-leninista en Cuba ha llegado ya al colmo de que compañías extranjeras de la construcción consideran que los trabajadores del ramo en la Isla no tienen la calificación, la destreza y la confiabilidad que tienen sus colegas de otros países del Tercer Mundo. Afirman que trabajan a desgano, sin mucha pericia, y que   roban  materiales de construcción dentro de la obra.
 
Esas son las  causas esgrimidas por la compañía francesa Bouygues para haber llevado a La Habana más de 100 trabajadores de la India que han sido incorporados  a la obra que convertirá el emblemático edificio de la Manzana de Gómez en un hotel de lujo de 246 habitaciones. 
 
Esa entidad francesa, asociada con el grupo Gaviota de las Fuerza Armadas Revolucionarias (FAR), que domina la industria turística en el país, informó que va a continuar contratando en el extranjero a carpinteros, albañiles, plomeros, electricistas, soldadores, etc. Con el permiso de los Castro, van a seguir importando mano de obra para laborar en el país que tiene la más alta tasa de desempleo del continente. 
 
El régimen alega que esos operarios asiáticos entrenan a los constructores cubanos. Falso. La explicación tiene tres causas principales (hay otras):
 
1)    Falta de motivación de los obreros cubanos por la miseria que les pagan, pues el régimen les confisca el grueso de sus salarios en divisas pactados con los franceses.
 
2)    La necesidad que tienen muchos de ellos de sustraer materiales de construcción para venderlos en el mercado negro y poder así alimentar y vestir a sus familias.
 
3)    La  pérdida de productividad y destreza luego de tantos años al servicio de un sistema económico  que impide la eficiencia en cualquier actividad  humana.
 
Según reporta Reuters desde La Habana, esos obreros de la India perciben un salario de unos 1.500 euros mensuales, equivalentes a 1.661 dólares (0,90 euros por un dólar el 27 de julio), que es aproximadamente el salario mínimo  en Francia, pero que resulta 70 veces superior al salario promedio vigente en Cuba, de 24 dólares mensuales (en Haití es el doble).
 
Expoliación esclavista
Al despojarle a cada constructor cubano la mayor parte del salario pagado por los franceses, el castrismo los expolia cual braceros esclavos del siglo XVII. Y no pasa nada. Los indios en la Manzana de Gómez reciben un sueldo entre 12 y 20 veces superior al de sus colegas cubanos por igual trabajo. 
 
Ver para creer.  Cuba fue siempre un imán para atraer inmigrantes de todas partes del mundo. Pero a ningún extranjero contratado se le podía pagar más que a sus colegas cubanos por igual trabajo realizado. Lo que a veces ocurría era lo contrario, algunos empresarios inescrupulosos pagaban menos a los extranjeros (sobre todo a los asiáticos) que a los cubanos.
 
Ni las leyes vigentes, ni los sindicatos, ni obviamente los trabajadores y profesionales cubanos afectados  habrían permitido semejante atropello. Y era impensable que el Gobierno les pudiese confiscar  sus salarios.
 
A Cuba llegaban personas de todas partes en busca de buenos empleos,  o para sumarse como profesionales, inversionistas o empresarios al boom económico de la Isla. Solo entre 1902 y 1930 llegaron 1,3 millones de inmigrantes y el país duplicó su población, según estadísticas del entonces Ministerio de Hacienda.
 
En seis años (1924-1930) arribaron a Cuba 43.597 inmigrantes por año como promedio, una cifra igual a la de los cubanos que en los últimos 10 meses han emigrado a Estados Unidos. En esos primeros 28 años de vida republicana, arribaron 774.123 españoles, así como 190.046 haitianos y 120.046 jamaicanos para trabajar  principalmente en las plantaciones de caña y la industria azucarera.
 
También llegaron  34.462 norteamericanos,  19.769 ingleses,  13.930 puertorriqueños, 12.926 chinos, 10.428 italianos, 10.305 sirios, 8.895 polacos, 6.632 turcos, 6.222 franceses, 4.850 rusos, 3.726 alemanes y 3.569 griegos.
 
Fama de buenos constructores
En los años 40 y 50 se dispararon las inversiones extranjeras y nacionales, y por ende las construcciones. En los últimos 12 años anteriores a la llegada al poder de Fidel Castro se edificaron fábricas, grandes hoteles, decenas de edificios altos, entre ellos el Focsa, el hotel Habana Hilton, y el Someillán, los más espigados del Caribe y Centroamérica.
 
El empresario norteamericano Conrad Hilton, al inaugurar personalmente el hotel habanero, en marzo de 1958, destacó que ese era el más grande y más alto hotel de toda América Latina y el mayor de su cadena hotelera a nivel mundial. 
 
