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General: SIDA: El paciente CERO fué un invento de la prensa, NO EXISTIÓ
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: cubanet201  (Mensaje original) Enviado: 27/10/2016 14:37
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                                                                                                                                                             Gaetan Dugas
Así comenzó la expansión del VIH
Gaetan Dugas, el falso 'paciente cero'
      Rocío R. García Abadillo- Madrid - EL MUNDO  
Andrew Beckett, el abogado interpretado por Tom Hanks en Philadelphia, tuvo que enfrentarse al doble estigma que suponía en los años 80 y 90 ser homosexual y tener sida. El desconocimiento y el miedo de la población ante un virus que infectaba cada vez a más gente, que en ese momento moría, hizo que se levantaran muros contra los enfermos. Cuando las personas sienten amenaza tienden a buscar un culpable y en el caso del VIH le tocó a Gaetan Dugas, el conocido como Paciente Cero, sobrenombre que se debió a un error y le llevó a ser uno de los pacientes más demonizados de la historia.
 
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Durante años Dugas ha sido el chivo expiatorio acusado de transmitir el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) en EEUU y en todo el mundo, a pesar de que la comunidad científica ha insistido varias veces en que era imposible que fuera labor de un solo hombre y de forma tan rápida. Un nuevo estudio que publica la revista Nature demuestra que la denominación Paciente Cero procede de un error al acuñar el término en un estudio realizado a inicios de los 80; que esa persona etiquetada como el primer caso no era en realidad el primero, sino uno de los muchos infectados; y que el virus no llegó a EEUU directamente de África, sino que procedía del Caribe y de ahí saltó a Nueva York, desde donde se extendió amplia y rápidamente por todo el país.
 
El trabajo conjunto entre Richard McKay, investigador del Departamento de Historia y Filosofía de la Ciencia de la Universidad de Cambridge, y Michael Worobey, experto en evolución de virus y director del Departamento de Ecología y Biología Evolutiva de la Universidad de Arizona -que lleva años centrado en la elaboración de un árbol filogenético (una especie de árbol genealógico del virus) del VIH presente en EEUU-, permite, además de limpiar el nombre de Dugas, esclarecer los primeros movimientos del virus en territorio estadounidense y entender cómo se mueven los patógenos a través de las poblaciones, lo que puede llevar a detectar antes el virus.

¿Pero, quién era Gaetan Dugas y por qué fue señalado como el principal culpable de la epidemia? Dugas era un auxiliar de vuelo de la compañía Air Canadian. Rubio, atlético y con bastante éxito entre los gais. Él mismo confesó que había tenido más de 2.500 compañeros sexuales. Ante los vínculos que se daban entre varios hombres homosexuales y el sida en Los Ángeles, los Centros de Control de Enfermedades (CDC) de EEUU realizaron en el año 82 un estudio en el que preguntaban a esos hombres por el nombre de sus contactos sexuales. Hubo una conexión que se repetía varias veces, aunque se trataba de alguien que no era de California: el caso 057, un empleado de aerolínea que precisamente por su trabajo viajaba mucho. Entre sus contactos sexuales también había hombres de Nueva York.
 
En el estudio se utilizó un sistema de codificación para identificar a los pacientes donde se indicaba la letra de la ciudad y se numeraba, por ejemplo, LA1 (Los Ángeles 1) o NY2 (Nueva York 2). En el caso 057 se nombró 'outside of California' (fuera de California) y se abrevió con la letra 'o'. El símbolo empezó a interpretarse como un dígito y del Paciente O se pasó al Paciente 0 (Cero). "Cero es una palabra con gran capacidad. Puede no significar nada, pero también puede significar el comienzo absoluto", explica Richard McKay.
 
El estudio de Los Ángeles se expandió. Más del 65% de los hombres informaron de más de 1.000 parejas sexuales en su vida, pero la mayoría sólo podía ofrecer unos pocos nombres. La información que proporcionó el caso 057 (Dugas) era la más amplia, hasta 72 nombres de los cerca de 750 contactos que había tenido los tres últimos años. Su característico nombre facilitaba que otros lo recordaran y el mismo año en que se publicó el estudio, 1984, Dugas falleció. Para rematar su fama, el periodista y activista Randy Shilts usó años después esa investigación para escribir su libro sobre la crisis del sida And the Band Played On (Y la banda sigue tocando).
 
