John Lenno nació en Liverpool,
un 9 de octubre de 1940, muere 8 de diciembre del año 1980
Estatua del John Lennon, en un parque de La Habana
Por Karla Barro → El Nuevo Herald
La vida es aquello que nos ocurre mientras intentamos hacer otros planes. Esto lo dijo en 1980 el fundador de los Beatles y así le ocurrió en realidad el día de su muerte. También a todos los miles de seguidores que este domingo 9 de octubre recordarán a John Lennon, la leyenda, en el 76 aniversario de su nacimiento, rindiéndole homenaje en el Jardín de la Paz, parque que fue creado por su viuda, Yoko Ono, y bautizado como su canción: Imagine. Está situado en el mismo centro del Parque Central de New York y cada año, la multitud de sus fans acostumbra corear con emoción, la hermosa canción: “Imagina a todo el mundo viviendo la vida en paz y amor…”. Su música habla a la gente de cualquier clase, nación, raza, edad y por eso es que tantos jóvenes de hoy, que nunca lo conocieron, lo valoran, no sólo como músico, sino también como líder pacifista.
También en un parque de La Habana, en la calle 17 y 8 en el Vedado, existe desde el año 2000 una estatua de bronce de John Lennon, hasta con sus espejuelitos redondos, sentado en uno de los bancos de hierro del parque, a donde muchos cubanos asisten en esta fecha también, a rendirle tributo con enorme respeto. Pero todo el año hay gente que pasa por allí a saludarlo, muchos le llevan flores, algunos llevan su guitarra y cantan sus canciones y otros se sientan a su lado a contarle, como a un amigo de toda la vida, sus tristezas y alegrías. Creo que todos los habaneros conocen este monumento y quizás piensen que si John estuviera vivo seguramente también estaría pensando como ellos: “Nada puede ser prohibido eternamente”.
Pocas veces escribo sobre asuntos personales, amigos lectores, pero hoy deseo compartir con todos una anécdota auténticamente real, que nos ocurrió en Cuba durante los años que vivimos peligrosa y reprimidamente. Fueron aquellos desgraciados años en que se creó la UMAP (Unidades Militares de Ayuda a la Producción), década del 60 al 70, en que casi todas las personas de mi generación recordarán un programa de radio muy popular, Sorpresa Musical, que se escuchaba al mediodía en toda la Isla y tenía una audiencia mayor que los discursos interminables y reiterativos, como un disco rayado, del Innombrable Mandamás. Lo dirigía y hacía la locución, Chucho Herrera, mi marido desde hace casi medio siglo, que no ha muerto, como muchos piensan en Cuba y Miami, y hoy lo tengo aún aquí a mi lado, vigilándome mientras les escribo esto, para que no les mienta (cosa que jamás hago).
Bueno, por entonces, como él también era rapsoda, recitaba hermosos poemas que enamoraban a todos y más aún a todas. Pues Chucho, rebelde siempre, con y sin causa, fue el primero en poner en su programa radial las canciones de los Beatles y de otros muchos cantantes del momento, también prohibidos y censurados por el régimen entonces, desobedeciendo sin temor ni pudor, las orientaciones de la dirección general de la Emisora Radio Liberación.
Un buen día, estando Chucho en la cabina del Estudio de radio, a punto de salir al aire con el programa, entró el Director General de la Emisora, el Comandante “Papito” Serguera, famoso por su labor como Fiscal durante los juicios y fusilamientos a inicios de la Revolución, y le dijo a Chucho: “¡Chico, a ti te gustan mucho esos Beatles, ese Lennon…, esos marihuaneritos ingleses, ¿no?... y el galleguito homosexual ése de Raphael… Y te encanta el mafioso de Fran Sinatra, ¿eh?” Y Chucho protestó, incrédulo: “¡Pero Comandante, si son los mejores cantantes del mundo en estos momentos, los más famosos…, por favor!” Y Papito le interrumpió drástico y dictatorial, imitando con sus gestos y voz a Fidel, como era su costumbre: “¡Pues desde hoy, por conflictivo y protestón, te vas a ir castigado para Baracoa!, ¿sabes?... ¡Estarás allá, cortando caña, hasta que yo me acuerde de ti, Chucho Herrera! ¡Coge la mochila y arranca!”.
¡Tremendo crimen y castigo! Y con este magistral acto de censura, que no sólo fue un gesto de abuso de poder, al uso, sino también de patética ignorancia musical y cultural, terminó lamentablemente aquel programa de Sorpresa Musical que escuchaban 10 millones de personas diariamente, del Cabo de San Antonio a la Punta de Maisí. Y Chucho, el impenitente conflictivo, se fue, injustamente castigado al campo, a cortar caña por largo tiempo, con su enorme talento metido en la mochila y su hermosa voz enmudecida a la espalda, diciendo pestes del zar de la radio y la TV.
Por eso hoy, después de 38 años en el exilio, nos da cierta alegría conocer los cambios que poco a poco surgen en Cuba, porque ya se puede escuchar a los Beatles, sin censura ni castigos, y que como un milagro existe esa estatua de John Lennon en un parque de La Habana, algo impensable allí, en nuestra juventud. Les sugiero a los compatriotas habaneros que pongan junto a la estatua un cartel que diga: “Prohibido prohibir”. Ese es también mi lema personal. Estoy segura que a John Lennon le encantaría.
Asesinato y funeral de Lennon
Alrededor de las 10:50 p. m. del 8 de diciembre de 1980, poco después de que Lennon y Yoko Ono volvieran al Dakota, el apartamento de Nueva York donde vivían, Mark David Chapman disparó contra Lennon por la espalda cuatro veces en la entrada al edificio. Fue llevado a la sala de emergencia del cercano Hospital Roosevelt y fue declarado muerto a su llegada a las 11:00 p. m.
Al día siguiente, Yoko Ono emitió una declaración, diciendo: «No hay funeral para John», concluyendo con las palabras, «John amaba y rezaba por la raza humana. Por favor, hagan lo mismo por él». Su cuerpo fue incinerado en el Cementerio Ferncliff en Hartsdale, Nueva York. Ono esparció sus cenizas en Central Park, donde más tarde se creó el monumento conmemorativo Strawberry Fields. Chapman fue declarado culpable por asesinato en segundo grado y fue condenado a cadena perpetua en prisión, con posibilidad de conseguir la libertad condicional pasados los veinte años de reclusión; actualmente aún permanece en la cárcel, después de haberle sido negada en repetidas ocasiones la libertad condicional.
Karla Barro es escritora, dramaturga y periodista cubana.
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