Se erigieron refinerías de petróleo, plantas procesadoras de níquel, grandes edificios de apartamentos y de oficinas, restaurantes, puentes, avenidas y autopistas como las del Circuito Norte, Circuito Sur, la autopista Monumental, la Vía Blanca, la Vía Mulata y la Autopista del Mediodía; hospitales y clínicas, un túnel  por debajo de la bahía habanera y dos bajo el río Almendares; los monumentales edificios de la Plaza Cívica,  y el Coliseo de la Ciudad Deportiva.
 
Todas esas obras, con la máxima calidad internacional, algunas únicas en Latinoamérica, contaron con la pericia de los obreros cubanos de la construcción, de los arquitectos, ingenieros y otros especialistas, que obtuvieron así un merecido prestigio internacional.
 
Pero llegaron los Castro y todo cambió. A fines de los años 60, Fidel creó el Sector de la Construcción y esa actividad comenzó a ser militarizada, sobre todo al colocar como jefe, en 1971, al gran represor Ramiro Valdés.
 
Dicho sector incluía cuatro organismos: Desarrollo de Edificaciones Sociales y Agropecuarias (DESA), Construcción Industrial (CI), Desarrollo Agropecuario del país (DAP), e Industria de Materiales de Construcción (IMC), dirigidos por comandantes y capitanes de la Sierra Maestra desde "puestos de mandos" con métodos militares. 
 
Paralelamente, el dictador creó las microbrigadas, integradas por empleados de oficinas, profesionales y trabajadores ajenos a la construcción, para edificar viviendas  con jornadas extenuantes de 10 horas diarias, violatorias de las propias leyes cubanas. La militarización y las microbrigadas destrozaron la fama de Cuba en esa vital actividad económica, tan bien ganada antes de 1959.
 
Según el Ministerio de la Construcción (MICONS) hay en el país unos 100.000 trabajadores de la construcción. De ellos, 20.000 son burócratas, es decir un burócrata por cada 4 trabajadores y técnicos al pie de obra.
 
El sistema impide la eficiencia
Pero miles de esos trabajadores y técnicos están ociosos. La calamitosa economía cubana no da para edificar casi nada que no sea para el sector turístico, y siempre que sean obras financiadas, gestionadas y apoyadas técnica y materialmente por empresas foráneas, como es el caso de la Manzana de Gómez.
 
Luego de construidos los hoteles tienen que ser administrados por compañías también extranjeras, pues tampoco hay en Cuba personal debidamente entrenado y conocedor de la industria hotelera internacional, inmersa en un mercado cada vez más competitivo.
 
Por eso hay ya en la Isla 20 cadenas hoteleras, incluyendo el grupo norteamericano Sheraton, que administran cerca de 70 hoteles, aunque  todos vigilados por "segurosos" de las FAR y el MININT,  propietarios de esos hoteles.
 
En fin, como se puede apreciar, todos los factores que han ocasionado esta gran humillación nacional son responsabilidad exclusiva del régimen castrista. Lo más vergonzoso aquí es que probablemente Raúl Castro acordó con Bouygues salarios mayores que esos 1.500 euros mensuales que pagan a los indios. En ese caso, a la compañía francesa le sale más barato y productivo importar obreros que pagarles a los nacionales, quienes al ser esquilmados tan escandalosamente tienen todo el derecho del mundo a trabajar mal.
 
Moraleja: si los constructores cubanos recibieran los 1.661 dólares que perciben sus colegas asiáticos la pericia cubana constructiva pretérita, ya mencionada, y la confiabilidad se abrirían camino a pasos agigantados. No habría albañiles de la India frente al Parque Central de La Habana.
  
Atraso en las obras de remodelación a la Manzana de Gómez por la mala paga: https://www.gabitos.com/Cuba_Eterna/template.php?nm=1468853190
 
manzana-de-gomez.jpg (1024×683)
 
  


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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: cubanet201 Enviado: 31/07/2016 15:36
La razón de lo irrazonable
¿Cómo es posible que los obreros calificados que han participado en la restauración de la Habana Vieja no
puedan trabajar en unas obras de reacondicionamiento para hoteles de lujo, en manos de una empresa francesa?
 
INDIOS+EN+LA+HABANA.jpg (1280×720)
Trabajadores de la India caminan hacia la zona donde almuerzan,
luego de la jornada matutina en la renovación de una instalación hotelera en La Habana.
Waldo Acebo Meireles - Cuba Encuentro
La noticia de inicio produce estupor y después una profunda irritación: una empresa francesa acondicionando unas edificaciones habaneras como hoteles de lujo está importando mano de obra desde la India y les paga a los indios (que no son necesariamente hindúes) la impensable cantidad para un cubano de €1.600 mensuales que equivalen a alrededor de $1.760, los cuales a su vez serían unos 42.240 pesos cubanos, es decir casi 100 veces lo que gana un médico o un maestro.
 