Retrataba a Dugas como una persona con comportamiento promiscuo y arriesgado, aspecto que usó para la promoción ante la prensa. La leyenda hablaba de un hombre atractivo y muy activo en los cuartos oscuros tan de moda en la época que tras mantener relaciones sexuales enseñaba sus lesiones cancerosas (sarcoma de Kaposi) y les decía que tenía el cáncer gay, como se llegó a denominar en los primeros momentos de la enfermedad.
 
McKay describe la misma expresión Paciente Cero como "infecciosa". "Con la acuñación accidental del término por parte de los CDC y los instintos narrativos bien afilados de Shilts se consolidó una fórmula infecciosa que se convirtió en la forma que se utilizaría en posteriores epidemias ya que 'primer caso' o 'caso primario' no tienen el mismo impacto", asegura McKay. "Culpar a otros, sean extranjeros, pobres..., a menudo sirve para establecer una distancia de seguridad imaginaria entre la mayoría y los grupos o individuos identificados como amenazas", continúa el investigador, que concluye diciendo que la crisis del sida en EEUU fue la "historia de una difamación" del Paciente Cero y que espera que este estudio haga pensar a periodistas, investigadores y público antes de usar ese término.
 
Las evidencias para señalar la falacia del Paciente Cero las ha proporcionado una nueva técnica molecular desarrollada por el equipo de Arizona que permite recuperar el material genético de muestras de sangre de más de 40 años y descifrar la secuencia genética del virus. "Para obtener la secuencia genética del VIH necesitas el ARN del virus. Ésta es una molécula extremadamente delicada compuesta por 10.000 nucleótidos y se degrada muy rápidamente", explica Michael Worobey. Mediante la técnica, que han llamado martillo neumático de ARN, descomponen el genoma humano en trozos diminutos superpuestos y extraen el ARN del virus. "Lo amplificamos con mucho cuidado sin dejar que el ARN de la célula se interponga", indica Worobey, que comenta que esta técnica podría utilizarse en bioensayos más sensibles para la detección de marcadores de cáncer o virus, entre ellos el Zika.
 
Los investigadores cribaron más de 2.000 muestras de sangre de 1978 y 1979 -procedentes de estudios más amplios hechos en Nueva York y San Francisco sobre hepatitis B. La técnica permitió recuperar ocho muestras (tres de San Francisco y cinco de Nueva York), aparte de la que se tenía de Dugas. A pesar de ser de las muestras más antiguas de Norteamérica, no pertenecían a las ramas más profundas del árbol filogenético, incluso del subtipo B (el predominante en EEUU). El genoma de Dugas tampoco se situaba al comienzo de ese árbol, sino más en el medio. Es decir, no era el primer caso en EEUU, ni siquiera del subtipo B, ni lo trajo directamente desde África, como también se había dicho como parte de su leyenda negra.
 
El árbol de evolución del VIH muestra que los genomas de los años 70 y la epidemia de EEUU en su conjunto "están anidados filogenéticamente dentro de la epidemia de subtipo B más antigua y diversa genéticamente de los países del Caribe", se indica en el estudio. Otros análisis también colocan las secuencias dentro del subtipo B del Caribe de Haití, República Dominicana, Jamaica, Trinidad y Tobago y los inmigrantes haitianos de EEUU (este último uno de los grupos donde más casos se habían detectado en esos primeros años del sida, cuando se conocía como la enfermedad de las cuatro 'h' por los colectivos en los que predominó: homosexuales, heroinómanos, hemofílicos y haitianos).
 
El estudio aclara de forma definitiva y precisa cómo llegó el VIH a América del Norte. El virus se originó, como ya se sabía, en chimpancés de África central en la primera mitad del siglo XX. Saltó al Caribe, con toda probabilidad a Haití, en torno a 1967 y de ahí a Nueva York aproximadamente en 1971. De Nueva York se extendió a San Francisco y otros lugares de California aproximadamente en 1976.La epidemia pasó desapercibida hasta que llegó a Nueva York. "En esta ciudad el virus encontró una población que era como yesca seca", en palabras de Worobey, lo que propició que el virus se propagara enormemente y de forma muy rápida, superando en infecciones efectivas al Caribe en 1977, aunque aquí había aparecido antes. "Para finales de los 70 el VIH se había diversificado en casi la misma diversidad genética que vemos hoy", concluye Worobey.
 
