Una mujer con la bandera de USA en sus pantalones camina La Habana
¿El fin del embargo a Cuba?
El embargo a Cuba, uno de los pilares de la política norteamericana hacia la isla durante más de medio siglo, amenaza con venirse abajo.
Desde hace tiempo hay un movimiento en el Capitolio de Washington por eliminar la vieja medida que no ha logrado expulsar a los Castro del poder.
Pero ahora, una mayoría de los propios exiliados cubanos también desea el levantamiento del embargo, según una encuesta reciente de la Universidad Internacional de la Florida (FIU), reflejada en el artículo Encuesta de FIU: Cubanoamericanos de Miami apoyan eliminar el embargo, de la periodista Nora Gámez Torres [el Nuevo Herald, 14 de septiembre].
Es la primera vez en la historia del exilio cubano que más de la mitad de los encuestados (el 54.3 por ciento) está a favor de la eliminación del embargo. Además, una elevada cifra del 74.4 por ciento de los participantes en el sondeo piensa que el embargo no ha funcionado “para nada” o no ha funcionado muy bien.
En el 2014, solamente el 45 por ciento se opuso al embargo.
Ha llovido mucho desde que el embargo se impuso en octubre de 1960 y después llegó a ser prácticamente total en febrero de 1962. La dinámica de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos ha cambiado, sobre todo desde el 17 de diciembre del 2014, cuando el presidente Barack Obama anunció el deshielo entre ambas naciones y comenzó un proceso de acercamiento.
También ha cambiado la composición generacional del exilio cubano, con la llegada constante de inmigrantes jóvenes que nacieron mucho después de la explosiva primera etapa del régimen castrista. Este grupo favorece más el levantamiento del embargo y el fin de las restricciones a los viajes que los exiliados de más edad.
No obstante, desean mantener la Ley de Ajuste Cubano y la política de pies secos/pies mojados, que muchos consideran un estímulo a las recientes oleadas de inmigrantes cubanos que tratan de llegar a Estados Unidos cruzando varios países de América Central. Los nuevos exiliados no quieren cerrarles las puertas a los que han quedado atrás.
Los cambios están escritos en la pared. Pero hasta ahora, se han dado más pasos decisivos en la orilla norte del Estrecho de la Florida. En Cuba, el régimen castrista sigue anclado en una retórica gastada que tiene más relación con la pasada época de la Guerra Fría que con los tiempos actuales de deshielo.
Un ejemplo de la terquedad del régimen cubano es su negativa a permitir que el personal de origen cubano de aerolíneas norteamericanas que vuelen a Cuba pase la noche en la isla. Es una medida arbitraria que pone en duda la disposición del gobierno de la isla a normalizar plenamente las relaciones.
Una flexibilización en las regulaciones de las visitas a la isla de los cubanos que residen en Estados Unidos –que deben pagar un costo oneroso en pasaportes y otros gastos– indicaría que el gobierno cubano está dispuesto a hacer concesiones en un tiempo de cambios.
Pero sobre todo, que el régimen deje de agredir, golpear y encarcelar a la oposición pacífica sería una señal oportuna de que la nueva política de acercamiento está dando los resultados que el embargo no consiguió.
El NUEVO HOMBRE CUBANO