¿Cómo es posible que unos electricistas, plomeros y albañiles de la India ganen más que un profesional cubano en Cuba?
 
¿Cómo es posible que con los altísimos niveles de desempleo que existen en Cuba, se importe mano de obra?
 
¿Cómo es posible que los obreros calificados que han participado en la restauración de la Habana Vieja no puedan trabajar en estas obras de reacondicionamiento?
 
Estas preguntas no tienen respuestas fáciles.
 
El apartheid que durante años mantuvo alejados a los cubanos de los hoteles, ahora se instaura en su edificación. Lo inaudito es que esos hoteles, en que ahora laboran los obreros indios, son mayoritariamente propiedad de los militares que conforman la cúpula gobernante del país que se supone deberían defender los intereses de los trabajadores cubanos.
 
¿Qué razonamiento económico se encuentra detrás de la decisión de esa empresa extranjera al importar mano de obra desde la India? Si conocemos que el salario mínimo en la capital de la India. Delhi, es de $126 mensuales y en regiones del interior puede llegar a la mitad de esto, entonces podemos suponer que ofrecer $1.760 debe atraer a la crema y la nata de los obreros calificados de la India. Por otra parte estarían pagándoles a los indios un poco más del salario mínimo en Francia que es de unos $1.615 mensuales, es decir que desde el punto de vista de la corporación francesa no es tan mal negocio.
 
No sabemos si los pasajes, el albergue y el transporte interno lo pagan los contratistas o se lo descuentan a los obreros indios. De cualquier forma no debe ser un mal negocio ni para uno, ni para los otros, ya que si se lo descuentan, no será como le hicieron a los otros asiáticos (los chinos contratados en el siglo XIX que jamás terminaban de pagar) ni creo que se vean obligados a comprar en las “tiendas de raya” como a los trabajadores del campo en Cuba en el siglo XX.
 
Pero la verdadera razón que ha llevado a esa empresa francesa a acudir a la contratación de indios es una experiencia de otra empresa francesa, la Pernod Ricard, que abrió una destilería de ron en San José, actual capital de la provincia de Mayabeque, y de acuerdo a un testigo de todo lo que ocurrió, ellos se ajustaron a las “normas” impuestas por Cuba: le pagaban en divisa a la empresa cubana para la contratación de mano de obra (ACOREC S.A.) estos le daban a los trabajadores dos pesos (CUP) por cada CUC a los cuales eran convertidos los euros, y todos felices.
 
No tan felices, los franceses comprendieron, que ese sistema no estimulaba al trabajador y empezaron a hacerles pagos directos a los trabajadores en CUC por la “izquierda”, por debajo del tapete, y entonces así eran todos felices de verdad. Según mi informante allí no se perdía ni un tornillo y la planta funcionaba de manera perfecta. La gente se mataba por agarrar un puesto de trabajo en la ronera y los que lo tenían vivían “en el mejor mundo posible” como diría Pangloss.
 
En la práctica se creó un embrión de “aristocracia obrera” en el decir de los marxistas, que consumían como los jerarcas del régimen, y eso no es un buen ejemplo para el resto del proletariado; regañaron a los dadivosos franceses y se acabó con la práctica de “sobornar” a los puros y honestos empleados y con ello empezó la catástrofe: los obreros comenzaron a robarse las etiquetas, las tapas, las botellas, llenas y vacías, y todo lo que le produjese algún beneficio, se convirtieron entonces en “lumpen-proletariado”.
 
Esa es la historia y cuál es su moraleja, lo que dijeron los redactores del informe al Congreso norteamericano sobre las posibilidades de inversión en Cuba[1]:
 
“El gobierno cubano rara vez toma decisiones económicas basadas en factores puramente económicos, más bien, las consideraciones políticas y sociales a menudo se toman en cuenta”.
 
En este caso, como en tantos otros, al gobierno no le interesa el bienestar de los cubanos, ni tan siquiera la viabilidad de una inversión económica, lo que le interesa es mantener al pueblo sometido, por ello los franceses contrataron a trabajadores de la India y el Gobierno cubano lo aprobó, y lo seguirá haciendo, aunque eso disminuya sus ingresos pero no “enriquecerá” a los albañiles, electricistas y plomeros cubanos.
                                          Fuente Cuba Encuentro


 
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