Por Hildebrando Chaviano Montes | La Habana | Diario de Cuba
A finales del siglo XIX, EEUU entró a formar parte de la prolongada guerra que sostenían Cuba y España. Aquella intervención dio fin a la contienda y los ocupantes norteamericanos ayudaron a organizar la nueva república. Fueron establecidas leyes e instituciones que permitieron la transición hacia una nación civilizada.
En 1902, EEUU finalizó la ocupación y Cuba fue al fin libre e independiente, aunque todavía bajo la tutela del vecino norteño que cuando no intervenía para resolver alguna que otra familiar trifulca entre cubanos, amenazaba con hacerlo.
Pero en 1959 las cosas cambiaron para Cuba y visto en perspectiva, no precisamente para bien. Como en un regreso a la etapa colonial, de pronto nos vimos gobernados por un capitán general que se convirtió en sátrapa de una potencia extranjera, desdibujando lo que hasta el momento había sido un país con identidad cultural y economía en crecimiento para convertirlo en una caricatura de república soviética con el ruso como segunda lengua y dependencia absoluta. Después, abandonado a su suerte por la metrópoli euroasiática, terminó a escobazos rabiosos con lo que quedaba.
Por eso sufrimos el tenebroso "Periodo Especial" para tiempo de paz que anunció como el fin de los tiempos. Entre los capitanes generales que le antecedieron solo Valeriano Weyler puede comparársele por los resultados macabros.
Hoy el capitán general sucesor busca con desespero una nueva metrópoli pero al parecer en el siglo XXI están en falta. Cuba está madura, más bien pasadita, pero nadie la recoge. Aquello de que EEUU quiere apropiarse de la Isla es un cuento, nadie en su sano juicio en EEUU desearía a Cuba como una estrella más de la Unión Americana, ni siquiera como Estado libre asociado. Cuba es un barril sin fondo donde la ambición de los gobernantes, la corrupción, la improductividad y la indisciplina, arrastrará a inversores bien intencionados y se tragará países enteros por poderosos que sean.
La mítica fruta madura parece estar condenada a secarse en la mata sin que nadie la recoja. El estorbo es una generación obsoleta que se empeña en utilizar el anacrónico sistema estatal planificado de producción y distribución de las riquezas, el mismo que no permite que se produzca nada, por lo que al final no hay nada que distribuir.
Nunca, y esta es una palabra grande, se ha cumplido en Cuba ningún plan o programa agrícola, industrial, económico o social. El éxito alcanzado por el Gobierno comunista cubano en acumular fracasos más bien ha convertido el país en la fruta prohibida, o el arrecife donde naufragan lo mismo idealistas que tontos, papas y Presidentes, inversores y guerrilleros.
Quizás sea esa una de las razones por las que el presidente Obama le dijo a los cubanos, a todos, que el problema de Cuba es responsabilidad de los cubanos. "¡Solavaya!", pensaría Obama cruzando los dedos. "¡Qué país!", diría molesto y castizo el general Resóplez, personaje de dibujos animados creado por Juan Padrón. Y es que la situación cubana se encuentra a medio camino entre Cecilia Valdés y La Tremenda Corte, Cirilo Villaverde o Leopoldo (Tres Patines) Fernández. El país da ganas de llorar, pero da risa; el orgullo y el hambre no se llevan bien.
Los cubanos son expulsados de Ecuador, Colombia y Centroamérica como apestados, a pocos nacidos en la Isla se les habría ocurrido antes de 1959 ir a carenar a países que en todos los órdenes estaban por debajo de Cuba. Es cierto que el destino final preferido de estos migrantes es EEUU, pero aun así muchos prefieren quedarse en cualquier otro lugar, incluida Haití, antes que regresar.
La propaganda histérica del régimen de La Habana de que EEUU tiene como objetivo apoderarse de Cuba es ridícula, lo único de verdadero valor en Cuba son los cubanos y si las cosas no cambian rápido acabarán por mudarse en masa al país del norte. De hecho, desde el mismo año 1959 la temida invasión está en marcha, pero en sentido inverso.
La fruta está madura y lo peor es que no hay nadie dispuesto a cogerla. Venezuela tiene sus propios problemas, la madrecita Rusia ni hablar, para China "papelito (verde por supuesto) jabla lengua", y a los estadounidenses la simple mención del Mariel les trae malos recuerdos. De Raúl Castro y los cubanos depende qué se hace con Cuba.