Es la frase que resume el desengaño de alguien que alguna vez
confió en la Revolución de Fidel Castro, como muchos de su generación.
De La Habana me mandó una carta escrita a mano y toda su tristeza
Volver a Cuba:
"Los jóvenes por lo menos están a tiempo de escapar"
Por Ania Liste
Cuando me fui de Cuba, tardé seis años en volver. Fue en julio del 2007. Cuando logré comprender lo que vi, publiqué en mi blog un post, "Lejanía forzada". Entonces escribía: "Lo peor fue el encuentro con los antiguos amigos de mis padres. Pertenecen a la generación que lo dio todo por la Revolución del 59, desde la creencia más cristalina. La mayor parte de ellos se reconocen estafados. Y viven en solitario, tristísimos: sus hijos optaron por abandonar la isla, hartos de una existencia en la que no eliges. Los que están en el poder, lo hacen por ti".
A mis pocos amigos que quedan en Cuba, los vi intentando sobrevivir, ahogados. Muchos, buscando la manera de encontrar otras posibilidades fuera de la isla. Y una gran multitud, de conocidos, sumergida en la simulación: disfrazados de lo que no son".
Actualmente llevo ocho años sin visitar La Habana. Y definitivamente, nada echo de menos. La ciudad en la que mis padres se encargaron tuviese una infancia muy feliz, ya no existe. Alguien muy cercano acaba de regresar de la isla. Hemos pasado el fin de semana reviviendo todo lo que observó y escuchó. Comparto aquí algunas de las historias.
Hospital Oncológico, El Vedado. Para las sesiones de radio y quimioterapia no basta con que usted lo necesite mucho, como todos los enfermos de cáncer. Ya no. Ahora sus facilidades para suplir la necesidad de quienes trabajan en el Oncológico, es lo que impera. Le dicen a su familiar que la máquina se ha fastidiado, que hoy no tendrá sesiones. Y al poco rato ve que otro paciente está en el tratamiento, porque como se dice en Cuba, "le dieron un salve" al técnico a cargo de las sesiones.
Restaurante Cafetería El Carmelo (al costado del Cine Riviera), El Vedado. Ahora se llevan las cartas sin precio. Mucho más si los camareros detectan que usted ya no vive en Cuba. Y sorprendentemente, por una limonada le pueden cobrar 5 CUC. Y quedarse tan tranquilos. En este capitalismo desordenado que se instaura poco a poco en La Habana, todos quieren "resolver".
Gran Caribe Club Carey, Varadero. A la hora de almorzar o comer en este todo incluido, los camarones y la carne de res aparecen y desaparecen "milagrosamente". Da igual que usted haya pagado íntegramente su reservación; para las mesas que no ofrecen generosas propinas a los camareros la oferta no es tan variada. Le dicen que se acabaron los camarones, pero si el señor de tres mesas más allá dio propina, para él si hay.
Más allá de las anécdotas, Cuba parece estar a la deriva. La isla una vez más se hunde. Y desesperados, muchos huyen. Un análisis de Pew Research Center reveló que durante los primeros 10 meses del año fiscal 2016, 46.635 cubanos llegaron a Estados Unidos a través de las fronteras.
Quienes no encuentran cómo irse, subsisten. De La Habana, junto con las historias que aquí he compartido, me llegó una carta. La persona que la escribió resume todo en pocas palabras: "Los jóvenes por lo menos están a tiempo de escapar. Los viejos no, los viejos estamos jodidos".
El mar les puede dar la libertad, pero tambien les puede dar la muerte