Ya sabéis que los miembros de la Iglesia Católica además del voto de pobreza y el de obediencia tienen otro, incluso más controvertido que los anteriores, que es el de castidad. Esto implica que aunque se empeñen en darnos lecciones sobre el amor de pareja, en la realidad si cumplen a rajatabla con sus promesas, su sapiencia sobre el tema se ciñe a lo teórico. Pero a pesar de ser hombres y mujeres de Dios, no dejan de ser meros humanos débiles frente al pecado, que es gustoso y abundante.
Hoy os contamos una historia de incumplimiento de dicho voto de castidad pero afortunadamente con final feliz y que no salpica oscuras historias que van más allá de romper las leyes de Dios sino leyes civiles y morales. La historia la protagonizan dos monjas franciscanas lesbianas que han colgado sus hábitos totalmente enamoradas para contraer matrimonio, entre ellas claro está.Con gran impacto en la opinión pública, dos ex monjas, una italiana y una sudamericana, se casaron en la localidad italiana de Pinerolo, cerca de Turín, informa la prensa italiana.
Aquí os dejo la historia de amor con un final feliz a la italiana.
Federica, tiene una licenciatura en Filosofía y una vida de dedicación a distintas misiones religiosas por todo el mundo. Isabel también viajó por buena parte del planeta para ayudar a personas marginadas y a adictos a las drogas. Ambas supieron desde muy jóvenes que tenían devoción por la labor religiosa y decidieron dedicar sus vidas a trabajar por la Iglesia. Sin embargo, estas dos monjas franciscanas de una congregación italiana acaban de colgar los hábitos para poder casarse.
“Salimos del convento pero no dejamos la Iglesia y no nos olvidamos de la fe”, dijo Isabel que, para llegar al día del matrimonio-unión civil, debió hacer todos los pasajes formales en el Vaticano, a fin de hacerse quitar los votos y dejar el velo.
Federica es la que vive la situación personal más difícil, porque pertenece a un pequeño pueblo del sur de Italia. “No solo deberé decir a mi padre que no soy más monja sino que también estoy feliz por casarme con Isabel”.
Dieron a conocer que el alcade de la localidad, Luca Salvai, fue el encargado de formalizar el enlace matrimonial entre la italiana Federica y la sudamericana Isabel. Como la prensa había tenido conocimiento de la fecha del enlace, la boda fue adelantada un día para esquivar a los curiosos.
La ceremonia civil la celebró el alcalde de Pinerolo, Luca Salvai, que pertenece al movimiento 5 Estrellas de Beppe Grillo, en gran alza entre la opinión pública como alternativa antisistema.
Al padre Barbero, el diario de Turín “La Stampa”, le preguntó: “¿Cómo nació su amor mutuo?”. “Lentamente, conociéndose, comprendiéndose, probando un sentimiento profundo. Será bello tenerlas aquí, en nuestra comunidad de diálogo y oración”, responde el cura en conflicto con las cumbres de la Iglesia. El padre Barbero se considera “un cura hasta la punta de los cabellos: hago el sacerdocio todo el día”.
Las dos mujeres son ex monjas para el Vaticano, tienen la misma edad, 44 años. Isabel viene de la América del Sur y con la unión con Federica podrá quedarse si problemas en Pinerolo.
En teoría habían programado una festividad religiosa oficiada por el ex cura Franco Barbero, a quien el Vaticano excomulgó en 2003 por su proximidad con la comunidad homosexualidad. "Yo todavía me siento un cura de los pies a la cabeza", dijo. Y agregó: "no es la primera vez que caso a dos monjas".
El padre Barbero dice que “son dos personas bellas, con laureas universitarias importantes”. Tienen “una fe muy intensa y se conocieron tres años atrás: han reflexionado largamente y el camino fue atormentado”.
"Todavía me siento un cura hasta los globos oculares". "Me encanta mi iglesia y hago labores de sacerdote a tiempo completo. Fue a través de las redes sociales que conocí a Isabel y Federica", explicó, y aseguró que no es la primera boda entre monjas que oficia.
En 2016 con la unión de Isabel y Federica, suman veinte ceremonias religiosas para fieles del mismo sexo.
Isabel y Federica quieren que su sueño valeroso sea reservado, han pedido el anonimato.
“No es por miedo a los perjuicios”, dijon Federica a “LA STAMPA”. “no nos interesa la celebridad, queremos vivir serenamente nuestro amor y encontrar un nuevo trabajo”.
Italia, un país de arraigada tradición católica, legalizó este año los matrimonios entre personas del mismo sexo. Es uno de los últimos países de la UE en hacerlo.