El falso 'paciente cero'
Rubio, de ojos claros, cuerpo atlético y personalidad arrolladora. Al canadiense Gaetan Dugas, homosexual, no se le resistía ningún hombre en la década de los 70 y principios de los 80. Era el inicio de la liberación sexual para los gais, la época del florecimiento de los cuartos oscuros en los bares de San Francisco (EEUU). Y allí estaba este auxiliar de vuelo de la compañía Air Canada para probarlos y disfrutarlos. Al principio, todos los homosexuales querían ser como él, sin complejos. Al final, todos le temían. Apareció el sida y él fue señalado como el 'paciente cero', como el culpable de la epidemia.
 
Da igual que teorías posteriores desmintieran este origen y que fuera imposible que un solo hombre diseminara el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) tan rápido por todo el mundo. El temor y el desconcierto inicial por un síndrome nuevo y mortal, que afectaba de forma desproporcionada a la comunidad gay y del que se desconocían sus causas crearon el clima necesario para que Gaetan Dugas se convirtiera en 'cabeza de turco'.
 
El dedo acusador se debe a varios factores. El auxiliar de vuelo era muy promiscuo (dicen los escritos sobre él que reconoció haber tenido sexo con más de 2.000 varones), viajaba mucho debido a su trabajo, por lo que tenía relaciones en distintos países y participó en un estudio epidemiológico en el que se le identificó con la letra 'o' -lo que derivaría en paciente '0'- y en el que se demostró que más de 40 de los primeros homosexuales infectados por el VIH habían tenido encuentros sexuales con él. El trabajo se publicó en la revista 'Journal of American Medicine' en 1984, el mismo año en el que Dugas murió. No hizo falta más. El canadiense fue señalado por todos, sin posibilidad de defenderse.
 
Poco después, el libro 'And the band played on' -que luego se convirtió en película- contribuyó a echar más leña al asunto. Escrito por el periodista Randy Shilts -activista homosexual y uno de los primeros reporteros en contar cosas sobre el sida-, narraba los inciertos comienzos de la epidemia, las luchas entre el gobierno y los médicos por investigar el nuevo virus y, entre muchas intrahistorias, también retrataba el comportamiento promiscuo y arriesgado de Dugas. Precisamente fue este último aspecto el que se utilizó para promocionar el libro y lograr la atención de la prensa. Objetivo que se cumplió con éxito.
 
Del rumor a la culpa
Del acusado como 'paciente cero', Shilts escribió que, a pesar de sufrir sarcoma de Kaposi -un tumor característico de la infección por VIH aunque por aquel entonces no se sabía- seguía acostándose con todos los chicos que podía sin usar protección. Y la leyenda siguió alimentándose. De boca en boca corrió el rumor de que había un hombre muy guapo que era muy activo en los cuartos oscuros de los bares y que, cuando acababa el acto sexual, enseñaba sus lesiones cancerosas a la pareja de turno y le decía: "Tengo cáncer, voy a morir y tú también". Verdad o mentira daba igual. La gente lo creyó.
 
'El hombre que nos dio el sida', llevó a su portada 'The New York Post'. 'El Colón del sida', tituló 'National Review'. Son sólo algunos ejemplos. Dugas fue demonizado por la prensa y por la sociedad.
 
Tras su muerte, miembros de los propios CDC (los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de EEUU) insistieron en que la idea de culpar a un solo hombre de la propagación del VIH era 'estúpida' y que si de algo sirvió el caso del mal llamado paciente 'cero' fue para demostrar que se trataba de un virus que se transmitía muy fácilmente a través de determinados comportamientos y, por tanto, también era prevenible si se evitaban esas actitudes de riesgo. Pero ya era tarde. Todavía hoy, tres décadas después, algunos siguen pensando en Gaetan como culpable.
 
FUENTE EL MUNDO



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